¿Traerá más carbón el coche eléctrico?
La pregunta del millón sobre los efectos del vehículo limpio sobre los sectores energético y automovilístico, ambos en plena transición, no tiene una respuesta clara. Ni desde las empresas ni desde las administraciones
Eduardo Bayona 14/02/2018
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“El coche es una parte del problema y una parte de la solución en la transición del sistema energético”, explica Raquel Montón, responsable de Transportes de Greenpeace España. “Tal y como está hoy el sistema, está claro que incluir una nueva demanda como el coche eléctrico aumentaría el consumo de combustibles fósiles”, apunta Tatiana Nuño, coordinadora de Energía y Cambio Climático en la misma organización ecologista, quien, no obstante, matiza que “aunque ahora supondría pasar las emisiones de gases de efecto invernadero del sector del transporte al de la generación energética, siempre abriría la posibilidad de abastecer los vehículos eléctricos con renovables, algo que no es posible en la automoción, donde apenas hay combustible que no sea de origen fósil”.
Por su parte, Cristina Monge, de Ecodes (Fundación Ecología y Desarrollo), se muestra convencida de que “no haría falta quemar más carbón” en las centrales térmicas para garantizar la energía que requiere el nuevo automóvil. “Ya hay muchos días en los que la mayoría de la energía del sistema español es de origen renovable, y se trata de un proceso que va a ir a más: las empresas del sector tienden a reducir el peso de ese combustible –Endesa ha anunciado la clausura de Andorra y Compostilla en dos años– y vuelven a autorizarse parques de renovables".
El país, en cualquier caso, tiene un amplio margen de maniobra, ya que la cuota de mercado del coche eléctrico es todavía muy reducida en España.
Según Aedive (Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de Vehículo Eléctrico), el año pasado se matricularon 3.346 eléctricos puros y 1.557 híbridos enchufables. Esas cifras suponen, respectivamente, aumentos del 80% y del 136% frente a las del año anterior, pero resultan insignificantes frente a los 677.379 diésel y 595.520 automóviles de gasolina que contabilizó la Agencia Tributaria.
El diésel sigue liderando el mercado
El diésel, que hace una década superaba el millón de matriculaciones al cabo del año y copaba el 70% del mercado, retrocede, aunque sigue siendo mayoritario a pesar de la acumulación de evidencias sobre su efecto nocivo tanto para el medio ambiente como para la salud humana.
De hecho, pese a que el precio medio de los vehículos de gasóleo supera en 4.537 euros al de los impulsados por gasolina (14.685 por 19.221), aquellos siguen liderando las ventas en un país en el que, según la EMA, la Agencia Europea de Medio Ambiente, la contaminación atmosférica causa 23.000 muertes prematuras al año por inhalación de partículas y otras 7.000 por respirar dióxido de nitrógeno. El tráfico rodado, y dentro de este los motores diésel, es el principal emisor de esos contaminantes.
España tiene un parque móvil de 32,1 millones de vehículos, el grueso de ellos distribuidos entre 22,87 millones de turismos, 4,87 de camiones y furgonetas y 3,21 de motos. Más de la mitad de los primeros (13 millones) y casi el 90% de los segundos (4,37) llevan motor diésel.
Las emisiones de CO2 de los nuevos vehículos está cayendo en picado
Las emisiones de CO2 de los nuevos vehículos está cayendo en picado. La media de 130 gramos por kilómetro de 2012, incluidos los dos combustibles petrolíferos, había bajado a 117 en 2017. Sin embargo, la renovación ha sido escasa en los últimos años, ya que las matriculaciones permanecieron por debajo del millón entre 2009 y 2014.
Esa es la situación del parque móvil, responsable de casi el 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero en España, según el Ministerio de Medio Ambiente. La del energético, tras un año de sequía es más bien preocupante: los 67 millones de toneladas equivalentes de dióxido de carbono lanzadas por el parque de generación eléctrico devuelven al sistema a sus peores resultados de la década, solo empeorados por los de 2015, según los datos de REE (Red Eléctrica Española).
¿Es asumible la nueva demanda?
El desplome de la producción hidráulica en más de un 48% (21.894 gigawatios/hora) fue paliado con un aumento del 22,6% en las plantas de carbón (8.471) y un 32,9% en las de ciclo combinado (9.630), además de disparar las importaciones un 20,3% (1.555). Las dos primeras sumaron 54 millones de toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero, el 85% del sistema.
El 51% de la potencia instalada en el parque energético español es renovable, un 7,2% nuclear y el 41,8% quema combustible fósil. Sin embargo, la combinación del freno al desarrollo de las energías renovables a partir de 2012 con el cuadro meteorológico de escasez de lluvias y anticiclón hizo que, el año pasado, las primeras solo cubrieran un 31,8% de la demanda por un 21,5% de las segundas y un 43,1% de las últimas, a lo que se añade un 3,6% de saldo importador.
¿Podría ese sistema energético asumir la demanda de 32 millones de vehículos, cuando el consumo medio para un turismo se cifra entre 13 y 15 kilowatios/hora por cada cien kilómetros de recorrido? Parece que no. O, cuando menos, no sin que se disparen las emisiones de dióxido de carbono y gases de efecto invernadero.
“Cualquier cambio ha de ser transitorio”, explica Montón, que destaca cómo, al contrario de lo que podría parecer, el medio millón de vehículos eléctricos que las estimaciones del Ministerio de Industria pronostican para 2030 supondrían un elemento clave para la transición del sistema energético hacia fuentes renovables. “Un coche está parado el 95% del tiempo”, explica, y eso abre la puerta a que sus baterías puedan convertirse en un aparato de almacenamiento transitorio que luego revirtiera su carga al sistema eléctrico nacional. Eso resultaría especialmente útil en los sectores eólico y solar, cuya producción es difícilmente planificable y genera vertidos de electricidad que acaban por no ser consumidos.
La posibilidad de almacenar y regular
Hemos de acelerar la transición hacia un modelo más renovable
“El coche eléctrico ofrece la posibilidad de regular el sobrante cuando el sistema va sobrecargado, alimentando entonces las baterías, y, al revés, proporcionando energía al sistema, descargando esas mismas baterías hacia la red en otros momentos. Ofrece esa acumulación que ahora no existe”, apunta Montón. La tecnología ya lo permite, aunque el parque automovilístico español no esté todavía operativo en ese terreno.
“Hemos de acelerar la transición hacia un modelo más renovable”, anota Nuño, para quien “la electrificación del parque móvil será muy positiva siempre que tengamos un sistema energético potente en renovables”, ya que podrá tirar de ellas. No obstante, pese a coincidir con Montón en las posibilidades que abre el coche eléctrico en lo que se refiere a la gestión de la demanda de luz, destaca como otra de las claves para facilitar esa transición la mejora de la eficiencia y la necesidad de reducir el uso del coche, tanto con motor de explosión como en los nuevos modelos. “La apuesta es reducir el uso y el consumo”, señala.
Pese a la escasa penetración en el mercado particular, el vehículo eléctrico si está avanzando en el sector de la distribución. Un informe del Ayuntamiento de Madrid recoge que 300 de los 12.600 de la flota de Correos están impulsados por electricidad, UPS supera el centenar y Seur pasa de cincuenta, mientras otras compañías optan por combustibles poco contaminantes como el gas natural (CityLogin o Primark para su logística interna en la comunidad de Madrid) o el GLP (Pascual e Integra2).
El sector español de la automoción ocupa, según datos de CC.OO., a 285.631 personas y supone el 10% del PIB y una sexta parte de las exportaciones. El año pasado fabricó 2,84 millones de vehículos, de los que 2,43 millones (el 85%) se vendieron en otros países. Todos llevaban motor de combustión. Hasta el momento, sólo Nissan ha confirmado que fabricará un modelo eléctrico en España, concretamente la versión de pasajeros de la furgoneta NV-200 en su planta de Barcelona, y PSA acaba de anunciar, el 14 de febrero, que la planta de Opel en Figueruelas ensamblará, a partir de 2020, el Corsa eléctrico. Mientras, la fábrica de Ford en Almussafes espera, desde hace unos meses, un anuncio similar sobre el Kuga.
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