VIAJES MARTÍNEZ / BENIDORM
El hombre que quería escapar de su suegro
Zaplana, un político de su tiempo. Uno de los grandes ideólogos del evento, esa cosa que moduló una época y media
Guillem Martínez Benidorm , 15/06/2018
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Zaplana
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TEORÍA DEL HOMBRE INVISIBLE. ¿Quién es Eduardo Zaplana? Sea lo que sea, son varias casillas. La primera es la de alcalde de Benidorm (1991-94). Luego pasa a ser diputado de las Corts Valencianes (1991-2002), el primer presidente de color –bronce– de la Generalitat Valenciana (1995-2002), ministro de Trabajo y Asuntos Sociales (2002-2004) –ahí ya llegó formado: como ministro se pulió 55.000 en turrones, que tienen mucho hierro, 183.000 en gastos de representación, y 55.000 en la compra diaria; compraba hasta el fairy con dinero público–. Portavoz del Gobierno (2003-04), senador (2002-04), diputado-portavoz del Grupo PP en el Congreso (2004-08). Tras abandonar sorpresivamente la política I+D, es delegado de Telefónica en Europa y Chequia –2008-18; de ahí, supongo, su acento checo cerrado; por adornar un poco estas líneas, que parecen la biografía de Napoleón, en esta casilla cobra de 500.000 a un millón de euros, a saber; en la Telefónica del momento, por cierto, se entierran otros elefantes, como el marido de Soraya SS; la esposa del diputado socialista Eduardo Madina; el marido de una infanta, la esposa del ministro socialista Javier Gómez Navarro; el ex Jefe de la casa Real, el hijo de Martín Villa, la hija de Arriola y Villalobos, el hijo de Eduardo Serra, ministro de Aznar, el hijo de García Margallo...–. Ese mismo año, 2008, crea Decuria Consulting –más de 2 millones facturados hasta 2015, en conferencias y formación– y Atalaya Padel –participa de esta inmobiliaria, que además organiza eventos, con un 40%–, es miembro de LAFER –think tank, en la línea de FAES sobre Sanidad/su privatización, 2009–, es miembro del Altadis –2009; todo lo contrario a Sanidad, es decir, tabaco–, Presidente del Club Siglo XXI (2012), lo que explica su amplio y rápido grupo de amistades labrado en su corta etapa madrileña, integrado, entre otros, por Rubalcaba, Bono, Florentino, el Pocero, Pedro J., Jiménez Losantos, Luis Herrero. Es miembro fundador, junto a José Bono, de la Fundación España Constitucional (2014). Desde 2018 es miembro integrante de la población penitenciaria española, a la espera de juicio por blanqueo y tráfico de influencias. ¿Quién es Eduardo Zaplana? Es uno más de una época. Pero también, lo dicho, muchas y apabullantes casillas. En la confianza de que en la literatura todos los dramas se formulan siempre en la primera casilla, me voy a saberlo a su primera casilla, Benidorm. Hola, bienvenidos a Viajes Martínez. Viajar es ir a cualquier sitio a ver una cosa, y comprobar que en realidad te encuentras otra.
