PROCESANDO EL PROCÉS (XII)
Una construcción más cultural que real
El interés del referéndum no es su realización sino su gestión: situar fuera de la catalanidad a los Comuns y reeditar una lista conjunta con ERC, que vuelva a paliar la brutalidad de la progresiva desaparición del PDeCAT
Guillem Martínez 4/07/2017
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1- Cualquier declaración o hecho político responde a una cultura que conocen el emisor y el receptor de cualquier declaración o hecho político. Cuando, exemplum, un rey dice que "la ley es igual para todos los españoles", o un presidente del Gobierno dice "no hay nada fuera de la ley", no están diciendo eso. Están diciendo algo que comparten con el receptor. Posiblemente, en el caso primero, que la ley no es universal, y, en el caso segundo, que no todo puede encausarse fuera de la ley, pero sí algo. En una cultura sustentada en declaraciones no verificadas --la cultura política española--, es importante, por tanto, no analizar las declaraciones, sino su contexto cultural. Es decir, su significado.
2- Hoy es un día histórico en Cat, etc. En el que volverá a no producirse ningún texto que selle ningún cambio. Se trata, por tanto, de declaraciones. En el momento en el que escribo estas líneas, se está presentando la Llei del Referèndum en el Parlament. Fuera del hemiciclo. Estaba previsto que el acto fuera un acto interno del Parlament. Ante la posibilidad de la no asistencia de muchos diputados, se ha abierto el acto hacia entidades y personalidades afines. En el acto no se ha facilitado a la prensa el borrador de la ley. Al menos, en este momento en el que escribo la "o" de momento. El acto vuelve a ser, por tanto, una declaración. Es decir, un producto cultural.
Es posible, por tanto, que este acto no sea un acto de ruptura cultural, sino un acto con palabras de otra cultura, que dan risa
3- En el acto, diputados del PDeCAT y de las CUP, al cederse la palabra, se denominan company. A los del PDeCaT, en el momento de hacerlo, les viene la risa. No es una palabra de su cultura. Es más fácil, no obstante, adoptar el léxico de otra cultura que no sus prácticas. Es posible, por tanto, que este acto no sea un acto de ruptura cultural, sino un acto con palabras de otra cultura, que dan risa.
4- Hace una semana, un dirigente de la CUP explicó que en el Govern no se les tenía en cuenta desde la aprobación de los presupuestos. Cuando el Govern, de hecho, volvió a hacer concesiones léxicas --no llegó al extremo de llamar company a nadie--, pero no efectivas.
5- La cosa Procés, de hecho, recientemente se ha centralizado en un núcleo efectivo de cinco personas. Sin CUP, que hoy está aportando todo el vocabulario rupturista al acto. Puigdemont y Junqueras son dos de ellas. El resto también son de ERC y PDeCAT. Se trata de un grupo de dirigentes. Es decir, no es un grupo de técnicos. Un indicio de que no hay una voluntad técnica, sino tan solo cultural. Es decir, propagandística.
6- Una fuente que he utilizado en mi libro --muy buena-- me explica que ese núcleo tiene una férrea voluntad de desobediencia. Otra fuente que he utilizado en el libro --muy buena-- me dice que hay una férrea voluntad de escaquearse. De lo que deduzco que pueden ocurrir, sincrónicamente, las dos cosas. Según el día. Algo, por otra parte, normal, cuando el contexto y la hoja de ruta no son legales ni efectivos, sino culturales. Es decir, sustentados en declaraciones. Volubles.
7- No obstante, es necesario constatar que la desobediencia ya se ha producido. Es decir, el Estado ha condenado por desobediencia a cuatro políticos, si bien, en ese trance, rechazaron esa acusación. En sus juicios explicaron que lo suyo eran declaraciones. Es decir, objetos amparados por la libertad de expresión. Es posible deducir que, cuando se habla de que esas otras cinco personas que ahora dirigen el Procés quieren optar por la desobediencia, en realidad es que quieren optar por esa desobediencia, consistente en que el Estado juzgue delitos de opinión, no hechos. Es importante saber que una parte de PDeCat no quiere ni eso. PDeCAT está en guerra. Por una parte, un Presi que no se volverá a presentar. Es decir, que no le importa la inhabilitación. Y que carece de peso en el partido. Por otra parte, el partido. ERC, más disciplinada y unida, no está en guerra. Está en contradicción. Junqueras, todo apunta a ello, sería el próximo Presi de la Gene. Si opta por la desobediencia --incluso, la pasiva, la única acaecida--, sería importante. Sería algo efectivo. Sería un cambio. Es importante saber que, para que ocurra eso, Junqueras --el responsable del referéndum-- debería de firmar la compra de urnas, cualquier gasto en un referéndum, o significarse en el trámite de la ley que se está presentando ahora en el Parlament, sin exhibir su texto. Es decir, sin delito alguno. Salvo el de expresión.
