Con esto del millennialismo consumado en redes sociales y otros víveres, a uno a veces se le olvida la raíz de todo: el estallido tecnológico del que todos somos testigos, hayamos nacido más arriba o más abajo en el calendario. Una red social nace, crece, te la plagia Mark Zuckerberg y, a veces, muere. Pero la tecnología está a otros temas más importantes. Temas en los que hay involucrado verdadero talento.

En el periplo de hoy, les invito a conocer a cuatro chicas. Son millennials, pero a ellas esto ni les va ni les viene demasiado. “No me dice nada”, comenta Irene. Tiene 26 años y es ingeniera en Telecomunicaciones, máster incluido. Forma parte junto a Marta, Cristina y Celia de la organización del Campus Tecnológico para chicas de la Universidad de Granada, que este año ha celebrado su cuarta edición en verano.

Marta tiene 22 años. Celia, 21. Ambas estudian Ingeniería Informática. Cristina (24) ya se ha graduado. Para Marta, este campus es necesario “para que las chicas, a la hora de elegir una rama en el instituto, tengan en cuenta la de tecnología”. Pretenden eliminar los estereotipos que rodean este tipo de carreras, que llevan a muchas chicas a descartarlas: “Allí se dan cuenta de que todas estas ideas son falsas y eso les ayuda a decantarse finalmente, o no, por la tecnología. En esta última edición, las chicas nos dijeron en las encuestas finales que habían aprendido muchísimo y que les habíamos abierto los ojos a nuevas opciones para su futuro”, cuenta.

Para Marta, este campus es necesario “para que las chicas, a la hora de elegir una rama en el instituto, tengan en cuenta la de tecnología”. Pretenden eliminar los estereotipos que rodean este tipo de carreras

Sus compañeras coinciden. “Mucho talento femenino directamente no se plantea hacer una carrera tecnológica porque no sabe lo que es”, asegura Cristina, que echa en falta más iniciativas de este tipo que hagan sentir a las chicas “igual de válidas y capaces que nuestros compañeros”. Irene lo cree necesario “para que las chicas conozcan otro lado de las ingenierías (por ejemplo, un lado creativo), se olviden de estereotipos y vean que son capaces de realizar todo lo que se propongan con esfuerzo”. Además, “presentar ejemplos reales de ingenieras como nosotras puede ayudar a que las chicas vean la ingeniería como algo alcanzable”, añade.

Según Celia, a muchas chicas no les interesa este tipo de carreras porque “no creen que puedan estar a la altura”. “Me he sentido muy identificada con las chicas que han venido al campus, cuyo principal objetivo es evitar que mentes útiles de chicas geniales se alejen de la tecnología simplemente por pensar que no son capaces”, apunta.

A raíz de la escasez de chicas en sus carreras, la conversación lleva, inevitablemente, a malas experiencias. Marta, Cristina y Celia denuncian casos en los que un profesor cambiaba de opinión con respecto a un tema en función de si intervenían ellas o un chico; acusaciones por parte de sus compañeros relacionadas con aprobar un examen por el hecho de ser mujeres; comentarios vejatorios al cometer errores. Irene, sin embargo, dice haber “tenido la suerte de no haberme sentido incómoda ni rechazada a lo largo de la carrera por parte de mis compañeros. Creo que la sociedad va mejorando en este aspecto, aunque aún nos queda mucho por hacer, que no por demostrar”. Celia no lo tiene tan claro: “A veces pienso que las cosas están cambiando y de repente me mandan a fregar y me quedo con cara de tonta”.

Marta, Cristina y Celia denuncian casos en los que un profesor cambiaba de opinión con respecto a un tema en función de si intervenían ellas o un chico

—Cuando se habla de la generación actual como despreocupada y desinteresada en lo que sucede a su alrededor, ¿qué sentís?

—Creo que es un sentimiento injusto, veo a mi alrededor una sociedad preocupada por el mundo en el que vivimos y, sobre todo, luchando por hacer las cosas bien —dice Irene.

“Utilizan la palabra millennial para marcarnos como una generación atada a la tecnología, como si eso fuera algo malo”, interviene Celia. La realidad es, afirma, que los medios actuales “facilitan nuestra vida y nos permiten centrarnos en cosas más útiles”.

—Desde el punto de vista de lo tecnológico, ¿cómo veis la sociedad actual?

—La tecnología avanza a pasos agigantados, pero siento que la sociedad no. Siento que hay cierto sector de la población que no quiere avanzar y eso retrasa al resto —dice Marta.

Para Irene, la evolución del ser humano y sus distintas etapas en relación a aspectos como la política “han estado marcadas por avances tecnológicos. Sin embargo, buscamos dispositivos cada vez más inteligentes y los humanos a veces tomamos decisiones más tontas”. “En cualquier caso, el papel de los jóvenes es crucial, pues en sus manos quedará el mundo en unos años. Por eso es tan importante una buena educación, ¡pero no religiosa! Sino en valores, tecnología o medio ambiente”, expone Cristina.