La deuda amenaza el crecimiento del Atlético de Madrid
El club aumentó su deuda en 70 millones de euros –hasta los 591– entre las temporadas 2014-2015 y 2015-2016. Deberá pagar 411 millones en el plazo de un año
Alejandro Pérez Köhler (Señales de Humo) 7/12/2016
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Desde la llegada de Simeone, el Atlético de Madrid ha manifestado un enorme crecimiento, tanto en lo deportivo como en lo económico. Esto ha implicado la consecución de logros deportivos, como conquistar una segunda Europa League, acceder a dos finales de la UEFA Champions League en apenas tres años, la victoria en una Liga en campo del todopoderoso F.C. Barcelona o de una Copa del Rey frente al eterno rival y en su propio feudo. Asimismo, las cuentas de esta entidad, cerradas a 30 de junio de 2016 y aprobadas recientemente por su Junta General de Accionistas, muestran el traslado de ese crecimiento a los aspectos económicos y financieros del último ejercicio económico, consolidando una tendencia constante durante los últimos años.
Sin embargo, analizando esas cuentas, cabe preguntarse si ese crecimiento económico es positivo o, por el contrario, entraña un riesgo para la entidad. Para dar respuesta a este interrogante debemos remangarnos y adentrarnos en el estudio de los números que las cuentas nos muestran.
Cuando analizamos el balance, lo primero que observamos es que el valor de los activos de la entidad (los bienes y derechos que tiene) aumentan de una forma muy acusada desde la temporada 2014-15 a la temporada 2015-16. En concreto el aumento es desde los 544 a 617 millones de euros, siendo las partidas que más crecen en este periodo el valor de la plantilla de jugadores (de 83 a 144 millones de euros), el patrimonio inmobiliario, derivado de la activación de lo que se lleva invertido en la construcción del nuevo estadio (de 66 a 139 millones de euros), y el reconocimiento de diversas unidades de aprovechamiento urbanístico derivadas del ámbito “Mahou-Vicente Calderón” (por importe de 154 millones de euros).
Este crecimiento de los activos debe ser contrastado con un crecimiento en paralelo de la riqueza de la entidad, esto es, de su patrimonio. Para que podamos compréndelo imaginemos nuestra propia economía personal: podemos aumentar los bienes que tenemos, por ejemplo comprándonos una casa, pero si para ello nos endeudamos en el mismo importe que cuesta ese inmueble, nuestra riqueza no aumenta, pues ésta deriva de la diferencia entre lo que tenemos y lo que debemos. Es necesario, pues, contrastar si el patrimonio del Atlético de Madrid ha crecido entre la temporada 2014-15 y 2015-16, en la misma proporción que sus activos. La respuesta es negativa; el patrimonio de la entidad aumenta apenas en 3 millones de euros durante ese ejercicio, lo que muestra que lo que ha soportado ese crecimiento comentado de los activos no ha sido un paralelo aumento de riqueza, sino un aumento de la deuda. Eso no son buenas noticias.
De todos sus activos tiene financiados por medio de deuda el 96% de los mismos, venciendo dicha deuda en un porcentaje del 67% en el plazo de un año
Efectivamente, analizando el endeudamiento del Atlético de Madrid, observamos que crece desde los 521 millones de euros a final de la temporada 2014-15, hasta los 591 millones de euros en la temporada 2015-16. Pero dentro de la deuda, nos encontramos con un aspecto adicional que debemos comentar por su relevancia. Se trata del enorme peso que tiene la parte de deuda que la entidad deberá pagar dentro del plazo de un año, que asciende a la nada desdeñable suma de 411 millones de euros. Esto es, para que nos hagamos una idea de la distribución de la situación financiera y patrimonial del Atlético de Madrid, que de todos sus activos tiene financiados por medio de deuda el 96% de los mismos, venciendo dicha deuda en un porcentaje del 67% en el plazo de un año y, a más largo plazo, el restante 29%. El patrimonio de esta entidad queda limitado, por tanto, a un escaso 4% del total del valor de sus activos.
Siguiendo con la indicación de estas magnitudes, podemos fácilmente comprender que para pagar la deuda a corto plazo (recordemos, 411 millones de euros) es necesario contar con dinero o con bienes y derechos que vayan a convertirse en dinero en ese plazo de un año (ojo, no con inmuebles, ni con jugadores, ni con otros activos que no estén destinados a convertirse en dinero, por ser necesarios para desarrollar la actividad deportiva a la que se dedica el Atlético de Madrid). Es aquí donde observamos otro enorme desequilibrio, pues habiendo crecido esta deuda a corto plazo, no lo han hecho en la misma medida esos recursos con los que la entidad cuenta para pagar su deuda a corto plazo, que apenas ascienden a 248 millones de euros, entre los que se incluyen algunos activos que no está claro que se puedan enajenar por su valor contable en el plazo de un año, como son las citadas unidades de aprovechamiento urbanístico derivadas del ámbito “Mahou-Vicente Calderón”. Esta diferencia negativa, que se conoce técnicamente como fondo de maniobra, asciende a un déficit de 163 millones de euros de efectivo, que la entidad deberá generar para poder afrontar sus pagos dentro del próximo año.
Si nos centramos en cómo mueve su dinero el Atlético de Madrid también observamos desequilibrios. Cualquier entidad suele obtener sus recursos dinerarios, sus flujos de dinero, del desarrollo de su actividad ordinaria. Luego, de forma excepcional, puede recibir o pagar dinero como consecuencia de ventas o compras de inmovilizado o de intereses derivados de operaciones financieras. En el caso de la entidad esto no sucede así: su actividad ordinaria (sobre todo ventas de entradas y abonos, derechos televisivos y premios por resultados deportivos) genera unos flujos de dinero negativos por importe de 14 millones de euros y unos flujos igualmente negativos derivados de sus actividades de inversión (fundamentalmente nuevo estadio y jugadores) que ascienden a 95 millones de euros. La única buena noticia proviene de sus inversiones financieras, que le reportaron la pasada campaña unos flujos de efectivo positivos por importe de 105 millones de euros. Es decir, la liquidez que recibe la entidad está muy basada en sus activos de naturaleza financiera, sus inversiones y no en su actividad deportiva ordinaria. Pero esta situación debería cambiar de forma inmediata, pues una de las partidas del activo que ha decrecido es, precisamente, las inversiones financieras a largo plazo, que eran el sustento de estos flujos de efectivo positivos; en concreto descienden desde los 232 millones de euros en la temporada 2014-15, hasta los 16 millones de euros en la 2015-16, lo que genera enormes dudas sobre las vías de obtención de flujos de dinero por la entidad dentro del ejercicio corriente.
El crecimiento no se ha transformado en una noticia positiva sino, muy al contrario, en una suma de riesgos crecientes que se manifiestan en claros desequilibrios económico financieros
Para finalizar este análisis, debemos referirnos a los resultados de la actividad en la temporada 2015-16, que han sido positivos, al arrojar la entidad un beneficio antes de impuestos de poco más de 1,3 millones de euros. Al analizar la cuenta de pérdidas y ganancias, observamos que el crecimiento de la entidad se extiende a sus ingresos de explotación (los ingresos propios de la actividad), que ascienden desde los 160 millones de euros en 2014-15 a 218 millones de euros en 2016-17; en este incremento tienen mucho que ver los derechos televisivos de la LFP y la UEFA (68 millones de euros) y los premios deportivos derivados de la clasificación en competición europea (76 millones de euros). Pero ese crecimiento también afecta a los gastos, principalmente a los correspondientes a retribuciones y premios a la plantilla de jugadores, que crecen desde los 105 a los 137 millones de euros en las dos últimas temporadas. Esta circunstancia provoca que el EBIT de la compañía (su resultado computando exclusivamente a su explotación, dejando de lado los costes de la financiación y los fiscales) sea positivo en poco más 24 millones de euros. Pero aquí es donde se manifiesta con crudeza el exceso de endeudamiento de esta entidad, antes comentado. El coste de los intereses por el endeudamiento es de tal magnitud (23 millones de euros en la temporada 2015-16) que se come los resultados de explotación, dejándolos reducidos a la suma ya indicada de 1,3 millones de euros antes de impuestos.
Como conclusión, podemos indicar que en el caso del Atlético de Madrid el crecimiento no se ha transformado en una noticia positiva sino, muy al contrario, en una suma de riesgos crecientes que se manifiestan en claros desequilibrios económico financieros, que pueden apreciarse en su baja capacidad de pago de la deuda a corto plazo, en el exceso de endeudamiento y, consecuentemente, en una insuficiente capitalización de la entidad y en una dependencia excesiva de los ingresos derivados de los resultados deportivos, especialmente de la clasificación y avance en la UEFA Champions League, que de no seguir produciéndose en el futuro podrían dar la traste con esta estructura económico-financiera que muestran las cuentas.
Otras cuestiones de mayor calado, como las incertidumbres derivadas de la venta del estado Vicente Calderón, la construcción del nuevo estadio, el creciente aumento de los pasivos, los problemas de la capitalización, las consecuencias de operaciones históricas como la ciudad deportiva de Alcorcón o los riesgos derivados de este precario equilibrio económico-financiero y patrimonial, en especial en el caso de que la entidad pueda sufrir pérdidas, deberán ser estudiados en profundidad. Esperamos poder hacerlo en breve.
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Alejandro Pérez Köhler. Abogado. Doctor en Derecho y profesor de práctica societaria en Universidad Internacional de La Rioja-UNIR.
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