El mismo día en que se declaró desierto el concurso, la consellera imputada por fiscalía por esa razón pidió que se archivara su caso
8- ¿Hay voluntad de una ruptura frontal y más efectiva? Desde la última vez que les escribí, se han creado indicios más de que no. Por el tema urnas. Tema urnas: el Govern ha declarado desierto el concurso para adjudicar la compra de urnas para el referéndum. Ha argumentado que se suspendió porque las empresas participantes carecían de solvencia económica. Una de las empresas ha contestado que el concurso carecía de fecha de pago y de entrega. Es decir, carecía de voluntad. Es sencillo, por cierto, adquirir urnas. Las puede adquirir una entidad --verbigracia, la ANC--. O, mejor y propagandísticamente más efectivo, las pueden adquirir los votantes. En ambos casos se donarían al Govern. Tampoco se ha hecho eso. Es posible que se acabe haciendo. No por su efectividad, sino por su carácter declarativo y cultural. Es decir, propagandístico. Importante: el mismo día en que se declaró desierto el concurso, la consellera imputada por fiscalía por esa razón pidió que se archivara su caso. Lo que indica que el abandono del concurso obedecía a esa razón. La consellera era militante de CDC, después de PDeCAT. Su padre era fundador de CDC y, actualmente, es el presidente de ese partido, que aún existe mientras vende sus muebles. Es importante que una persona nunca, jamás, por ninguna razón, va más allá en sus decisiones que en su cultura. CDC y PDeCAT nacieron, en fin, para garantizar permanencias, no cambios.
9- Más discreto e ilustrativo para el caso ha sido el caso de la gestión del voto de catalanes en el extranjero. De un número que iría entre las 180.000 o 190.000 personas, sólo se han apuntado en el registro para poder votar en el referéndum unas 5.000. La sociedad catalana, como la española, o la de Camerún, es una sociedad emigrante desde 2008. Como sucede en la sociedad española y en la camerunesa, emigran los mejores y mejor preparados. En el caso catalán, la universidad, la investigación y los profesionales que se quedaron sin lugar en el mundo cuando el Govern acabó con la universidad, la investigación y una economía no sustentada en la hostelería, la construcción, la especulación, los negocios a la sombra del Estado y la deuda. Son usuarios, vamos, de una cultura no declarativa, sino efectiva. Es normal que no participen de un proyecto propagandístico gubernamental. Lo divertido es que el Govern, a su vez, aparte de ese registro, no ha hecho nada de lo que había prometido al respecto. No ha elaborado, por ejemplo, el sistema informático que garantizaba el voto en el extranjero. Y no lo ha hecho por lo mismo que no ha comprado urnas. Implica penas de cárcel.
10- Sin residentes en el extranjero que puedan participar, el referéndum es un objeto de consumo interno. Es decir, cultural. No es necesario hacerlo. Es necesario defenderlo. Es, por tanto, la campaña electoral de las siguientes autonómicas. Esta mañana a primera hora, el interés del referéndum no es su realización --sin excluir futuribles, parece como que no--, sino su gestión. Sí servirá para situar fuera de la catalanidad a los Comuns, y sí servirá --tomen nota; ese es el objeto PDeCAT-- para reeditar una lista conjunta con ERC, que vuelva a paliar la brutalidad de su progresiva desaparición.
11- Sí, ha dimitido un conseller por pronunciarse escéptico, en una entrevista a un medio concertado, ante el advenimiento del referéndum. Fue divertido, además una declaración aledaña. Venía a decir que estaba dispuesto a ir a la trena, pero no a perder su patrimonio. Que es lo que le puede pasar a Mas: el Tribunal de Cuentas evalúa pedirle a él y a los otros tres condenados 5 millones de euros. Lo que, me dicen, ha afectado a Mas. Podría pensarse que cesar a ese conseller es un cerrar filas. Una norma de estilo. Un momento, en efecto, histórico. Pero en su lugar se ha nombrado a un conseller abiertamente autonomista, el único que ha definido el Procés como una forma de dar ánimo a la sociedad en un momento de crisis económica. Es posible que lo único que se haya hecho sea transmitir la idea de que esto es un conflicto cultural. Es decir, de declaraciones, no de hechos. Y que todo el mundo cabe, mientras no declare lo que piensa. Importante.