HISTORIA DE CUALQUIER SITIO. Hola. Saludos desde Benidorm. La originalidad de Benidorm es que, en tiempos, no era un pueblo pesquero, sino de almadraba. La pesca es bastante democrática. Vas, pescas, y los beneficios se reparten a partes iguales, salvo la parte más cachas que se quedan el patrón y el mecánico. La almadraba, pues no. Hay empresario, y se cobra un salario fijo. Al jornal diario, o su negación, se accedía yendo a un punto del pueblo, donde te exponías, y el empresario te elegía. O no. Esa división antigua entre elegibles y elegidores explica que en Benidorm hay una polarización antigua entre derechas e izquierdas. También era un pueblo de navegantes. En cualquier puerto del mundo, en tiempos, te encontrabas con un marino de Benidorm. Se sabía si el piloto del barco de Transmediterránea era de Benidorm si, al pasar por Benidorm, lo hacía por dentro de la isla de Benidorm, a través de un canal que sólo los de Benidorm conocen. Al hacerlo, tocaba la bocina o lo que sea que tengan los barcos, y los de Benidorm le saludaban con la manita. También hubo todo lo contrario a los pilotos de la bocina. Negreros. En el XIX, con un sólo viaje a América con esclavos, te podías retirar. No era necesario ni mucho barco ni mucho esclavo. Ese parece ser el origen de muchas fortunas remotas en Benidorm. El otro es el turismo. La cosa empieza en los años 50. Y con una ocurrencia original y consciente, por la que Benidorm, un pueblo pequeño, apostó desde un primer momento. La altura. Grandes edificios y, con el tiempo, rascacielos. Eso posibilita que, en un muy poco espacio, con escaso consumo energético y de agua, y sin grandes problemas de residuos, Benidorm reciba cada año más turistas que Grecia. Son unos 100.000 al mes en temporada baja, 200.000 en temporada ni fu ni fa, y 600.000 en el epicentro del verano. En total, más de 12 millones. Se dice pronto. Toda esa melé se estructura en varios barrios. Hay así una zona british y una zona vasca. Mi hotel está en la zona british, por cierto. Cada mañana, al salir del hotel, me saluda un cartel que me ofrece, en la legua de Shakespeare, un Lesbian Show girls. A la hora de comer me voy siempre a la zona vasca, en la que me meto, entre pecho y espalda, un pilpil que no tiene nombre, si descartamos el de pilpil. La cosa guiri convive con 66.000 habitantes locales, la mayoría proveniente de diversas olas de emigración del Sur. El gotha de Benidorm está compuesto por los descendientes de los pobladores originales de Benidorm. Unos 10.000, me dicen unos. “No, mucho menos, unos 3.000”, me dicen otros que saben. En Benidorm, en fin, hay mucha gente que sabe. Ver tanta gente todo el año crea cierta sabiduría aplicada, aquella que viene de la observación. Uno que sabe me explica que, hasta los 70, era problemático mezclar turistas alemanes con ingleses. “Los alemanes acababan en silencio y con cabeza baja en los autocares, mientras los ingleses cantaba a pleno pulmón We won the war!”.
LA GUERRA POR LA VIDA. La primera aparición del concepto Zaplana en los medios se produce a escasos metros del pilpil que estoy viendo en mi mesa. Aparece antes, incluso, del concepto Zaplana mismo. Son grabaciones telefónicas registradas por la poli, por la cosa Caso Naseiro, el primer caso de corrupción del PP de Aznar, en 1989. Exactamente, Zaplana, un mindundi del PP, y un amigote suyo que ya es cargo electo del PP, son unas de las 5.240 grabaciones del caso. En ellas confiesa que necesita pasta, para lo cual necesita tener, como su amigote, un sueldo público. También confiesa sus fantasías. Tener “un coche de 16 válvulas”. Que tampoco es mucho. Finalmente, en lo que es un indicio de la baracca Zaplana, sus grabaciones fueron desestimadas en el juicio. Más adelante, por cierto, y con más baracca Zaplana, su nombre, que apareció en el caso Bárcenas, también fue desestimado. Cuando la cosa Naseiro, Gallardón era el presidente del Comité de disciplina del PP. Se habló en su día de expulsar, entre otros nombres, a ese tal Zaplana al que nadie conoce. Finalmente, las expulsiones se reducen al mínimo. El grupo de Valladolid, que dirige el PP, y que aún no está consolidado, no quiere mucho jaleo. Es 1990. En breve, ese joven no expulsado por los pelos será el gran contacto del grupo de Valladolid en el País Valenciano. Para entonces, el Caso Naseiro, tal vez la última oportunidad de atajar de manera ejemplarizante y efectiva la corrupción en el PP, ya será un chiste. ¿Por qué necesita dinero Zaplana? ¿Por qué quiere un 16 válvulas para ir a liarla? Pues porque está muy cerca de todo ese montón de dinero, pero no lo tiene. La razón tiene su origen en una historia divertida, que transcurre, otra vez, cerca de mi pilpil, pero en 1936. Además, para explicársela necesito un barco de guerra.
PEQUEÑA GRAN HISTORIA DE UN BARCO DE GUERRA. El Canarias era el buque insignia del bando franquista en la guerra. Tenía un hermano gemelo, el Baleares, que se lo peló un chato republicano tirándole una bomba por la chimenea, única e improbable posibilidad de cargarse un barco de aquel calibre. El Canarias, de hecho, hizo lo que quiso durante la guerra. Entre otras heroicidades, varios bombardeos sobre población civil en el Empordà/la Costa Brava. El encargado del telégrafo del Canarias, que telegrafió a Burgos para comunicar que Palamós había sido bombardeado con éxito, era de Benidorm. Se llamaba Miguel Barceló. Con el tiempo, edificó su primer hotel en el centro de Benidorm, al que llamó Marconi –los telegrafistas son unos cachondos; con poco registro, pero cachondos–. Su hermano fue alcalde de Benidorm durante el franquismo pop. Miguel Barceló fue un histórico de AP y, posteriormente, del PP –llegó a ser senador durante más de 20 años–. Hoy fallecido, era alguien importante en Benidorm y en la derecha valenciana. Y también, y por el mismo precio, fue el gran mentor político de Zaplana. Lo más curioso es que lo fue contra la voluntad de ambos. Era el hombre que le pudo haber comprado un 16 válvulas a Zaplana, pero que no lo hizo. Pero para explicárselo tengo que irme a una hípica. Rayos, no me voy a comer este pilpil nunca, brrrrrr.
LA CABALLERÍA ESPAÑOLA. Bueno, no me voy a una hípica, sino que cojo el Tram –antes lo llamaban el Trenet, un ferrocarril de vía estrecha que llevaba panses/pasas y ví/vino de Dènia hasta Alicante; la estación de Benidorm, por cierto, está a tomar por XXXX de Benidorm, en los terrenos de un fulano que, en tiempos, tuvo algo con Isabel II, como todo el mundo–, y me voy a un pueblo cercano. Allí Manuel, un antiguo militante del PSOE de Benidorm, hoy en el exilio interior, me explica lo que tal vez es el gran giro que moduló el destino de Zaplana. El que le llevó a una riqueza que no pudo tocar, por lo que no se pudo transformar en independencia personal. Mientras voy en el Tram/Trenet les explico lo que sé de Zaplana hasta ese giro. Zaplana nace en 1956 en Cartagena. Por alguna razón, acaba en Benidorm. Desconozco la razón. Unos me dicen que se quedó huérfano, y que vino aquí a vivir en casa de una tía. Otros me dicen que de huérfano nada, pero que de pasta, tampoco. En todo caso estudia derecho en Alacant y València. Y se establece en Benidorm. Trabaja como pasante en un bufete –Bufet Roberto Botella, un abogado del PSOE que acabó en el PP–, la base de la pirámide trófica de los abogados. Jamás llegó a tener despacho propio. De coche de 16 válvulas, ni te digo. Hasta aquí, la vida de Zaplana podría ser la vida de uno más en una generación que descubrió que el ascensor social estaba averiado. Por eso he venido hasta aquí, a que me expliquen cómo subió las escaleras. En una terraza, sin turistas, en la que todos hablamos valenciano, menos yo, que voy soltando la vocales neutras del catalán oriental, Manuel me explica el momento en el que la biografía de Zaplana cambió. Manuel tenía un amigo, que a su vez tenía una hípica. El joven pasante se fue un día paseando hacia la hípica. Habló con el dueño. Le dijo que tenía conocimiento de que un grupo de jóvenes de su edad iban allá los fines de semanas, paseaban a caballo y merendaban. Preguntó si él también podía ir. Un pasante preguntó eso a un paseante –de señores y señoras a caballo–, supongo, porque jamás sería presentado de otra manera a esos jóvenes, que provenían del target millonetis de Benidorm. Lo hizo porque esa era la única oportunidad de ser presentado. Al de la hípica, un tipo de izquierdas, le hizo gracia aquel Julian Sorel divertido. Lo presentó. El pasante resultó ser un tipo guaperas, brillante y simpático, que fue admitido en el grupo. Y, en breve, fue admitido íntimamente también por Rosa Barceló, integrante de ese grupo, y la hija de Miguel Barceló, extelegrafista, millonario, staff del PP. En breve se casaría con ella y tendrían tres hijos. Pero no un coche de 16 válvulas. El suegro no se estiraba.
Sólo en 1988, es decir, tardíamente, Zaplana entra en el PP. Se trata de un PP de chiste, el valenciano, una olla de grillos que, en este momento, no dejan de pelearse entre sí, y pierden terreno electoral ante el PSOE/PSPV
LA SUEGRIDAD. La tutela del suegro de Zaplana, al menos en este momento, es tenue, discreta, por lo que me dicen, con poco apego y afición. En estos momentos, o poco más tarde, Zaplana milita en UCD. Más concretamente en, guau, el Partido Socialdemócrata de Fernández Ordoñez. Cuando el partido se integra en el PSOE, me dicen que el suegro se pone flamenco y se lo impide, impidiendo con ello la entrada de una ola de aire fresco a la socialdemocracia europea. Sólo en 1988, es decir, tardíamente, Zaplana entra en el PP. Se trata de un PP de chiste, el valenciano, una olla de grillos que, en este momento, no dejan de pelearse entre sí, y pierden terreno electoral ante el PSOE/PSPV. La carrera de Zaplana se circunscribe sólo a la provincia de Alacant. Y a su suegro, que por lo que se ve, apuesta porque tenga en la política la estabilidad laboral que no tiene. Pero Zaplana cuenta con un plus escondido. Su olfato y habilidad. Entra en relación con el grupo de Valladolid. En 1990, el mismo año en el que salta el Caso Naseiro, consigue invisibilizar con encanto sus grabaciones, y accede al cargo de presi del PP de la provincia. No es mucho. Pero antes no tenía nada. Ese mismo año, en el Congreso regional del PP, celebrado en Benidorm, sube enteros. Parece ser algo así como El joven del PP valenciano. Un año después, es el cabeza de lista del PP por Alacant y, con el apoyo decidido de su suegro, encabeza la lista del PP por Benidorm. Es una lista muy en la escuela estilística del grupo de Valladolid. Vamos, que el PP, en este momento, y en lo que es un fenómeno que en breve recorrerá toda la geografía, unifica a toda la derecha de Benidorm. Serán una elecciones duras. Y en las que el PP igual tiene, por primera vez, algo que rascar. De hecho, el PP de Benidorm, liderado por Zaplana, asesorado y hasta cierto punto financiado, me dicen, por el suegro, se queda a tan solo un concejal del PSOE. Pas mal. Zaplana pierde, por tanto, las elecciones, con dignidad, pero sorpresivamente logra ser alcalde. Y, posiblemente, sin dignidad. Y gracias –¿a quién no le ha pasado?– a una bailarina exótica. Rayos, cuanto más escribo sobre este hombre, más me gusta.
MARUJA LA TRÁNSFUGA. Terraza, zona inglesa. Un grupo de brits de edad avanzada –ellos, con la cabeza afeitada y el torso desnudo, ellas vestidas de concursante de GH– beben cerveza y cantan las canciones pop que suenan por megafonía. They won the war. Dos veces. Y perdieron el resto. Varias veces más. Frente a mí, un caballero, que militaba en el PSOE de Benidorm de la época, me explica la historia de Maruja La Tránsfuga. “Sabríamos que serían unas elecciones muy reñidas, y que si quedábamos justos, podían pasar cosas raras. Por eso miramos muy bien cómo hacer nuestra lista”. De la lista para las municipales de Benidorm desapareció todo aquel que tuviera alguna sombra de simpatía hacia el PP, o hacia las posibles tentaciones que pudiera entonar el PP tras las elecciones. Desapareció así de las listas el artista local Pedro Marty, al que se consideró cercano al PP. Pero no Maruja Sánchez, otra artista local. Llegó a Benidorm como bailaora en los hoteles. Previamente había sido bailarina en Beirut, cuando Beirut era la Suiza de Oriente. Cuando se supo que Maruja era la esposa de Marty ya era tarde. Se le dio la cartera, o como se llame, de Serveis Socials. “Se creció en el cargo”. Un día, se lió. Hubo una discusión y un miembro de la autoridad municipal “hizo lo que no se debe de hacer nunca jamás: la llamó menopaúsica”. Maruja llegó llorando a casa. Le explicó lo ocurrido a su marido. Y su marido le puso en contacto con el PP. Esa sería la tránsfuga que daría la alcaldía a Zaplana. Se dice en el pueblo, pregunto a mi interlocutor, que la posible compra de esa tránsfuga costó 30 millones de las futuras pesetas. “No. Costó mucho más”, me dice. “Lo sé porque, antes de ella, hubo varios intentos de sobornar a un concejal del PSOE. Yo conozco uno”. Me explica la historia. Que resulta ser la historia de un héroe.
HISTORIA DE UN HÉROE. El PP local buscó personas sobornables desde el día después a las elecciones. Se intentó con un concejal del PSOE que era hijo de uno del PP. Pero nada. Finalmente, se localizó a un concejal con problemas. “Se le ofreció una cafetería en la mejor zona, y algún local. En total, más de 30 millones, fijo, si haces las cuentas”. En el pueblo se da por hecho que el dinero salía del suegro de Zaplana, si bien nunca ha habido pruebas al respecto. De ser cierto, sería su regalo. O mejor, me dicen, el regalo para la estabilidad de su hija: un puesto estable, y por años, para su marido. No contaba con que Zaplana tuviera más ambiciones / hambre atrasada de 16 válvulas. Sea como sea, el concejal socialista con problemas acabó un día frente a una mesa, con un contrato y las escrituras de varios locales. “Estava ja amb el boli axina"/Estaba ya con el boli así”, me dice el narrador de esta historia, que de pronto me coge el boli, lo esgrime, simulando estar pensativo, ofuscado, y a punto de firmar un papel cuando, en ese momento, lanza el boli a las Quimbambas y me dice, haciendo ver que es aquel concejal: “No puedo, no puedo”. El concejal se levantó de la mesa y se fue pitando, vamos. “Murió un tiempo después, de una enfermedad que tenía. Haber firmado todo aquello le hubiera cambiado la vida que le quedaba. Y la de sus hijos. No lo hizo”.
Finalmente, Zaplana anuncia una moción de censura al alcalde del PSOE. El día de la moción, “Maruja la Transfuga apareció en un cochazo. Bajó de él, rodeada de unos tíos como armarios roperos. Votó a favor de Zaplana”
EL SUFRAGIO DE BENIDORM. Maruja La Tránsfuga, tras negociar lo que sea que negoció, “desapareció en una caseta, en la montaña. La escondieron ahí. Nosotros ya nos olimos algo. Empezamos a buscarla como desesperados. No contestaba a ningún teléfono”. Finalmente, Zaplana anuncia una moción de censura al alcalde del PSOE. El día de la moción, “Maruja la Transfuga apareció en un cochazo. Bajó de él, rodeada de unos tíos como armarios roperos. Votó a favor de Zaplana”. Mi interlocutor me explica que los hijos de Maruja la etc acabaron en Canal9, que ella recibió varios locales y el cargo de asesora. “Llegó a ser asesora de Zaplana en la Generalitat, cuando se hizo president”. Allí, en esa segunda casilla de Zaplana, se pierde el rastro de Maruja. “Todo eso sucedió después del Sufragi”. ¿Qué es el Sufragi? “La Mare de Déu del Sufragi, la patrona”. Se trata de la gran fiesta de Benidorm, que se estructura en grupos de festers/peñas. La de Zaplana se llamaba El Picarol/El Cascabel. Zaplana se llevó a su segunda casilla a algunos miembros. También se llevó al ingeniero del ajuntament, que llegó a ser conseller d'Obres Públiques. Sí, parece ser que todo ocurre en la vida en la primera casilla, pero nadie lo sabe. Ni siquiera tú mismo. Y, con todo ese pack humano, también se llevó una manera de hacer política, depurada en los breves años en los que fue alcalde. El evento.
EL EVENTO. “No sabíamos cómo iba a hacer de alcalde aquel joven, del que no sabíamos nada de su vida laboral anterior. Yo creo que fue tanteando, aprendiendo”, me dice un miembro del grupo socialista de aquel Ajuntament. “La sensación es que no hizo mucho, pues no tuvo mucho tiempo. Pronto sería elegido president de la Generalitat”. Y, en efecto, no hizo mucho. Fundamentalmente, una apuesta por el evento. El evento como ocio aparente –recupera el Festival de Benidorm de la Canción Ligera; y, con él, y a través de un contrato, entabla amistad con Julio Iglesias; en la siguiente casilla, Iglesias será contratado por la Generalitat, para varios conciertos, en tanto que embajador de la Comunitat Valenciana; ni el valor de lo pagado, ni el número de conciertos quedó claro–. Pero también el evento como obra pública en alguno de sus tramos. Ese es el caso de parque de Terra Mítica, con el que Benidorm quería reactualizar su apuesta por el turismo de masas. Para construir el parque, previamente su suelo, no edificable, ardió, y fue comprado por diversos empresarios del lugar. Posteriormente fue vendido a un precio en verdad creativo. Como quedó demostrado en juicio, el valor de los construido aumentó considerablemente a tenor del cobro de comisiones, en verdad divertidas por su naturaleza dislocada. Todo ese legado, toda esa manera de construir objetos sensibles de ser comisionados, a través de empresas en las que participaba y colaboraba lo público y lo privado, fue exportado a la siguiente casilla. En la siguiente casilla, un Zaplana ya formado muy velozmente, introdujo otros preciosismos experimentados en Benidorn, como la buena relación y colaboración –de algún tipo– con los medios de comunicación locales. Que elogian el evento, su pertinencia, y explican la riqueza y el avance social que supone.
ADIOS A TODO ESTO. Ultimo pilpil en Benidorm, que está lleno de vascos. Un vasco más y Benidorm ya habría negociado con el Gobierno central su Y griega de AVE. Repaso las notas escritas antes de que se me desmadren. ¿Quién es Eduardo Zaplana? ¿Quién es, al menos, en su primera casilla? Un político de su época. Uno de los grandes ideólogos del evento, esa cosa que moduló una época y media. Pero también un hombre que hizo todo lo posible para independizarse de su suegro. De todo lo que le dio. Un partido encartonado y sin futuro, una hija, un cargo de alcalde en una ciudad de provincias. La primera casilla es la historia de un hombre que quería un 16 válvulas, y no el entorno con el que venía de serie. Entre las notas que ordeno, recupero la transcripción del diálogo de Zaplana y su mujer, la noche electoral en la que ganó las autonómicas valencianas. Debe ser un diálogo importante, pues sucede en su Día de la/su Independencia. La cosa fue en un coche oficial. Sólo viajaban el chófer, Zaplana y su esposa. Hicieron el trayecto hacia las 00:00. Lo que es un indicio de que no contaba con ganar, por lo que ni se movió de Benidorn en todo el día. En el trayecto Benidorm-València, de cerca de dos horas, nadie dijo nada. Sólo al llegar a València, la mujer abrió la boca de la cara. Dijo: “Qué responsabilidad”. A lo que Zaplana respondió: “Sí”.
NOTA: Este repor ha contado con el libro de Sergi Castillo: Yonquis del dinero. Las diez grandes historias de la corrupción valenciana, Lectio Ediciones, Barcelona, 2016, un libro fantástico que aborda, a través de pequeñas biografías, diversas puntas de la corrupción valenciana. El capítulo sobre Zaplana, del que he sacado información sobre su trayectoria profesional, ingresos, etc, se titula Me hace falta mucho dinero para vivir, lo que no está mal, si pensamos que hay otro sobre otro ideólogo que se titula Soy la polla insaciable. También he hablado con varios vecinos de Benidorm, que me han pedido que no dé el nombre. Y con Manel, ese hombre de izquierdas honesto que hay en cada pueblo del mundo. Sin saberlo, creo, él me dio el dibujo de que Zaplana lo que en verdad quería era escapar de su suegro, como todo el mundo.
Queremos sacar a Guillem Martínez a ver mundo y a contarlo. Todos los meses hará dos viajes y dos grandes reportajes sobre el terreno. Ayúdanos a sufragar los gastos y sugiérenos temas
Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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