Hace cinco años el nacimiento del 15M supuso uno de los acontecimientos políticos más importantes de los últimos 40 años: su irrupción transformó de raíz muchos de los paradigmas que habían regido la política hasta entonces. Así, el 15M actuó como un “virus” que traspasó fronteras, estableciendo nuevas pautas, mecanismos y dinámicas de movilización y empoderamiento social. De esta manera se generó toda una constelación de colectivos, grupos y asambleas y se han copado calendarios con citas históricas que han permitido redefinir el tablero político a nivel mundial.

A estas alturas poca duda queda del impacto que ha supuesto el 15M tanto a nivel práctico (planteando nuevas pautas e imaginarios políticos) como teórico (caldo de cultivo para miles de artículos, investigaciones, libros, documentales, etc.). Pero sin duda, su mayor logro fue la recuperación de las capacidades políticas de la gente: reivindicar que era necesario y posible plantear una nueva política desde, por y para las personas, más allá de los partidos políticos. Que la política no era coto privado de las instituciones. Que teníamos que volver a ponerla en el centro de nuestras vidas tras décadas de dejación. Que, en definitiva, lo cotidiano era político y que la sociedad debía jugar un papel más activo en el cambio del actual sistema político y económico.

Ha pasado casi un lustro desde entonces y muchas cosas han cambiado. Y aunque muchas lo han hecho a mejor, lo cierto es que las políticas antisociales, austericidas y represivas de los últimos años no han hecho sino agravar las desigualdades y profundizar en esa brecha social cada vez más insostenible. Paralelamente, la irrupción de nuevos partidos, si bien ha permitido resquebrajar el bipartidismo, también ha tenido un efecto desmovilizador en muchos casos, bajo la coartada de que solo con votarles era suficiente para cambiar las cosas.

Sin embargo, la conclusión del presente ciclo electoral, más allá de lo que pueda pasar el 26 de junio, certifica la idea original del 15M de que para cambiar las cosas es imprescindible una sociedad crítica y proactiva que trabaje conjuntamente en la búsqueda de soluciones: que de esta solo nos salvamos si las personas trabajamos juntas. Y esto se debe a dos razones fundamentales: la incapacidad de los partidos para explorar las potencialidades de la “ingobernabilidad” y a que la nueva aritmética de pactos generará una composición de Gobierno más sensible a las movilizaciones y a la presión social ejercida desde las calles y plazas.

Por eso, la sociedad ha de tomar nuevamente conciencia sobre su poder para declinar la balanza y cambiar las cosas más allá de un voto cuatrienal. Es imprescindible recuperar el espíritu y contundencia de las grandes oleadas. Y para hacerlo nada mejor que empezar esta nueva etapa celebrando este quinto aniversario del 15M, saliendo masivamente a las calles y acudiendo a las convocatorias programadas en distintas ciudades de todo el mundo el 15 de mayo de 2016.

Dijimos que sabíamos el camino de vuelta a ellas. Es hora de demostrar que no se nos ha olvidado.

Jon Aguirre Such es arquitecto-urbanista, exportavoz de Democracia real YA!