12- Esta tarde se produce el gran acto. El gran acto no es el que se está realizando ahora, en el Parlament. Es --y eso es muy importante-- en un teatro. Ayer, el Govern comunicaba a los corresponsales extranjeros que no era un acto gubernamental, sino del grupo Junts pel Sí. Es decir, el acto importante es un juego de espejos. No es parlamentario, es teatral pero real, no es gubernamental pero lo es. En La dama de Shanghai hay un juego de espejos. Recuerden. Un tipo quiere disparar a alguien, que se ve reflejado en un juego de espejos. Hay cientos de reflejos de ese alguien, y sólo uno es real. En los juegos de espejos no se sabe lo que es real. Ni siquiera en cinco años. En los juegos de espejos sólo se sabe el final al final de la partida.
El acto importante es un juego de espejos. No es parlamentario, es teatral pero real, no es gubernamental pero lo es
13- La partida. Es poco probable que, visto lo visto, se realice el referéndum. No hay voluntad de crear sistemas informáticos, por ejemplo. Y hay terror a perder el patrimonio. El patrimonio, en fin, es algo importante en la vocación de un político español. Hace escasas horas El País filtró la ley que se está leyendo ahora en el Parlament. No sé hasta qué punto es la misma. Por ahora, por lo que oigo, no difiere mucho. Se trata de un max-mix entre el programa electoral de Junts pel Sí inicial, interrumpido por el referéndum no previsto --el único consenso social de la sociedad catalana, por cierto--, y las propuestas de la Comissió Parlamentaria que supuso el empure de Forcadell y la Mesa en julio del año pasado. En la filtración se seguían manteniendo chorradas, como el hecho de que no se reconocerían tribunales. Tampoco los internacionales --es decir, tampoco el de DD. HH--. Lo que puede indicar premura, falta de rigor técnico, desinterés por un objeto que es cultural, pero no efectivo o aplicable, por lo que no tiene que ser funcional. También recoge, lo empiezo a pensar últimamente, cierta lógica autoritaria. Los regímenes propagandísticos --en Cat estamos creando uno; o, mejor, renovándolo; se parece mucho al Esp; el Processisme está salvando del hundimiento todo lo que puede del 78; sáquenme de aquí-- son implícitamente autoritarios.
14- En tanto que juego de espejos, habrá que leer con lupa la ley. Se lo explico en un par de días. Supongo que para entonces ya existirá el texto en alguna parte.
15- Por lo demás, ¿es posible defender políticas que no son reales? ¿Es posible que el epicentro de la política en años no sea real? ¿Es posible, incluso, que la política sea una serie de mensajes gubernamentales, reproducidos por la prensa? Sí. Me temo que está siendo el legado de Cat a un Sur endeudado, sin posibilidades de política y con gobiernos sin soberanía. La semana pasada, el Parlament de Catalunya legisló la supresión de condenas sumarísimas del Franquismo. El Parlament lo llamó así. La prensa lo llamó así. En realidad, no se suprime ninguna sentencia franquista. Un parlamento no puede suprimir sentencias. Si pudiera, imaginen qué filón para el PP. Sólo puede hacerlo el Supremo, a partir de leyes que haga el Congreso. Ese tipo de leyes se hicieron en la Alemania e Italia de la posguerra. Permitían a la ciudadanía acudir al Supremo para que se anulara la sentencia de un familiar. Aquí, pues no sólo no se hizo eso, sino que el caso de la cosa, en el 78, consistió en no hacerlo. Lo que ha hecho el Parlament no implica, por tanto, supresión de condena alguna, responsabilidad del Estado y pago de indemnizaciones. No es un acto real. Es un acto, por tanto, cultural. En el mismo pleno se aprobó no dotar de subvención --supongo que, por extensión, publicidad y suscripciones-- a medios que no publiciten el referéndum en la dirección señalada por el Govern. Dirección señalada por el Govern: es algo real, no cultural.
16- Hasta la próxima, amiguitos.
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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