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Editorial

Algunas ideas para promover la libertad de prensa y el pluralismo

18/05/2016

J. R. Mora

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

En CTXT llevamos año y medio hablando, cada semana, de los medios de comunicación. La razón es que muchos de esos medios se han acercado de tal forma al poder político y financiero que se han convertido en co-protagonistas de esa actualidad política y económica que, en una situación normal, esos mismos medios deberían dedicarse a analizar y criticar pero nunca protagonizar.

La creciente promiscuidad entre prensa y poder, voluntaria en muchos casos y obligada en otros, dada la presencia de bancos y empresas del IBEX35 en la propiedad y los consejos de administración, ha ayudado mucho al hundimiento de la credibilidad de los medios y los periodistas españoles, visible en todos los estudios serios, que sitúan la confianza de los ciudadanos españoles en la prensa en un nivel similar al de Rumanía. (Este y otros datos pueden leerse en este texto-resumen de Cristina Peñamarín).

Esos estudios revelan también el creciente peso de las presiones ejercidas por políticos, anunciantes, directivos y accionistas sobre los periodistas que todavía mantienen su empleo; subrayan que la concentración de la propiedad de los medios es un peligro cada vez mayor para la libertad de prensa, y certifican el intolerable nivel de desempleo en el sector, que supera ya el 50% en el oficio y es el segundo peor entre todos los sectores, por detrás de la construcción.

Desde que llegaron a España la crisis hipotecaria de EEUU y las "reformas estructurales" impuestas por la Troika, los ERE diseñados por las sucesivas reformas laborales se han convertido en la mayor arma de destrucción de periodismo de la historia, dejando sin trabajo a 12.200 periodistas, mientras los salarios y bonus de algunos editores y directivos alcanzaban cifras obscenas.

La incorporación de los periódicos a macroempresas mediáticas que buscan sólo maximizar beneficios, además de subordinar el periodismo a ese fin único del beneficio, ha terminado reproduciendo en el mercado de la información la desigualdad y la traslación de las rentas del trabajo hacia el capital generadas a escala global por el capitalismo 2.0.

Entre tanto, la eclosión de más de 400 nuevos medios digitales, muchos fundados por periodistas despedidos, invitados a irse o directamente huidos de los grandes medios, ha ido poco a poco convenciendo a un buen sector del público lector, hastiado de la deriva sumisa y sensacionalista de las viejas cabeceras de referencia.

Para alcanzar los millones de clics que exige el modelo económico y publicitario imperante, estos medios no han dudado en convertir a sus diarios en “productos” o “fabricantes de contenidos”, desechando incluso el término “periódico”. Muchos de nuestros medios parecen hoy bazares donde se ofrece, en la misma escala de jerarquía, información propia y ajena, mentiras y manipulaciones más o menos burdas, vídeos de gatos, memes y gifs, titulares que empiezan con números y piezas presuntamente informativas que en realidad han sido pagadas por marcas, aunque casi nadie se moleste ya en advertir a los usuarios (ya no los llaman lectores) de ese patrocinio opaco y vergonzante.

Estos medios que mezclan noticias de última hora y entretenimiento, periodismo y publicidad, han cavado hondo en el proceso de convertir la información en una materia prima gratuita, inmediata, desechable, intercambiable por cualquier estupidez pagada por el podólogo de la esquina, siempre que sea capaz de generar millones de pinchazos. Y así han creado un nuevo modelo (anti)periodístico, entregado a la publicidad y la propaganda, donde los periodistas se ven obligados a pactar sus piezas no ya con sus redactores jefes sino con los directores comerciales.

Todo lo anterior, unido al cambio en los hábitos de acceso a la información, amenaza con matar a la exhausta gallina de los huevos de oro, las entrañables ediciones en papel, incapaces de competir con sus ediciones digitales hermanas, servidas gratis la noche anterior en un inédito ejercicio de ceguera empresarial, o quizá en un intento freudiano de autocumplir la profecía de algún gurú con mando en plaza. 

Además de dejar en la ruina al otrora próspero sector de la distribución, la venta directa y la impresión, este modelo antidemocrático ha violado los principios fundacionales de muchas cabeceras y su pacto de confianza con los lectores, despojando de valor y contenido el viejo código deontológico de los periodistas que en ellas trabajan. 

Esta desmoralización ha creado un clima de miedo e indefensión en las menguadas redacciones, y un aumento del autoritarismo, las amenazas, la censura, la inundación de seudo-noticias sin contrastar y el amarillismo, que son a su vez motores de la autocensura entre los periodistas.

