Norma Brutal
Columna, que algo queda
El viernes pasado se montó una tangana buena a costa de un congreso de columnismo lleno de testosterona. Al parecer León se va a convertir en la capital de los señores que escriben columnas
Ángeles Caballero 27/09/2017
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He pasado una semana de lo más entretenida y sin leer apenas sobre el procés, lo cual me convierte en una irresponsable en esta cosa del oficio pero me mantiene el cutis fino, que al final es lo que importa. Gracias al artículo de la semana pasadaen el que mostraba mi escepticismo con el feminismo de Nicole Kidman y si debe ser un ejemplo o no para las mortales, me han llamado cipotuda, entre otras lindezas. Me dice un amigo que a ver si me aclaro, porque hace tiempo una colega me llamó feminista radical y sectaria. Un amable suscriptor responde a mi carta semanal y comienza diciendo: “Estimada Ángeles Caso”. Ya no sé ni quién soy y encima mi suegro me sigue llamando Ángela 15 años después de conocerme.
El viernes pasado se montó una tangana buena a costa de un congreso de columnismo lleno de testosterona. Al parecer León se va a convertir en la capital de los señores que escriben columnas. Digo señores porque en el cartel no hay ni una señora, así que unas cuantas mujeres protestamos (periodistas, feministas, artistas y coristas) y desde la cuenta oficial de Twitter del congreso se respondió un algo así como que ya si eso iban a intentar traer a alguna.
Más allá del calentón tuitero (porque aquello no llegó a arder, Juan Soto Ivars), uno de los invitados y confirmados, Jorge Bustos, escribió una columna defendiendo los argumentos del organizador. Que básicamente vino a decir que su colega no lo hizo con mala intención y que, para las malpensadas, se llamó a varias columnistas pero que o ese día tenían mucha plancha o no querían coincidir con algunos de los ilustres invitados.
Decía la sintonía del programa de Encarna Sánchez que lo suyo era “periodismo valiente ligado a la verdad”. Así que, inspirada por una de las filósofas de cabecera de mi adolescencia, voy a contar la mía. Puedo prometer y prometo que leo a varios de los del cartel, afirmo sin despeinarme que a algunos de ellos, además, les tengo aprecio con o sin cerveza de por medio. Pero me cuesta un poco creer que llamaran a tantas mujeres para que todas respondieran que o bien ese día lo tenían ocupado con otras cosas o bien la piel fina les impedía compartir mesa con un caballero que teclea como ellas.
Alguna, más guerrillera y coherente que yo sin duda, propuso la negativa como venganza si acaso llamaban a mujeres para cubrir cuota y expediente. Otras, como Lorena G Maldonado, se partieron la camisa y hablaron de su caso. Desde aquí os digo, si hay canapé de por medio iría hasta yo a divagar, que no paso de vedette bajita y sin criterio y no se me ocurriría definirme como columnista. Pero sí tengo edad y rostro suficientes como para sentarme a hablar con señores a los que imagino escribiendo con su fular y soñando con ocupar el espacio de Umbral y otros cuantos malditos.
También es verdad que mi protesta ante esto duró lo que tarda el ascensor que me lleva hasta el sexto piso en el que vivo. Los que me conocen saben que mis discusiones no duran más allá de los 140 caracteres y algún que otro decibelio de más en casa. Miren, es que es muy cansado estar todo el día con la daga en el liguero y el lanzallamas en el bolso. Así que antes de seguir haciendo enemigos le he preguntado a Guillermo Garabito, que es el organizador de ese congreso.
Le he mandado un correo al director del congreso diciendo que participé de la protesta inicial tuitera y que el artículo del jefe de Opinión de El Mundo me dejó algo confusa, así que quería conocer su opinión sin robarle mucho tiempo, bien por escrito o por teléfono. Al rato me llega una respuesta: “Sé que te han adjuntado en la lista de periodistas a los que se ha enviado el comunicado que acabamos de hacer público. Lo firmo yo así que ahí está mi versión. Un abrazo y gracias”.
Y a mi bandeja de entrada ha llegado un correo con el primer cartel, el segundo (ahora de siete nombres cinco son mujeres) y el comunicado, una cosa que yo pensaba que o bien lo hacen los que comunican hechos relevantes a la CNMV o los famosos venidos a menos. “Los codirectores del II Congreso Capital del Columnismo queremos manifestar nuestro rotundo rechazo a la polémica injusta e inesperada que se ha generado por la ausencia de nombres femeninos en el primer avance de cartel que se difundió el viernes. Como se ha podido comprobar con el segundo avance de cartel difundido hoy mismo, el proyecto cuenta con el respaldo y la participación de grandes firmas femeninas del columnismo y el periodismo español. En todo momento este proyecto ha contado y contactado con firmas femeninas al mismo nivel de relevancia que las masculinas. La única razón para que no fueran incluidas en el primer avance de cartel fue el encaje de las agendas y la disponibilidad de las profesionales con las que se estaba negociando su participación”, dicen.
Hombre, injusta e inesperada tampoco, ¿eh? También te digo, que yo esperaba que el propio organizador me respondiera en unas cuatro líneas. No sé, algo más fresco digno de un millennial. Lo cual no deja de ser gracioso, que te guste el columnismo pero no quieras hablar con periodistas. O al menos conmigo. Siempre nos quedará Lucía Méndez, Soledad Gallego Díaz… bueno, y Encarna Sánchez.
Autor >
Ángeles Caballero
Es periodista, especializada en economía. Ha trabajado en Actualidad Económica, Qué y El Economista. Pertenece al Consejo Editorial de CTXT. Madre conciliadora de dos criaturas, en sus ratos libres, se suelta el pelo y se convierte en Norma Brutal.
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