Catalunya shore
Ningún partido catalán dará la sorpresa o votará algo contrario a lo esperado en la investidura mientras el Procés esté agonizando y mantenga alguna función
Guillem Martínez 19/08/2016
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Bueno, sinopsis: un partido imputado por corrupción está negociando formar gobierno, y a todo el mundo --desde el rey, que realiza el encargo, hasta el complejo armamentístico-comunicativo, que ríe la gracia-- le parece bien. Tras este guión de peli de romanos hay, en efecto, un imperio que se tambalea, y unas negociaciones entre partidos centradas, como ocurre en ese tipo de pelis, en conservar la vida, prolongar el río en un delta, de manera que no llegue a la mar, que es el morir. De estas negociaciones saldrá un gobierno/delta que irá flotando uno o dos años --à la catalane--, o no saldrá gobierno. El caso de la cosa es que para que exista algo parecido a un gobierno --un Estado monitorizado en Europa no necesita más que eso--, son necesarios más votos de los que suponen el pack PP-C's. ¿Se podrán sacar de Catalunya?
Parece ser que no. En Comú ni está ni se le espera en esa estética. ERC, a su vez, parece que seguirá comportándose como si la República Catalana existiera, y como si su grupo en el Congreso fuera una delegación comercial. Seguirá en esa tesitura hasta que el Procesisme explote. Que no será muy tarde. La sensación de agotamiento propagandístico es evidente. La cosa sólo da para batallas culturales. De corte, además, muy reaccionario. De continuar o prorrogarse, esas batallas sólo acortarán más la cosa Procesista. El ejemplo puede ser la batallita que se está celebrando este verano, consistente en defender que el Born --una zona de Barcelona en la que está edificado el Museu del 11S-- es un cementerio indio, que no poder ser profanado por lo que sea que Gobierno y Procesismo señalar. Este otoño, si el TC no mea fuera del tiesto --algo difícil; su última reforma le da atribuciones para hacerlo, y una institución son sus atribuciones--, el Procés ya habrá pasado a mejor vida. Precisamente por ausencia de vida, por no haber elaborado una sola política efectiva en la línea de las anunciadas desde 2012. Cuando el Procesisme implosione, tendría que ser un momento catártico, en el que el grueso del periodismo catalán y español, y el de los partidos catalanistas --que defendieron que existía un Procés imparable-- y los españolistas --que defendieron que no sólo existía, sino que era necesario pararlo-- tendrían que asumir sus responsabilidades, y la sociedad enfrentarse al hecho de que, desde 2012, no ha habido políticas, salvo la austeridad y el pelotazo del Estado con el único negocio que le queda, que es venderse a trozos. No creo que pase, no obstante, snif, ese momento catártico. Nunca pasa por aquí abajo. No sé por qué el Procés debería ser la primera estafa política con consecuencias políticas en la Península.
Anyway. Lo de CDC es más divertido. El partido ha sido refundado, suprimiéndose con ello un par de generaciones --las sensibles de haber hecho economía creativa y que les puedan pillar por ello--. El Grupo Parlamentario de Madrid está bajo la estela de Francesc Homs, perteneciente a esas generaciones desaparecidas. Es, vamos, un retal de una tela que no existe. Por lo demás, se llenó de gloria con las votaciones de la Mesa, que auguraban un posible pacto CDC-PP. Es posible que llegara a existir pero, en todo caso, el PP no lo respetó, y CDC perdió el grupo y Homs, autor de grandes frases como "venderemos nuestro voto en Madrid a precio de oro", el crédito. Es poco probable que se atreva a votar el pack PP. Al menos, no antes de la moción de confianza al presi de la Gene, que es el 27 de septiembre.
No creo que ningún partido catalán dé la sorpresa o vote algo contrario a lo esperado, no al menos mientras el Procés esté agonizando y mantenga alguna función. El pack PP deberá buscar sus votos en otra parte, suponiendo que los desee. Es posible que lo único que quiera --recuerden: peli de romanos, lucha por la vida, aplazamiento de la muerte-- sea aumentar su mayoría en diciembre.
Bueno, sinopsis: un partido imputado por corrupción está negociando formar gobierno, y a todo el mundo --desde el rey, que realiza el encargo, hasta el complejo armamentístico-comunicativo, que ríe la gracia-- le parece bien. Tras este guión de peli de romanos hay, en efecto, un imperio que se tambalea, y unas...
Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí