Libros
A partir de Juana Eyre
Afirmó Adrienne Rich que Jane Eyre contiene el manifiesto feminista de la mayor de las hermanas Brontë
Natalia Carrero 28/10/2017
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Encontré hace unos meses un libro titulado Juana Eyre, Editorial Juventud, colección “Para Todos”, mayo de 1945, de una tal Carlota Brontë. Más información tras la primera página, letra cuerpo 10: “Carlota Brontë (1816-1855). Famosa escritora inglesa, hermana de Ana y Emilia. Juana Eyre, obra conceptuada como autobiográfica y publicada en 1848, afirmó la celebridad de su autora. Desbordante de sentimiento y hondo sentido de la vida, reproduce con maestría los personajes y ambiente de la época y desarrolla un original tema amoroso de máxima emoción”. Se omite quién perpetró, quizá a cambio de poco más que el anonimato, la traducción de las 222 páginas que cuenta este liviano volumen, cuando las traducciones de la Jane Eyresin censurar bordean la cifra de setecientas.
Eso de “conceptuada como autobiográfica” podría ser un precedente de la posterior y acaso comercial etiqueta de “autoficción”. Quizá en 1945, al abordar una lectura también hubiera quien prefiriese despistarse o regodearse en la vaga ilusión creada al identificar protagonista y autora o autor, que avanzar leyendo palabra a palabra, línea a línea la narración que reinventa la vida, que al hacerlo nos interpela. Jane Eyre, la novela sin mutilar, no es esa síntesis que la centra y concentra todo en “un original tema amoroso de máxima emoción”, o no es solamente esa suerte de eslogan tan trillado que quizá habría que ir sustituyendo por otro más vinculado con nuestra actualidad inmediata, la que cuenta con elevadas tasas de paro y otras desigualdades. Jane Eyre, mujer de baja condición social, busca trabajo para vivir, encuentra un empleo como institutriz en una gran casa y, vaya, se enamora del amo. Acontecen otras maravillas o trampas vitales a las que se enfrenta con la fuerza de su inteligencia y su elevada dignidad. Y al final del recorrido hay una boda, pero éste quizá sea el dato de menor peso, pues no se trata de un teatro con el tradicional contrato de pasión y sumisión, menos aún con banquete y perdices. Hay barreras derribadas y un reencuentro de personas iguales que se podría llamar compañía, o felicidad compartida, y puede que esto último sea lo más relevante por ser lo que nos queda y casi nos eleva al final de tan prolongada lectura.
Ahora un recordatorio y una muestra directa. Afirmó Adrienne Rich que la novela contiene el manifiesto feminista de la mayor de las hermanas Brontë. Corramos a releer esas palabras con las que Jane Eyre alcanzó metas, veamos si aún hoy, ciento setenta años después de haber sido escritas, encontrarían alguna resistencia, cuántas barreras y en qué lugares.
Aquí en traducción de Carmen Martín Gaite, editorial Alba Minus, 2016:
“No sirve de nada afirmar que para los seres humanos debe suponer satisfacción suficiente el haber alcanzado la tranquilidad. Necesitan acción, y si no consiguen hallarla, la inventan. Existen millones de ellos condenados a una existencia más mortecina que la mía, pero otros tantos millones se rebelan en silencio contra su sino. Nadie puede calcular cuántas rebeliones, dejando aparte las políticas, fermentan entre el amasijo de seres vivos que pueblan la tierra. Se da por supuesto que las mujeres son más tranquilas en general, pero ellas sienten lo mismo que los hombres; necesitan ejercitar y poner a prueba sus facultades, en un campo de acción tan preciso para ellas como para sus hermanos. No pueden soportar represiones demasiado severas ni un estancamiento absoluto, igual que les pasa a ellos. Y supone una gran estrechez de miras por parte de algún ilustre congénere del sexo masculino opinar que la mujer debe limitarse a hacer repostería, tejer calcetines, tocar el piano y bordar bolsos. Condenarlas o reírse de ellas cuando pretenden aprender más cosas o dedicarse a tareas que se han declarado impropias de su sexo es fruto de la necedad.”
Autor >
Natalia Carrero
es colaboradora habitual de El Ministerio y autora a su pesar de 'Otra' (Tránsito, 2022), 'Yo misma, supongo' (Rata, 2016) y 'Una habitación impropia' (Caballo de Troya, 2012), entre otras. Preferiría no haber escrito nada.
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