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Desde hace algunas ediciones el PSOE debería estar expuesto en ARCO. En la ficha técnica de la siniestra obra pondría algo pretencioso del tipo “demolición nihilista de un partido”. El comisario de la muestra se acercaría sigilosamente al visitante poniéndose a su altura. Con una copa de champán en la mano, señalaría al socialismo español diciendo con tono solemne: “Hay mucho dolor voluntario ahí, pero no busques una explicación”.
Hace tiempo que el PSOE, más que haber perdido el norte, parece querer empeñarse en resituarlo a base de hostiar la brújula. Cada intento de recolocar los puntos cardinales para que se adapten a la situación del partido trae consigo una nueva decepción. Y tras cada decepción otro intento de lo mismo. Como decía Nacho Vegas, nuevos planes, idénticas estrategias. Cuando en mayo de 2010 Zapatero hincó la rodilla ante las circunstancias, la mayor parte del partido entendió aquello como un nuevo estilo a implementar más que como una grave derrota de la política. Esto de perder es el futuro, se oía comentar a algunos por los pasillos de Ferraz, recordando a aquellos entusiasmados vendedores de máquinas de escribir eléctricas. Nada en el PSOE tiene sentido desde entonces.
Engullido ya por la troika y las encuestas el último líder socialista conocido, no tuvo sentido poner al frente al Rubalcaba de la derrota segura y responsable en lugar de hacer un intento con Chacón. Gritó mucho en el congreso, seguían repitiendo algunos meses después, mientras el escrutinio le daba a Rajoy la mayor victoria jamás vista en España. Tras el descalabro Rubalcaba, el rejuvenecimiento del panorama político le dio las riendas a Pedro Sánchez. Preparado no, pero alto y guapo como el nuevo Rey. Nada que ver con el gafotas Madina o el izquierdoso Tapias. Con Pedro el guapo al frente, el sinsentido había tocado techo, lo cual hacía que todo estuviera en orden dentro del PSOE. La sensación de bienestar interno aumentó incluso, cuando con el nuevo panorama político que les obligaba a ponerse de acuerdo con Podemos si querían gobernar, la mayoría apadrinada por El Padrino González coincidía en que tal cosa no debía hacerse. ¿Por qué nadar pudiendo uno ahogarse mientras grita hasta la derrota siempre? Con el inmovilismo por bandera, las voces del pasado volvieron a ser las caras del presente del PSOE. La regeneración liderada por Felipe y Corcuera parecía buena idea.
Aquel hundimiento lento, día a día, elección tras elección, parecía un cuento de hadas. Pero de pronto algo grave pasó. En plena deriva sinsentido, una decisión en el sentido lógico, una recuperación de la política, lo estropeó todo. Cuando nadie daba un duro por Pedro Sánchez, es decir, cuando todo iba razonablemente bien con él al mando, el joven e inexperto líder del PSOE decidió mantenerse en sus trece e impedir un gobierno de corrupción en lugar de dejarle paso tarde o temprano a Rajoy, que es para lo que lo hicieron secretario general del partido. Una traición. Un incumplimiento de contrato en toda regla. Esto lo llevas a juicio y Pedro termina indemnizando a Felipe y Susana. “Mucho sufrimiento”, repetiría embelesado el comisario de la exposición.
Desde hace algunas ediciones el PSOE debería estar expuesto en ARCO. En la ficha técnica de la siniestra obra pondría algo pretencioso del tipo “demolición nihilista de un partido”. El comisario de la muestra se acercaría sigilosamente al visitante poniéndose a su altura. Con una copa de champán en la...
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Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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