La sumisión general a este modelo que desprecia el periodismo y la información veraz es especialmente grave y dañina para el oficio, para la democracia y la ciudadanía, pues no solo no hay democracia real sin prensa digna de ese nombre, sino que tampoco hay posibilidad de que la sociedad cambie y avance si ésta carece de ese pilar básico en el sistema de pesos y contrapesos: la prensa libre, independiente y veraz, considerada por nuestra Constitución, como en todas las democracias, un bien público que debe ser protegido como derecho fundamental.

La situación es, por tanto, dramática. Pero no irreversible.

Para que los periodistas dejen de encabezar, junto a jueces y políticos, las listas de profesionales que más desconfianza generan entre la ciudadanía, creemos que es urgente abrir una discusión profunda, abierta y plural sobre periodismo y democracia, como ha hecho recientemente Gran Bretaña antes de aprobar un proyecto de ley para favorecer el pluralismo de la prensa.

En CTXT queremos emplazar a partidos, sindicatos, profesionales, ONG, emprendedores, estudiosos y lectores a formular ideas para rescatar el derecho fundamental a la información y para dotar al ecosistema mediático de nuevas herramientas que favorezcan el pluralismo, la independencia, la transparencia, la calidad de los medios y la participación activa de los periodistas y lectores. 

Se trataría de aprobar un plan integral por la libertad de prensa, que regule de forma modesta, moderna y democrática los derechos y deberes de los medios y periodistas, que renueve los sistemas de ayudas públicas e institucionales impidiendo los abusos, los pesebres y el amiguismo, que favorezca la protección legal, social y salarial de los periodistas, y que ponga límites a la codicia de las empresas del sector, para ofrecer un futuro a los jóvenes informadores y garantizar la salud ética y la sostenibilidad económica de los medios y empresas. 

Esa plataforma de ideas debería incidir de forma especial en dos de los grandes problemas, el control político de los medios públicos y la concentración de la propiedad de los medios privados, implantando un código de buenas prácticas empresariales y profesionales, además de impulsar nuevos derechos para que los lectores ayuden a revitalizar una industria básica para la vida democrática. 

El objetivo es sostener la supervivencia de los medios realmente independientes y alejados del poder, que no se inclinan ante las presiones de las grandes corporaciones y no incurren en aventuras y deudas impagables. Así mismo, se trata de rescatar a los periodistas: del paro, de los salarios miserables y el trabajo gratis, de la censura y el miedo, blindando a los medios de toda injerencia política y financiera. 

Proponemos a continuación algunas ideas concretas, que entendemos pueden fortalecer el pluralismo y la libertad de prensa y posibilitar un nuevo marco, respetuoso con la información libre, de relaciones entre empresas, anunciantes, instituciones, periodistas y lectores. 

(Omitimos aquí la consideración de los medios de titularidad pública, cuya degradación en nuestro país en calidad de contenidos, independencia, gestión y audiencias, ha sido ya ampliamente documentada por profesionales, estudiosos y actores políticos).

A. VENTAJAS FISCALES PARA PYMES, SUSCRIPTORES Y MECENAS

1. La medida más urgente para favorecer la pluralidad es igualar el IVA que grava a la prensa en papel y a la prensa digital. Hoy, las cabeceras que se editan en papel facturan un IVA del 4% a sus suscriptores. Mientras, los medios digitales se ven obligados a tributar un 21%. Esta realidad es anacrónica, y evidentemente discriminatoria para la industria digital. En Francia, tras una larga lucha encabezada por Mediapart, ya se ha igualado el tipo de IVA por abajo. La Comisión Europea ha urgido al resto de Gobiernos europeos a hacer lo mismo.

2. Exención del impuesto de sociedades a las donaciones recibidas por las pymes periodísticas mediante crowdfundings, aportaciones sin recompensa y suscripciones. Todas las suscripciones directas o indirectas a los medios de información desgravarán fiscalmente en la declaración de Renta, y los medios no contabilizarán esas partidas como ingresos en el Impuesto de Sociedades, sino como donaciones equivalentes a las que reciben las ONG y fundaciones.

3. Ayudas e innovaciones legislativas para que los mecenas y lectores puedan convertirse en pequeños accionistas de medios y tener una presencia sindicada y activa en los consejos de administración y los comités editoriales.

4. Favorecer los acuerdos de intercambio con universidades y escuelas de negocios para mejorar la gestión de las pymes periodísticas.

B. POR EL PLURALISMO Y CONTRA LA CONCENTRACIÓN DE LA PROPIEDAD

1. De acuerdo con la Constitución española y las directivas europeas, el Estado velará por el derecho de la ciudadanía a la información, por lo que debe proteger la libertad de expresión y el pluralismo de los medios, garantizar la independencia y efectividad de las autoridades del sector, así como los estándares y la protección de la profesión periodística. 

La regulación de la propiedad de los medios en diversos países. 

La regulación de la propiedad de los medios en diversos países. 

2. El pluralismo requiere la regulación de la concentración de la propiedad inter-medios (en España no está regulada en el sector de la prensa, y actualmente el 58% del mercado está controlado por tres grandes compañías). 

3. Estudiar la regulación de la propiedad de las entidades informativas, de modo que una parte no pueda hacerse con el control total del medio y favoreciendo la presencia de trabajadores y lectores en el accionariado y los consejos. 

PUBLICIDAD INSTITUCIONAL: CONTRA EL DESEMPLEO, EL AMIGUISMO Y EL MODELO DE CLICKS

1. Las ayudas estatales, autonómicas y locales, y los incentivos institucionales tendrán como primer objetivo reducir el desempleo del sector y apoyar a las pymes periodísticas para favorecer la pluralidad, así como facilitar la creación de medios comunitarios, cooperativas y entidades sin ánimo de lucro que permitan desarrollar nuevos modelos de negocio.

2. El Estado sufragará las cuotas de autónomos a los periodistas emprendedores durante sus dos primeros años de actividad para favorecer el autoempleo. Se promoverá además la afiliación gratuita a la Seguridad Social durante dos años a los trabajadores que contraten las pymes, las cooperativas y start-ups.

3. Las administraciones premiarán en el reparto de la publicidad institucional a aquellos medios que contraten a periodistas en paro, especialmente a jóvenes menores de 30 años y a mujeres mayores de 40, los colectivos más afectados por el desempleo en el sector.

4. Las administraciones deben establecer criterios transparentes, plurales y estrictamente periodísticos para el reparto de la publicidad institucional. Es necesario acabar con el actual sistema de pesebre, estableciendo topes máximos para los grandes grupos, y repartir las ayudas no solo según la audiencia (clics), sino también por el tiempo medio de lectura. El modelo de clics masivos, en clara decadencia, debe dejar paso al modelo del clock, que privilegia el periodismo de calidad, el análisis y la reflexión frente al entretenimiento, la prisa y la inundación del espacio y las redes con presuntas noticias inmediatas. Si un medio tiene 500.000 lectores mensuales que leen 20 minutos de media, debe tener igual o mejor acceso a las ayudas que un medio que tenga 10 millones de usuarios que leen 1 minuto de media. 

6. La publicidad institucional premiará a los medios que establezcan alianzas con otros editados en distintas lenguas del Estado, sumando sus audiencias a la hora de hacer el reparto, para favorecer la solidez de esas pymes y los modelos de negocio plurilingües, innovadores y comunitarios.

7. Implantar un nuevo sistema de ayudas del ministerio de Cultura para las revistas culturales. No se discriminará a los digitales gratuitos frente a los de pago, y se incentivará a los digitales a publicar ediciones en papel para revitalizar los sectores de la distribución, los quioscos y las pequeñas librerías, que también recibirán ayudas oficiales para poder competir con las grandes superficies.

8. Las instituciones reducirán las ayudas a aquellos medios que incurran en prácticas engañosas o desleales con los lectores y la libertad de información, como el branded content (informaciones pagadas por empresas) o los acuerdos opacos con anunciantes.

9. Serán excluidos de la publicidad institucional los medios que realicen EREs sin reducir la brecha salarial entre directivos y trabajadores, y aquellos grupos que tengan a bancos y grandes empresas entre sus accionistas. El Estado debe velar por que los medios que reciban dinero público no sufran la injerencia de intereses ajenos a los de la libre información. 

10. El Estado promoverá la presencia de representantes de los sindicatos y los trabajadores en los consejos de administración de los medios de prensa privados, como sucede en Francia o en Alemania, por ejemplo. Además, la prensa debe ser considerada un bien de interés público, y habría que estudiar topes salariales para los CEOs, directivos y consejeros, como sucede en Francia.

11. Debe estudiarse también la posibilidad de prohibir por ley el endeudamiento desmesurado de los grupos de prensa, que deben ser tratados como instituciones básicas para el buen funcionamiento de la democracia. 

12. Las administraciones serán obligadas a publicar con todo detalle las listas de medios que han recibido dinero público en los últimos diez años, a fin de examinar, y en su caso reducir o excluir de esas ayudas a quienes hayan recibido favores, hayan mantenido una posición de abuso, o hayan realizado una gestión deficiente de los mismos, bien por haber enviado al paro indebidamente a sus periodistas, bien por haber abonado a sus consejeros y directivos salarios y bonus que no se ajustaban a la realidad del mercado. Estas normas regirán igualmente para el futuro en toda adjudicación de dinero público a los medios, para evitar la repetición de casos como el de la Púnica, el de Bankia y el de la Comunidad de Madrid. 

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Animamos a los lectores a difundir este documento y a aportar sus ideas en los comentarios. CTXT convocará próximamente un debate público sobre Pluralismo y libertad de prensa. 

En CTXT llevamos año y medio hablando, cada semana, de los medios de comunicación. La razón es que muchos de esos medios se han acercado de tal forma al poder político y financiero que se han convertido en co-protagonistas de esa actualidad política y económica que, en una situación normal, esos mismos medios...

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5 comentario(s)

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  1. Juan Fernández

    De acuerdo con el análisis y las propuestas. Ahora bien, tengo la sensación de que la mayoría de medios independientes dirigen su contenido a un sector con una ideología muy determinada. Es complicado encontrar medios de este tipo con una línea editorial conservadora o con una visión liberal de la economía. Si se ignora a ese sector de la población va a ser complicado cambiar el sistema actual, pues aunque se crea en la libertad de prensa, no se va a leer algo que va en contra de tus valores.

    Hace 5 años 10 meses

  2. Gloria Marin

    Es mediodía del viernes y la bajeza desciende otro piso y alcanza el sótano. Al Rojo Vivo conecta con una periodista valenciana que se encuentra delante de una pancarta que reza: “No es abuso, es violación”. La especialista en información de tribunales -como la presenta García Ferreras- afirma que la sentencia del tan cacareado caso de la violación en Pamplona “es una condena a muerte a todas las mujeres”. Lo hace enfurecida, con palabras atropelladas. En su discurso, no falta la frase más manida durante estos días: “usted (señor juez) no debe tener hijas ni hermanas”. Dos días después, en ese mismo canal, La Sexta, la presentadora Cristina Pardo entrevista al abogado defensor de 'La Manada', cuyo pecado parece ser tratar de aminorar la pena de sus clientes. Es decir, cumplir su labor. En un momento de la conversación, la intrépida periodista le pregunta: “¿Pensaría lo mismo si fuera su hija la que estaba en ese portal?”. Lo que ha ocurrido estos días lo plasmó con suma precisión Eugenio Raúl Zaffaroni, juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en uno de los números de la extraordinaria publicación argentina Página 12. Lo bautizó como “criminología mediática” y lo situó como uno de los fenómenos habituales en los Estados donde la prensa, la opinión pública y el poder político se han dejado seducir por el populismo más ramplón y han convertido los sucesos más truculentos en una fuente de derecho. Creo que no hace falta decir que el acto cometido en Pamplona por esos cinco matones de barrio es execrable y que la víctima merece ser tratada con el mayor de los respetos y reparada en consonancia con el daño que sufrió. Está claro que hay algo que no funciona en el sistema cuando los individuos se ven impulsados a conformar 'manadas' para derramar testosterona y tratar de paliar la incapacidad de sus miembros por separado. Caiga quien caiga. Ahora bien, habría que recordarle a 'la Pardo' -que busca el aplauso fácil- que el derecho a la defensa no puede ser cuestionado cuando le convenga a la jauría. https://www.vozpopuli.com/opinion/periodismo-ilustrado-Pensaria-mismo-portal_0_1131487485.html

    Hace 5 años 10 meses

  3. dardo

    Estimada Silvia, admiro tu optimismo; hasta ahora ninguno de los gobiernos españoles de la democracia ha mostrado el menor interés por asumir sus obligaciones respecto de sus obligaciones de las recomendaciones europeas para mejorar la comunicación y facilitar el ejercicio del derecho a la información. De los partidos nuevos, solo Podemos se atreve, timidamente, a querer regular algo pero dejando fuera del cesto a la prensa. Algo que ni ellos saben como explicar...

    Hace 7 años 9 meses

  4. Silvia Chocarro

    Primera idea: realizar un mapeo/estudio/evaluación de la situación del entorno mediático en España. IPI ya realizó un primer informe, que es muy útil, pero podría ser interesante la realización de un informe más en profundidad utilizando los Indicadores de Desarrollo Mediático de la UNESCO, de forma que el resultado esté avalado por un organismo intergubernamental internacional. El resultado de este ejercicio es una evaluación que contiene recomendaciones y que el gobierno español se comprometería a tener en cuenta, en tanto España es Estado miembro de la UNESCO, la agencia de NU con la misión de promover medios de comunicación libres, plurales e independientes. Eso sí, habría que esperar a tener nuevo gobierno. Para más información sobre cómo llevar a cabo esta idea en lo concreto, a quién contactar, etc., me podéis escribir. Gracias.

    Hace 7 años 9 meses

  5. dardo

    Considero indispensable abrir este debate en España ya que el derecho a la información es un bien de la ciudadanía del cual se han apropiados los grandes medios y con la complicidad de los periodistas de confianza a su servicio y de algunas organizaciones profesionales. Potenciar los medios independientes y los medios comunitarios es indispensable para ganar ese espacio para la ciudadanía, tanto como una regulación adecuada de los medios para terminar con la indecencia cotidiana de la manipulación informativa.

    Hace 7 años 9 meses

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