Yves Sintomer / Sociólogo
"La Nuit Debout no es un movimiento tan masivo como el 15M”
Amanda Andrades Enviada Especial, París , 19/04/2016
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Profesor de Sociología en el Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Paris VIII, famosa por ser junto a la de Rennes una de las instituciones educativas más politizadas en Francia, Yves Sintomer (Le Raincy, Île-de-France, 1962) intenta desentrañar tanto las claves con las que interpretar la Nuit Debout como el impacto que puede tener este movimiento en la vida política francesa.
Nacido al calor de la protesta contra la propuesta de reforma laboral del gobierno de Manuel Valls, y con la ocupación de un espacio simbólico como la céntrica plaza de la République en París desde hace ya más de 15 días como eje central, este movimiento es constantemente asimilado al 15M español. El autor de Petite histoire de l’expérimentation démocratique (Éditions La Découverte, 2015) no comparte del todo ese diagnóstico. “Parcialmente es la misma cosa. Por ejemplo, el modo de movilización, los temas y las formas de discusión, el rechazo del sistema político tradicional son elementos similares”, afirma, para matizar inmediatamente la que tal vez sea la gran diferencia, la participación más o menos nutrida. “Nuit Debout no es un movimiento tan masivo como el 15M”, recalca.
¿Cómo interpreta el movimiento Nuit Debout?
Es un movimiento de protesta contra una situación muy difícil. Francia atraviesa un periodo complicado a nivel económico, social, cultural e identitario. Desde hace unos hace años, y sobre todo desde hace unos meses, asistimos a una tendencia autoritaria muy clara en su clase política, con el Estado de emergencia, y una xenofobia creciente. Con Nuit Debout una parte de la juventud y de los intelectuales llevan a cabo una tentativa de oposición a esta evolución.
¿Qué expresa el movimiento?
La voluntad de vivir ya, y de un modo distinto, el hacer política fuera de los partidos y del sistema institucional. Indica además otro horizonte de desarrollo social, económico y ecológico.
En el seno del movimiento se da mucha importancia al hecho de tomar la palabra, incluso por encima de la necesidad de definir las reivindicaciones. Pareciera que hay una necesidad de expresión enorme en la sociedad francesa. ¿Por qué?
Mucha gente, incluso más allá de la que se moviliza en Nuit Debout, piensa que el sistema político no les entiende, no se preocupa de lo que piensan los ciudadanos de a pie. En todas las encuestas, en las elecciones, aparece muy claro esto. La idea de discutir juntos, de oírse, va en contra de este sentimiento, de esta situación de abandono. En el movimiento es muy importante porque no hay reivindicaciones en el sentido tradicional. Hay más valores e ideas que reivindicaciones en un sentido estrecho.
¿Por qué más ideas y valores?
Contar con reivindicaciones claras sería decir tenemos unos objetivos concretos por los que vamos a luchar. Objetivos que se pueden conseguir a corto plazo o que incluso si no se consiguen permiten continuar con la movilización. En este caso, la movilización no se reduce sólo a la cuestión de la reforma laboral, sino que es un sentimiento mucho más amplio. Y esa puede ser probablemente la causa de que no haya reivindicaciones claras y definidas.
Usted afirmaba en una entrevista en Le Monde que en el momento en el que empiecen a definirse las reivindicaciones podría producirse una fractura en el movimiento.
Sí, es un movimiento basado en el consenso, en un consenso además de gente bastante diferente. En el momento en el que empiece a darse una negociación para saber qué tipo de compromiso puede aceptarse, lo cual es el resultado normal de cualquier negociación, el movimiento no podría sobrevivir. Por un lado, la gente que participa es demasiado diferente. Y por otro, la enorme importancia que se le da al consenso impide la posibilidad de una negociación como la que hace un sindicato o un movimiento social más estructurado. Tiene otra dinámica.
¿Cómo puede este movimiento consolidarse en el tiempo?
No puede durar eternamente. Ya es bastante que hayan logrado ocupar la plaza de la République durante tantas noches. Es una excepción en Francia. A pesar de que es evidente que el movimiento no es tan masivo como fue el 15M en España o el Occupy Wall Street en EE.UU, para Francia es muchísimo. Si consigue seguir adelante durante unas semanas más, ya será un acontecimiento importantísimo. Es un movimiento que por esencia no puede permanecer, pero puede impactar en el tipo de debate público o en el modo de movilización en el futuro. Algo similar a los grandes cambios ocurridos en España, donde, entre otras cosas, no puede entenderse el nacimiento y desarrollo de Podemos y de las alianzas municipales, o incluso de Ciudadanos, sin el 15M. Ahora bien, Nuit Debout no es un movimiento tan masivo como el 15M y por eso es probable que sus efectos no sean tan potentes como los de éste.
Desde España intentamos comparar Nuit Debout con nuestra referencia, el 15M, pero ¿es pertinente esta comparación? ¿O se trata de fenómenos diferentes?
Parcialmente es la misma cosa. El modo de movilización, de ocupación de un espacio público, los temas que se están discutiendo y las formas de discusión, el rechazo del sistema político tradicional son elementos similares. Pero, por lo que conozco, en el 15M había una serie de dimensiones que en Francia no están presentes, como el fracaso de un modelo de desarrollo, la burbuja inmobiliaria, que tal vez hizo que la movilización fuese mucho más amplia. No sé exactamente cuántas personas participaron en las plazas en España en los momentos más intensos, pero, en todo caso, decenas de miles. No es así en la Nuit Debout.
¿Por qué no es tan amplio el movimiento en Francia? ¿Cuáles son los límites que impiden su expansión?
No estoy seguro de la respuesta. Puedo aventurar algunos factores. Uno de ellos probablemente sea el hecho de que oficialmente un partido de izquierda está en el poder. Este tipo de movimientos siempre son más fuertes cuando la derecha está en el poder. Hay mucha gente que, a pesar de que critica al gobierno, no quiere movilizarse de una forma activa en contra de él. Otro puede ser que la crisis inmobiliaria en España afectó a mucha gente y aquí tenemos, sin embargo, un movimiento de protesta que es más de la juventud intelectual, de profesores precarios. Es decir, gente con un capital intelectual fuerte, pero un capital económico bajo. En España, fue un movimiento mucho más amplio. Supongo que la corrupción también llevó a mucha gente a protestar. Aquí es más un movimiento de izquierda radical, aunque no de la tradicional, no la de los partidos, no la de los militantes de siempre, pero digamos que sí responde a un arco de temas y valores más estrechos que el 15M.
El perfil de los manifestantes es el de joven, estudiante, de clase media, pero hay una idea recurrente, la de la extensión a los barrios populares. ¿Cómo se puede romper la distancia entre unos y otros?
Es muy difícil, muy difícil. Yo estaba fuera de Francia, pero, por lo que leí, la primera Nuit Debout que se realizó en mi ciudad, Saint Denis [ubicada en la periferia norte de París], no fue un éxito. Asistieron los militantes de siempre y no la juventud de los barrios pobres y/o de las minorías étnicas. La distancia entre el núcleo duro de la movilización y el resto de la juventud es muy importante. En mi universidad, Paris VIII, ubicada en Saint Denis, está claro que los estudiantes movilizados son los estudiantes blancos, aunque suene un poco fuerte decirlo así. Son los jóvenes que vienen a Saint Denis por su reputación como universidad de izquierdas, alternativa. La juventud de los barrios del norte de París, de los suburbios, que acuden a esta universidad porque es la más cercana, aunque en su mayoría se sienten de izquierdas, no están en la movilización. La fractura social es enorme.
Da la impresión de que esa fractura social en Francia es mucho más amplia que en España.
Es probable.
Otro de los debates presentes en el movimiento es la posibilidad de encontrar una salida política. ¿Debe ser este su objetivo?
Una salida política no es la expresión correcta, porque eso querría decir que lo ocurre ahora no es político y que hay que inventar algo para pasar al nivel político. El movimiento ya es político, aunque no en el sentido de la política institucional o de partidos. Para mí la pregunta, o una de ellas, es si puede traducir este movimiento al sistema político institucional o no, si puede favorecer el desarrollo de partidos nuevos como Podemos o las alianzas municipales. No lo sé. Soy bastante pesimista porque no consigo ver el espacio para hacerlo. El movimiento, por el momento, está confinado a círculos sociales bastante pequeños. No veo la posibilidad de que haya una marea que sea capaz de trasladarlo a un partido nuevo. Al menos no en los próximos meses. En Francia, además, tenemos el problema de las presidenciales, muy centradas en una persona, lo que no favorece el desarrollo de una alternativa partidista cuando no hay un líder capaz de encarnar al movimiento. No veo ninguno en estos momentos. Por ejemplo, Melenchon [el líder del Partido de Izquierda] es un tipo de político bastante tradicional, a la izquierda de la izquierda, pero con una práctica política que no se corresponde con la de la Nuit Debout.
Pero, ¿cabe la posibilidad de que la Nuit Debout suponga una reactivación de las protestas sociales como en España el 15M con las mareas?
Favorece, pero como la participación no es tan masiva como en el 15M es poco probable que sea un incentivo tan grande como lo fue en España. Eso sí, probablemente permite que nuevas personas se interesen en la actividad política pública. De todas maneras, hacer predicciones sobre movimientos sociales es muy difícil.
Nuit Debout se reivindica como movimiento pacífico, pero no condena o se desvincula radicalmente de aquellos que recurren a la violencia. ¿A qué se debe?
Hay una parte de la izquierda radical, tradicional, que todavía no ha hecho un balance real de los límites de la violencia en los movimientos sociales radicales. No hay una reflexión sobre este problema. Cuando en los ochenta en toda Europa existía un movimiento pacifista muy potente, el movimiento social más fuerte desde la II Guerra Mundial, en Francia era muy débil. Hay poca tradición francesa de reflexión sobre la no violencia. Además, tal vez juega un papel en esto el que una forma de movilización bastante frecuente en los institutos y universidades es el bloqueo para impedir la entrada de aquellos que quieren asistir a clase. Es una modalidad bastante discutible, si sólo una pequeña minoría lo decide y lo lleva a cabo, pero se considera normal. En la socialización política de los estudiantes es normal. Forma parte del habitus militante de muchas personas.
¿Hasta qué punto pueden influir también las distintas medidas securitarias que se han ido poniendo en marcha por el Estado?
Es probable. Cuando hay una deriva autoritaria como la que conoce Francia, la tentación de responder al mismo nivel es fuerte.
Profesor de Sociología en el Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Paris VIII, famosa por ser junto a la de Rennes una de las instituciones educativas más politizadas en Francia, Yves Sintomer (Le Raincy, Île-de-France, 1962) intenta desentrañar tanto las claves con las que interpretar la Nuit...
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Amanda Andrades
De Lebrija. Estudió periodismo, pero trabajó durante 10 años en cooperación internacional. En 2013 retomó su vocación inicial. Ha publicado el libro de relatos 'La mujer que quiso saltar una valla de seis metros' (Cear Euskadi, 2020), basado en las vidas de cinco mujeres que vencieron fronteras.
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