Un amigo me escribe desolado, pidiendo consejo. No se trata de un muchacho, sino de un señor como yo, de mucho uso y algún abuso. Le ocurrió una cosa que hace muchos años que no le había sucedido: se enamoró. «Y eso», dijo, «de la manera más inadecuada e impropia, pues el objeto de mi pasión es una persona de la que ni puedo, ni debo tener ninguna esperanza, debido a circunstancias especiales. La cosa dura ya algún tiempo y tengo la impresión de que no se me pasará nunca…».

Pasa si, hermano; acaba pasando. Puede entretanto, durar mucho y por eso, conviene tomar precauciones para atenuar su maleficio. E incluso transformarlo en beneficio. Por ejemplo: como casi todo sujeto de nuestra edad, seguramente tendrás algo de tripa e indudablemente habrás pensado ya varias veces en suprimirla. En principio, la pasión del tipo de la tuya tiende a dilatar el estómago y a ampliar el vientre, pues la inquietud constante hace que inconscientemente busquemos distraernos, bebiendo y comiendo. Es verdad que eso produce mejoras momentáneas, pues después de una copiosa feijoadacualquiera tiene una tendencia soñolienta a no sufrir. Con el pasar del tiempo, entretanto, la obesidad agrava los sufrimientos del enamorado y la angustia sentimental aumenta en la misma proporción que los kilos. Te aconsejo que te entregues a disciplinas desagradables y útiles, una de las cuales es precisamente, hacer régimen para adelgazar.

Cuando, volviendo de la playa, tengas ganas de tomar una cañita con un amigo en el bar de la esquina, «ofrece» a tu amada en espíritu, esa sed tuya. Si te convidan a un «cajú amigo» (1), acude, acepta una copa, pero sacrifica tu deseo de tomarla y dedícasela como ofrenda a tu amor. Nada de «beber para olvidar»; tú debes «no beber para recordar», que desde el punto de vista sentimental es más digno y, además, descansa el hígado.

Aliméntate únicamente de verduras y legumbres sin condimentar. Eso te dará al final de cada comida, una desagradable sensación de hambre y de vacío. Te sentirás muy infeliz. Aprovecha entonces para pensar que esa infelicidad está producida por tu pasión. Eso te ayudará a soportar estoicamente tu dieta y al mismo tiempo, irá consiguiendo que la imagen del ser amado se vuelva ligeramente odiosa. Al tomar el café sin azúcar, di solamente estas palabras: «¡pasión amarga!».

Así, en dos meses y medio podrás perder de ocho a diez kilos y cerca de un 45% de tu pasión actual. Pruébalo y me escribes. Coraje y mucho ánimo, hermano.

(1) “Cajú amigo”: Cóctel hecho con zumo de cajú y vodka.

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La Editorial Grand Tour publica por primera vez en España, una selección de crónicas de Rubem Braga (1913-90), uno de los autores más queridos y populares de Brasil, considerado “el mejor cronista de todos los tiempos”. Género intimista y el más antiguo e identitario de la literatura brasileña, Rubem Braga transforma la crónica, en palabras de su amiga, Clarice Lispector, en “poesía de gran altura”. Compartió vida y estrecha amistad con Jorge Amado, Clarice Lispector, Vinicius de Moraes o Carlos Drummond de Andrade y con toda una generación de creadores progresistas que participaron en el primer movimiento de vanguardia de Brasil, una época descrita por Mario de Andrade como la “mayor orgía intelectual que la historia del país ha registrado”. La selección de las crónicas y su traducción es de Ana Carvajal Hoyos. El libro incluye ilustraciones y fotografías originales de Lorenzo Zavala inspirados en los textos.