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Las estatuas sufren por los ojos con la oscuridad de los ataúdes,
pero sufren mucho más por el agua que no desemboca.
Que no desemboca.

Con mi misma edad, 31 años, Federico García L. punto, como diría el flamenco David Pielfort, llegó a Nueva York y se convirtió en un ahogado más por las grandes aglomeraciones sociales.

El pueblo corría por las almenas rompiendo las cañas de los pescadores
¡Pronto! ¡Los bordes! ¡Deprisa! Y croaban las estrellas tiernas
...que no desemboca.

Tranquila en mi recuerdo, astro, círculo, meta,
lloras por las orillas de un ojo de caballo
...que no desemboca.

Pero nadie en lo oscuro podrá darte distancias,
sin afilado límite, porvenir de diamante
...que no desemboca.

La desesperación con la que el pueblo intenta salvar a la niña ahogada en el pozo en el poema lorquiano es traducida de manera muy especial tanto por la actitud y armonía de la voz de Morente, verdadera ama de llaves del flamenco, así como por el sonido, sordo y percutivo, de la guitarra de Juan Manuel Cañizares.

Mientras la gente busca silencios de almohada
tú lates para siempre definida en tu anillo
...que no desemboca.

Eterna en los finales de unas ondas que aceptan
combate de raíces y soledad prevista
...que no desemboca.

La excesiva reverb en la producción del disco Omega bien podría ser expresión de cómo se suena cuando cantas o tocas en un pozo.

¡Ya vienen por las rampas! ¡Levántate del agua!
¡Cada punto de luz te dará una cadena!
...que no desemboca.

Pero el pozo te alarga manecitas de musgo.
insospechada ondina de su casta ignorancia
...que no desemboca.

La distorsión de las guitarras eléctricas así como los ritmos invocados por los Lagartija Nick también podrían estar inspirados en los tañedores caribes afroamericanos que al igual que Federico llegaron por aquella época a Nueva York, eso sí, uno de Turismo y otros a buscarse la “vía”. ¿Quién podría decir que la poesía de Federico no es actual?

No, que no desemboca. Agua fija en un punto,
respirando con todos sus violines sin cuerdas
en la escala de las heridas y los edificios deshabitados.

¡Agua que no desemboca!