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Debate “histórico”, anunciaban las televisiones. La fanfarria sonaba también en periódicos y radios donde todo periodista o tertuliano está obligado a expresar su opinión sobre los términos, participantes y formato del debate, aunque sean lugares comunes o profecías auto cumplidas. Todos sin excepción --políticos y plumillas-- se felicitan de que exista el debate electoral como tal, clímax en que se pone a prueba la salud democrática de un país en el que durante 15 años no se pudo presenciar ni un solo debate. La Política (en mayúscula) en estado puro.
Y por fin llegó el día: una final de la Eurocopa con su “previa”, unos Oscar con el griterío de fotógrafos frente al foto-call, una miriada de cámaras que nos darían imágenes inéditas del túnel de vestuarios y una plana mayor de narradores de altura. Los moderadores del debate representarían a TVE y a las dos cadenas cuyos grupos empresariales (Mediaset y A3Media) son los T-Rex del poder mediático. Una producción de la Academia de las Artes y las Ciencias de la Televisión.
“La Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión es una institución sin ánimo de lucro y declarada de interés público, fundada en 1997 por iniciativa de un grupo de profesionales de la televisión, entre los que se encontraban Moncho del Corral, Mikel Lejarza, Rafael Ansón, Valerio Lazarov, Jorge del Corral y Jesús Hermida, que fue su primer presidente. El proyecto se consolidó en las manos de sus sucesores, primero Antonio Mercero y después Ignacio Salas. Desde 2006 el presidente es Manuel Campo Vidal, que ha impulsado la refundación de esta institución.
El Consejo de la Academia reúne actualmente a representantes TVE, Antena 3, Telecinco, Cuatro, la Sexta, las cadenas autonómicas de la Forta, así como Castilla León Televisión, Canal Extremadura, Ono, 13Tv, AISGE y Discovery Max. La Institución vela por sus intereses en este punto de encuentro que pretende defender la calidad, independencia y autonomía del medio”. (Página web de la Academia de Televisión)
“No hemos reparado en gastos.” John Hammond (Richard Attenborough) en Jurassic Park”
“Las cadenas quieren auditar los 625.000 euros que les pide la Academia por el debate”
“Las televisiones han quedado muy descontentas con el resultado final de la emisión organizada por la Academia y pedirán revisar las facturas de los proveedores.
El debate a cuatro organizado por la Academia de la Televisión en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid no ha estado a la altura de las expectativas técnicas depositadas por las principales cadenas que lo han emitido y que tendrán, ahora, que abonar los gastos totales de la producción a escote en función de la cuota de audiencia obtenida por cada canal.
Las reclamaciones más graves tienen que ver con la mala calidad del sonido de todo el programa. Hubo problemas de radiofrecuencia, interferencias y una incorrecta sonorización que hizo que hasta el aire acondicionado se colase en la emisión servida a las televisiones. Por no citar otros fallos técnicos, como la escalera que se cayó, con enorme estruendo, en mitad de una de las primeras intervenciones de Mariano Rajoy. Y hay más: la poca iluminación, el descontento generalizado con el decorado sobrio y excesivamente simple, una realización muy clásica o el incumplimiento en el horario de comienzo del programa y de interrupción de las dos pausas que trajeron de cabeza a las cadenas comerciales con sus compromisos publicitarios”. (El Confidencial, 15-6-2016)
El desastre de la final sin prórroga ni penaltis fue retransmitido por 40 cámaras mal emplazadas que vomitaban planos feos, desencuadrados y mal pinchados --no hubo plano para Sánchez en su presentación-- aliñados por un sonido zarrapastroso heredero de unos “problemas técnicos” que dejaron de existir en la niñez de muchos de los sufridos televidentes y que la Academia se encargaba de sacar del baúl de los recuerdos para servirlo en la Noche de la Noches. El candidato Iglesias fue quien más sufrió las tormentas magnéticas pero Rajoy tuvo que lidiar con la caída de una escalera (¡!), y los espectadores al otro lado del plasma con los cartelitos ilegibles de cartón pluma exhibidos por él y Rivera. Los cuatro candidatos aparecían con ojeras profundas y una piel mate, hundidos en un agujero grisáceo producto de una fotografía que no pasaría de curso en una escuela de cine local. (Entre el enjambre de asesores de imagen que acompañan a nuestros políticos, ¿no hay nadie con nociones mínimas de puesta en escena televisada? ¿Algún conocimiento audiovisual? ¿Qué se le exige a un asesor para ser asesor?).
Acaso acto fallido freudiano, el decorador académico dispuso a los candidatos delante de las rejas de una cárcel o una jaula de animales peligrosos. Las redes ardían y en ellas los comentarios de los técnicos, profesionales y artistas de la industria (¿?) audiovisual se mostraban de lo más lenguaraces. No había manera de enjaularlos, pues no en vano pertenecen a un sector que sufre el paro y el empobrecimiento a niveles inimaginables hace solo 8 años. Están casi extintos pero, al fin y al cabo, son carnívoros agresivos como los pequeños velocirraptores. Por algo fueron criados, según la prensa del régimen, a los pechos de las subvenciones públicas. “¿Velocirraptor? ¿Crían velocirraptores?" - Alan Grant (Sam Neill) en Jurassick Park.
La fanfarria utilizada como cortinilla dejó muestra del alto concepto que la Academia tiene de la música. Los encargados de su elección deben comulgar con aquel ministro llamado Wert, encargado de dejar cautivadas y desarmadas las asignaturas humanísticas y artísticas con su LOMCE (Ley Orgánica 8/2013 para la Mejora de la Calidad Educativa), Bolonia mediante. Porque los errores no acabaron con el encuentro entre candidatos: el post-partido fue en La Sexta una apoteosis del cinema verité. La llegada de los candidatos a sus respectivas sedes se vislumbró a través de imágenes pixeladas, barridos que convierten en académicos los whip pan de Paul Thomas Anderson, cámaras en mano con el pulso de un adicto a los estupefacientes y pies, muchos pies, casi un documental sobre la pedicura de las fans de Pedro Sánchez, sin ir más lejos. En el plató, agotados de asistir como espectadores a ese remake de La bruja de Blair (son casi las 2 de la mañana: hora golfa), los señores invitados a comentar las mejores jugadas esperan la pregunta-falacia: “¿quién ha ganado?”. Pero las falacias ya no existen: de eso se han encargado quienes han declarado la Filosofía (la Lógica) fósil destinado a vagar por los planes de estudio.
“La asignatura de Filosofía desaparece de cuarto de la ESO, donde es sustituida por Religión o Valores Éticos”
“Con la entrada en vigor de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), la Filosofía ya sólo es obligatoria en 1º de Bachillerato (..) Es posible que un alumno de 16 años culmine la Educación Secundaria sin tener la más mínima noción de esta disciplina. Además, en 2º de Bachillerato, la Historia de la Filosofía debe competir como optativa junto a otras 15 materias.” (La Marea, 17-1- 2016).
“La Universidad Complutense quiere reducir sus facultades de 26 a 17”
“Filología se fusionaría con Filosofía.” (El Mundo, 14-06-2016)
Al finalizar el debate, los señores y señoras (más escasas) de la Academia de Televisión se hicieron una foto de familia con cada uno de los candidatos. Posaban muy orgullosos, sin sentir las telarañas de su propia puesta en escena. La figura de Campo Vidal reproducía la ilusión de que nada ha cambiado durante las últimas legislaturas, de que da lo mismo dos que cuatro y no existe el storytelling (¿ein?), que todo se limita a colocar en Ifema un plató más grande y, eso sí, tocar bien alto las fanfarrias. Generaciones más jóvenes criadas en el mundo de la imagen-espectáculo se han acercado a la política -aunque desde todas las instituciones lo ignoren o lo desprecien- y ven con estupor como se intenta convertir un momento crucial en un asunto burocrático y casposo donde nadie se juega nada. Una metáfora terrible del concepto de “democracia rescatada”.
Pero esas generaciones no son inocentes: están acostumbradas a conseguir millones de productos audiovisuales con un solo clic y saben muy bien a quienes benefician los dinosaurios con su inoperancia, su conservadurismo y su miedo a la desaparición. No importa; como decía Ian Malcolm (Jeff Goldblum) en Jurassic Park: "La vida se abre camino".
Debate “histórico”, anunciaban las televisiones. La fanfarria sonaba también en periódicos y radios donde todo periodista o tertuliano está obligado a expresar su opinión sobre los términos, participantes y formato del debate, aunque sean lugares comunes o profecías auto cumplidas. Todos sin excepción...
Autor >
Pilar Ruiz
Periodista a veces y guionista el resto del tiempo. En una ocasión dirigió una película (Los nombres de Alicia, 2005) y cada tanto publica novelas. Su último libro es "La Virgen sin Cabeza" (Roca, 2003).
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