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Llena los periódicos y los minutos en televisión. Ocupa titulares alarmantes e implica a algunos de los mejores deportistas del mundo. El dopaje enmudece y rompe los valores del deporte. Las últimas noticias sobre el tema, además, incluyen el nombre de algunas de las joyas del deporte español como Rafa Nadal o Mireia Belmonte. El escándalo ha estallado por los documentos de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) filtrados por un grupo de hackers rusos, llamados Fancy Bears, en los que aparecen más de 66 casos de deportistas que tomaron sustancias prohibidas. Sin embargo, lo hicieron con el visto bueno de sus federaciones, gracias a un permiso especial, conocido como AUT: Autorización de Uso Terapéutico, y definido por el Consejo Superior de Deportes como “el permiso que debe concederse cuando un deportista tiene que tomar una medicación que está incluida en la lista de sustancias y métodos prohibidos en el deporte. Sustancias que pueden ser dopantes y que llevan grapados permiso y receta médica”.
A nadie le sorprenden las noticias sobre medicamentos prohibidos asociados a deportistas de élite. No hace falta nombrar casos como Lance Amstrong y la eterna mancha que el ciclismo trata de limpiar año tras año. Sospechas constantes y acusaciones, en muchos casos, infundadas, carentes de pruebas. Pero las últimas filtraciones son precisamente eso, pruebas. Documentos que muestran que los deportistas españoles citados y grandes estrellas de los últimos Juegos Olímpicos de Río como el mediofondista Mo Farah, la gimnasta Simone Biles o el ciclista Chris Froome tomaron sustancias prohibidas en un momento de su carrera. Esta es la bomba mediática, el titular jugoso del mes, gracias al cual ha salido a la luz el AUT, un procedimiento tan poco transparente como difícil de entender.
Estos informes prueban que Rafa Nadal se administró betametasona y corticotropina en 2009 y en 2012 para tratar sus problemas abdominales y de rodillas. Estos medicamentos son corticoides. Y los corticoides forman parte de las sustancias que la AMA tiene prohibidos, lo cual no significa que el tenista se haya valido del dopaje, ya que fueron autorizados por un doctor de la Federación Internacional de Tenis. Sobre las filtraciones, el tenista afirmó hace unos días: “Si yo alguna vez he pedido permiso y me lo han dado ha sido por salud y no es nada ilegal. Cuando uno pide permiso y se lo dan no es ilegal, no es noticia". Tiene razón. También la tiene cuando afirma que este tema no debería ser objeto de filtraciones, ya que no debería estar oculto.
Juan Carlos Segovia, coordinador clínico en el Centro de Medicina Deportiva de la UCM, refuerza esta idea: “Los deportistas también son personas y enferman”. Hay que mantener la presunción de inocencia siempre. Además, recuerda que estos deportistas no han hecho nada irregular. “Todos los deportistas pasan por controles antidoping realizados por médicos independientes de las federaciones. Si han tomado algo prohibido y presentan la autorización, no pueden ser culpados de nada”.
La clave está en saber cuándo es necesario y cuándo no. “Yo tuve unos pacientes tiradores de jabalina con problemas de corazón, que necesitaban betabloqueantes. En otro deporte podrían haber pedido un AUT y seguir compitiendo, sin embargo, estas sustancias mejoran la concentración y reducen los nervios, por lo que, añadido al hecho de ser una afección crónica, les dejaba fuera de cualquier permiso para su deporte”. Hay que saber de qué medicamentos hablamos y para qué se utilizan.
César Alonso, médico deportivo, afirma que, aunque los medicamentos prohibidos no mejoren el rendimiento, “sí tienen efectos secundarios”. En particular, los corticoides administrados a Nadal reducen el umbral del dolor y pueden tener efectos anabolizantes. Cuando se recetan en dosis que exceden los niveles normales del cuerpo, los corticosteroides suprimen la inflamación y reducen los signos y síntomas de enfermedades inflamatorias, como la artritis y el asma. “Si están en la lista de medicamentos prohibidos es por algo”.
Del Comité de médicos especialistas que otorga el AUT no se sabe nada, ni quién lo forma, ni qué criterios sigue para otorgar los permisos
Para entender la polémica, hay que analizar qué proceso deben seguir los deportistas para pedir esta Autorización de Uso Terapéutico. Es el propio deportista el que lo solicita, y al que se le notifica la decisión tomada por el Comité de médicos especialistas que otorga el AUT. Un comité del que no se sabe nada, ni quién lo forma, ni qué criterios sigue para otorgar los permisos. “Si pudiéramos ver esos informes…”, dice César Alonso, que lamenta el secretismo en algo tan serio como el dopaje.
La petición del deportista debe ir acompañada siempre de una declaración médica del facultativo que prescribe el tratamiento. Además, junto a estos requerimientos, el Consejo Superior de Deportes señala que se deberá presentar el historial médico completo del deportista y los resultados de todas sus pruebas diagnósticas realizadas.
Para pedir el AUT, la Agencia señala la necesidad de que se trate de una "patología aguda o crónica", que sea "altamente improbable que el uso de la sustancia cause una mejora en el rendimiento" y que no existan "alternativas terapéuticas" al consumo de la sustancia y que no haya reincidencia en su uso. La normativa ambigua invita a perderse por el laberinto.
La polémica aparece cuando el organismo explica los plazos en los que hay que presentar la documentación. Este plazo es de al menos “treinta días antes de participar en una competición, o de iniciar un tratamiento, excepto en casos de urgencia debidamente acreditados (en cuyo caso deberá tramitar la solicitud en los diez días siguientes a la aplicación del tratamiento)”. Este paréntesis, que se cuela camuflado en la frase, tratando de no llamar la atención, recoge un punto importante en el caso. Viene a decir que el deportista puede presentar, a posteriori, toda la documentación necesaria. Después, incluso, de haber tomado sustancias prohibidas poco tiempo antes de participar en una competición como los Juegos Olímpicos. Estos “casos de urgencia”, según los califica el CSD, no se ejemplifican en ningún sitio, queda libre la interpretación de personas ocultas, sin nombres y apellidos a la vista. La AMA, como vemos, no presume de transparencia.
“Quien toma estos medicamentos tienen una ventaja, eso está claro, por algo están prohibidos”, afirma César Alonso y recuerda el caso del salbutamol, medicamento permitido desde 2013, si se administra dentro de un límite diario. La sustancia facilita la entrada y salida de aire en los pulmones y está presente en los inhaladores comunes. Como los que Mireia Belmonte tomó para combatir su asma crónico. Hay que recordar que, según médicos especialistas, un par de inhalaciones de salbutamol bastarían para dar positivo, pero Mireia estaba autorizada a hacerlo.
Otro caso polémico es el de la estrella de la gimnasia rítmica en Río, Simones Biles. La joven estadounidense tomó metilfenidato, un estimulante del sistema nervioso para tratar su TDAH (Trastorno por déficit de atención por hiperactividad). Según el médico Juan Carlos Segovia, no hay que buscar trampa donde no la hay, ya que “la gimnasta necesita tomarlo para competir” y recuerda que un estimulante tan común como la cafeína también está prohibido en dosis altas. “Antes, las máquinas detectaban hasta dos ceros de la cantidad ingerida de una sustancia, ahora registran diez”, recuerda Juan Carlos Segovia.+
Por lo común, si el deportista solicita la autorización en el plazo previsto (30 días antes de una competición concreta), le será concedida
Pero, ¿todos los deportistas que lo soliciten pueden conseguir el AUT? Normalmente, la AMA acepta las peticiones a nivel local. Cuando se trata de una petición a nivel internacional, estudia la patología de forma individual y evalúa el historial médico. Según la propia agencia, "estas exenciones solo las conceden las federaciones internacionales, las agencias nacionales antidopaje y los organizadores de grandes competiciones, tras un exigente proceso de revisión definido en el Estándar Internacional de Exenciones de Uso Terapéutico (ISTUE) y la evaluación de tres médicos especialistas en medicina deportiva y/o otros especialistas relevantes". Es la versión oficial, llena de huecos y curvas, pero no es difícil de conseguirla. Por lo común, si el deportista solicita la autorización en el plazo previsto (30 días antes de una competición concreta), le será concedida.
Después del ataque de los Fancy Bears, el papel de la AMA está más en cuestión que nunca. El último en pedir una reforma profunda de la agencia ha sido el COI, que reclama un sistema antidopaje "más robusto y más eficaz", que incluya "responsabilidades claramente establecidas, más transparencia, más independencia y una mejor armonía a nivel mundial".
La presencia en los informes de todos estos deportistas ha revolucionado la lucha antidopaje. Pero no es el principio del fin. El camino sigue lleno de ángulos muertos, de zonas oscuras, y los protagonistas no parecen con ánimos de dar luz y encontrar una salida.
Llena los periódicos y los minutos en televisión. Ocupa titulares alarmantes e implica a algunos de los mejores deportistas del mundo. El dopaje enmudece y rompe los valores del deporte. Las últimas noticias sobre el tema, además, incluyen el...
Autor >
Manu Pérez Matesanz
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