Pactólogos de guardia
La narración de los hechos
Tras un parón en Semana Santa, las negociaciones para formar Gobierno van a tutiplén. Pero hay varios relatos en marcha
Guillem Martínez 30/03/2016
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La política --es decir, algo aún peor: sus límites; lo que es su canon y su aberración-- transcurre en los medios. Al relatar, los medios no sólo relatan. Eliden o potencian regiones del relato, y fijan una idea de normalidad y de subnormalidad en la política. Eso ocurre aquí y en Lima. Dicho esto, observo que el relato del día es el siguiente. Tras un parón en Semana Santa, las negociaciones para formar Gobierno van a tutiplén. Hay algo en el aire que parece indicar que esta vez la cosa va de verdad. PSOE y Podemos han cambiado su tono. Iglesias ha dado un paso atrás. C´s parece ser menos inconveniente para Podemos. Y el PP parece receloso de un éxito de los tres partidos. Hay 200 medidas de Gobierno negociadas, que pueden llegar a ser 400 o más, si Podemos admite participar en el Pacto PSOE-C's.
Este relato parece verosímil. Pero, más aún, parece deseable. Lo he observado en los principales medios. Y los medios, aquí y en Lima, fijan etc. No obstante, los medios españoles además de cumplir con éxito el rol internacional de la prensa aludido, poseen una función única, que desarrollan con tanta precisión que, en el último informe Reuters, eran calificados como los peores de Europa: tienden a explicar antes lo ideal que lo real. Fijan y explican la política como desearían que fuera, por lo que tienden a tratar el deseo como realidad. Algo que, en otras culturas, sólo sucede en su industria porno. Por todo ello, es posible que la descripción del día sea antes un anhelo que una constatación. Por eso, les facilitaré otra. También verosímil.
Se están fijando marcos. Dos y medio. Marco PSOE-C's: España necesita un Gobierno, oponerse a ello es antipatriótico. Pero ese Gobierno debe existir sin la participación de la anti-España --los otros nacionalismos--. Si Podemos no participa en el empeño, es anti-España. Marco Podemos: España necesita un Gobierno, oponerse a ello es antipatriótico. Pueden participar en su formación --vía aceptación o abstención-- los otros nacionalismos. C's puede participar también de ese empeño patriótico de crear un Gobierno. Si PSOE,aun así, se niega a negociar con Podemos, el PSOE será responsable de un posible Gobierno PP. El PP --el tercer marco, aún en formación--defendería que la democracia es el triunfo de la mayoría, por lo que sería antidemocrático, y antipatriótico, un Gobierno de minorías. Bueno. Quizás, me temo, es esto lo que está pasando. Una guerra de marcos. Muy teatral y dramática, si pensamos que aún hay un tercer relato de lo que está pasando.
Hay una crisis democrática europea sin precedentes. Los Estados --la única instancia en la que la democracia fue posible-- no pintan nada. En España, ese Estado sin soberanía, hay una crisis económica, social y democrática, también sin precedentes. El futuro Gobierno, sea cual sea su color, tiene su programa hecho. Lo han hecho por él desde instancias no democráticas. El PSOE lo aplicaría con más amabilidad que el PP. Ese Gobierno sólo se permitiría a sí mismo dos localismos: acometer una reforma constitucional, que a) adaptara la Constitución a los recortes democráticos y de bienestar sufridos desde 2010, y que b) acometiera cierta reforma territorial. Tanto a) como b) serían más amables o rudas si las modulara PSOE o PP. Quizás esto sea la política, sus márgenes, lo que es normal y lo que no es subnormal, si bien este dibujo no lo han realizado, ni lo realizarán, los medios locales. Sorprende el papel pasivo de Podemos en esta narración. No parece haber creado referentes diferentes. Ha jugado en una Liga que ya existía, antes que crear un juego nuevo y una Liga correspondiente. Lo que es un indicio de cierta pasividad en Podemos desde el 20D. Ha optado por el discurso patriótico de crear un Gobierno --y, de eso, patriotismo, ya tenemos--, no ha creado un discurso propio frente a todo eso que nos va a caer encima en la próxima legislatura, y ha mantenido una política de comunicación en este proceso de pactos similar a la de los partidos viejos. Es decir, poco clara y no fundamentada en la información. Quizás todo ello es un síntoma de la presión recibida desde el 20D. Tal vez, su crisis interna, sólo sea eso, también. En este último relato, quizás la presión sobre Podemos sea lo fundamental. Y puede ser un indicio de lo que puede pasar, cuando la presión y el patriotismo -ese trade mark en el que Podemos, por cierto, no tiene nada que rascar-- se revelen como bestiales. Unos medios enfrascados en lo que debería pasar, antes de en lo que pasa, ofrecerán ese bonus track desmesurado.
La política --es decir, algo aún peor: sus límites; lo que es su canon y su aberración-- transcurre en los medios. Al relatar, los medios no sólo relatan. Eliden o potencian regiones del relato, y fijan una idea de normalidad y de subnormalidad en la política. Eso ocurre aquí y en Lima. Dicho esto,...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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