1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

NO TE MEREZCO

Sexo oral (o hablando de sexo)

Las relaciones personales, sexuales o no, son tan infinitas y libres como queramos, sin más límite que la voluntad de la pareja, o las parejas

Mercedes de Pablos 13/06/2018

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

CTXT necesita un arreglo de chapa y pintura. Mejorar el diseño, la usabilidad… convertir nuestra revista en un medio más accesible. Con tu donación lo haremos posible este año. A cambio, tendrás acceso gratuito a El Saloncito durante un mes. Aporta aquí

Por la boca muere el pez y se nombra el mundo. Desde lo más universal a lo más próximo, desde la última galaxia a lo más íntimo la vida es en cuanto la decimos. Cuanto hacemos no existe si no lo relatamos.

Y el sexo, lo mismo.

Recién leído el valiente artículo de Anita Botwin en este aliviadero de ideas que es CTXT me vino a la cabeza uno de los más estupendos libros de Steiner y puede que de los últimos también: Los libros que nunca he escrito, un ensayo Frankenstein (je) con artículos antiguos y alguno nuevo. El más divertido, y que viene al caso, trata sobre cómo nombramos las relaciones sexuales en diferentes idiomas y es genial, como todo lo suyo. Aparte de sesudas e ingeniosas reflexiones sobre la sexualidad humana, metido en la harina de la palabra, el profesor políglota señala el abismo que existe entre las palabras sexuales digamos que técnicas, de pura anatomía, y las coloquiales que suelen ser directamente vulgares y hasta soeces. Según él no hay un campo cómodo donde los amantes habiten sin caer en eufemismos cursis o en la grosería directamente. No es inusual recurrir a apodos infantiles, muy tiernos eso sí, para referirse a las partes pudendas de unos y otras, con diminutivos que harían sonrojar por ñoños a Miss Marple. O no se nombra nada, lo cual puede resultar consolador o lo contrario, la prueba una incomunicación que orillamos para tener la fiesta literalmente en paz. Reflexiona el maestro sobre lo peligroso que resulta la incompetencia del lenguaje en uno de los actos de mayor comunicación física, y emocional, de los individuos y luego se para en uno de esos descubrimientos tan suyos, hijo de ese espíritu juguetón que su solidez intelectual no le ha hecho olvidar. Constata Steiner con asombro, y para hilaridad de los lectores, una curiosidad: en lenguaje coloquial la expresión hacer el amor en varias lenguas empieza con f: fuck en inglés, foutre en francés, follar en español, pflucken en alemán (la p es muda)  e incluso fotre en catalán. Le llama la atención al sabio que se use la misma expresión para fastidiar que para folgar y añade con muchísima sorna “¿Qué le pasa a la efe?” Podría ser, conjetura, que haya un misterioso mecanismo anatómico que convierta a la efe en la depositaria perfecta para definir la coyunda y la fornicación y pudiera ser que por una tara, vete tú a saber de qué pasado belicoso, asociemos ese mismo placer con su ausencia. Y cuando queremos joder a alguien no hablamos precisamente de hacerle feliz.

El ensayo de Steiner aunque es casi un juguete literario da en el clavo de algo tan profundo como la comunicación, o su ausencia. Con menos títulos universitarios y con el único afán de hacer pensar sonriendo, Chumy Chumez dejó dicho en una viñeta que “el hombre es el único animal que mata por placer y hace el amor por otras razones”.

Botwin habla de la empatía también en el amor. Desde la sororidad, añade también con su poco de guasa. Y todo ello en medio de una reflexión, quisiera creer que general, sobre la sexualidad masculina y su lectura más atroz: la cacería de las manadas y otras hordas como expresión viril en modo juerga y en plan machote de marcha. No se trata, excuso decir, de culpar al hombre como tal, a todos y cada uno, que los hay buenos y muy buenos huelga decirlo, sino la construcción del hombre como ser social y sexual como depredador. Lo mismo te cazo un león que me tiro a una hembra con el noble afán de procrear y de paso aliviar ese instinto natural que anida arriba, la cabeza se supone, y abajo, ya me entienden. Amparo Rubiales, referente del feminismo, escribió hace poco, y al hilo también del hartazgo femenino de sentirse presas de cacerías y jolgorios, sobre la falocracia. Todo un universo de iconos identitarios en torno al falo y a su poder, toda una manera de ser, de amar, de existir a mayor gloria de la capacidad voraz del pene y de la actividad sexual en modo titán. Desde el pionero Josep Vicens Marqués hasta los últimos libros de Octavio Salazar hay una corriente crítica sobre el modelo de masculinidad y la idea del hombre no supremacista, en cuanto a su sexo digo.

