1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.340 Conseguido 91% Faltan 16.270€

Análisis

Los lugares comunes de Macron y Le Pen

Las elecciones presidenciales francesas se juegan sobre un tablero retórico novedoso en el que los dos favoritos están dispuestos a pelear por los mismos significantes: el cambio, la reforma, la recuperación, la unión, la protección y el liderazgo

Guillermo Fernández Vázquez París , 28/03/2017

<p>Marine Le Pen y Emmanuel Macron</p>

Marine Le Pen y Emmanuel Macron

Luis Grañena

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

CTXT necesita 300 suscripciones mensuales para ser sostenible y cada vez más independiente. Puedes ayudarnos aquí

-----------------------------------------------------------------------------------------------------

¿Sobre qué terreno compiten Emmanuel Macron y Marine Le Pen? Las próximas elecciones presidenciales francesas se juegan sobre un tablero retórico novedoso en el que los dos candidatos favoritos están dispuestos a pelear por los mismos significantes: el cambio, la reforma, la recuperación, la unión, la protección y el liderazgo.

Francia atraviesa aguas desconocidas y eso hace que los analistas califiquen el momento actual de inédito, raro, confuso, pero al mismo tiempo apasionante y repleto de matices; un período, señalan, extrañamente excepcional. Hay, en efecto, rasgos anómalos en el retrato actual de la política francesa, como si el pintor encargado de organizar la variedad cromática de la realidad hubiera perdido el temple y a base de rayajos estuviera a punto de arruinar el cuadro bipartidista. El candidato conservador se encuentra embarrado en graves asuntos de corrupción y ha sido recientemente imputado, mientras que el candidato socialista atraviesa el desierto de la invisibilidad mediática y la deserción en sus propias filas. Jean-Luc Mélenchon, candidato de la izquierda alternativa, no consigue atravesar el “techo de cristal” del 12% de apoyo en intención de voto, a pesar del desencanto que para la izquierda ha supuesto la presidencia de François Hollande. Un escenario que cada vez recuerda más al vivido en Austria en diciembre pasado: sin los partidos tradicionales en la segunda vuelta y con un partido nuevo compitiendo con la ultraderecha.

En estas circunstancias, se ha hablado todavía poco (o no lo suficiente) de Emmanuel Macron, exministro de Economía del gobierno socialista de François Hollande y ahora candidato a la presidencia de la República por la plataforma En Marche (En Marcha) creada por él mismo en abril del año pasado y cuyas siglas --fíjense bien-- coinciden con el nombre y apellidos del candidato. Su figura en estos momentos vuela. Y lo hace con el viento a favor de haber pillado a sus rivales por sorpresa y a contrapié. Los últimos sondeos muestran un empate técnico entre su candidatura y la de Marine Le Pen, a una distancia importante respecto de François Fillon e imposible para Benoît Hamon. Su notoriedad creciente (su “remontada”, por así decir) tiene que ver con un éxito simbólico: competir en el territorio de las representaciones con Marine Le Pen y hacerlo desde lugares de enunciación atractivos.

Lo llamativo del fenómeno Macron es que retoma algunos de los principales lugares comunes del discurso del Frente Nacional y los ancla en un sentido común vinculado a lo que podríamos llamar, junto a Nancy Fraser, “neoliberalismo progresista”. De este modo compite con la retórica de Le Pen en lo que ésta tiene de outsider, de unión por encima de las ideologías, de proyecto novedoso y de ruptura con los partidos tradicionales. Permite engancharse a una forma light de sopapo a los poderosos.  

¿Cuáles son esos terrenos comunes que pisan Emmanuel Macron y Marine Le Pen?

1. El agotamiento del eje izquierda/derecha 

Tanto Emmanuel Macron como Marine Le Pen afirman regularmente que el eje izquierda/derecha sobre el que ha pivotado la política del último siglo está liquidando sus últimas existencias. Puede que aún nos suene, conceden ambos candidatos, puede que aún alguien lo use; sin embargo le ocurre como a las expresiones pasadas de moda: las entendemos, incluso nos provocan una leve sonrisa, pero (y este es el punto decisivo) ya no nos sirven para hablar de la realidad que nos rodea con nuestros contemporáneos.

Macron se esfuerza por situar la disputa política en un plano que atraviesa tangencialmente el eje derecha/izquierda. Sostiene que su proyecto se propone luchar por “la superación de la oposición izquierda/derecha”, puesto que, según él, esta es la única “condición para la reforma del país”. Su objetivo es la unión de todos los “progresistas”, entendiendo que esta categoría: 1) no está necesariamente asociada a la izquierda, 2) es más amplia que la categoría “izquierda”. Para Emmanuel Macron la identidad política “progresista” trasciende los límites de la izquierda puesto que “existen progresistas tanto en la izquierda como en la derecha”. Son quienes “quieren entrar en el nuevo siglo, en la economía de las competencias, la cualificación y la innovación (preservando la justicia social) y se sienten vinculados a la laicidad y a Europa”. Como contraposición a los progresistas, los conservadores son quienes, tanto en la derecha como en la izquierda, “desean proteger un orden antiguo y dicen “no cambiemos las cosas”, “no nos preocupemos por el problema de la producción pero pidamos antes que se reparta lo que aún no se ha producido”. Conservadores también son, insiste Macron, quienes “desde el lado de la derecha afirman: ‘Ayudemos a los que ya han triunfado a triunfar más’, ‘vayamos a un mundo más injusto’, y no creen en la verdadera movilidad económica y social”.

Para Macron la identidad política “progresista” trasciende los límites de la izquierda puesto que “existen progresistas tanto en la izquierda como en la derecha”

Marine Le Pen desplaza el centro de la pelea política hacia otro eje distinto al derecha e izquierda: el que enfrenta a “los privilegiados” (en la jerga ultraderechista dícese del conjunto de personas que viven “por encima de la ley”, o sea: élites e inmigrantes irregulares) con “los olvidados” (también denominados “olvidados” o “invisibles”). Esta organización del campo político en torno a la oposición privilegio/abandono es paralela a otro clivaje más antiguo que concibe la disputa política como enfrentamiento entre  “nación” y “cosmopolitismo”; esto es, como lucha entre los partidarios de la nación y los partidarios del neoliberalismo. Toda la historia de la extrema derecha francesa del siglo XX (desde Maurras y Doriot hasta Alain de Benoist) se encuadra dentro de estas coordenadas.

En esto, ambos líderes surfean cómodamente una corriente mayoritaria entre la sociedad francesa que ya no se reconoce en las distinciones izquierda/derecha. De acuerdo con el último barómetro de confianza política elaborado por el centro de investigación Cevipof-Opinionway, el 75% de los ciudadanos está de acuerdo con la afirmación de que “las nociones de izquierda y derecha ya no quieren decir nada”; en lo que supone un incremento de un 2% en una tendencia de fondo que no deja de aumentar desde 2011.

“Hoy en día, las nociones de izquierda y derecha no quieren decir nada”.

“Hoy en día, las nociones de izquierda y derecha no quieren decir nada”.

2. Una Francia herida y decadente

El retrato de la Francia actual que hacen Macron y Le Pen tiene los mismos tintes oscuros. Ambos coinciden en hablar de una Francia decadente, fracasada y carente de grandeur, pero mientras Macron lo achaca a la falta de confianza, Le Pen culpa a los gobiernos precedentes de haber sido demasiado dóciles a la hora de transferir soberanía a Bruselas. Para Macron se trata de renovar y moralizar la vida política, para Le Pen de recuperar la libertad. Curiosamente, en sus mítines, los dos enaltecen la Historia de Francia (Macron adoptando un estilo florido, literario, de antiguo hombre de letras doctorando de Paul Ricoeur; Le Pen prefiriendo el enfoque épico, bien trabajado por la extrema derecha) para a continuación subrayar que nos encontramos en un momento histórico dramático, decisivo, en una verdadera encrucijada; un momento, insisten, de extrema gravedad que hace que las próximas elecciones presidenciales no sean como las demás.

Nos encontramos en un momento histórico de extrema gravedad que hace que las próximas elecciones presidenciales no sean como las demás

Este momento de excepcionalidad, según ambos, reclama un proyecto fuerte, de nueva planta, inaugural. “Mi proyecto es edificar una Francia nueva”, una “República contractual” que sea capaz de “reconciliar a los franceses”, señalaba Emmanuel Macron en un mitin reciente celebrado en Reims ante un auditorio mayoritariamente juvenil. Para Marine Le Pen, la construcción de una nueva Francia pasa necesariamente por la recuperación de la soberanía nacional para “no sucumbir ante dos amenazas: el dominio del rey-dinero y la dictadura de la reina-religión”. Lo nuevo, se esfuerza en afianzar la candidata ultraderechista, es abrirse a la “primavera patriótica”, es el retorno a la Europa de las naciones de la que hablaba en la ciudad alemana de Coblenza a finales de enero junto a otros líderes de la extrema derecha europea como el holandés Geert Wilders, la vicepresidente de Alternativa para Alemania, Frauke Petry, el eurodiputado de la Liga Norte Matteo Salvini y el secretario general del Partido Liberal de Austria (FPÖ), Harald Vilinsky.

La orientación del relato de Le Pen y Macron es diversa (incluso antitética), pero la estructura es la misma: 1) toman como punto de partida una Francia fracasada, 2) señalan como responsables a los gobiernos precedentes, 3) afirman haber llegado a un punto de inflexión, 4) caracterizan los próximos comicios presidenciales como cruciales, 5) se proponen como protagonistas de la refundación del país. Con estas bases, el pulso es entre una apelación ciudadanista y una apelación popular-identitaria.

3. Ciudadanía versus pueblo

Emmanuel Macron no es el candidato de ningún partido, no es apoyado por ninguna maquinaria burocrática ni lleva décadas en política; ni siquiera ha sido nunca miembro del Partido Socialista. Es el líder de un movimiento ciudadano que comenzó organizándose en círculos nacidos espontáneamente, adoptó un nombre (¡En Marcha!) que enfatiza el carácter dinámico del proyecto, presume de financiarse con donativos individuales (aunque el resto de candidatos ponen en cuestión el origen de la financiación de su campaña) y cuenta con miles de militantes que gustan de llamarse marcheurs (caminantes) en un proceso de identificación que mezcla la taumaturgia con el vocabulario típico del management. Macron apunta alto cuando afirma que “nuestra política carece de la trascendencia que la filosofía y la literatura aportan” y se propone reintroducir algo de ese espíritu “en nuestra sociedad cansada”.

Macron pone el acento en la sociedad civil, para resaltar que el suyo es un proyecto cuyo aliente viene de abajo y que, gracias a ello, está en condiciones de unir a los franceses en algo así como un nuevo contrato social

El tono dulce, templado, pausado en el ritmo y caballero cuando afea a quienes durante sus actos abuchean el nombre de sus contrincantes, parece querer decirnos “no soy como los demás”. En sus apelaciones al gran público la sociedad civil tiene un papel central. Es ella la que conforma su movimiento, es ella a quien se dirige cuando habla y será ella quien protagonice el cambio ciudadano cuando acceda a la presidencia de la República. Macron pone el acento en la sociedad civil, entendida de modo genérico englobando a agentes sociales, empresas, ciudadanos, asociaciones o ONG, para resaltar que el suyo es un proyecto cuyo aliente viene de abajo y que, gracias a ello, está en condiciones de unir a los franceses en algo así como un nuevo contrato social. Además, también se compromete a conformar un gobierno en el que la mitad de sus componentes provengan de la sociedad civil. Está convencido, dice, de que hay más inteligencia colectiva en la sociedad civil que en los partidos políticos. De momento ha conseguido convencer a una parte de la sociedad francesa, especialmente a los jóvenes, a cuyo voto aspira también Marine Le Pen.

Ella, la candidata del Frente Nacional, no apela tanto a la ciudadanía como al “pueblo de Francia”. Un pueblo inmemorial que lucha por su libertad y protección, que se defiende de la amenaza del “totalitarismo neoliberal” (cuyo objetivo sería la conversión de todo en mercancía) y que desea preservar su identidad nacional. Marine Le Pen llama a la “revuelta” del pueblo francés contra unas élites que “pretenden crear un país de esclavos que produzcan barato para que consuman desempleados” y justifica su convocatoria en la ruptura del pacto social: “en estas circunstancias en las que las supuestas élites han fallado y  traicionado, el único recurso es el pueblo: su poder, su determinación y su sentido común”.

Esta situación reclama una nueva conducción del país. Macron justifica su propuesta en una suerte de “ética de la convicción” que se sustenta en los riesgos que ha tomado decidiendo salir del gobierno, fundar un movimiento y desvincularse de sus puestos precedentes. Inscribe este paso en una trayectoria más amplia que le ha llevado sucesivamente desde la carrera universitaria hasta la responsabilidad ministerial, pasando por la banca Rothschild, siempre guiado por la convicción de sus compromisos. “Siempre he actuado de acuerdo a lo que dictara mi conciencia”, viene a decir Macron. Y añaden sus partidarios: “créanle porque ha perdido mucho dinero por hacerlo”. Por ese camino Macron proyecta su figura como antítesis del “político profesional”. Marine Le Pen, en cambio, fundamenta su legitimidad de líder en los ataques que ha recibido y en no haberse amilanado ante ellos. Su mayor credencial son las críticas de sus adversarios, a los que juzga pertenecientes a una “élite mundialista” ajena a los problemas del pueblo. Por eso ella, enemiga de las élites, se permite autodenominarse como “la candidata de la Francia del pueblo llano: de los olvidados, las ciudades y pueblos pequeños, de las áreas desertificadas”.

4. Choque de trenes

Los dos candidatos pelean por el liderazgo de una renovación profunda de la vida política francesa. Y lo decisivo es que ambos lo hacen desde terrenos discursivos paralelos que, sin embargo, se enfrentan bajo la forma de una apelación ciudadanista de corte neoliberal y una convocatoria populista de raigambre identitaria. Mismos mimbres retóricos para proyectos de orientación contraria. Dos estilos, dos movilizaciones, que caminan en direcciones opuestas nutriéndose de los mismos componentes. Entre las palabras clave que resaltan del discurso de Macron encontramos: ciudadanía, reforma, responsabilidad, progresismo, modernización, flexibilidad, crecimiento, pragmatismo, eficacia. Por el contrario, Le Pen estructura sus intervenciones públicas en torno a los siguientes conceptos: soberanía, libertad, pueblo, protección, identidad, nación, orden y seguridad. Entre medias, el resto de candidatos encuentra dificultades para afianzar una voz propia.

Francia es hoy un buen laboratorio para entender qué está ocurriendo en Europa con las viejas identidades políticas

Las próximas elecciones francesas ponen en juego una disputa discursiva cada vez más frecuente en Europa entre neoliberalismo cosmopolita y proteccionismo identitario; y de, paso, dejan en evidencia a una izquierda rezagada a la hora de elegir los marcos, las palabras, las metáforas y los símbolos con los que dirigirse a la sociedad. Una izquierda, tanto la de Benoît Hamon como la de Jean-Luc Mélenchon, que sí es audaz en los programas pero cuyo mensaje está encapsulado en fórmulas y estilos antiguos fácilmente neutralizables y estigmatizables por sus adversarios.

El último debate en TF1 entre los cinco principales candidatos dejó un escenario aún abierto. Ni Emmanuel Macron ni Marine Le Pen descollaron. Se neutralizaron mutuamente: primero Macron saliendo bien parado de dos encontronazos dialécticos con Le Pen a cuenta de la polémica del burkini que el verano pasado sacudió Francia; y posteriormente Le Pen subrayando, ante la sonrisa aquiescente de los demás candidatos, que Macron había estado hablando “durante siete minutos sin decir absolutamente nada”. Lo que ocurra de aquí al 7 de mayo es un enigma, pero parece claro que Francia es hoy un buen laboratorio para entender qué está ocurriendo en Europa con las viejas identidades políticas. Por eso conviene seguir de cerca lo que dicen y cómo lo dicen estos dos líderes inéditos que no se reclaman ni de la izquierda ni de la derecha. 

CTXT necesita 300 suscripciones mensuales para ser sostenible y cada vez más independiente. 

Autor >

Guillermo Fernández Vázquez

Investigador en la facultad de Ciencias Políticas de la UCM. Especialista en política francesa, derecha identitaria, relato y comunicación.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

2 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Belisario

    Me resisto a permitir que el único comentario que figura en esta página sea uno tan injustamente negativo. El artículo plantea un punto de vista interesante, establece comparaciones muy acertadas que no resultan obvias a simple vista y está escrito sin faltas de ortografía, confusiones en la expresión, contrasentidos o incoherencias, que son los errores que habitualmente podrían encontrarse en un lenguaje que cupiera calificar de “paupérrimo”. El indignado comentador que me precedió arremete fundamentalmente contra el empleo de extranjerismos, que quizá no sean la materia más delicada con la que hilar un texto, pero cuyo uso no deja de pertenecer al ámbito del estilo, no al de la incorrección lingüística. Se trata de una elección cuestionable, por supuesto, que en el caso que nos ocupa podría defenderse doblemente al tratarse de un texto sobre política (la politología rebosa de anglicismos, un ejemplo: https://es.wikipedia.org/wiki/Clivaje_(pol%C3%ADtica)) y además acerca de un país extranjero. Sin embargo, lo que más me disgusta del comentario es su tono áspero y agresivo, incluyendo el uso del término “zarrapastroso”, ya empleado por otro egregio adalid del casticismo que no ha mucho le dio nuevo esplendor al denostar el “lenguaje de los jóvenes”, algo con lo que un académico octogenario está sin duda bien familiarizado. El casticismo, a fin de cuentas, no es sino una opción estilística, que puede ser cultivada o disfrutada por uno mismo, con o sin citas de autores patrios, pero no impuesta a los demás como la única elección posible.

    Hace 7 años 7 meses

  2. Luis Garmendia

    Ya puede mejorar su expresión, tiene un lenguaje paupérrimo, por no decir zarrapastroso. ¿No se le ocurren alternativas a la palabra líder que, por cierto, es un jefe carismático y no cualquier jefe a secas? «De este modo compite con la retórica de Le Pen en lo que ésta tiene de outsider, de unión por encima de las ideologías, de proyecto novedoso y de ruptura con los partidos tradicionales. Permite engancharse a una forma light de sopapo a los poderosos.» Enhorabuena, dos palabras en inglés en dos frases. ¿Es usted incapaz de expresarse en el idioma que emplea? Ya querrá decir que Le Pen no parece un político al uso, tradicional o de carrera. Y quizá quería expresar que la forma es descafeinada, sin riesgo, moderada... ¿«[...] desde lugares de enunciación atractivos»? ¿Se ha subido a una cumbre con buenas vistas para dar un discurso? Para su información, no es «desde», sino «con» (con habilidad, con atractivo...). ¿«clivaje»? Acabáramos. ¿Clasificación? ¿Diferencia? ¿División? ¿Separación? «Clivaje»... Y se habrá quedado tan ancho. «[...] ambos líderes surfean cómodamente una corriente mayoritaria entre la sociedad francesa [...]». ¿Una cita de Larra, Unamuno, Azaña quizá? Ya querrá decir que los dos aspirantes comparten con la mayoría de la sociedad francesa lo que fuere. Cuando se escribe para el público, lo mínimo es hacerlo con esmero.

    Hace 7 años 7 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí