Necesitamos tu ayuda para realizar las obras en la Redacción que nos permitan seguir creciendo. Puedes hacer una donación libre aquí

-----------------------------------------------------------------------------------------------------

La mañana y el verano empezaron con un desayuno fabuloso, así que cuando llegué a la puerta del Ateneo para la presentación de La vice-presidenta  (La esfera de los libros) me quité el zapato plano y volví a subirme a los tacones, esos que me hacen crecer y llegar al 1,70. En la puerta coincidí con la madrina del libro de Gabriela Bustelo y Alejandra Ruiz-Hermosilla sobre Soraya Sáenz de Santamaría: Victoria Prego. Ustedes saben que las relaciones entre la APM que preside y este medio son bastante mejorables, pero allí coincidimos ella y yo en el ascensor. Mis tacones, como digo, me hacían parecer una corista de Wonder Woman, pero lo cierto es que escondí un poco mi bolsa de CTXT por si las moscas. Como diría un taurino, una nació cobardeando en tablas y evitando siempre el conflicto. Y porque en el fondo las bajitas (Prego también lo es, como Soraya) tenemos que estar unidas en la desgracia de saber que nunca luciremos percha en las pasarelas.   

No puedo hablarles del libro porque aún no lo he leído, pero hemos venido a glosar esa presentación. En el Salón La Estafeta coincidimos alrededor de unas 30 personas. Algunos periodistas recién llegados del Congreso, un señor con un vaquero amarillo y otro con zapatillas de esparto. También escuché decir a alguien que luego iba a El gato al agua, que es un plan de miércoles tan bueno como otro cualquiera. Por allí estaban algunas señoras a las que mi amiga Isabel denominaría “paradas de lujo” y hasta vi a Alfonso Basallo, que fue profesor mío en la carrera y cuyo pelo ha encanecido sobremanera. Aunque como diría el señor que vive conmigo: “Al menos tiene pelo”. 

La señora sentada detrás de mí comentaba a su acompañante: “Yo pensaba que iba a estar Soraya, qué pena”. Que, a poco que una echara un vistazo a la convocatoria y viera que no estaba anunciada y se fijara en el matiz de que es una bio no autorizada, se daba por hecho. Pero luego escuché decir a la misma señora que no sabía a qué foto se referían cuando en la presentación se escuchó hablar de las gasas y el salto de cama que la vicetodo llevó en la portada del Magazine de El Mundo. Un argentino diría de esta mujer que está desubicada, en Getafe lo traduciríamos como estar en Parla, que para el caso es lo mismo. 

Soraya es la nueva Aspasia. Vaya, empezó fuerte la cosa. Prego, que comenzó pidiendo disculpas por una voz casi inaudible, alabó lo complicado de escribir una biografía no autorizada, algo en lo que estoy de acuerdo. Hace falta intuición y preguntar “hasta al apuntador”, que es una expresión que a mí personalmente me huele a transición. Soraya es la mujer a la que Victoria Prego intuye un futuro “en la cúspide o en el sótano”, que es un poco como decir que Griezmann va a fichar por el Madrid o el Barcelona. También dijo que en el PP hay “gente que la tolera, pocos que la quieren, muchos que la temen y no pocos que la detestan”. A mí me pareció una frase redonda, qué quieren que les diga. O será el calor.

Soraya es la mujer a la que Victoria Prego intuye un futuro “en la cúspide o en el sótano”, que es un poco como decir que Griezmann va a fichar por el Madrid o el Barcelona

Después de la intervención leída (qué raro queda) de Ymelda Navajo, de La esfera de los libros, fue el turno de una de las autoras, Gabriela Bustelo. También leída (más rara aún), se refirió a la protagonista como “la líder del PP millennial” (toma nota, Navalón) y agradeció a Juan Luis Cebrián (prologuista del libro junto con Luis María Anson, el terror de las misses y las rubias) haber sido el primer lector del manuscrito en bruto, aún más después de que en el libro no sale bien parado. Muy bien ahí el académico con amigos iraníes, las cosas como son. Sólo una cosa: Sáenz de Santamaría nació en 1971, a ver si ahora van a ser millennials hasta los padres de la Constitución. Mucho cuidado con estirar ese chicle. 

Para Alejandra Ruiz-Hermosilla éste es su primer libro, “un retrato, un collage, prefiero hablar de él como un reportaje largo”. Con la voz algo más nerviosa que su colega, confesó que esta misma mañana le hicieron llegar el mensaje de que la vicepresidenta se ha leído el libro y le han “salido sarpullidos por las cosas personales”. 

Una saca conclusiones tras escuchar hablar del libro (qué cosas) y se da cuenta de que Soraya tiene varias cosas en común con Rodrigo Con-la-iglesia-hemos-topado Rato: cambiando el tiempo verbal ambos son brillantes en lo académico y tienen un poder que roza el teocentrismo (siempre con el permiso del abuelo ciclado Aznar y el registrador de Pontevedra). Ante la pregunta de si se imaginan también un futuro similar para la abogada del Estado de Valladolid, la respuesta ha sido rotunda. “No se ha metido en política a medrar y no es el PP casposo al que pertenece Rato”. “No son iguales ni por generación ni por origen familiar. Soraya es millennial [y dale], es una mujer forjada a sí misma y no ha cometido ninguna actitud delictiva e inapropiada”. Jesús, María y José. Así que, quizá para no excederse en el apartado de elogios, las autoras acabaron con dos dardos envenenados. El primero, a la jefa de gabinete de la vicepresidenta, la omnipotente María González Picó, “experta bloqueadora de WhatsApp”. El segundo, a Pablo Casado, también llamado “Casado con todos”.