1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.340 Conseguido 91% Faltan 16.270€

TRIBUNA

¿Todos liberales? Imaginación social y cambio político en España

Somos un país pobre en liberalismo pero rico en “liberales”: una etiqueta formidable para supervivientes del milagro económico afectivamente próximos al relato estándar pero que hoy sienten la necesidad de otra cosa

Eduardo Maura 11/05/2016

<p>Vista de la Puerta del Sol, el 15M.</p>

Vista de la Puerta del Sol, el 15M.

Anita Botwin

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

La anécdota tiene lugar una noche de miércoles en la línea 6 del Metro de Madrid, en algún lugar entre Argüelles y Carpetana. Un hombre de aproximadamente 45 años se dirige a una mujer que ronda los sesenta. Critica que los medios privados sean “tan de izquierdas” y que en España ser comunista signifique algo necesariamente bueno, mientras que “ser de derechas es malo por sistema”. “Obviamente, hay gente de izquierdas mala y gente de derechas buena, pero nadie lo ve por culpa de los medios”, prosigue ante el silencio aprobador de su interlocutora. Ella responde en inglés: “Alguien debería inventar el partido del sentido común —Common Sense Party—, eso es lo que me gustaría”. 

Para cuando la pareja abandona el vagón ha dado tiempo, en apenas unas paradas, a que tres líderes políticos sean concienzudamente demolidos: Mariano Rajoy por corrupto, Pedro Sánchez por comunista, Pablo Iglesias por populista. Todos comparten una única cualidad, sobre todo Iglesias y Sánchez: son separatistas porque defienden el Estado de las Autonomías. Llama la atención la ausencia de Albert Rivera. No aparece. No merece una sola mención de alguien que literalmente no deja hablar a nadie más. 

Unos días después, la encuesta del CIS indica que la etiqueta “liberal” es una de las más exitosas. Mayoritaria entre votantes de C’s, también porcentajes significativos de votantes de Podemos e IU se identifican con ella (14% y 12%, respectivamente). Esta cifra sube notablemente según una encuesta publicada en marzo por Redondo & Asociados en Euskadi: más del 27% de los votantes de Podemos en la Comunidad Autónoma Vasca afirman identificarse con la etiqueta “liberal”. ¿Qué sugieren estos datos? ¿Qué lecciones sobre el pasado y de cara al futuro podemos aprender de esta presunta contradicción ideológica? ¿Cómo se relacionan la anécdota del metro y los datos del CIS? 

En primer lugar, cabría pensar que dibujan la huella de una ausencia, en este caso la de un partido capaz de satisfacer con naturalidad cierta demanda de liberalismo. ¿C’s quizá? ¿Nostalgia de los valores de la UCD? ¿Anhelo de liberalismo político, económico o de ambos? Ninguna de estas opciones parece verosímil a tenor de la historia del poder político en España —el Partido Liberal no sobrevivió a Primo de Rivera—, de la desdichada historia del liberalismo de la II República, de la trayectoria de los partidos liberales de los ochenta —la UL de Pedro Schwartz, el PDL de Garrigues Walker o el PL de Enrique Larroque—, del 15-M y del devenir del ciclo político abierto con las elecciones europeas de mayo de 2014, uno de cuyos hitos fue el resultado electoral del 20-D. 

Y es que esta hipótesis adolece de un déficit. No se hace cargo de la polisemia del adjetivo “liberal” y omite un factor decisivo: el liberalismo político, al contrario que en otras sociedades civiles europeas, no fue el ingrediente fundamental de la construcción de la esfera pública española, es decir, de las reglas de juego que han regido los debates más determinantes desde 1978. Tras la caída de Suárez, si algún partido ha desempeñado esa función ha sido el PSOE.

Muy brevemente, es al PSOE a quien debe atribuírsele la construcción de la imagen más poderosa de España desde 1978. Ningún relato ha sido más exitoso que el de la modernización del país y la asimilación a las democracias “liberales” de su entorno. De esa imagen de país en marcha proceden la autoimagen embellecida de las clases medias españolas y también la manera de relacionarse con el pasado característica de la Transición. De aquella época procede la consolidación del relato del “consenso” como herramienta de estabilidad, bienestar y avance democrático: un consenso que, naturalmente, aparecía como un asunto de voluntad y de altura de unos líderes políticos capaces de entenderse en torno al “bien común”. Tenemos el "talante" de Zapatero, la talla de los padres de la Constitución, la altura de Carrillo, Suárez y González para mirar más allá de los intereses partidistas, etc. 

Volviendo a la polisemia del adjetivo “liberal”, más que la adscripción a un partido liberal imaginario, este sugiere tres ejes simbólicos coherentes con este relato: en primer lugar, la España democrática como sociedad abierta capaz de dejar atrás las estrecheces y la oscuridad del pasado. Ser liberal significa aquí —en ausencia de liberalismo político— ser “abierto de mente”, tener sensibilidad para la diversidad y asumir con naturalidad la relajación de las costumbres. Esto es, sentimientos e imágenes de uno mismo solidarias del relato modernizador de los ochenta, desde la Movida hasta la campaña Barcelona posa't guapa

Enlaza también, en segundo lugar, con la idea del “consenso” como antídoto del “conflicto”. Ser liberal sugiere, en cierta medida, rechazar el conflicto. Esta imagen, que sigue siendo crucial para entender la política española, oculta sin embargo la cuestión fundamental: el consenso no es cuestión de voluntad, aunque deba haberla. "Consenso" es el nombre que damos en cierto contexto cultural español a una relación de conflicto entre varias partes. Una es suficientemente fuerte como para imponerse a la otra, pero no del todo o sin pagar un alto precio simbólico. La otra es suficientemente débil como para asumir que no puede imponerse, pero sí mantenerse de alguna manera. En realidad, solamente de esta clase de conflicto emerge el "consenso". 

Por tanto, el liberalismo de sentido común que habita en la etiqueta “liberal” poco tiene que ver con el liberalismo político europeo —prácticamente agotado por la guerra civil europea que va de 1914 a 1945— o con las diferentes variaciones doctrinales del liberalismo económico. De hecho, permite posiciones contradictorias en esas materias. 

Por último, dibuja a la perfección el eje viejo/nuevo como uno de los carriles centrales de la construcción de la imagen de España. Ser liberal es rechazar “lo viejo” y abrazar “lo nuevo”. Significa no ser conservador. Hay algo profundamente hispano en este retorno del turnismo liberal-conservador por la vía del sentido común, pero también elementos intensamente liberales —en sentido cultural y de construcción del sentido común— en el lema “Por el cambio” de 1982 y en la senda de la economía social de mercado con características españolas escogida por el PSOE —recordemos que la ESM o “capitalismo social” es de origen alemán, data de 1949 y responde a la época de la construcción del Estado de Bienestar. 

En los intersticios de esta arquitectura simbólica surge uno de los mantras de este liberalismo cultural al que nos referimos: la polisemia del adjetivo “liberal” permite esta vez una autoidentificación tan oscilante y peculiar como la de ser “liberal en lo económico y progresista en lo social”. El voto a C’s enlaza con parte de este imaginario, pero ni lo agota ni explica las cotas de votantes liberales de IU y Podemos. 

La clave debe de estar en otro lugar. Por un lado, en la imaginación social de las clases medias españolas construidas en los años setenta y ochenta, que identifican algunas etiquetas tradicionales como conflictivas, cerradas o antiguas: “nacionalista”, “comunista”, “socialista” y, de manera más ambigua pero no menos contundente, “progresista”. Ninguna imagen ha sido más duramente golpeada a izquierda y derecha que la del “progre”. 

El liberal, paradójicamente, no necesita liberalismo; no tiene ataduras del pasado; siente una natural aversión al desorden y al conflicto y se percibe como nuevo, pero sin estridencias. Quizá muchos de estos liberales no quieran saber nada de “ismos”. Simplemente se perciben a sí mismos como liberales por descarte o por sentido común moderno y de consenso. 

Por el otro, el número de votantes autoidentificados como liberales no debe tratarse con desdén. Es razonable en nuestros términos sociales y culturales. Permite responder a la pregunta sin dejar de habitar un relato bien instalado y coherente con una sociedad compleja y altamente institucionalizada como la española. Tiene la ventaja de abrir espacios más allá de posiciones percibidas como extremistas sin caer por ello en una ambigüedad indeseable. Quizá no supere un test de solidez ideológica, pero es una etiqueta formidable para supervivientes del milagro económico que, permaneciendo afectivamente próximos al relato estándar, hoy sienten legítimamente la necesidad de otra cosa. De ahí el número de votantes liberales de Podemos e IU. De ahí la necesidad de no tomárselos a la ligera o con suficiencia intelectual. 

