Se equivocó en verano, sin balón, y se ganó su redención en invierno, con la pelota. Antoine Griezmann, estrella con alma de gregario, marcó 7 goles en 20 partidos hasta el mes de enero. Con él en plena depresión, anímica y futbolística, el Atleti se quedó fuera de Champions y Copa. Cuando Antoine ha regresado a su mejor versión y arreglado su desencuentro con la afición, ha marcado 14 goles en 16 partidos en lo que llevamos de 2018. Su rendimiento, la noche y el día. Simeone, que conoce el vestuario como la palma de su mano, sabe mejor que nadie que Antoine es la piedra angular del fútbol de ataque del equipo. Si él carbura, el Atleti vuela. Si él no es feliz, el Atleti se vuelve gris. De ahí su interés en recuperarle, en hacerle sentir importante y su defensa en público cuando no era sencillo hacerlo. El Cholo siempre recoge a sus heridos. Y si el herido es el siete del Atleti, con más motivo.

 Vital para un equipo que se mueve como un solo hombre, pero que depende de su clase, Antoine sigue a vueltas con su futuro. Tentado por los clubes de la Premier y oscuro objeto de deseo de un Barça que llegó a ser denunciado por el Atlético ante la FIFA por mantener contactos con contrato en vigor, Antoine sigue pensando su decisión. Antes lo hacía con el pesar de haberse equivocado con unas declaraciones ambiguas. Hoy lo hace después de haber pedido disculpas y de haber recuperado el favor de la afición. Gabi, parte del escudo del club y leyenda viva con más de 400 partidos defendiendo el escudo, fue explícito en el futuro del francés: “A Griezmann le exijo y le pido que mientras esté aquí defienda la camiseta como se merece. Entiendo que no todos los jugadores q están aquí sean del Atleti de corazón y puedan cambiar. No hay porqué criticarles ni crucificarlos por eso”. Palabra de capitán. Así de simple.

No hay día que el Cholo no repita una verdad como un templo: hasta que los suyos sean de la familia, hay que ir a muerte con ellos. Y si quieren dejar de pertenecer a la familia, por la razón que sea, se les desea lo mejor, adiós y gracias

En el Atleti los quieren comprometidos, pero no pueden obligar a los jugadores que no han nacido siendo del Atleti que se comporten como si lo fueran. No hay día que el Cholo no repita una verdad como un templo: hasta que los suyos sean de la familia, hay que ir a muerte con ellos. Y si quieren dejar de pertenecer a la familia, por la razón que sea, económica o deportiva, se les desea lo mejor, adiós y gracias. Sin un solo reproche, con agradecimiento y con la certeza de que no existen muchos destinos en los que un jugador, se llame como se llame, pueda sentirse más importante que en el Atleti.

¿Qué escenario manejaría el Atleti sin Griezmann? La experiencia indica que, con esta propiedad, experta en poner cláusulas que, en realidad, son P.V.P, aquí nunca pasa nada y si pasa, se le saluda. El palco lo tiene claro: esto no va de sentimientos y sí de negocio, así que pondrá el acento en seguir creciendo, como lo hizo con la fuga de sin Agüero, Forlán, Falcao, Courtois o Costa. Es la costumbre por la que nadie protesta, ni por la que nadie tiene cuello para girarlo al palco: hay que cambiar todo para que nada cambie. Los balances no mienten, en el Atleti, esté en Segunda o roce la Champions, hay alma de negocio y de puerta giratoria, porque sólo se compra si antes se vende. La cabeza señala que, si se vende Antoine, el presidente dirá aquello de “vendrá otro, igual o mejor”, y que mientras la gente busca recambios de idéntico nivel, llegarán nombres de menos talento, porque lo barato termina siendo caro. Y el corazón, al final, terminará imponiéndose, porque en el Atleti no hay nadie imprescindible, salvo Simeone. Si él se queda, la gente duerme a pierna suelta. Eso sí, tendrá que reclamar más armas.

El Atleti, rico sobre 17 equipos y pobre respecto a los dos contra los que compite, tendrá que reinventarse. Lo hará. Mejor o peor, pero lo hará. Si Antoine se queda, perfecto. Si se va, gracias por los servicios prestados y adiós. Mientras tanto, Antoine, que es la niña de los ojos de Simeone, sabe que lo mejor que puede hacer es ir partido a partido, aplicando la máxima de Gabi,  defender esa camiseta como se merece. Con eso, basta y sobra.