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El error de Trump es creer que la práctica empresarial, que tanto éxito le ha proporcionado en su vida, puede trasladarse a la política, tal cual y con los mismos métodos de agresividad comercial, simplismo mental y primitivas astucias dialécticas de mercado de beduinos. El caso Berlusconi no le ha abierto los ojos, aunque Norteamérica no sea Italia. Pero la praxis política tiene un fondo común en todas partes. El resultado de su biografía profesional, como comerciante, está a la vista, es visible, tangible y comprobable, La Torre, sólida, enhiesta y desafiante, que inevitablemente lleva su nombre, en Nueva York, como un símbolo y una confesión autobiográfica es una prueba de su psicología egolátrica y de su triunfo indiscutible. Es la expresión de su talento emprendedor y de sus habilidades mercadotécnicas.
En política, la mecánica es más complicada, los elementos que intervienen más complejos y los resultados no se acaban con la venta del producto
Pero la política es otra cosa, aunque los empresarios tiendan a creerse que se trata de un Departamento de su negocio, sobre el que influir y con el que contar. En política, la mecánica es más complicada, los elementos que intervienen más complejos y los resultados no se acaban con la venta del producto. La praxis política tiene un fondo común en todas partes. Puede que la mentira sea rentable en ambos ámbitos y que compartan muchos más puntos en el trapicheo de su actividad. Pero en política hay una frontera infranqueable y enfrente no hay una clientela, propicia y fácilmente manipulable. Se ponen en juego otros intereses. Los argumentos de convicción se dirigen tanto a la ideología, como a los sentimientos, tanto a los intereses económicos como a las posiciones morales. La política es menos sencilla y tiene una larga deriva de consecuencias. Puede que en Norteamérica esa confusión sea posible y que la política sea otra cosa; pero más allá de sus fronteras, esa teoría va de culo.
Pinocho
Al primer tapón, zurrapa, que dicen en mi pueblo. El discurso de investidura de Trump ha confirmado las expectativas. Todo ha sido previsible, como los eclipses de sol, los goles de Messi y las meteduras de pata de Esperanza Aguirre. Por desgracia, estamos acostumbrados a las mentiras de los políticos, que tienen un inevitable desencuentro con la verdad y una permanente tendencia a obviarla. Trump no ha sido una excepción y ha cumplido su papel con la falta de imaginación que se suponía.
Es mentira que vaya a traspasar el poder de Washington al pueblo, porque el poder seguirá en manos de los multimillonarios
Dejando a un lado su tosca retórica, su pobreza verbal y sus asilvestrados razonamientos, no ha dicho más que mentiras, de cresta roja, como creía el otro. Una especie de Pinocho, encumbrado a la Presidencia de los Estados Unidos de América, en cuya lista faltaba este ejemplar. Agradezcámosle que haya sido sincero consigo mismo. Porque juega a la sinceridad, sin pelos en la lengua. Es mentira que vaya a traspasar el poder de Washington al pueblo, porque el poder seguirá en manos de los multimillonarios, que le han apoyado a ganar las elecciones y que siguen apoyándolo. Es mentira que los ciudadanos americanos se hayan unido para reconstruir el país, que no está destruido, pues más de la mitad están en contra de Trump y no hay síntomas de que América esté destruida. Es mentira que los puestos de trabajo hayan descendido y que las fábricas hayan cerrado. Es mentira que hasta ahora se hayan tomado decisiones contra los intereses de los estadounidenses. Es mentira que no se compren productos americanos y que no se contrate a gente del país. Y, ¿por qué cree que Dios le va a proteger? Porque, que sepamos, ni el racismo, ni la xenofobia, ni el machismo, ni la prepotencia, ni la costumbre de mentir, ni la dialéctica de la violencia cuentan con la ayuda de Dios. De salvadores de la patria, estamos hasta el gorro. Vigilaremos la longitud de su nariz, para ver los efectos de sus mentiras sobre su apéndice nasal, como en el caso de Pinocho.
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Es escritor y periodista. Autor de numerosas novelas y ensayos por los que ha obtenido diversos premios.
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