En la batalla por el sentido común en que consiste esa parte esencial de la política que es lo cultural, las posiciones de partida nunca las decide uno mismo. Siempre vienen dadas o por otras reglas o por las reglas de otro. La “transversalidad” es uno de los principios políticos capaces de abordar esta proliferación de afectos y de imágenes de uno mismo, sean estas liberales, de izquierdas, apolíticas, ultrapolíticas, desencantadas, etc. 

De igual manera, la apelación a “los que faltan”, vengan de donde vengan, permite resumir el principio de transversalidad en un proyecto de mayorías sociales siempre pendientes de construcción. Un proyecto no asimilable ni al mito de la unidad de la izquierda —que presupone la mera acumulación de los que ya están— ni a la pretensión restauradora según la cual cambio político es el enésimo disfraz de lo siempre igual —“son como nosotros”, “se pelean por los sillones”, “no quieren echar al PP”, “en el fondo nada cambia”. 

España aparece como un país pobre en liberalismo pero rico en “liberales”. En ese sentido, cabe perfectamente imaginarse al “liberal” del metro votando a C’s muy seguro de sí mismo, pero también a otros “liberales” haciendo justo lo contrario. Esta paradoja no debe quedarse en anécdota. Puede ser otro acicate para seguir peleando por un sentido común objetivamente ambiguo que, sea cual sea la etiqueta y sea cual sea la imaginación que la sostiene, puede ser valioso para el cambio político. O lo que es igual, para la construcción democrática, abierta y diversa de una mayoría permanente del pueblo. Entiéndase bien: no se trata de mandatos ilimitados o de un retorno a comunidades cerradas, sino de cambios de sentido común que se vuelven prácticamente irreversibles, más allá de los vaivenes mediáticos y de los resultados electorales.

Eduardo Maura. Diputado por Bizkaia en la XI Legislatura, es profesor de Filosofía y Secretario Político de Podemos Euskadi.

La anécdota tiene lugar una noche de miércoles en la línea 6 del Metro de Madrid, en algún lugar entre Argüelles y Carpetana. Un hombre de aproximadamente 45 años se dirige a una mujer que ronda los sesenta. Critica que los medios privados sean “tan de izquierdas” y que en España ser comunista...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Eduardo Maura

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

4 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Luis

    Pero que dispersión!

    Hace 8 años 6 meses

  2. juan

    Yo creo que muchos liberales económicos aunque pueda parecer increíble pueden querer a Podemos para un tramo del camino, el que devuelva el sistema al punto donde ellos se sentía cómodos, la promoción del riesgo sano, innovación y ventura creando una sociedad con empleo, y donde ya se discutiría la retribución de los factores trabajo y capital. El problema es que el sano liberalismo económico ha sido usurpado por el "neoliberalismo", en parte con la complicidad tanto de la izquierda como de los neocons que tiene a hacer sinónimos liberalismo y neoliberalismo cuando son opuestos. ¿Qué riesgo e innovación hay en quedarse empresas rentables cuando se privatizan? ¿es lícito enriquecerse con eso? un liberal diría no, un neoliberal diría sí. Podemos debe hilar más fino el discurso en estas cuestiones porque en este segmento está la porción de pueblo que le falta para esa ansiada hegemonía para el cambio.

    Hace 8 años 6 meses

  3. juan angel fernandez lopez

    No entiendo por qué cuando estoy escribiendo se me va todo lo escrito. Lo siento pero no puedo participar de modo. Perdonen las molestias, si les he ofendido.

    Hace 8 años 6 meses

  4. paco

    Hay que desterrar del imaginario colectivo la idea de que las políticas de izquierdas están reñidas con el liberalismo, entendiendo este último dentro del concepto de libertad individual. En EEUU un liberal es una persona de izquierdas y se contrapone al conservadurismo. Se puede ser liberal y de izquierdas, y creo que la mayoría de los votantes y simpatizantes de Podemos lo son.

    Hace 8 años 6 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí