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Vivir en la Argentina te educa en la intensidad: cualquier día puede convertirse en un viaje en montaña rusa. La opinión pública sufría aún las resacas del arresto y procesamiento de José López, exfuncionario kirchnerista pescado in fraganti el 14 de junio mientras intentaba esconder casi diez millones de dólares en un convento, y de la detención en Paraguay del prófugo Ibar Pérez Corradi, buscado como presunto autor intelectual de un triple asesinato vinculado al narcotráfico, cuando la final de la Copa América Centenario y la derrota por penales ante Chile el domingo 26, volvió a cambiar el eje de todas las charlas de café ante la renuncia de Lionel Messi al seleccionado de fútbol. Se puede replicar que son hechos de distinta valía. Pero en la patria de Cambalache, ya dijo Discépolo en ese tango, "ves llorar la Biblia junto a un calefón".
Contra el impacto emocional de la renuncia de Messi, una noticia que une deporte, negocios y leyenda (se calcula que la selección perdería unos 180.000 euros por partido si no juega su estrella mayor), no pudieron siquiera las novedades político-judiciales de la semana. El interés de la gente por seguir minuto a minuto las implicancias de la decisión del número 10 que ya es el mayor goleador de todos los tiempos con la camiseta albiceleste marcó un récord de visitas en el sitio web de Clarín, el diario más importante del país, con 3.158.470 de usuarios únicos, superando, por ejemplo, las que siguieron a la elección del papa Francisco.
La renuncia del futbolista le ganó a la política y atenuó incluso el impacto popular de dos medidas judiciales que involucraron a la cúpula del kirchnerismo: los allanamientos realizados el jueves 30 en once propiedades de Cristina Kirchner en Santa Cruz (caso Los Sauces S.A), que la expresidenta tildó de "abuso de poder y persecución política" por Twitter. Y la orden de la sala II de la Cámara Federal, que también ese día confirmó el procesamiento por lavado de dinero del empresario k Lázaro Báez, y señaló al juez Sebastián Casanello la necesidad de investigar las relaciones entre Báez y la expresidenta (en la causa conocida como La ruta del dinero K).
"Paralelamente existieron, en forma continuada y repetida, vínculos —al menos comerciales— que unían a firmas privadas de Lázaro Báez con otras ligadas a la entonces presidenta de la Nación, Cristina Fernández, o a familiares de la nombrada", afirma el tribunal. Pero lo de Messi superó largamente el interés que despertaron esas novedades judiciales. Para hoy, 2 de julio a las 18, se ha convocado incluso un "banderazo", cuya página de Facebook (Todos al Obelisco. Messi no se va) supera las 63.000 adhesiones de potenciales asistentes y crece minuto a minuto.
Rebobinemos. Pocos minutos después de terminado el encuentro y agobiado por el final del partido (4 a 2 en penales contra Chile) que actualizaba, entre lágrimas, las dificultades del plantel para ganar en las finales de las que ha participado últimamente (con esta ha perdido tres: la Copa del Mundo 2014, la Copa América 2015 y la Copa América Centenario 2016), el crack anunció su renuncia a la selección nacional y el país entero se lanzó a pedirle —por favor — que no se vaya.
Del presidente Mauricio Macri a Diego Maradona, se multiplicaron los llamados telefónicos invitándolo a recapacitar, las encuestas para palpar de emociones a los hinchas ante la noticia y los debates en las redes sociales. Un día después del anuncio, que el futbolista realizó a minutos de la derrota ("La selección se terminó para mí por el bien de todos. (...) Ya lo intenté mucho y no se dio. Me voy sin poder conseguirlo"), el hashtag #NoTeVayasLio fue tendencia en Twitter con 6.800.000 tuits, superando incluso las 6,63 millones de reacciones que condenaron el atentado contra la revista parisina Charlie Hebdo, en enero de 2015, con la consigna #JeSuisCharlie.
Ese lunes los carteles luminosos de la ciudad de Buenos Aires se plegaron al pedido y la leyenda No te vayas Lío llegó a incluirse en los anuncios de las estaciones de la red de subterráneos (metro) que alternaron la información sobre la frecuencia de los trenes con el pedido de 40 millones, algo así como la tribuna más grande del mundo.
Psicodiagnóstico de una cultura exitista, a la que le sabe a poco la condición de subcampeones de América, la decisión de Messi y la reacción social ante ella desnudan mucho más que decepción y tristeza. Algo de eso expresó la maestra entrerriana Yohana Fucks en una carta abierta que ganó los medios de comunicación, pidiéndole al futbolista que no contribuya con su decisión a subrayar en sus alumnos la idea de que no importa el esfuerzo: "Por favor, no renuncies, no les hagas creer que en este país solo importa ganar y ser primero".
Precipitada por el resultado del partido, la renuncia de Messi amplifica algo que viene arrastrándose desde hace tiempo: la crisis de la Asociación del Fútbol Argentino, institución mayor del deporte a nivel local, que no ha podido reorganizarse tras la muerte de su presidente, Julio Grondona, en julio de 2014. Las irregularidades son diversas y mientras la Justicia sigue investigándolas, a partir de esta semana una comisión normalizadora de la AFA será encabezada por la FIFA.
En declaraciones a la señal de cable Todo Noticias, el filósofo Tomás Abraham analizaba la decisión de Messi en ese contexto: "Hay una tendencia argentina a creer que somos los mejores del mundo en cualquier cosa y cuando se te pincha el globo empezás a buscar culpables. Este debate va a durar un tiempo. A Messi hay que dejarlo que haga su duelo personal (...) Le diría andate al Caribe, pasalo lindo, preparate con el Barcelona y volvé cuando quieras. Pero es difícil que vuelva con la AFA como está. La AFA en este momento es como si no existiese".
El país sigue en vilo, esperando que haya vuelta atrás de la decisión. Después de todo, recuerdan los optimistas, también pasó con Maradona: tras perder en Italia 90 la final contra Alemania le dijo adiós a la camiseta de la Selección. Siete meses después aceptaba volver (su problema con las drogas demoró el regreso, que se concretó en noviembre de 1993).
Algunos datos obligan, entretanto, a pensar más hondo y más lejos las cicatrices y empeños de un país adicto al triunfo: la última encuesta nacional sobre este tema, realizada por Management & Fit sobre 1.200 casos de personas entre 16 y 70 años, señala que el 82,8% de los hinchas considera que Messi, que asumió en términos personales la derrota, debería seguir en la Selección. Del mismo cuestionario surge que el 44,9% de los consultados siente que la sociedad argentina no sabe valorar a sus ídolos.
Le pregunté a mi hijo de 10 años —un apasionado por el deporte, libre sin embargo de fanatismos— qué piensa él sobre el tema: "Vuelve, ma. Está cansado. Pero es el mejor y tiene tiempo", me dijo con seguridad de comentarista deportivo, casi con el mismo espíritu con el que Almafuerte escribía en Avanti: "Si te postran diez veces, / te levantas otras diez, otras cien, otras quinientas: / no han de ser tus caídas tan violentas / ni tampoco, por ley, han de ser tantas". "Ponelo en tu columna...", pidió el chiquilín. Cumplo.
Vivir en la Argentina te educa en la intensidad: cualquier día puede convertirse en un viaje en montaña rusa. La opinión pública sufría aún las resacas del arresto y procesamiento de José López, exfuncionario kirchnerista pescado in fraganti el 14 de junio mientras intentaba esconder casi diez millones...
Autor >
Raquel Garzón
Raquel Garzón es poeta y periodista. Se especializa en cultura y opinión desde 1995 y ha publicado, entre otros libros de poemas, 'Monstruos privados' y 'Riesgos de la noche'. Actualmente es Editora Jefa de la Revista Ñ de diario Clarín (Buenos Aires) y Subdirectora de De Las Palabras, un centro de formación e investigación en periodismo, escritura creativa y humanidades.
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