Hace 15 años, un grupo de 40 chicas que jugaban al fútbol se quedaron sin equipo al desaparecer el Coslada CF femenino. La entrenadora de aquel grupo, María Vargas, junto a su guardameta, Lola Romero, empezaron a pensar quién les podía ayudar y se dirigieron al Atlético de Madrid por la afinidad de Vargas con los colores. El club rojiblanco se mostró receptivo y decidió colaborar con ellas, facilitándoles equipaciones oficiales y ayudándoles a buscar un campo donde jugar. Partiendo de la categoría más baja, comenzaron un nuevo camino vestidas de rojiblancas que ha terminado por alcanzar un éxito inimaginable en aquel momento: ganar su primer gran título oficial, la Copa de la Reina, al derrotar en la final al poderoso FC Barcelona.

Qué mejor manera que devolver la confianza de aquel complicado momento vivido en el 2001, de agradecer todo el apoyo mostrado a lo largo de todos estos años, de hacerlas sentir unas más dentro de la entidad, que ganar un título con los colores del club. Ellas se han ganado vivir este momento con su esfuerzo y su trabajo, pero hay veces en la vida que necesitas que alguien te tienda la mano y te dé la oportunidad de demostrar tu valía. Y Romero es consciente de ello y por eso siempre ha declarado que “si no fuera por el apoyo que nos ha dado el Atlético de Madrid en todo momento, si no nos hubiera cogido de la mano en los malos momentos, habría sido imposible llegar a donde hemos llegado”.

Esta temporada quedará sin duda en la memoria de las responsables del equipo. Ha acabado de la mejor manera, con el sabor más dulce posible, pero no todo ha sido de color de rosa. Tras el segundo puesto de la pasada campaña se empezó la actual con la ilusión de poder luchar por la Liga haciendo una fuerte apuesta con la contratación de Sonia Bermúdez, una de las mejores jugadoras nacionales. Sin embargo, el equipo no ha cumplido con las expectativas. Se quedó fuera de la pelea por ganar el título demasiado pronto y no pudo repetir ese segundo puesto, perdiendo la posibilidad de repetir presencia en la Champions la próxima temporada. El cambio de entrenador a mitad de temporada fue un síntoma de que las cosas no iban como se esperaba. Su debut en la máxima competición continental --donde se vio que aún está lejos del nivel de los grandes clubes-- supuso cumplir un sueño, pero la ambición que se presupone obliga a competir en Europa de forma regular.

De hecho, con la euforia de haber logrado la clasificación para disputar por primera vez la Liga de Campeones femenina, la presidenta del equipo, Lola Romero, reconocía a CTXT hace un año que “quedar segundas en la Liga es casi como quedar campeón, porque te da el mismo premio, jugar la Champions. Ganar la Copa no te permite jugar nada más”. Quizá ahora, con la alegría de tener un trofeo en sus manos, lo vea con otra perspectiva.

Además, el desagradable episodio vivido con la guardameta del equipo filial, Sara Ezquerro, y la publicación de unas imágenes en las que se la veía celebrando el triunfo del Real Madrid en la final de la Champions, generó un ambiente enrarecido alrededor de la sección. Pocas cosas llevan peor los aficionados atléticos que alguien de los suyos haga guiños (y en este caso algo más que eso) al eterno rival. Cosas como esa suponen el peor virus para una sección que está en el proceso de ganarse poco a poco el cariño de la masa social. De cara al futuro convendría cuidar más esos detalles. Cada uno es libre de ser del equipo que quiera, pero deben guardarse las apariencias. Por eso, este título de Copa ha llegado en el mejor momento. Es el bálsamo perfecto para curar las heridas, las deportivas y las extradeportivas, que habían lastimado al equipo en los últimos meses.

El crecimiento de la sección es indiscutible a todos los niveles. Cuando iniciaron esta etapa de la mano del Atleti había dos equipos con 40 chicas. Y ahora existen doce conjuntos en los que juegan más de 300 jugadoras. Y uno de los más importantes es el aumento de los seguidores que van a ver sus partidos. Este año se ha producido un gran salto en ese aspecto con momentos históricos, como el del partido ante el Olympique de Lyon, en el que se dieron cita en el Cerro más de 2.500 personas. No hay mejor manera de atraer cada año a más gente que proporcionarles momentos de alegría y motivos para estar orgullosos de tener un equipo femenino en el club, como el que se vivió el pasado domingo.

Hasta ahora, la relación de la sección con el club era a través de un acuerdo de asociación, pero el Atleti Féminas tenía su propio organigrama, distintos patrocinadores y una sede social distinta. A partir del día 11 de julio, cuando se apruebe en la junta extraordinaria de accionistas, pasará a integrarse definitivamente en la estructura del club colchonero, por lo que será Enrique Cerezo el que figure como presidente y Lola Romero pasará a formar parte del consejo directivo del club. Si hasta ahora el Atleti había hecho sentirse a las jugadoras como profesionales, ahora lo serán de verdad.

Quince años después de iniciar este camino, diez años después de llegar a la élite, el Atleti Féminas ha devuelto el favor, ha pagado la deuda moral que tenía con los que le tendieron la mano. Es el momento de poner el contador a cero pero con todo el bagaje y la experiencia acumuladas en estos años. “Ahora ya sabemos cuál es la manera de jugar para conseguir algo" comentó la capitana, Amanda Sampedro, que también expresó un deseo: “Esperamos que éste sea el primer título de muchos". Que así sea.