DOCUMENTAL
Un diálogo sobre 'El fin de ETA'
Los periodistas José María Izquierdo y Luis R. Aizpeolea reflexionan en el quinto aniversario del cese definitivo de la lucha armada a partir del guión que escribieron para la película
Gorka Castillo Madrid , 20/10/2016
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Una de las condiciones más difíciles de cumplir cuando se trataba de explicar el laberinto de fantasmas en los que Euskadi vivió encerrada durante la existencia de ETA fue la de permitir que los protagonistas del drama retrataran su propia historia a través de la palabra. Sin silenciar ninguna. Era la única manera de esterilizar la verdad frente a los dogmas, estereotipos o simpatías que arruinaron la vida de miles de personas. Hubo innumerables intentos para hacerlo bien, bastantes más que luces al final de aquel pavoroso túnel de violencia insuperable, pero todos fracasaron.
Los periodistas José María Izquierdo y Luis R. Aizpeolea se han convertido en aliados del recuerdo gracias a El fin de ETA, un excepcional documental sobre los momentos decisivos de los años del plomo, aquellos en los que el terrorismo entra en su fase terminal.
Presentado en el último Festival de Cine de Donostia, el film reúne las voces que participaron en un proceso de negociación asediado desde todos los frentes pero que, al final, logró su objetivo: que ETA dejara de matar. La película está narrada por sus protagonistas, desde Jesús Eguiguren y Arnaldo Otegi hasta Alfredo Pérez Rubalcaba y Martin Griffiths, el discreto director del Centro Henri Dunant de Ginebra que actuó de mediador en unas conversaciones que habían comenzado 10 años antes en un caserío guipuzcoano. A la cita con Izquierdo y Aizpeolea sólo faltó Josu Ternera.
Tocan la parte más desconocida de aquellas negociaciones y lo hacen sin narrador, dejando que los propios protagonistas construyan el relato, con sus miedos y sus esperanzas. Han pasado sólo cinco años pero parece que ha pasado un siglo.
"ETA representa 40 o 50 años de la historia de España que para muchos significó convivir con la muerte diaria"
José María Izquierdo: Sí, es algo que parece que no ocurrió nunca pero que nos ha marcado a quienes ya tenemos una determinada edad. Y, además, una edad muy amplia, porque ETA representa 40 o 50 años de la historia de España que para muchos significó convivir con la muerte diaria, con la crueldad, con las víctimas y también con la discusión. Fue la preocupación cotidiana de toda la sociedad aunque luego, poco a poco, se fue silenciando hasta desaparecer del mundo. Es realmente espectacular. Muchos jóvenes de ahora ni siquiera saben lo que sucedió durante aquellos largos años. Eso lo cuenta muy bien Luis.
Luis R. Aizpeolea: Uno de los elementos fundamentales que nos propusimos a la hora de poner en marcha este documental fue el de contar con la presencia de los verdaderos protagonistas del proceso de paz. Eran cuatro: Jesús Eguiguren, Josu Urrutikoetxea, Josu Ternera, Alfredo Pérez Rubalcaba y Arnaldo Otegi. Sólo falta
Ternera, por razones obvias, aunque hicimos algún intento, pero a cambio está Martin Griffiths, director del Centro Henri Dunant para el diálogo humanitario de Ginebra, que actuó de mediador en estas negociaciones. Su testimonio tiene un gran valor porque era la tercera pata de aquella mesa conformada con Eguiguren y Ternera. Además, Griffiths es un hombre muy poco amigo de las apariciones públicas aunque por primera vez hace una excepción en este documental y aporta su opinión sobre lo que allí sucedió.
"El valor de esta película es que abrimos el escenario al resto de actores de este drama"
JMI: El valor de esta película es que además de contar con los testimonios de tres de los cuatro principales protagonistas del proceso, abrimos el escenario al resto de actores de este drama. Aparecen representantes de la AVT, Jaime Mayor Oreja, el lehendakari Iñigo Urkullu, el director de la Oficina de Paz y Convivencia del Gobierno vasco, Jonan Fernández; el ex juez Baltasar Garzón, Brian Currin, el Sinn Fein, etc.
LA: Sí, la ausencia de Josu Ternera se cubre bastante bien con los revelaciones de Martin Griffiths sobre las negociaciones y sobre el propio Ternera lo que, en cierta manera, compensa bastante bien el desequilibrio que podría producir un vacío tan importante en un documento periodístico como este.
ETA no volverá a asesinar ni a extorsionar pero su existencia no termina de desaparecer del todo. Por unos motivos u otros siempre surge algún obstáculo que evita la firma de su defunción.
"El PP nunca ha terminado de aceptar que el cese definitivo de ETA se produce durante el gobierno de Zapatero"
LA: Sí, es cierto. En líneas generales, es posible que mucha gente aún necesite tiempo para digerir sus dosis de mala conciencia respecto a su actuación en aquellos años. Pero si se analiza por sectores políticos puede entenderse muy bien. El PP nunca ha terminado de aceptar que el cese definitivo de ETA se produce durante el gobierno de Zapatero y Rubalcaba. Sólo hace falta repasar la hemeroteca del 21 de octubre de 2011 y de los días que siguieron a la declaración final de ETA. Ahí se puede comprobar el tratamiento que la prensa conservadora, y algunos opinadores no tan conservadores, dispensa a este tema al no creerse que el terrorismo había acabado. Utilizan titulares para difundir que se trataba de una tregua trampa, o que era el regreso de un tsunami nacionalista, o que se había traicionado a las víctimas o que la democracia había sido derrotada. Fue tan terrible el nivel alcanzado que hasta el propio Mariano Rajoy tuvo que pedir un poco de calma.
¿Hubo mala intención?
LA: Creo que no se enteraron bien de lo que estaba pasando. No sabían que aquella declaración de ETA iba muy en serio.
JMI: Sin embargo, a los medios de comunicación que llevaban trabajando esta información, como fue el caso de la Ser, Público o El País, no les pilló por sorpresa. Sabíamos que había llegado el esperado momento del fin de ETA.
"Hay un punto de mezquindad y demasiados prejuicios en aquel tratamiento mediático. Y es que no lo lograron ellos"
LA: Hay un punto de mezquindad y demasiados prejuicios en aquel tratamiento mediático. Y es que no lo lograron ellos. Así lo creo. La prueba es que cuando lo intentó Aznar pusieron toda la carne en el asador para que saliera bien.
El PSOE tampoco ha hecho mucho por realzar su papel en este desenlace.
LA: Recibieron tantos palos que al final aquello terminó por provocarles miedo. Pero no al PP sino a la opinión pública que se había creado y también a la reacción de las asociaciones de víctimas, algunas de ellas un tanto manipuladas. Todo esto empujó al PSOE a no remover lo que había pasado.
JMI: Habría que matizar algunas cosas. Es cierto que cuando acaban los conflictos violentos en sociedades abiertas, como Irlanda y ahora Colombia, la gente tiende a silenciar los hechos pero eso no significa que olvide. La amnesia es imposible porque la obligación de la ciudadanía es estar siempre al lado de las víctimas. Sucedió en Irlanda, sucede en España y sucederá en Colombia.
Ahora que se intenta escribir el relato de los años del plomo ha surgido el dilema de por qué nació ETA.
"La mayor contradicción de este conflicto es que mientras Herri Batasuna consigue presentarse por primera vez a unas elecciones libres en 1979, ETA es cuando más mata"
JMI: Creo que en ETA confluyen dos elementos fundamentales. Es evidente que en Euskadi hay un conflicto identitario que viene de antiguo, diría que provocado por el encaje fallido de la revolución burguesa, o al menos no de la forma en la que realizó en el resto de España. Luego está el factor seductor que ejercieron los movimientos revolucionarios de los años 60 y sus reivindicaciones armadas en el subconsciente de un sector de la población que vivía en un sistema opresivo como era la dictadura franquista. De ahí que la mayor contradicción de este conflicto sea que mientras Herri Batasuna consigue presentarse por primera vez a unas elecciones libres en 1979, ETA es cuando más mata. Esa dualidad me resulta irracional.
LA: Urrusolo Sistiaga, que también sale en la película, suele decir que fue una guerra de “niños pijos”. Es decir, que esto no era Angola ni Nigeria ni América Latina donde podía encontrarse algún tipo de justificación para una rebelión popular.
Pero la actitud policial durante los primeros años de la democracia seguía siendo extremadamente dura, al menos en Euskadi. Esto fue utilizado por ETA para justificar su existencia.
LA: Fue un poco la pescadilla que se muerde la cola. Como estaba ETA, las fuerzas de seguridad actuaban de manera muy indiscriminada y no rendían cuentas por ello. El propio Urrusolo contaba que estos condimentos fueron el detonante que hizo pensar a muchos jóvenes como él que no había democracia en Euskadi.
"En España se tardó mucho tiempo en cambiar la sensibilidad de los cuerpos de seguridad respecto a lo que pasaba con los detenidos dentro de las cárceles"
JMI: Es que en España se tardó mucho tiempo en cambiar la sensibilidad de los cuerpos de seguridad respecto a muchas cosas que pasaba con los detenidos dentro de las cárceles. Seguían siendo los mismos jefes que había en la dictadura. Se torturaba y murieron inocentes.
LA: Ya se están dando pasos importantes en el reconocimiento de esas víctimas. La última es la aprobación en julio con el voto de todos los grupos del parlamento vasco menos el PP de una ley de víctimas que reconoce los abusos policiales.
JMI: Esas víctimas son una parte más de los muchos antecedentes que tiene este drama. Y eso, precisamente, es lo que nos motivó a realizar una película que sirviera para contar por qué dos ciudadanos ideológicamente enfrentados, Eguiguren y Otegi, decidieron meterse en un caserío rodeado de montañas para empezar a hablar sobre la paz. Y según avanzan en sus conversaciones, llega un gobierno con un ministro del Interior como Rubalcaba que decide tomarse aquel asunto en serio.
LA: Lo planteamos como un trabajo periodístico con los riesgos que conllevaba su realización. Por ejemplo, que los testimonios de los protagonistas terminaran obligándonos a revisar nuestros propios prejuicios sobre este problema. Yo mismo he tenido que reconsiderar mi visión sobre algunas políticas que hace un tiempo contemplaba de una manera completamente diferente.
JMI: Es que creemos que era necesario contar lo que en realidad comenzó a escribirse en el año 2000 y concluye el 20 de octubre de 2011. Y todo sin que sus protagonistas hayan recibido nunca el más mínimo reconocimiento por parte de un sector político importante en este país.
Después de decenas de horas de grabaciones y entrevistas, ¿qué les resultó más interesante?
JMI: Para mí, escuchar la versión de Rubalcaba porque nunca había contado nada sobre eso. Yo destacaría que todos los participantes se muestran de forma muy natural y son muy sinceros. Así lo trabajamos. De Rubalcaba tenemos seis horas grabadas. De Otegi, cinco. Con Eguiguren estuvimos un día y medio. Tener tanto material era un empeño personal del director del film, Justin Webster, porque nos garantizaba dos ventajas: una, que teníamos mucho para elegir lo realmente sustancial. Y dos, que en ese tipo de entrevista, digamos “maratoniana”, el entrevistado termina desarmado, se le cae cualquier coraza que se ponga. Es decir, que todos terminan mostrándose tal y como son en realidad.
LA: Respecto al contenido en su conjunto, creo que la parte interna de ETA, el cómo se llevó la discusión dentro de la banda sobre las negociaciones, es lo único que nos falta. Sin embargo, todos aportan pistas muy claras de lo que sucedió con Josu Ternera. En este sentido, Martin Griffiths es fundamental. También es muy importante e inédito en una película el testimonio conjunto que realizan Maixabel Lasa e Ibon Etxezarreta sobre el asesinato de Juan Mari Jauregi.
¿Qué queda pendiente por hacer desde aquel 20 de octubre de 2011 en el que ETA declaró el cese definitivo de la violencia?
JMI: Quizá que la izquierda abertzale asuma públicamente su equivocación. Entiendo la posición de Otegi como líder político cuando trata de mantener unido a todo ese mundo pero el lenguaje es muy rico y debería haber encontrado fórmulas para expresarlo.
"Otegi siempre ha hecho análisis muy políticos y muy poco humanos"
LA: Otegi siempre ha hecho análisis muy políticos y muy poco humanos. Es cierto lo que dice Rubalcaba en la película cuando afirma que Otegi nunca ha hecho una crítica moral y ética a las armas. Y es ahí donde, a mi entender, pierde una cierta sintonía porque tanto la sociedad vasca como la española han avanzado muchísimo en ese terreno. La condena ética a las armas está muy implantada desde hace tiempo. Y no precisamente gracias al PP sino a que la gente ha visto tanta víctima y tanto asesinato que ha terminado clamando que no había derecho a causar tanto sufrimiento y se plantó.
¿Por qué el Gobierno no acerca los presos y mantiene bloqueada la vía Nanclares que tanto ayudó a algunas víctimas de este conflicto?
LA: Creo que hay que insistir mucho en que ETA ya se acabó. No se puede entrar en la dinámica de Jorge Fernández Díaz de que esto sigue. No es verdad. Esto ha acabado. Dicho esto, en mi opinión creo que ese asunto se va a solventar en la próxima legislatura. De hecho el Gobierno vasco ha hecho ya una oferta para que pueda realizarse una entrega simbólica de las armas que ETA terminará aceptando. Sin embargo, mucho más importante es el tema de los presos.
JMI: Yo, en cambio, sí creo que debería producirse una última negociación para la firma de defunción de ETA. Sería bueno lograr ese certificado para que los sucesivos gobiernos puedan tener las manos libres y tomar las decisiones que crean oportunas.
"Hay un acuerdo de todas las fuerzas que componen el nuevo Parlamento vasco, a excepción del PP, para exigir el acercamiento de los presos y la excarcelación de aquellos que sufren enfermedades muy graves"
LA: Hay un acuerdo de todas las fuerzas que componen el nuevo Parlamento vasco, a excepción del PP, para exigir el acercamiento de los presos y la excarcelación de aquellos que sufren enfermedades muy graves. Además hay un decreto que ya tiene preparado el Gobierno vasco para reabrir la vía Nanclares actualizada. Y se piensa aprovechar la situación de minoría del PP en el Congreso para obligar al próximo gobierno a aceptar esa resolución de la Cámara de Vitoria y reactivar la política de reinserción.
Para terminar, es de justicia recordar a Jesús Eguiguren, una figura vapuleada durante este proceso y hoy retirado de la vida pública. En la película hace reflexiones escalofriantes y hasta asume, con cierta resignación, el endurecimiento de sus reacciones emocionales.
JMI: Sí. Tras años de recibir palos por todos los lados, incluidos a algunos dentro de su propio partido, de ver cómo los mismos con los que negociaba asesinaban a sus compañeros, como Isaías Carrasco en Mondragón, llegó el día que tanto había luchado y dice que sólo sintió frío. Las imágenes del funeral son tremendas. Luego sí. Luego se derrumbó.
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Gorka Castillo
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