Testimonio
Nos faltó explicación
Sol Sánchez 29/06/2016
Iglesias y Garzón se abrazan durante el mitin de Alicante.
TW IZQUIERDA UNIDAEn CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Una de las consignas de los movimientos sociales --de los que provengo y en los que continuo militando-- es “otro mundo es posible”.
Una de las condiciones indispensables para hacer, para construir, para posibilitar ese otro mundo posible, para mí es sin duda la explicación. Explicar. Describir a través de la palabra y el dato tanto el mundo en que vivimos como en el que queremos vivir. Arrojar luz sobre los mecanismos que producen el actual estado de cosas en que nos encontramos. Hacer caer las cortinas que los mantienen en la penumbra para que todo el mundo pueda ver los engranajes, y visibilizar que no son inevitables, que no son inmutables, que solo responden a formas humanas de hacer cosas que podrían ser hechas de otras muchas formas. Otras formas que, eso sí, responderían a otros intereses.
Quizá, antes de empezar a etiquetar esas “otras muchas formas”… y de arquear la ceja en caso de que la etiqueta del otro o la otra no coincida con la mía, hubiera sido mucho más efectivo preguntarnos si de verdad estábamos dando una explicación inteligible. Una explicación que haga a la gente reconocerse en ella, e identificar su situación y de dónde procede más allá de la retórica individualista que carga a cada uno y cada una con la responsabilidad de su suerte. Más allá del marco de pensamiento neoliberal. Más allá del pensamiento único. Una explicación tejida entre las vidas diarias de las personas y las decisiones políticas de quienes les representan.
Creo que entre los errores de la Coalición Unidos Podemos el pasado 26J nos faltó explicación y no nos sobraron símbolos.
Los símbolos, más allá de lo identitario, no ofrecen únicamente la aprehensión de algo concreto sino que condensan todo un campo de realidad a veces en una señal, otras incluso en un simple gesto… y también ¿por qué no? en un pin, una chapa, una bandera, muchas banderas, y el cruce de los colores de todas ellas… si tenemos el coraje suficiente para no hacer competir esos símbolos que convivieron en nuestros mítines y actos de Campaña, además de revelar desvelarán, además de captar significarán, además de explicar conmoverán, además de proporcionar conocimiento arrastrarán a la acción, porque los símbolos siempre han sido y serán mediadores en relaciones de poder; las visibilizan, y de este modo las explican a un nivel más profundo que la mera palabra. Los símbolos –así construidos-- hubieran reforzado nuestra explicación si esta hubiera existido.
La confrontación, el miedo y la culpa
La lectura del voto del miedo tiene su cara y su cruz, porque está claro que la derecha movilizó a sus votantes a través de él, pero me temo que nosotras tuvimos "miedo" a movilizar, "miedo" a ser, "miedo" a responder y argumentar, nosotras fuimos parte activa de la Campaña del miedo por acción u omisión. Y a mí es la autocrítica lo que me interesa, y mucho más ahora, sin desplazar ni proyectar responsabilidades sobre los demás, porque si las puedo asumir y comprender, nos harán crecer y mejorar. Lo que te suele destruir es lo que te obstinas en ignorar.
Cegados por la posibilidad de tener algo que perder nos volvimos conservadores. Ante unas encuestas excesivamente favorables desaprovechamos la oportunidad de confrontar --de nuevo de explicar-- nuestras diferencias de forma nítida con el resto de opciones políticas; unas opciones que ya votan al alimón en Bruselas a favor de Tratados de libre comercio e inversión como el TTIP, TISA y CETA, que cambiarán la vida de millones de ciudadanos y ciudadanas europeas, que no discuten la conveniencia de la Unión de Mercado de Capitales que desregulará aún más los mercados financieros causantes de la crisis que aún nos asuela, proyectos empobrecedores para la mayoría social contra los que las fuerzas que integran esta Coalición también llevan luchando codo con codo mucho tiempo en el Parlamento Europeo. Coherencia.
No hemos alzado la voz suficientemente para aclarar que sólo una correlación de fuerzas a favor de quienes no comulgan con el neoliberalismo imperante aseguraría --al menos-- una oportunidad para que la socialdemocracia dejase de mimetizarse con la derecha. Derecha que hemos de recordar es quien está en el poder allí donde se rompió la UE. Una UE construida y destruida por la derecha –y la extrema derecha-- que amenaza y extorsiona a los griegos con el Grexit y se pliega a todas las condiciones que le piden los británicos para evitar el Brexit, sin además conseguirlo. Y que sin embargo pivotó la culpa sobre nosotras, eso ya con más éxito.
Y es que el miedo se esconde en la oscuridad y si no abres las ventanas y arrojas luz en los rincones, la imaginación es libre para confundir las formas e imaginar monstruos, por irreales que estos sean. El que calla otorga, dice el saber popular...
Imaginar, crear, feminizar, construir
Llegados a este punto, de ser el final, parecería que todo es negativo y no ha habido más que errores. Nada más lejos de mi intención ni de mi interpretación de los hechos. Cierto es que se avecinan, con este arco parlamentario, muchas dificultades para el sostenimiento y recuperación de la mayoría social y las clases populares del Estado español. No negaré la mayor. Ni siquiera hemos conseguido acceder al poder institucional que ya sabemos que no es el poder real, pero ayuda.
¿Qué hemos conseguido entonces? O mejor ¿Qué podemos haber conseguido si no perdemos la calma y guardamos la testosterona política que parece estar proliferando en estos momentos que deberían ser de reflexión y análisis?
Pues hemos puesto, nada más y nada menos, lo que puede ser la primera piedra para la construcción de un frente amplio, que sabemos (guste más o guste menos) será la única opción con potencia suficiente para disputar el poder institucional y crear referentes culturales novedosos sin renegar del pasado ni esconderlo, pero sin vivir en él de forma nostálgica: eso es lo que más temen aquellos a quienes nos enfrentamos. Hemos descubierto que el camino es una polifonía donde podemos construir colectivamente un proyecto común. Como solistas tendremos nuestro público, pero si queremos construir algo, tendremos que hacer primar la armonía y convivir.
A lo largo de la pasada Campaña participé en alguno de los actos que se titularon “mujeres cambiando el país” con compañeras de prácticamente todas las formaciones que componen la Coalición. Fue realmente un soplo de aire fresco. Llegamos a la conclusión de que era imprescindible feminizar la política. La feminización de la política y la unidad popular, eran y son el camino. Ahí no hay equivocación. Si volvemos al viejo sistema de competir porque no hemos ganado en vez de seguir cooperando y colaborando, entonces si habremos perdido. Y todavía hay mucho que ganar.
---------------------
Sol Sánchez es activista social y concurrió como candidata de Unidos Podemos en la lista de Madrid, en el noveno puesto.
Una de las consignas de los movimientos sociales --de los que provengo y en los que continuo militando-- es “otro mundo es posible”.
Una de las condiciones indispensables para hacer, para construir, para posibilitar ese otro mundo posible, para mí es sin duda la explicación....
Autor >
Sol Sánchez
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí