Procesando el procés (XVIII)
Si le gustó Posdemocracia, le gustará Posrevolución
En primera instancia, y hasta el 1-O, va a pasar lo que está pasando. Presi, Govern, Interior y jefatura de medios públicos han sido advertidos por el TC para que no se muevan. Es posible que no lo hagan. O sí
Guillem Martínez Barcelona , 9/09/2017
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1- Hola. Hoy es jueves. Y aquí estoy, pelando la pava en el Parlament. Se tendría que votar lo de la Llei de Transitorietat. Pero al final de la mañana la cosa se ha ido al garete. En la misma dirección que ayer, cuando se intentó votar, a lo largo del día, la Llei del Referéndum. Sinopsis: se han vuelto a comer con patatas a Carme Forcadell, de manera que mientras la mesa está reunida les explico el caso de la cosa de la Llei de Transitorietat.
2- Antes, una meditación. Sigue siendo importante, en el día de hoy, el chasco Forcadell. Prefigura un Procés pensado no para ser efectivo, sino para ser comunicado. El Procés, vamos, era un proceso comunicativo, no político, hasta hace muy poco. Y lo están haciendo efectivo comunicadores. Es decir, personas poco o nada efectivas. La absoluta falta de efectividad parlamentaria de ayer y hoy apuntan en esa dirección.
3- Bueno. Llei de Transitorietat. Tiene una función extraña, que se me escapa. Garantiza la transición de la ley a la ley --esa fantasía mojada de la cultura política española, muy conservadora-- en caso de independencia, a su vez, en caso de referéndum y, a su vez, en caso de que en ese referéndum gane el sí. Es, por el mismo precio, una rareza legislativa. Ningún territorio que se independiza o practica una ruptura ha precisado ese tipo de ley. Por lo que, supongo, la ley ha tenido dos funciones. Una, dilatar el tiempo. Decir que se hacían leyes no-stop en estos años/meses en los que --es preciso decirlo-- no se ha hecho nada. Y plantear un conflicto estético. Comunicativo, vamos. La Llei, en fin, es algo como Forcadell. Un producto pensado para prolongar conflictos y tertulias, de manera que nunca se llegue a conflictos reales. Hoy, no obstante, tanto Forcadell como la Llei son conflictos reales. Y, por ello mismo, mal gestionados. La segunda función de esta Llei también era comunicativa. Consistía en comunicar que, a pesar de que no había nada en serio, esto iba en serio, y que por eso vamos a hacer una ley que etc. La ley, por otra parte, no es un curro intelectual llamativo. Está lleno de agujeros democráticos. Algunos, de campeonato. La nueva autoridad catalana, si llega a existir, no estará vinculada a ningún tribunal internacional --como, pongamos, el de DD.HH.--, lo que haría reír, si no hacer llorar. Cuando los comunicadores hacen política apaga y vámonos, etc.
4- Esta Llei es, por otra parte, innecesaria. La última ruptura por aquí abajo --en 1931-- se hizo sin ese tipo de leyes, a partir de dos Gobiernos Provisionales. Es, por tanto, un objeto sin función, salvo la propagandística. Supongo que, en su génesis, aportaba este valor. Valor: se trataba de legislarla, que el TC se la pelara y concurrir a las próximas autonómicas con este valor propagandístico: yo proclamé una República, y tú no. Algo me dice que, aunque de otra forma, más ruidosa, todo puede acabar aún así.
5- Lamentablemente, además de una República, la ley posee otros valores. Es una ley del sur. Es un lapsus lacaniano en el que la derecha cat y algo más amplio que se está formando a su alrededor, y que por ahora se llama Processisme, se formula. Es una ley que supedita la división de poderes al Ejecutivo. Es una ley que prefigura un parlamento enclenque y un Govern fuerte. Dibuja un funcionamiento de la Justicia, por ejemplo, que el PP no se atrevería a decir en voz alta. La lectura de la ley basta para comprender que esto no es un conflicto democrático. Es dinástico. Un conflicto, vamos, entre dos casas reales. BCN y MAD. El derecho a la autodeterminación --aplazado desde los 70's; una prueba del algodón de la democracia, por otra parte-- suple, asume y aplaza cualquier otro conflicto democrático. Si usted es esp no tiene derecho a nada. Si usted es cat, tiene derecho a decidir una cosa que le propone el Gobierno. Y no otra.
6- La Llei es, vamos, reaccionaria, y se relaciona con nuevos reaccionarismos europeos, en los que la mayoría --siempre una mayoría nacional, no civil, no social--, tiene derechos sobre las minorías --nunca civiles o sociales, sino antinacionales--. Es, y esto tiene guasa, un articulario que dibuja la cultura política del PP, esa otra meditación de la democracia como mayoría.
7- La Llei ha sido vista con reparos por PDeCAT y ERC. Supongo que no tanto por lo explicado, sino por su inutilidad, y por el hecho de que era un símbolo que explicaba que esto del referéndum iba en serio. Por eso mismo, ha sido un caballo de batalla de la CUP, que veía en la aprobación de la ley un compromiso sin vuelta atrás de PDeCAT y ERC. Lo que detalla, a su vez, el Procés tal y como va quedando. Lo explicaré a través de una frase de Gramsci. Gramsci decía que, en un periodo revolucionario, los partidos burgueses eran sensibles de unirse al partido revolucionario. Aún ignorando si hoy hay partidos burgueses y revolucionarios --es posible que no existan ninguna de esas dos posibilidades--, lo que está pasando es lo contrario: un partido revolucionario se une a los partidos burgueses. Que hace lo que saben. Reproducir España/ el R'78 en Cat. La XXXX mayoría.
8- Esp es el culto a la mayoría. La democracia esp ofrece chollos políticos a la mayoría, como cualquier otra democracia. Pero también infinitud de chollos culturales, en lo que es una originalidad. Ganar, la mayoría, te autoriza a ser perdonado de otros delitos, a hacer lo que quieras, a imponer una lectura de la política o, incluso, de la Constitución. España --es una metáfora-- lleva desde 1492 expulsando minorías. Lo hace muy bien. Es su especialidad cultural. No asume las minorías. Siempre molestan e impiden la nación ideal. Una importante minoría, que ve en la Constitución del 78 un producto del Posfranquismo y de la Guerra Fría, no existe políticamente, no tiene nada que rascar. Hoy, en el Parlament Cat, una mayoría de escaños --que, al parecer, es lo que mola--, pero no social, se dispone a hacer lo mismo. Lo que no era necesario, pues la mayoría, en Cat, tiene el mismo rol que en Esp. Apabullante.
9- Son las 23.00, y la cosa empieza en su esplendor. PP y C's reivindican la legalidad escrita. Constitución, Estatut --dos objetos, se ha visto, irreformables--, y Reglamento. Un Iceta muy cachondo empieza a hilvanar el tema del uso y abuso de la mayoría en España, que Coscu borda en un discurso en el que defiende la necesidad de un referéndum, y la necesidad, a la vez, de que la mayoría no pueda decidir sobre un tema. No pueda, en otra entrega de esta reivindicación de la mayoría, prohibir el aborto, o proponer la pena de muerte, o poner un impuesto al sol. Coscu dibuja lo de hoy y lo de ayer como una crisis democrática. Previamente, la CUP, en uno de sus mejores discursos de la temporada, se ha desdicho de la palabra Procés, a la que da como muerta. Abandona el barco --un barco que ha recorrido, políticamente, esta singladura puertos inquietantes: nombramiento del Presi, aprobación de presupuestos, otorgamiento de 40 millones de euros a medios concertados del Opus...--, y se consagra a la ruptura que puede, o no, suceder, en este mes.
10- ¿Qué ha pasado? No creo que la CUP haya radicalizado a JxS. Simplemente, JxS ha agotado su ciclo propagandístico. Tenía que hacer algo. Ha hecho lo peor. Es decir, lo que ha podido hacer, sin planificación y abandonado a su dinámica. Parece no tener nada claro los próximos pasos. La cosa es, así, un tanto caótica. No parece, no obstante, haber muchas posibilidades de éxito. Salvo que el éxito consista en ganar las próximas elecciones, salvar la vida electoral. Empiezo a valorar otra posibilidad. La minoría mayoritaria, la minoría que en medios y en la política domina el discurso, se lo ha llegado a creer, al carecer de la posibilidad de escuchar o dialogar con otros discursos.
11- Lo único importante de la sesión fue el mensaje corporal de la bancada JxS. Se pasaron la sesión mirando hacia abajo, sin responder, sin la seguridad ni las coletillas habituales. Escuchando, tal vez por primera vez, otras lecturas de lo que habían propuesto votar. Con esa mirada, en fin, no se llega al 1-O. Los medios públicos y concertados hicieron bien en no verla. Otro dato importante. La sesión finalizó sin frikis en la puerta, y sin canto de himno en el interior. Lo que, para los chicos/as de himno, es algo gordo. Y otra curiosidad. La Llei no se colgó en el Diario Oficial de la Generalitat de Catalunya hasta las 20.00 del día siguiente. Lo que se puede interpretar como canguelo, o como una triquiñuela inocente para que la ley no fuera recurrida hasta el lunes 11S. Lo que, a su vez, no supondrá ningún cambio.
12- ¿Qué va a pasar? En primera instancia, y hasta el 1-O, va a pasar lo que está pasando. Presi, Govern, Interior y jefatura de medios públicos han sido advertidos por el TC para que no se muevan. Es posible que no lo hagan. O sí. Presi y Govern están siendo investigados ya por Fiscalía, que reclama penas que ya implican cárcel. Se va a luchar, desde el Estado, y centímetro a centímetro, para evitar el referéndum. Después del 1-O, las medidas y acciones serán menos sofisticadas
13- Por su parte, el Govern sigue con lo suyo. Sigue incorporando municipios que participarán en la consulta. Por ahora, más de 600 sobre 948. Aún así, suman menos del 40% de la población. La Gene facilitará su participación en la consulta --aunque diga que no, no piden a los municipios locales para votar; los locales los facilitaría la Gene, si en ese momento aún es desobediente--. Cabe suponer que el número de municipios participantes descienda, cuando el TC y fiscalía les envíen la cartita exponiéndoles los cargos que les caerán encima. Y que, me temo, desconocen. Pueden implicar prisión. Ya veremos como evoluciona la desobediencia y la represión en los próximos días.
14- Por lo demás, el Procés sigue haciendo lo que sabe. Que no es política o desobediencia, sino propaganda. Hay una guerra mediática en Barcelona, por el hecho de que su Ajuntament sólo participará en la cosa --aún así, sin ceder locales-- si es una consulta de protesta, no vinculante. A Colau, por eso mismo, le llueven los chuzos de punta. Curiosidad: en 2014, el Ajuntament de Trias/CDC no cedió ningún local para la consulta. Y, evidentemente, nadie cuestiono su patriotismo. Els Comuns, por cierto, están teniendo un discurso torpe ante el Procés, esa cosa que devora a sus hijos, pero aún más a sus enemigos. No costaría mucho crear al respecto un marco que defienda el referéndum, un proceso constituyente real, con tiempos reales y, llegado el caso, opciones reales de desobediencia, y que, a su vez, se sitúe en las Quimbambas de esa dinámica partidista, electoral y de potenciación de la minoría mayoritaria denominada Procés.
15- Es preciso que en esta guerra territorial entre dos mayorías haya minorías sexys. No sé como se hace.
16- El éxito comunicativo del Govern, al menos hoy, sigue siendo alto. Contrasta con el fracaso en la comunicación de la sociedad. Aquí, nos hablamos todos. Pero no podemos hablarnos en los medios, donde no estamos todos. Faltan muchas minorías que, si hubiesen hablado, hubieran podido visualizar todo este ridículo, tal vez.
Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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1 comentario(s)
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Vega
Enorme Guillem. Pasé un par de horas de mi vida leyendo la llei de T y bueno, lo has clavado.
Hace 7 años 4 meses
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