En la construcción de la mujer liberada ¿cuánto de esa falocracia de la que habla Rubiales nos hemos apropiado en una imitación de aquello que al fin y al cabo era el Poder y nosotras sus víctimas?

Pero ¿y nosotras? El descubrimiento del clítoris, Master y Johnson y sobre todo el célebre informe Hite enterró para siempre el papel secundario, de simple receptora, amantísima, del atributo del varón e incluso puso en jaque al coito como única forma de yacer entre hombre y mujer y pasárselo en grande. Exquisitas emociones aparte, qué sería de nosotros sin ellas, las mujeres empezaron a hablar de sí mismas como sujetos de deseo y no exclusivamente de objetos (aunque el ABC recuerde a las ministras recién nombradas que una mujer no debe descuidar jamás su maquillaje, será porque le impide pensar o algo, supongo). Pero asumido el posible papel de activas, cada cual según su personalidad y también el día… ¿cuál es el modelo? Reconozco que me divertí un tiempo con las chicas de Sexo en Nueva York y que resultaba refrescante su soltura pero, pijerías aburguesadas aparte, me resultaba agotador esa búsqueda de macho (que termina en boda, por cierto, muy revolucionario todo y nada conservador, por las quejilas) cada noche, con algunas excepciones de cita de chicas para hablar… de hombres. Cada una que se busque la felicidad como le plazca pero a mí no solo me llegó a aburrir muchísimo sino que, distancias aparte, me evocaba a los grupos de chavales recién salidos de la mili contando chistes verdes, jo, jo, jo. Exagero. Pero sólo un poco. Por no hablar de las mujeres de Almodóvar en Todo sobre mi madre y su conversación sobre las felaciones (“hace tanto que no me como una polla”) situación que yo no he vivido nunca y menos aún he dicho o he oído decir a mis amigas que no son precisamente catequistas ni mojigatas ni todas lesbianas. En la construcción de la mujer liberada ¿cuánto de esa falocracia de la que habla Rubiales nos hemos apropiado en una imitación de aquello que al fin y al cabo era el Poder y nosotras sus víctimas? Me explico, para que no crean que practico una especie de vida sexual sana a lo vegano amatorio: las relaciones personales, sexuales o no, son tan infinitas y libres como queramos, sin más límite que la voluntad de la pareja, o las parejas, que me acuerdo de la Habitación oscura de Isaac Rosa y me pongo hasta tierna. (No se pierdan esa intrigante y valiente novela a la altura de las películas La liasson pornografique o “Secretaria”). Pero dentro de esa libertad y de la reconstrucción de las relaciones entre iguales, sin roles preconcebidos de conquistador y conquistada ¿hasta qué punto no hemos caído a veces en un cambio de roles que como Lampedusa cambiara todo para que todo siguiera igual?

En esta revolución de los roles todos deberíamos salir ganando. Desde la libertad y desde el respeto. Confieso que cada mañana, muy temprano, cuando oigo la radio y escucho un anuncio de un energizante (¡ay, pobre Carlos Sobera!) que dice a los hombres que con tal prodigio triunfarás y repetirás, me da una compasión infinita. Que el placer sea casi una obligación y un rasgo de salud y vitalidad debe ser agotador. Vaya condena mis queridos varones con tener que tener la espada inhiesta las 24 horas a riesgo de parecer un capón. Estímulos comerciales aparte en el informe cualitativo que encargó hace años el Centro de Estudios andaluces sobre consumo de prostitución había una constante en todos los grupos encuestados: los hombres compran sexo para aliviar su condición natural, su necesidad biológica de meterla, con perdón, tan apremiante como respirar o beber o comer. Tanto que ni siquiera se preguntan qué efecto produce en el otro ser humano que se pague por usar su cuerpo (poseerla en lenguaje de cuñado ilustrado).

Como dijo una amiga, periodista y presidenta de una afamada Fundación con nombre de escritor portugués: “si en lugar de flúor en las aguas hubieran puesto bromuro la vida sería mucho más pacífica”. Se non è vero è ben trovato.

CTXT necesita un arreglo de chapa y pintura. Mejorar el diseño, la usabilidad… convertir nuestra revista en un medio más accesible. Con tu donación lo haremos posible este año. A cambio, tendrás acceso gratuito a El...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autora >

Mercedes de Pablos

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

4 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Mister

    En alemán no se llama "pflucken" sino ficken.

    Hace 6 años

  2. Godfor Saken

    "The Silents met secretly and followed strict dietary rules that limited them to grains and juices. What brought them to our attention was the rumor that they practiced something called Ultrasex. From our bedroom windows at night we would sometimes see them, young people in flowing gowns, moving through the streets toward secluded places. In basement playrooms, in church graveyards, in small clearings in the north woods, they would hold their meetings, after which they would lie down in pairs and strive for a consummation that had nothing to do with the body. Love, desire, lust itself, according to the Silents, were strictly immaterial events. Touching, hugging, kissing, stroking, rubbing, to say nothing of sexual intercourse, were all forms of failure — descents into the realm of matter. Members of the group were encouraged to lie as close as possible beside a partner, who was often partially naked, and, while rigorously abstaining from the act of touch, give way to sensations of desire of such ferocious intensity that the body seemed to dissolve in flames. It was said that this discipline, far from punishing the flesh, made use of the material body to create sustained heights of spiritual ecstasy, in comparison to which the most violent orgasm was the twitch of an eyelid." -Steven Millhauser, 'Elsewhere', from 'Voices in the Night' (stories).

    Hace 6 años

  3. Godfor Saken

    Dos modos de extravío: perderse en la carne y perderse en el espíritu. Perderse en la carne es internarse en la espesura corporal, afondar en ese entrevero de fibra y jugo, en esa vorágine de bocas voraces, de vejigas que degluten y secretan, de bolos ablandados por los flujos viscosos, de esfínteres apremiantes. Perderse en la carne es regresar hacia los apetitos primordiales, hacia la ferocidad elemental, a la entraña sangrienta, hacia los miedos más íntimos, hacia la indiferencia encarnizada, hacia la impiedad natural, a la fauce mordaz. Perderse en el espíritu es percibir la infinitud y querer aprehenderla, salir de los límites de la cordura, de lo nominable, de lo enumerable y numerable, descubrir la vastedad abrumadora de lo enigmático, la lejanía tan recóndita del sentido capaz de fundar todo sentido, lo remoto de la pregunta anterior a toda pregunta. Perderse en el espíritu es advertir el pasmoso, el aplastante imperio de lo que está más acá o más allá de toda palabra: el vacío sordomudo, la incomunicable inconmensurabilidad. Perderse en la carne es devolver la palabra a la garganta devoradora, al pulmón aspirante, al vientre engullidor, al desmenuzamiento mordiente, a la húmeda disolución. Perderse en el espíritu es confrontarse con las vastedades visibles: la del mar, la del desierto de arena, la del cielo estrellado, pobres parangones de la otra, la soberana, apenas presumible, la única absoluta, la que anonada, la ilimitada nada. (Perderse en la carne o perderse en el espíritu: dos sueños pertinaces, dos pesadillas: ser tragado o disiparse). Saúl Yurkievich, "Extravíos" (de su libro “Trampantojos”)

    Hace 6 años

  4. Godfor Saken

    "En ese planeta, cuando crecen, los hombres y las mujeres no están juntos durante mucho tiempo. Entre ambos existe una diferencia característica: los hombres tienen brazos y las mujeres tienen alas. Son alas resplandecientes, una panoplia gloriosa y deslumbrante con la que se envuelven de la cabeza a los pies (...) Antes de morir, buscan instintivamente un sitio semejante a donde nacieron, y cuando encuentran uno que los satisface, se tumban, doblando las alas en torno al cuerpo, en el caso de las mujeres, o cruzando los brazos sobre el pecho, en el caso de los hombres, como si se dispusieran a acostarse, y, en efecto, duermen. El síntoma o la causa de la muerte es un indescriptible anhelo de algo que desconocen, que se apodera de ellos y los empuja a aislarse, consumiéndolos por dentro, hasta que el cuerpo se derrumba. Cuando dos jóvenes se miran demasiado a los ojos, este anhelo se apodera completamente de ellos; sin embargo, en lugar de acercarse, se alejan, solos, dirigiéndose a lugares apartados, donde mueren de deseo" -George MacDonald, 'Fantastes' (1858).

    Hace 6 años

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí