1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.335 Conseguido 91% Faltan 16.440€

Tribuna

Seis motivos por los que el Atleti no debe irse a la Peineta

Jesús Martínez Caja 23/03/2016

<p>Estadio de La Peineta </p>

Estadio de La Peineta 

Wikipedia

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

A raíz del evento que tuvo lugar el pasado 29 de febrero en el Colegio de Abogados de Madrid, organizado por Los 50, en el que por primera vez compareció Gil Marín para dar explicaciones sobre el traslado del Club a la Peineta, se han abierto muchas incógnitas sobre la conveniencia o no de tan trascendental operación, a la cual, tal y como está configurada, Señales de Humo se opone abiertamente. Pasamos a explicar nuestros motivos.

1º.- Miguel Ángel Gil no está legitimado para decidir el futuro del Atleti.

Es sobradamente conocida la forma en que Jesús Gil y Gil se hizo con el Club en el año 1992, perpetrando un delito de apropiación indebida del que Enrique Cerezo fue cooperador necesario, si bien el Tribunal Supremo declaró el delito prescrito y en consecuencia no fueron condenados. Sin embargo, mucha gente desconoce que Gil Marín sí fue condenado en 2004 –como consecuencia del denominado “Caso Atlético”– a la pena de 18 meses de prisión por estafar al propio Atlético de Madrid. Como quiera que no tenía antecedentes, no llegó a ingresar en prisión.

No obstante y en contra de lo previsto en la legislación mercantil y en los propios estatutos del Club, que prohibían y aún prohíben que un condenado pudiera ser consejero o administrador de una entidad mercantil, Gil Marín se ha perpetuado en el tiempo como Consejero Delegado de la SAD, de forma claramente ilegal y a pesar de las exigencias para que dimita que esta asociación ha desplegado en diversas Juntas Generales, con suerte esquiva por la negativa del resto de accionistas.

Así las cosas, si ya es muy discutible que Gil Marín pueda ser el máximo accionista de la SAD, dado que sus acciones –y las de Enrique Cerezo- derivan de un fraude de ley declarado así mismo por el Tribunal Supremo, no cabe duda alguna de que no debería ejercer ni un minuto más como Consejero Delegado del Atlético de Madrid y que carece de toda legitimidad para decidir nada al respecto del Club, deduciéndose nítidamente de lo expuesto que su mandato está bajo continua sospecha.

2º.- Nunca se ha consultado con la afición el traslado.

Gil Marín fue increpado en el evento del 29 de febrero por no haber consultado con la afición el traslado del Club, a lo que respondió que no hacía falta porque era una medida buena para el Atlético. El Consejero Delegado se sitúa por encima del bien y del mal. y él solo decide lo que es bueno para el Club, con los antecedentes que le avalan: alimentando el endeudamiento histórico, percibiendo un salario millonario e ilegal, cosechando derrotas en los tribunales y llevando a cabo actuaciones como alquilar el Calderón al propio Atleti por una renta anual igualmente millonaria, montando una sociedad –DIVISIÓN INMOBILIARIA-- con personajes de sórdido pelaje, todos ellos señalados por la corrupción --con el único fin de recalificar y vender la parcela donde se asienta el Calderón--, hasta el punto de verse salpicada por el mayor pelotazo de la trama Gürtel --13 millones de euros de comisión-- tal y como parece deducirse de la investigación, aún sin cerrar, que dirige el juez Ruz.

Con estos antecedentes, reiteramos, que solo denotan graves perjuicios para el Club, el Consejero Delegado se convierte en el faro que guía los designios del Atleti, en el vigía del occidente rojiblanco. La afición es mera clientela, pagar y callar. Aunque esa misma afición, o en su caso sus padres o abuelos, pagaran el Estadio Manzanares con el que ahora Gil Marín pretende hacer negocio.

3º.- La operación es económicamente insostenible y podría endeudar al Atleti en más de 250 millones de euros.

Hemos pasado de una operación que reportaría pingües beneficios al Club y lo colocaría en la élite mundial, enjugando además la deuda histórica que la propia familia Gil se había encargado de multiplicar por cien, a abordar una situación de endeudamiento de todo punto insostenible. Así lo ha entendido el propio Carlos Slim, al mando ahora de FCC. La constructora y el Atleti suscribieron un convenio por el que aquella ejecutaría la construcción del nuevo estadio a cambio de las plusvalías urbanísticas correspondientes a la SAD en la operación Mahou-Calderón.

Pues bien, como consecuencia de la paralización judicial del ámbito Mahou-Calderón y la anunciada revisión del mismo por parte del Ayuntamiento, con la consiguiente reducción de la edificabilidad proyectada por el Club y Mahou en connivencia con el Ayuntamiento gobernado por el PP, resulta que FCC ya no ve atractivo seguir perdiendo dinero en virtud del pacto contraído y se baja del carro, asumiendo unas pérdidas de 34 millones de euros por lo hasta ahora ejecutado y devolviendo al Atleti los terrenos y la consiguiente obligación de finalizar la construcción de la Peineta y su urbanización. Para eso el Atleti debe emplear 166 millones de euros que le presta un banco de Slim, concretamente Imbursa. Dicho crédito hay que devolverlo, en el mejor de los casos, en julio de 2021. Con sus consiguientes intereses. Es obvio que FCC, harta de asumir riesgos, se los pasa al Atleti, que ahora se ve entre la espada y la pared por la nefasta gestión de todas las partes implicadas y con una única parte que arriesga todo: el Atleti.

Además, se hace público en el evento, ante el estupor de los presentes, por el concejal delegado de Desarrollo Urbano Sostenible, José Manuel Calvo, que está en el aire que se pueda vender la parcela de la Peineta al Club por los 44 millones pactados con Alberto Ruiz- Gallardón, dado que dicho precio resulta escaso para la Comunidad de Madrid, con la que están discutiendo el asunto y que valora el suelo en 30 millones más.

Así las cosas, son 166 millones más intereses: 44 millones como mínimo, si no es más, por el precio del suelo de la Peineta; y 50 millones adicionales que el Ayuntamiento pretende endosar a un Gil Marín siempre dispuesto a quedarse con el esqueleto del Centro Acuático. Más de 250 millones y subiendo por el suelo del Calderón, cuya edificabilidad total ahora mismo está en el aire, de la misma forma que lo está el soterramiento de la M30 que, tal y como señaló el concejal, ya no se ve imprescindible, aunque desde el punto de vista de los residentes actuales y futuros, sí parece trascendental que se acometa tal obra, con la consiguiente devaluación del suelo si no se hiciera. Un suelo que no se sabe cómo ni cuando se venderá y que, de momento, está afectado por dos procesos judiciales, iniciados por Señales de Humo y Ecologistas en Acción, cuya sentencia, de devenir firme, puede que le entierre en la limitación de las tres alturas más ático de la Ley del Suelo de Esperanza Aguirre, por mucho que PP y Ciudadanos hayan aprobado una burda ley autonómica que pretende cargarse la judicialización del ámbito Mahou-Calderón, con un fuerte tufillo a inconstitucionalidad.

Si tenemos en cuenta la deuda financiera y con la administración pública ya existente, y que como consecuencia de otra ilegalidad en los terrenos de Alcorcón --donde iba a ir la soñada Ciudad Deportiva--, la recalificación de los mismos ha sido anulada por el Tribunal Supremo, lo que ha supuesto unas pérdidas de 72 millones de euros parapetadas en las cuentas anuales del ejercicio 2015 y pendientes de su necesario afloramiento, hemos de concluir que la situación económica de la SAD es de por sí insostenible, como para asumir ahora otros 250 millones de golpe.

Miguel Ángel Gil Marín se manifestó ante el auditorio con rotundidad respecto del traslado “sí o sí”, pero luego todo fueron devaneos, hipótesis y subterfugios respecto de cómo se afrontaría económicamente la operación, de manera que los asistentes salieron del Salón de Actos del Colegio de Abogados con más dudas de las que entraron.

4º.- Las dudas no solo son económicas: tampoco está asegurada la comodidad de la afición. No se cambia para mejorar, se cambia para especular.

Más allá de que el proyecto del Nuevo Estadio de Madrid pueda resultar espectacular --aunque su grada principal, no lo olvidemos, vaya a cumplir 22 años--, es obligado convenir que no todo consiste en ver el fútbol desde un asiento más o menos cómodo. Al fútbol hay que desplazarse y el panorama en este aspecto es desolador. 

Nos trasladamos a un estadio situado a muchos kilómetros del centro de Madrid, en una zona de escaso arraigo rojiblanco, con unos servicios públicos de transporte muy escasos y con unas infraestructuras viarias que actualmente no son capaces de absorber mínimamente el tráfico normal del barrio.

Se nos cuenta que hay una estación de Metro a pie de estadio con cincuenta tornos, pero se omite que el problema se dará en vagones y andenes, toda vez que se va a colapsar de aficionados, dado que las otras estaciones de metro más cercanas se hallan a 20 minutos. Se nos habla de un intercambiador de autobuses, que hoy en día es humo, pues los proyectos se paralizaron en octubre del 2014 y actualmente solo pasa una línea de autobuses por la zona.

No se cuenta con estación de cercanías, pues la proyectada era para el anillo olímpico y hoy en día no se piensa acometer.

Los planes municipales específicos para mejorar la movilidad y accesibilidad en la zona también se encuentran parados desde hace años y no se ha ejecutado ni un metro cuadrado de infraestructura viaria.

Ante tal tesitura, Gil Marín se descuelga con que la temporada 2017-2018 la iniciaremos en la Peineta. Es probable que el estadio esté terminado para dicha fecha (julio 2017) pero en modo alguno las infraestructuras van a estar creadas y el aficionado se va a ver imposibilitado para acceder al estadio con un mínimo de comodidades con las que, sin embargo, ahora cuenta satisfactoriamente: varias paradas de metro cercanas, una parada de cercanías, numerosas líneas de autobuses, por no hablar de que la mayoría de los aficionados se desplazan andando desde Usera, Carabanchel, Latina, Arganzuela o Centro.

Respecto a las plazas de aparcamiento, más de 4.000 en La Peineta, de poco servirán si como hemos puesto de manifiesto no se crean antes las infraestructuras viarias necesarias, a cuyo coste luego aludiremos. Recordamos que a ambos lados del Calderón existían dos solares que podrían haberse utilizado como aparcamientos si no se hubieran vendido como suelo residencial para hacer pisos.

La conclusión es clara: la ubicación del Calderón es mucho más atractiva para el aficionado, infinitamente más cómoda. Cabe preguntarse si era necesario el traslado de un estadio céntrico, declarado “Cinco Estrellas” por UEFA hace muy pocos años, cuya remodelación o modernización es posible y bastante más económica, a otro en la periferia de Madrid con la problemática que ello entraña.

La respuesta es obvia. Sólo la ambición, la especulación y el afán de lucro personal mueven esta operación. Los rectores de la SAD han abandonado maliciosamente a su suerte un estadio que podría ser digno, cómodo y práctico para que la afición se convenza de que es necesaria una mudanza indeseada. Hoy el Vicente Calderón es un estadio indigno exclusivamente por la inacción de sus ilegítimos propietarios. Se utiliza como subterfugio que se ha quedado pequeño cuando fue el propio Gil y Gil quien redujo un aforo que se podría recuperar y que llegaba hasta las 70.000 personas. Además, es una mera suposición que se necesite tanto aforo, pues el Calderón solo se llena tres días al año. La Peineta puede presentar un aspecto semidesértico en muchos partidos, sobre todo en función de los horarios entre semana, en los que es previsible que el aficionado se vea en la tesitura de pedir un día libre para ir al fútbol o no poder ir por la inaccesibilidad al estadio en hora punta, o porque se vea compelido a llegar a su casa de madrugada para madrugar al día siguiente.

No era necesario el traslado, pero la familia Gil tuvo claro desde que se apropió del Club que el suelo del Calderón era el patrimonio más rentable para hacer dinero y que más tarde o más temprano habría que acometer esa operación de venta y promover el éxodo de la sufrida afición a costa de llenarse los bolsillos. Es más, ya desde el año 1989 Jesús Gil pedía precio al Presidente Leguina por el Calderón. Fue realmente precoz a la hora de adivinar el negocio, y las ansias le pudieron aún sin ser dueño del Club.

5º.- El Convenio con el Ayuntamiento podría haberse incumplido por el Club.

Basta ojear el Convenio firmado por Ruiz-Gallardón y Cerezo para entender que esta operación pendía de la concesión de los JJOO a Madrid, porque los ingresos que proporcionarían las Olimpiadas a las arcas municipales sufragarían con creces todas las obras que habrían de acometerse, beneficios para la ciudad aparte. Así, el convenio rezuma olimpiadas en sus términos y condiciones. Y cuando se conoció que no habría JJOO para Madrid, sin nada iniciado, con tiempo de sobra para dar marcha atrás, debió de acometerse tan necesaria medida. Pero la ambición pudo a la prudencia y ahora Madrid se ve sometida a infinidad de problemas, heredados, además, por un Consistorio ajeno a la negociación y que no sabe por dónde le vienen los tiros y carece de recursos económicos para afrontar sus responsabilidades, si bien maneja argumentos más que suficientes para jugar sus bazas en detrimento de los intereses particulares del Atleti y en aras de favorecer el más necesitado interés público de la ciudad.

Nos encontramos ahora con un convenio de difícil cumplimiento para ambas partes, sobre todo para un Ayuntamiento endeudado por obra y gracia de los que le precedieron en el gobierno e incapaz de asumir el coste de las infraestructuras que le son atribuibles y que se han presupuestado en 80 millones de euros. Se buscan fórmulas, además, para armonizar con la Comunidad el precio final del suelo que debe pagar el Atleti y, sobre todo, cómo se aborda la recalificación del mismo para poder vendérselo, algo que debe cumplir con la estricta legalidad y que ya en el propio convenio se aventuraba como algo que podría no darse.

Podrá parecer que todo son problemas para el Consistorio, pero es que el Club ya podría haber incumplido el Convenio y de forma muy grave, si nos atenemos al plazo de ejecución de la obra pactado en la estipulación 5. Dicha estipulación fija un plazo máximo de tres años desde la firma del acta de replanteo para remodelar y reformar el Estadio y urbanizar la zona. Como quiera que el acta de replanteo se firmó el 21 de octubre de 2011, salvo que se haya acordado una prórroga para la total ejecución de las obras, lo cual ni consta ni se ha hecho público, es evidente que el Club habría incumplido la estipulación 10 a) del Convenio y habría incurrido en una infracción por falta muy grave, recogida en la estipulación 18 a), 1, que podría implicar la extinción de la concesión de conformidad con lo previsto en la estipulación 20, 2 a).

Si resultara que la dilación del Atleti a la hora de ejecutar las obras –no olvidemos que se le favoreció durante tres años para que ejecutara obras sin licencia-- hubiera provocado la extinción de la concesión, algo que nos parecería gravísimo si no se hubiera subsanado de alguna forma que, reiteramos, de existir no se ha hecho pública, el Ayuntamiento podría dar por zanjada la cuestión desde ya, reclamando los daños y perjuicios sufridos, lo cual coloca al Atleti en una posición muy endeble para negociar con aquel, suponiendo que se abordara alguna negociación.

6º.- Las irregularidades del ámbito Mahou-Calderón

Respecto al solar del Calderón, más allá de la ilegalidad de rebasar la limitación de las tres alturas más ático en el Plan del ámbito Mahou-Calderón, antes reseñada, que tiene judicializada la operación, resulta patente que Mahou y Atlético de Madrid ni siquiera ostentan la legitimación necesaria para constituir una Junta de Compensación a fin de desarrollar dicho ámbito, pues no poseen en propiedad el 50% de los terrenos que lo conforman. Ambas entidades tienen la propiedad de 92.297 m2 y el Área de Planeamiento Remitido APR. 02.21, cuenta con una superficie total de 204.218 m2, por lo cual se puede afirmar que la Junta de Compensación constituida no se ajusta a derecho al ostentar únicamente el 45,2% del suelo, cuando es requisito legal indispensable que alcancen como mínimo el 50%.

También es muy discutible que sea lícito que, como cargas asociadas al desarrollo, se hayan tenido en cuenta los gastos de traslado de Atleti y Mahou, a fin de obtener un mayor coeficiente de edificabilidad, pues ambos traslados se deben a intereses particulares ajenos al desarrollo del ámbito en sí.

El concejal delegado de Desarrollo Urbano Sostenible nos informó el día 29 de que la intención del Consistorio es revisar el desarrollo del ámbito desde cero, a fin de dotarlo de un cariz más sostenible, menos especulativo y en definitiva más social y garante de los derechos de la ciudadanía. Pretende rebajar la edificabilidad y dotarlo de más equipamientos. Esta medida perjudicaría notablemente los intereses del Club, pues reducirá la edificabilidad y por ende el valor del suelo del Calderón. Es lo que ha propiciado la actuación irregular de los rectores del Club, junto a la de los demás agentes intervinientes en la operación, esto es, Mahou y el anterior equipo de gobierno del Ayuntamiento, dirigido por el PP, con Ruiz-Gallardón y Ana Botella al frente, que impunemente ha favorecido ciertas conductas cuanto menos anómalas, que ya hemos ido describiendo en este texto.

Desde Señales de Humo consideramos que es de justicia adoptar las medidas necesarias para corregir o eliminar las ilegalidades cometidas utilizando el buen nombre del Club Atlético de Madrid. La gestión de Gil Marín y Cerezo está manchada de inicio, y ellos son los únicos responsables de lo que le pueda pasar al Club. Por nuestra parte, mantendremos nuestra posición en los frentes judiciales que tenemos abiertos y en los que en un futuro se puedan abrir. Es la única medida que está a nuestro alcance para intentar preservar la legalidad en todo lo concerniente al Atlético de Madrid.

--------------------------------------------------

Jesús Martínez Caja es abogado y miembro de la Asociación Señales de Humo.

 

A raíz del evento que tuvo lugar el pasado 29 de febrero en el Colegio de Abogados de Madrid, organizado por Los 50, en el que por primera vez compareció Gil Marín para dar explicaciones sobre el traslado del Club a la Peineta, se han abierto muchas incógnitas sobre la conveniencia o no de tan trascendental...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Jesús Martínez Caja

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

1 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. GPG

    1. Respecto a este punto tiene usted toda la razón excepto en el título. Gil Marín está legitimado. Es un hecho y así hay que asumirlo. 2. No se ha consultado a la afición el cambio, cierto, y siendo un error es una demostración más de lo enunciado en el punto anterior. No obstante, son muchos los que utilizan al Atleti en su beneficio y han sido varias las campañas realizadas en pro de seguir en el Calderón que han buscado el bien propio, no el del Atleti. La situación, sin duda, genera polémica y posiblemente división en la hinchada. 3. Todo cuanto dice tiene fundamento pero también lo tiene la forma de proceder contraria. Existen experiencias ya demostradas de clubes con enorme deuda que la han superado mediante riesgos semejantes. 4. En este punto no estoy en absoluto de acuerdo con su planteamiento salvo en lo que respecta al propio campo, sobre el que, sin duda, se podrían haber hecho muchas mejoras. Sin embargo, respecto a los transportes y comunicaciones que nos acercan al Calderón, únicamente puedo decir que actualmente son pésimos. Los sufro desde hace muchísimos años y no mejoran, es ya imposible. Es cierto que la M-40 está colapsada a la altura de Arcentales cada tarde de un día de diario. Tal vez sea el Atleti la excusa para que ese punto tan conflictivo tenga por fin una atención administrativa. Existe una parada de metro pero otras dos quedan también cerca, no mucho más lejos de las que usted utiliza para comparar positivamente al Calderón. En este punto hay que exigir que aquellos que administran esos medios de transporte se impliquen adecuadamente. No darles coartadas. 5. Los convenios firmados, los procesos judiciailizados, las irregularidades que menciona, pueden aparecer y desaparecer según cambien los intereses y estos modifiquen las normas. Hay margen para todo en una sociedad tan sugestionada por el dinero como la nuestra. También tenemos ejemplos varios y en nuestra propia ciudad. Lo cierto es que llevando usted razón o pudiendo llevarla, según el punto a tratar, deberá decidir. Desgraciadamente ya no hay vuelta atrás en los hechos que refleja en el primer punto y son estos los que estigmatizan todas las decisiones que ha de tomar el club. Es lamentable pero no parece posible volver atrás. No le gustará saber que ya hace tiempo me abstraje de ese imposible. Creo que fue lo mejor para mí y será lo mejor para el Atleti si la decisión es colectiva, a pesar de ser dolorosa e injusta. El Calderón existirá siempre, aún derruido. Quedará en el recuerdo cariñoso de todos nosotros pero no es mal paso ir a otro campo más moderno. Ojalá que para bien y ya decidido el trasvase es mejor ayudar para que al Atleti le vaya bien y no se cumplan las malas expectativas expuestas. Lo digo porque debo ser un iluso que creo aún que el Atleti es también mío. Aunque decidan por mí. GPG. Un abonado atlético.

    Hace 8 años 7 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí