TRIBUNA
La invención del Toro de la Vega
A la luz de las evidencias documentales presentadas es difícil constatar que los orígenes de este festejo se remonten hasta el siglo XVI, como señalan sus defensores
Jorge Luengo 10/09/2016
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El Torneo del Toro de la Vega vuelve un año más al centro del debate público. Esta vez, un decreto-ley de la Junta de Castilla y León prohíbe expresamente matar al animal, lo que ha provocado la creación de un nuevo torneo con nueva denominación –Toro de la Peña--, en que no se da muerte al toro. Si bien esta decisión atenúa el debate ético que había tenido lugar hasta ahora, deja en primera plana una de las principales características del festejo: su dimensión histórica, que liga el Toro de la Peña con el de la Vega, y este con una reiterada apelación a una supuesta tradición inmemorial. Sorprende que este aspecto haya permanecido al margen del debate.
Las referencias que remiten a su origen en el siglo XVI son continuas a la hora de defender su existencia y legitimar su continuidad. Alusiones a la tradición, a un rito ancestral o a sus quinientos años de historia salen a relucir tan pronto se discute este tema. Pero, ¿cuán ciertos son realmente estos orígenes históricos?
Su pretendido origen se fundamenta en un texto de 1584 que dice “hubo festejos con dos toros por la mañana en la Vega y seis por la tarde”. Esta cita correspondería a un fragmento del libro de la cofradía del Santísimo Sacramento de la parroquia de San Pedro en Tordesillas –no de la de Santiago y de 1534, como a menudo se lee en todo tipo de medios--, que actualmente está desaparecido.
En todo caso, se trata de una referencia tan vaga e insuficiente como otras aportadas para momentos posteriores, que solo mencionan la corrida de uno o varios toros en la campiña local. Para demostrar semejantes orígenes sería necesario evidenciar una continuidad en la celebración de este festejo. Como recuerdan antropólogos e historiadores, entre los elementos conformadores de un rito destacan la repetición y performatividad del acontecimiento. En un mundo tan ritualizado como el Antiguo Régimen, semejante acto ritual dejaría un considerable poso documental que por ningún lado aparece. Por el contrario, las referencias que se nos presentan son anecdóticas y muy dispersas en el tiempo, no presentan repetición y los actos protocolarios que un festejo semejante implicaría están completamente ausentes.
En verdad, la pista del festejo se pierde hasta el siglo XIX. Es de hecho en las décadas de 1870-80 cuando el Ayuntamiento promueve una periodicidad en la celebración del festejo.
Es en las décadas de 1870-80 cuando el Ayuntamiento promueve una periodicidad en la celebración del festejo
Quienes iniciaron esta tradición se creerían herederos de ritos medievales, estableciendo alguna suerte de continuidad con los momentos de mayor relevancia histórica de la villa, que, esos sí, remiten a la Edad Media y al siglo XVI. Este relato no sorprende y se inscribe en lo que los historiadores Eric Hobsbawm y Terence Ranger llamaron la invención de la tradición. Estamos, pues, ante un caso de flagrante tergiversación histórica que pretende legitimar en pruebas documentales deficientes y mal interpretadas las supuestas raíces históricas de una tradición inventada a posteriori.
A la luz de las evidencias documentales presentadas es difícil constatar que los orígenes del Toro de la Vega se remonten hasta el siglo XVI. El argumento de la tradición debería usarse, por tanto, con más cuidado y de forma más crítica. Las tradiciones se crean y recrean, y uno de sus mecanismos principales se basa, precisamente, en la invención de remotos orígenes que legitiman su existencia. Si, como dicen los defensores del festejo, el Toro de la Vega debe mantenerse por respeto a la tradición, el argumento es falaz. Hacen bien, pues, en cambiar el tipo de festejo y su nombre. La mera referencia a la tradición es insuficiente de por sí para mantener un festejo que demuestra una extrema crueldad hacia un animal. Lo es aún más cuando se reduce a una tradición inventada del pasado local.
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Jorge Luengo es investigador de la Universitat Pompeu Fabra.
Su último libro es Una sociedad conyugal. Las élites de Valladolid en el espejo de Magdeburgo en el siglo XIX, València (2014).
El Torneo del Toro de la Vega vuelve un año más al centro del debate público. Esta vez, un decreto-ley de la Junta de Castilla y León prohíbe expresamente matar al animal, lo que ha provocado la creación de un nuevo torneo con nueva denominación –Toro de la Peña--, en que no se da muerte al toro. Si bien...
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