1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

MÚSICA DISPERSA

‘Bossa nova’: el nuevo testamento de la samba

Sofisticó los ritmos populares brasileños y les dio pasaporte diplomático para que sedujeran al mundo entero. El responsable fue uno y trino: Antônio Carlos Jobim, João Gilberto y Vinícius de Moraes

Pablo Gómez-Pan 25/05/2016

<p>La <em>bossa</em> <em>nova</em>, asociada a los ritmos relajados, lucha hoy contra quienes la quieren convertir en mera música de ascensor.</p>

La bossa nova, asociada a los ritmos relajados, lucha hoy contra quienes la quieren convertir en mera música de ascensor.

FURIBUNDO

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

La bossa nova, literalmente “estilo nuevo”, nació en los años 50 entre las clases acomodadas de Río de Janeiro, como evocaba Carlos Lyra en la canción Influência do Jazz, por influjo de éste sobre la samba. Del cóctel salió una sambinha de salón, callada y cosmopolita, por cuyas venas corrían el ritmo sincopado afrobrasileño y la sofisticación armónica occidental. Basta escuchar la forma de cantar de crooners como Bing Crosby, Frank Sinatra y Chet Baker o las elegantes producciones de Julie London a cargo de Barney Kessel para comprobar los lazos entre esta samba modernizada y el jazz blanco de aquellas décadas. La cosa se veía venir desde la creación del club de fans de Sinatra y Dick Farney (un ídolo local nacido Farnésio Dutra, principal exponente del swing carioca), en cuyos conciertos y tertulias se daban cita muchos de los primeros bosseros. Roberto Menescal, uno de los principales compositores de la primera ola, asegura que, además, estas sambas susurrantes se cantaban bajito porque los apartamentos de los barrios de Ipanema y Copacabana tenían las paredes muy delgadas y no era cuestión de incordiar a los vecinos.

 

En el excelente documental Coisa Mais Linda: Histórias e Casos da Bossa Nova (Paulo Thiago, 2005), el director Carlos Diegues asegura que la bossa nova combinaba la voluntad de estar a la altura del mundo con un deseo obsesivo por la propia identidad nacional. A diferencia del cinema novo que Diegues practicaba, las letras llenas de esperanza de la bossa no hablaban del Brasil que era, sino del que querían que llegara a ser. ¿Escapismo? Tal vez mejor utopía, aunque los topoi estaban claros: la playa, el amor, la mujer. Afortunada y milagrosamente, esta obsesión por las garotas generalmente no degeneró en clichés como aquel terrible “sola, fané y descangayada” del tango o en ese hedonismo patriarcal que prometía el “two girls for every boy” del surf, sino que algunos de sus personajes femeninos pasarían hoy el más estricto examen de género, por ejemplo la independentísima Tereza da Praia, que no era de nadie. No está mal para la Sudamérica de los 50.

Además, el movimiento puede presumir de contar con muchísimas mujeres entre sus principales figuras, como Elizeth Cardoso, estrella del que muchos consideran el primer álbum del movimiento, Canção do Amor Demais (1957); Wanda Sa, aglutinadora de los integrantes de la segunda ola en su disco Vagamente (1954), y, especialmente, Nara Leão, que ha pasado a la historia no sólo como la musa oficial del movimiento y la anfitriona de las primeras reuniones del grupo, sino como una de sus mayores intérpretes. Aunque hoy nos parezca lo más normal del mundo, el hecho de que una chica brasileña de clase media-alta como ella se atreviera a tocar la guitarra –un instrumento que al parecer era extremadamente mal visto entre mujeres–, le abrió las puertas de la música popular a miles de brasileñas.

A pesar de su complejidad, la bossa no sólo le abrió la puerta a las mujeres, sino potencialmente a todo el mundo. Dos décadas antes del nacimiento punk, Antônio Carlos Jobim y Newton Mendonça compusieron el que probablemente sea el mayor himno al “do it yourself” o “hazlo tú mismo” que ha conocido la humanidad: Desafinado. “Usted con su música olvidó lo principal”, le reprochaban al destinatario de su canción, “que en el pecho de los desafinados también bate un corazón”. Paradójico este mensaje punk avant la lettre en una canción con una progresión armónica de más de treinta acordes (compárese con el popular three chord trick no sólo de los punks, sino de gran parte del pop de la época). Al poco, sus evangelios conquistarían el mundo:  en el 62, lleno absoluto en la actuación de algunas de sus principales figuras en el Carnegie Hall de Nueva York.

Usted con su música olvidó lo principal. Que en el pecho de los desafinados también bate un corazón

En el 63, éxito mundial de The Girl from Ipanema (traducción de la Garota de Ipanema de Jobim y de Moraes en la versión de Getz  y el matrimonio Gilberto). A lo largo de la década, decenas de jazzeros, entre ellos figuras de la talla de Duke Ellington o Wes Montgomery, sacarían discos de bossa. Algunos como Charlie Byrd y Stan Getz prácticamente se encasillarían para siempre en ese estilo. En España el estilo triunfó pronto, hasta el punto de que hasta Marisol se volvió bossera en Rumbo a Río, de 1963. De entre las decenas de músicos excepcionales que nos dejó esta revolución discreta, hay tres que lo eclipsan todo. Tal es su altura que el tándem creado por este compositor, este poeta y este intérprete ha pasado a la historia como la santísima trinidad de la bossa nova ­–como dijo Cortázar, nuestros dioses están en la tierra, no en otro lado–.

El compositor y primera persona de esta unión hipostásica es Antônio Carlos Jobim (1927-1994), también conocido como Tom Jobim. Este pianista de formación clásica añadió sobre un lecho de samba y jazz varias cucharadas de Debussy, Ravel, Villa-Lobos, Rachmaninov y Chopin –escúchese este cara a cara entre su standard Insensatez y el preludio nº 4 de Chopin–. Su obra es el testamento de una inmensa capacidad melódica, un talento que muy pocos han tenido. En una ocasión, cuando le recordaban la cantidad de melodías inolvidables que había creado, según su entrevistador sólo por detrás de los Beatles, Jobim bromeó: “Sí, pero ellos eran cuatro”. Desafinado, Samba de Uma Nota Só, Meditação (todas ellas con Newton Mendoza), Inútil Paisagem, Insensatez, Águas de Março, Garota de Ipanema, Corcovado… La lista es interminable.

Aunque su disco más popular fue Wave (1967), recomendaría tres para empezar a abordarle: Sylvia Telles Sings The Wonderful Songs Of Antônio Carlos Jobim (1965), donde una de sus primeras intérpretes, Sylvinha Telles, canta lo mejor de su repertorio; Francis Albert Sinatra & Antônio Carlos Jobim (1967), que pone un broche de oro al ciclo abierto con el Sinatra-Farney Fan Club; y por último Casa (2002), de Ryuichi Sakamoto y el matrimonio Morelenbaum (colaboradores de Jobim en sus últimos años), un tributo póstumo grabado en su propio salón y con su propio piano de cola de una finura extrema.

La segunda persona de esta unión trinitaria es Vinicius de Moraes (1913-1980), el poeta. Miembro del Itamaraty (el servicio diplomático brasileño), uno de los literatos más respetados de Brasil y tal vez su bon vivant por excelencia, De Moraes comenzó a colaborar con Jobim en Orfeu da Conceição a mediados de los 50 (una adaptación del mito de Orfeo y Eurídice que conocería el éxito mundial en la adaptación cinematográfica de Marcel Camus, Orfeo Negro, en 1959). Desde entonces colaborarían en decenas de canciones, la más conocida de ellas su celebérrima Garota de Ipanema. El mejor repaso a su carrera seguramente sea A Arte de Vinícius de Moraes (1976), pero un disco que destaca sobre toda su obra es su bellísimo Os Afro-Sambas (1965), compuesto a medias con el guitarrista Baden-Powell. No es exactamente bossa nova, tal vez incluso todo lo contrario: en vez de una modernización, es un back to basics, en el que exploran las raíces africanas del candomblé en la samba. Sea como fuere, es innegablemente uno de los mejores discos de la música popular brasileña.

Es una de las subespecies del jazz latino, sus canciones se han convertido en estándares del Real Book y sigue más que presente en el pop dentro y fuera de Brasil

La última persona, el espíritu santo –aunque es el único que hoy sigue entre nosotros en carne y hueso– es João Gilberto (1931), el intérprete. Había guitarristas técnicamente más competentes –el propio Baden-Powell, Luiz Bonfá o Bola Sete– e infinitos cantantes con mayor registro, pero fueron su imprevisible batida de guitarra, la calidez de su timbre y la intimidad de su forma de cantar las que encontraron el equilibrio justo y definieron para siempre al estilo. Primero se estrenó como guitarrista en el disco fundacional de Elizeth Cardoso del 57, pero no fue hasta su canónico Chega de Saudade (1958), con la inestimable dirección musical de Jobim, cuando la bossa cobró su forma definitiva.

Un disco pacífico, serenamente alegre y profundamente vital que no por casualidad se llama literalmente “basta de tristeza”. Menos de cinco años después, conquistaría América de la mano de su mujer y Stan Getz. En plena explosión de la bossa, no dejó de asegurar que lo que él hacía era samba. Su mejor introducción, la colección The Legendary João Gilberto: The Original Bossa Nova Recordings 1958-1961, que incluye sus tres primeros discos, Chega de Saudade (1958), O Amor, o Sorriso e a Flor (1960) y João Gilberto (1961).

La bossa nova es una música de tensiones, y no sólo en lo que respecta a su armonía. Es uno de los estilos más complejos y, a la vez, paradigma del easy listening, una música popular que supo conquistar a la jet set internacional, una música que no entendía de purezas, nacida de mezclar la alta y la baja cultura, que representa como pocas la identidad de Brasil. Su influencia puede seguir rastreándose en miles de músicas: es una de las subespecies del jazz latino, muchas de sus canciones se han convertido en estándares del Real Book y sigue más que presente en el pop de dentro y de fuera de Brasil. Algunos de sus discípulos internacionales han sido Stereolab, The High Llamas y Aztec Camera, o en España Carlos Berlanga, Parade y La Buena Vida, entre otros.

A veces, se ha tirado de la bossa con muchísima gracia, como Seu Jorge en The Life Aquatic With Steve Zissou (2004), donde versionó a Bowie a la brasileña, con tanto gusto que enamoró al propio Duque Blanco. Y otras veces con menos tino, como los franceses Nouvelle Vague, que han hecho carrera con adaptaciones dengosas de éxitos de la new wave y el post punk en clave de bossa. No es nada nuevo: habitualmente se la ha querido hacer degenerar en poco más que música de ascensor. Sin embargo, la paz amorosa de su poesía, la belleza tranquila de sus imágenes y la dificultad sin jactancias de su música continúan seduciendo al mundo y continuarán haciéndolo, año tras año, mientras no nos quedemos sordos del todo.
______________ 

Escucha aquí la selección de bossa nova de Pablo Gómez-Pan.

La bossa nova, literalmente “estilo nuevo”, nació en los años 50 entre las clases acomodadas de Río de Janeiro, como evocaba Carlos Lyra en la canción Influência do Jazz, por influjo de éste sobre la samba. Del cóctel salió una sambinha de salón, callada y cosmopolita,...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Pablo Gómez-Pan

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

1 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Alberto GZ

    Gracias por reivindicar este género, sin duda una de las cumbres de la creación musical humana y paradigma de sincretismo: Debussy, samba y jazz. Parafraseando a F. Trueba, yo también quisiera creer en Dios, pero sólo creo en Tom Jobim.

    Hace 8 años

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí