Italia elige a sus alcaldes
Un voto alegre y lleno de oportunidades
El Movimiento 5 Estrellas se reafirma como el gran depósito del voto de protesta, capaz de barrer a derecha y a izquierda en la segunda vuelta de las elecciones municipales. El efecto Renzi se empaña y el centroderecha está vivito y coleando
Ettore Siniscalchi 19/06/2016
Matteo Renzi.
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Queridísimos amigos iberos, ¿qué tal estáis? Dentro de poco vais a ir a votar. También en Italia estamos votando hoy domingo en las elecciones municipales de ciudades importantes. El 5 de junio se celebró la primera vuelta en ciudades como Milán, Nápoles, Turín, Bolonia y Roma.
Son unas elecciones en las que se juegan muchas cosas. Los gobiernos progresistas de las ciudades, la división de las derechas, la de las izquierdas, un juicio indirecto sobre Matteo Renzi y sobre el renzismo. Asuntos importantes, pero mientras tanto ha irrumpido la campaña electoral para el referéndum constitucional que se celebrará en octubre, dentro de cuatro meses, y más que de las elecciones de lo que se ha hablado ha sido del referéndum (somos así, siempre adelantados, pero esclavos de la contingencia).
Conviene recordar que en Italia se vota directamente al alcalde. Si ningún candidato supera el 50% más uno de los votos válidos, los dos candidatos más votados deberán someterse a una segunda vuelta. Pero también se vota por la junta municipal y, por tanto y si así se desea, por una lista, aunque no es necesario, porque se puede votar únicamente por el alcalde, y en este caso también se refuerza de forma indirecta una lista personal del alcalde (ya que todos los candidatos pueden incluso tener una lista personal además de las listas que lo apoyan); o solo por una lista, y en ese caso se vota también por el candidato a alcalde que incluye esa lista pero no a los concejales de la lista personal del candidato. Si se quiere, existe la posibilidad de indicar tanto un candidato a alcalde como una lista, lo cual no implica que se deba votar a la fuerza por una de las listas que lo apoyan: se puede votar una lista cualquiera, incluso una lista que tenga para el candidato el mismo efecto que el del asteroide para los dinosaurios. Además, cuando se vota por una lista se puede indicar el nombre de un concejal, pero no es obligatorio. Y si se elige escribir un nombre, se puede añadir un segundo nombre, siempre que sean de sexo diferente (los concejales indicados, no los nombres), pero incluso en este caso solo si se quiere incluir esos nombres. Resumiendo, un voto alegre y lleno de oportunidades. ¿No está claro? No se preocupen, no sabríamos explicarlo ni siquiera nosotros que acabamos de votar.
El único alcalde que ha superado la primera vuelta ha sido Massimo Zedda, que ha revalidado su cargo para guiar la ciudad de Cagliari, capital de la isla de Cerdeña, con una junta “a la valenciana” (que aquí también se llama “naranja” --Rivera no tiene nada que ver--), en la que confluyen moderados e izquierda radical. En las demás ciudades, habrá una segunda vuelta.
En Roma han pasado a la segunda vuelta la candidata a la alcaldía del Movimiento 5 Estrellas, Virginia Raggi, y el candidato del Partido Democrático (PD), Roberto Giachetti. En Milán el candidato de centroizquierda, Giuseppe Sala, y el de centroderecha, Stefano Parisi; en Nápoles, el candidato “naranja” Luigi De Magistris y el de Silvio Berlusconi, Gianni Lettieri; en Bolonia, el alcalde saliente, Virgilio Merola, del PD, y la candidata Lucia Borgonzoni, de la Liga; en Turín, el alcalde saliente, Piero Fassino, del PD, y la candidata del Movimiento 5 Estrellas, Chiara Appendino.
¿Quién ha ganado, quién ha perdido? El PD es el que tenía más que perder pues ya gobierna en muchas de esas ciudades. Se mantiene en el tablero, en algunos sitios crece y en otros pierde, pero como porcentaje de votos, porque ha conseguido 500.000 votos menos en las grandes ciudades. La hemorragia se ha producido sobre todo entre los votantes de izquierda (que, sin embargo, no votan a la izquierda que está a la izquierda del PD que va bastante mal, algunos votan a los 5 Estrellas, y algunos no votan). Pero el PD absorbe, en parte, el efecto de mitad de mandato, el juicio sobre el Gobierno que siempre influye en las elecciones administrativas. Pero parece que se empaña el efecto Renzi, al que esconden los candidatos que necesitan el voto de la izquierda y que ya no se muestra capaz de atraer a los votantes de centroderecha. Quizá se deba a que sigue haciendo declaraciones como que el jefe de la ex Fiat (ahora FCA, Sergio Marchionne, que ha establecido la sede legal en Holanda y la fiscal en Londres) ha hecho más por Italia que los sindicatos. Son declaraciones que, a la larga, desalientan un poco al votante de izquierdas y no constituyen una gran novedad para el votante de centroderecha (aparte el hecho de que el que lo dice es el secretario del PD).
Descubrimos, sin embargo, que el centroderecha está vivito y coleando. El declive político y psicofísico de Berlusconi, las divisiones, la irrupción de Beppe Grillo, las señales de alarma de Renzi, los intentos de los herederos aspirantes a un traspaso de poder no acaecido, no han hecho una gran mella en la masa de votantes que constituía el centroderecha de Berlusconi. Sin duda alguna, ya casi no gobierna en ninguna ciudad importante. Sin duda, el ocaso de Berlusconi es un abismo, sin un verdadero partido y con la vieja y cooptada directiva desgarrada en luchas intestinas y unida solo en contra del grupo de mujeres de las que se rodeó el anciano líder (la joven novia, la tesorera del partido) a las que desprecian incluso sus hijos, en especial Marina, que ni siquiera trata de esconderlo. Pero en donde se presenta unido, como en Milán, el centroderecha lucha por volver al gobierno de la ciudad, a pesar de los cinco años de buen gobierno de la izquierda; y en donde se presenta dividido, como en Roma (que es un caso aparte), obtiene en cualquier caso bastantes votos.
El Movimiento 5 Estrellas se reafirma como el gran depósito del voto de protesta, capaz de barrer a derecha y a izquierda, aunque en tres años en el Parlamento no hayan logrado cambiar de propuesta (pero parece que la fórmula tiene éxito). Se han presentado en pocos ayuntamientos, apostando en aquellos en los que tenían más posibilidades de ampliar las grietas de los partidos. Es evidente su éxito en ciudades como Roma y Turín y tienen buenas posibilidades de recoger el voto de las derechas, de la Liga y de la izquierda desilusionada y, en consecuencia, de ganar. Conquistar una o ambas ciudades sería un triunfo. Se ha premiado un mayor control en la elección de los candidatos (en Milán la candidata, posteriormente eliminada, fue elegida con 74 votos. No 74 votos de ventaja, 74 en total, en una ciudad con más de un millón de votantes). Es indudable que el Movimiento 5 Estrellas se está organizando para las próximas elecciones legislativas, preparados para hacer entrar en escena sus rostros más conocidos, para jugar la carta de su clase política, que poco a poco se está configurando.
Hace cinco años las elecciones en las ciudades fueron un éxito para la izquierda. Pero por aquel entonces, es decir, en 2011, estaba Berlusconi en el Gobierno. Para nosotros, en el fondo era todo más sencillo, estaba Berlusconi. Ahora salen de las malditas paredes [cita de Aliens]. Y el diario La Repubblica era el Perro Guardián de la Democracia (las mayúsculas son obligatorias). Pero no nos vayamos por los cerros de Úbeda, víctimas de la nostalgia. En 2011, decíamos, en el Gobierno estaba Berlusconi, en pleno delirio eróticosenil pero todavía en el cargo (por poco tiempo, seis meses después llegó Mario Monti). Pero en las ciudades soplaba otro viento y se impusieron las alianzas de centroizquierda. Así, en Turín, ganó en la primera vuelta Piero Fassino, figura histórica del PCI-PDS-DS-PD, que sustituyó a Sergio Chiamparino, también del PD, que había sacado a la exciudad del automóvil de los secanos de la industrialización (ambos han apoyado a Renzi en el PD). En Bolonia el alcalde siguió siendo del PD, con Virginio Merola, siempre en la primera vuelta. Sin embargo, en algunas ciudades las primarias de la coalición de centroizquierda, que se celebraron en todos los sitios, consagraron a candidatos que no eran del PD. En Milán, por ejemplo, se presentó como candidato y ganó Giuliano Pisapia y en Cagliari, Zedda (ambos de Izquierda, Ecología y Libertad (SEL), una escisión de Refundación Comunista).
En Nápoles, donde la exalcaldesa era del PD, sucedió que el centroizquierda no se puso de acuerdo y el PD presentó al exgobernador Mario Morcone (para alegría de los votantes que le concedieron el tercer puesto). Luigi De Magistris, un exmagistrado que logró el segundo puesto con una coalición de izquierdas a la izquierda del PD, se enfrentó al candidato de Berlusconi y ganó por sorpresa. Estos tres últimos alcaldes están considerados como alcaldes “naranja”: alianza amplia de centroizquierda pero con alcalde que no es del PD. En Roma, que es un caso aparte, se votó en 2013 y se habría debido votar en 2018, pero ya hablaremos de este caso más adelante.
En Milán, Giuliano Pisapia ha sido el símbolo más eminente de la época naranja. Un abogado de la burguesía ilustrada, muy burgués y muy de izquierdas, que en una ciudad tendencialmente de derechas, logró suscitar una gran esperanza y movilizar a los barrios burgueses y populares, moderados y de izquierdas que no se reconocían en el PD. En el caso de Milán se puede hablar realmente de “primavera”. El presupuesto municipal saneado, la gente por la calle y en los locales de ocio, los servicios sociales que funcionan, transportes públicos eficientes, atención a los desheredados, acogida a los extranjeros, un evento lleno de riesgos como era la Exposición Internacional 2016 –heredado de la junta anterior-- bien administrado, sin escándalos y que ha dejado en herencia para la ciudad unas estructuras de calidad: la Milán actual es irreconocible en comparación con la de antes. ¿Todo bien, por tanto? No del todo.
Es difícil reconstruir cómo la experiencia naranja milanesa se haya metido ella sola en una crisis política de estas dimensiones (y creo que no lo saben ni siquiera ellos). Podemos enumerar una serie de circunstancias. En primer lugar, Pisapia esperó demasiado tiempo para decidir si volvía a presentarse como candidato. Después, cuando decidió que no se presentaba de nuevo, no gestionó bien la situación, creando tensiones en la junta y entre los que podían ser sus sucesores. Eligió en total soledad a su delfín, la vicealcaldesa Lucia De Cesaris que, posteriormente, empezó a pelear con todos los miembros de la junta para después dimitir, sorprendiendo al mismo Pisapia. Poco después eligió a otra sucesora, y tampoco salió bien esta vez. Era Francesca Balzani, exconcejala responsable de los presupuestos y vicealcaldesa después de De Cesari, nombrada a dedo, sin discutirlo ni con los concejales ni con sus aliados, ni siquiera con esa parte del PD que había sido determinante para su victoria en las primarias, al votarle a él en las primarias de 2011 y no al candidato del partido, el arquitecto Stefano Boeri.
En las primarias de coalición de este año, Pisapia y la izquierda a la izquierda del PD presentaron a Balzani, mientras que la mayoría del PD presentó a Beppe Sala, y la minoría de la izquierda del PD presentó a Pierfrancesco Maiorino, apreciado concejal responsable de los servicios sociales. Ganó Beppe Sala. Y Balzani, después de haber afirmado que renovaría su compromiso con la ciudad, decidió que no, que se había equivocado, que era mejor que no. Beppe Sala tiene el estigma de ser el candidato renziano. Así le ha descrito la izquierda a la izquierda del PD de Milán (permitiendo presuponer de esta forma que una victoria suya habría sido una victoria de Renzi). Pero de Sala también se dice que es un infiltrado de la derecha. Ha sido dirigente empresarial, primero en Pirelli y más tarde en Telecom, y posteriormente llegó a ser director administrativo del Ayuntamiento milanés, nombrado por la alcaldesa de derechas Letizia Moratti. Además, dirigió la empresa pública lombarda que se ocupa de energía y servicios y fue nombrado comisario para la Exposición Internacional por Pisapia.
Es indudable que Sala no es un alcalde naranja, pero tampoco es un alcalde de derechas. Pertenece a esa burguesía lombarda progresista, de la que era expresión también Pisapia, y proviene de una experiencia empresarial y no política. De una experiencia empresarial, pero más política, proviene también el candidato del centroderecha Stefano Parisi. Economista, antes en el Ministerio del Trabajo y después en el de Economía, más tarde en Fastweb (empresa de telefonía e Internet de fibra óptica), fundador de Chili, una plataforma italiana de distribución de filmes en directo que no tuvo mucho éxito. Dos perfiles más “técnicos” que políticos que representan la crisis política de la derecha y de la izquierda. Sala no es un alcalde naranja pero es quien puede conservar esa experiencia. Parisi no es un alcalde en la estela de Berlusconi, ni en la de la Liga ni en la de Comunión y Liberación, pero es el que mejor puede permitir a ese sistema de poder que vuelva a la sala de mandos.
Permaneciendo en el norte, nos trasladamos a Turín y a Bolonia. En la ciudad a los pies de los Alpes, el enfrentamiento entre Piero Fassino, del PD, y Chiara Appendino, del Movimiento 5 Estrellas, sigue abierto. A pesar de la ventaja del alcalde, la contrincante tiene la posibilidad de obtener muchos votos de los que han votado a la derecha en la primera vuelta. En Bolonia puede suceder algo semejante. Virginio Merola juega con ventaja con respecto a la candidata de la Liga, Lucia Borgonzoni, hacia la cual pueden converger los votos de los votantes del Movimiento 5 Estrellas. En Turín, Milán y Bolonia, exponentes de la izquierda a la izquierda del PD consideran que los candidatos del centroizquierda son poco de izquierdas y que por esta razón es mejor que ganen los otros. La convergencia antiPD puede costar cara al PD, incluso en Roma. Exponentes de peso de la Liga o de la derecha berlusconiana han declarado que votarán a los candidatos del Movimiento 5 Estrellas y estos han manifestado a su vez que sus primeros objetivos son el PD y el centroizquierda...
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Traducción de Valentina Valverde.
Queridísimos amigos iberos, ¿qué tal estáis? Dentro de poco vais a ir a votar. También en Italia estamos votando hoy domingo en las elecciones municipales de ciudades importantes. El 5 de junio se celebró la primera vuelta en ciudades como Milán, Nápoles, Turín, Bolonia y Roma.
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