Desde el comienzo de la crisis, el crecimiento de la tasa de pobreza exclusión social se ha disparado en España, afectando a grandes capas de población y destruyendo gran parte del tejido de bienestar que había en el país. Todos los grupos de edad han sufrido las consecuencias de esta situación. Sin embargo, el impacto de esta situación ha sido desigual si se analizan estas tasas por grupos de edad.

De esta forma, mientras que la tasa de pobreza y la exclusión social bajó 7 puntos porcentuales entre las personas de más de 65 años entre 2007 y 2013 –debido, principalmente, al efecto de unas pensiones congeladas en los principales momentos de deterioro económico–, aumentó de forma destacada en el resto de grupos de edad: 10 puntos más para las personas de entre 45 y 64 años, 8 puntos entre las de 30 a 44 años; y 17 puntos entre los menores de 30 años, los mayores afectados con una tasa que pasó del 16% al 33% entre 2007 y 2013. Esto significa que las crisis y la medidas de austeridad de los últimos años han llevado a que una de cada tres personas jóvenes sufra riesgo de pobreza y exclusión en el país.

Este dramático ascenso de los indicadores entre la juventud tiene consecuencias directas en ámbitos fundamentales de la vida, especialmente cuando un alto porcentaje de población en este rango de edad se ve afectado por esta situación: según datos de Foessa, una de cada dos personas menor de 30 años está afectada por la exclusión laboral, el 36,9% sufre exclusión de la vivienda, el 22,6% de la salud y el 8,7% de la educación. 

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Este artículo ha sido elaborado a partir de lo expuesto en el infodato Jóvenes e inclusión social, publicado en el Observatorio Social de “la Caixa”.