1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

CINE DE VERANO

‘Into the wild’: la (im)posibilidad de una isla

¿Qué harías, sociedad, si nos fuéramos todos, a empezar de nuevo en otra parte?

Miguel Ángel Ortega Lucas 10/08/2016

<p>Fotografía promocional de <em>Into the wild</em> (2007).</p>

Fotografía promocional de Into the wild (2007).

PARAMOUNT

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Quizá porque has venido solo, también; quizá porque te he visto pasar solo, justo a mi derecha por el pasillo entre los asientos, distrayéndome un segundo de mi taciturna vigilancia de este patio llenándose de gente –ni ganas he tenido hoy, siquiera, de comprarle nada a mi íntima desconocida de la tienda de chucherías–; seguramente por tu aire distraído, tímido, buscando asiento en la penumbra aún azulada del atardecer como si se te hubiera caído algo y lo estuvieras buscando –como si pidieras disculpas, casi–, te he seguido vigilando desde lejos: sin poder evitar pensar que pareces demasiado solo para la edad que tienes, o pareces tener.

He seguido espiándote, desde aquí atrás, mientras la gente comienza a engullir con alegría despreocupada las palomitas o los bocatas traídos de su casa, mientras oscurece sobre la playa y la pantalla se ilumina, iniciando la retahíla de tráilers antes de la película que hemos venido a ver. Escruto tu perfil, entiéndeme, con interés antropológico; como si fueras un viejo conocido, alguien con quien me uniera un soterrado hilo de semejanza. Eres muy flaco, el pelo imposible trata de ocultarte los ojos como un antifaz (¿quién no quieres que te reconozca?), no puedes tener más de veinte años. Al otearte desde aquí lejos pienso –perdóname, no sé por qué– que estás demasiado solo, y entonces recuerdo otra vez lo que sintió Pessoa (o siento lo que recordó Pessoa), una vez, al seguir con la mirada la espalda desvalida de un transeúnte en una calle desierta de Lisboa: Los pobres diablos de hombres, el pobre diablo de la humanidad. ¿Qué está haciendo aquí todo esto?

Lo cual es un sentimiento muy piadoso, pero lo cierto es que tendrá más que ver con nuestra propia guardia baja que con aquel hombre, o contigo; mi semejante, mi hermano, con quien trato de establecer un parentesco sin base real alguna (Dios sabe si te has despistado y creías venir a ver alguna obra magna de la saga Crepúsculo). Pero entonces empieza la película, y al muy poco tiempo, por lo que pasa en la pantalla, y por tu gesto contraído, comienzo a entender.

En la pantalla hay otro chaval, algo mayor que tú. Andando, al principio, él solo también (demasiado solo), por un paisaje blanco y descomunal; abriéndose camino, con una mochila llena y el pelo revuelto y barba de muchos días, por entre una nada gigantesca de nieve; montañas con nieve, abetos nevados, cielo blanco como la nieve misma. Pronto sabremos que no es sólo un buscador, o un kamikaze, sino un fugitivo de su propia vida, de esa vida falsa con que el entorno trata de tentarle y  chantajearle a un tiempo, de prometerle todo a cambio de Todo; de augurarle el paraíso (material) en la tierra a cambio siempre de hipotecar su alma hasta haber llegado adonde había que llegar, aunque luego nadie sepa exactamente dónde queda eso.

El rebaño dominante, lo habrás notado ya, está lleno de ovejas creyéndose distintas porque balan cada una con una entonación distinta en Twitter

El chaval de la película es brillante, aguerrido, noble como el metal y testarudo como las piedras, con esa determinación –fe– en las posibilidades de la vida que sólo traen de serie unos cuantos afortunados a este mundo. Acaba de graduarse. Podría continuar sus estudios en Harvard, pero se lo está pensando. Sus padres –un matrimonio que ha consagrado su vida al prestigio, al dinero y a joderse la vida el uno al otro, y de paso un poco también la de los hijos– le quieren regalar un coche nuevo, pero él dice que para qué, si el que tiene funciona perfectamente, aunque esté ya viejo. El chaval podría ir a Harvard; el problema es que no sólo ha leído libros, sino que ha leído ya, orientado por su propio instinto salvaje, a algunos autores que jamás hubieran pasado una entrevista personal en Harvard. El chaval es lector militante de Henry David Thoreau. Alguien que escribió mediado el siglo XIX, en un libro llamado Walden (La vida en los bosques), cosas como ésta:

Pero los hombres trabajan bajo la influencia de un error. La parte mejor del hombre muy pronto es arada para abono de la tierra. Por un aparente destino comúnmente llamado necesidad, los hombres se dedican, según cuenta un viejo libro, a acumular tesoros que la polilla y la herrumbre echarán a perder y que los ladrones entrarán a robar. Esta es la vida de un tonto, como comprenderán los hombres cuando lleguen al final de ella, si no lo hacen antes. (…) Fui a los bosques porque quería vivir  deliberadamente, enfrentar sólo los hechos esenciales de la vida, y ver si podía aprender lo que ella tenía que enseñar, no sea que cuando estuviera por morir descubriera que no había vivido. (…) Si un hombre no marcha a igual paso que sus compañeros, puede que eso se deba a que escucha un tambor diferente. Que camine al ritmo de la música que oye, aunque sea lenta y remota.

El chaval rompe sus carnés y sus tarjetas, dona todos sus ahorros y se va a la carretera, a los bosques, a donde el camino le lleve siguiendo la ruta salvaje del oeste norteamericano. Después de varios meses sin dar señales de vida, y de que encuentren su viejo coche abandonado, los padres empiezan a entender que su hijo se ha ido por su propio pie. Y que no quiere que le encuentren.

 

No te conozco, pero es probable –sigo dialogando mentalmente contigo desde aquí detrás, ya lo ves– que creas con demasiada frecuencia que no estás donde deberías estar. La sospecha tenaz, como el zumbido lejano de un mosquito, de que la vida no es esto, no debe de ser esto. (Este mundo podría dividirse entre los que se sienten de esa forma y los que no. Al menos, entre los que se sienten así de manera patológica, irreversible, y los que pasan por ello como por un catarro intermitente.) Demasiadas veces, quizás, te ves viviendo la vida de otro: alguien que se supone eres tú, pero que sientes como un usurpador de ti mismo, como si el tú que es de verdad Tú hubiera sido amordazado hace siglos en las catacumbas de la conciencia, y arriba, en la superficie, impusiera su ley una máscara triste que calla por no gritar, o vomitar.

No sé nada de tu vida, y es imposible adivinarlo desde esta fila de atrás del cine, pero es probable que no entiendas este mundo: sus reglas, llamadas adultas, de compra-venta continua, de continuo intento de estafa; su crueldad gratuita contra todo, contra todos; su candorosa arrogancia, transmitida y seguida a diario por la escandalosa mayoría, en torno a estupideces que harían bostezar a un perro, si el perro llegara a entenderlos, horrorizado. Te dicen que las cosas son así porque siempre han sido así, y más te vale asumirlo cuanto antes, aprender las reglas. Te dicen que hay que ser alguien en este mundo, como si tú no lo fueras ya. Como si uno naciera nadie, y hubiera que estudiar desde que naces el manual que escribieron los otros álguienes para ser alguien; y así todos los álguienes peleando en la rueda de hámster durante el resto de sus vidas sonámbulas para ser el Alguien que gobierne y domine y a ser posible defeque sobre el resto de álguienes. El mundo que han construido se divide en álguienes y nadies, y tú les mirarás el resto de tus días, con tu etiqueta de nadie, pensando que el mundo es un colosal parvulario de niños jugando a la guerra
y de niñas aspirando también a jugar a la misma guerra, pensando que, si éstas son las reglas, a ti no te interesa el juego.

El único mensaje, escupido y gritado, por los garrulos del plató, los garrulos del Congreso. El del putrefacto y fraudulento miedo

No sé nada de ti pero lo normal –y ruego adviertas el palabro: normal; o sea, la norma universalmente aceptada– es que te hayan enseñado en las instituciones  educativas a las que has acudido, de Harvard a la guardería, que para prosperar en esta vida hay que desconfiar de manera sistemática del de al lado –el prójimo, lo llaman luego piadosamente en clase de religión–; que el inteligente es el más capacitado para asumir, sin crítica ni contexto ni siquiera interés, un sistema de pensamiento petrificado y clonado en serie para mantener a “la organización que necesita esclavos para mantener a la propia organización que necesita esclavos” (Antonio Gala); que el listo es el más capaz de engañarte, y el tonto eres tú, que, por no tener prisa o por querer ceder el paso, eres siempre el que se queda sin chocolatina.

No conozco tus criterios, pero es probable que el único mensaje, escupido y gritado a todas horas por los grandes faros del pensamiento nacional, por los periodistas, la publicidad, los garrulos del plató, los garrulos del Congreso y los informativos (al menos los que se ven en tu casa), te parezca el del putrefacto y fraudulento miedo, el del gabinete de prensa del miedo, tratando de convencerte sin descanso de que si no eres así, como éste, fracasarás; si no compras esto, no serás como sueñas; si crees que el mundo es un lugar donde también pasan cosas emocionantes, aparte de crímenes de frenopático y demagogos, donde también hay gente en quien se puede creer, donde también son posibles la aventura, la compasión, la decencia y la belleza, el bien a cambio de nada y el dormir bajo las estrellas sin que te roben la cartera, serás un pobre raro sin remedio, es decir: alguien que, puesto que no teme a las mismas bestias mitológicas de la tribu, ni se interesa por las mismas lucecitas que el rebaño, será considerado idiota (el rebaño dominante, lo habrás notado ya, está lleno de ovejas creyéndose distintas porque balan cada una con una entonación distinta en Twitter).

Qué pasaría, sociedad, si me fuera. Qué harías si nos fuéramos todos, a empezar de nuevo en otra parte

No sé nada de ti, en fin; lo más probable es que me lo esté inventando todo. Pero estoy seguro, a estas alturas de la película [en la pantalla, el chaval protagonista casi ha cumplido todas las edades para saber su verdadero nombre; la banda sonora de Eddie Vedder no ayuda nada a controlar emociones], de que demasiadas veces te preguntas, agotado, qué sucedería. Qué pasaría, sociedad, si me fuera. Qué harías si nos fuéramos todos, a empezar de nuevo en otra parte. Todos: también, claro, todos esos –lo entiendo ahora, lo vuelvo a entender ahora, curándome al fin en cansancio y emoción, y algo en humildad– que crees tus enemigos, que creemos de la otra mitad de este mundo, aparentemente satisfechos en él, y que en realidad sólo hacen, como tú y yo, lo que pueden con su propio miedo (en las estampidas siempre hay muertos por asfixia, y supervivientes a costa de pisar al otro).

El chaval de la película, ahora lo sabes, existió realmente, murió realmente en este mundo, buscando el sueño de vivir en otra parte. Y supo, antes de irse, que puedes huir de todos pero jamás de la guerra de ti mismo: hasta saber quién eres realmente. El chaval de la película se llamó Christopher Johnson McCandless, y se parece mucho a ti, amigo. Se parece muchísimo a todas las posibilidades de tu vida, a cuando empieces a no creer en tu soledad, a dejar de tener miedo.

Quizá porque has venido solo, también; quizá porque te he visto pasar solo, justo a mi derecha por el pasillo entre los asientos, distrayéndome un segundo de mi taciturna vigilancia de este patio llenándose de gente –ni ganas he tenido hoy, siquiera, de comprarle nada a mi íntima desconocida de la tienda de...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Miguel Ángel Ortega Lucas

Escriba. Nómada. Experto aprendiz. Si no le gustan mis prejuicios, tengo otros en La vela y el vendaval (diario impúdico) y Pocavergüenza.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

2 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. El autor

    Muchas gracias a ti!

    Hace 7 años 8 meses

  2. Supertramp

      Hace mucho que descubrí esta película (repetida desde entonces infinidad de veces) y ha sido la única capaz de tocar mi racional corazón, he reflexionado mucho sobre ella, y he sido capaz de ver y comprender ciertos aspectos de la vida e incluso y forjarme un camino distinto, un camino que tenía su fin pero no las sendas para surcarlo. Leer este artículo con la nombrada canción de fondo (Society, Eddie Vedder) ha sido un reconfortante placer para recordarme que de vez en cuando hay que salir de los caminos estipulados. Un placer leer los pensamientos de uno mismo hechos texto.

    Hace 7 años 9 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí