REPORTAJE
Dos tipos de Cabify: el emprendedor y el asalariado
Los conductores a sueldo de una empresa intermedia ganan el 30% de lo que ingresan y trabajan 12 horas diarias
Elena de Sus 30/01/2019
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Sábado 26 de enero, 9 de la noche. Ya van seis días de huelga de taxistas. Cabify es la sexta aplicación más popular en la PlayStore, la plataforma de descargas para teléfonos Android. Uber ocupa el puesto número trece.
Cuando te registras en Cabify recibes un email de bienvenida. Se titula “Una nueva era de la movilidad” y dice así: “Trabajamos duramente para ofrecerte un viaje de calidad en cuestión de minutos al mismo tiempo que contribuimos positivamente al desarrollo de las comunidades en las que operamos”. El uso del lenguaje llama la atención porque Cabify opera, entre otras, en las “comunidades” de Madrid y Barcelona.
Hago dos viajes con Cabify por el centro de Madrid. Ambos coches llegan hasta mí en menos de dos minutos. Ambos conductores son extraordinariamente amables y serviciales. Dos hombres de mediana edad, con acentos latinoamericanos. Llevan coches negros, visten trajes negros y en un momento u otro me ofrecen agua. Resulta que el agua ya no va en botellín, sino en tetrabrick. En el tetrabrick pone que el tetrabrick es más sostenible (“Cartón 100% reciclable”, “Tapón 100% vegetal”).
Hay, sin embargo, una diferencia notable entre los conductores. El primero es autónomo y dueño de su coche. “Lo quiero más que a mi familia”, me dice con orgullo. Lleva once meses con Cabify. Afirma que es biólogo marino. “Pero para trabajar de eso tendría que ir a Alicante o Valencia y me gusta demasiado Madrid”. Le pregunto si hay mucho trabajo últimamente. Dice que sí, pero que él no trabaja demasiado porque es un poco vago. Afirma que se lleva el 75% de lo recaudado, sin contar impuestos. El resto es para la empresa que gestiona la licencia, una subcontrata de Cabify. Me dice que el trabajo no está mal, que lo prefiere antes que una oficina y que él es libre de gestionar su tiempo como mejor le venga, al contrario que “los otros, que tienen que cumplir con un horario”.
El segundo conductor es uno de “los otros”. Lleva dos años a bordo de un coche de la empresa, trabaja 12 horas, de seis de la tarde a seis de la mañana y cobra un 30% de lo recaudado. Sería un 40% si cumpliese una serie de objetivos, pero cree que no le vale la pena. “Prefiero ganar un poco menos y tener algo de tiempo para la familia, para los amigos…”. Hablamos de la familia y de los amigos. No de los suyos, sino de los de una señora para la cual trabajó como asistente en Galicia. Comentamos el hecho de que, en muchos casos, la única ocasión que reúne a la familia entera son los funerales. Estamos de acuerdo en que es triste.
Le digo que me he descargado la aplicación hace un rato y me cuenta que hay muchos clientes nuevos estos días, por lo de la huelga de taxistas. Dice que se está notando mucho, que tienen mucho trabajo, que entre las cinco y las seis de la mañana, “cuando los jóvenes salen de las discotecas” les llueven los pedidos.
Sin embargo, acto seguido comenta que la situación es tensa para ellos, que los taxistas son agresivos. Dice que entiende que protesten por lo suyo, pero que deberían hacerlo sin atacar a nadie. Cuenta que a varios de sus compañeros les han roto los cristales de los coches. También que se dedican a llamarles y cancelar la reserva cuando están a punto de llegar, haciéndoles perder tiempo y dinero. Dice que uno se le puso delante y empezó a ir exageradamente despacio por la carretera mientras él iba a recoger a un cliente. Espera que esta situación termine pronto y se llegue a un escenario donde todos puedan convivir “en un mercado de libre competencia, ¿no?”.
Le pregunto qué hacen cuando no están llevando a ningún cliente, si dan vueltas como los taxis. Me explica que sí, porque el sistema asigna cada pedido al conductor que esté más cerca del cliente, por lo que el trabajo implica ir moviéndote hasta que te salte algún aviso.
Apenas te has despedido del chófer, la aplicación del móvil te manda una notificación: “¡Has llegado a tu destino!”. Piden que valores al conductor, con el sistema habitual de asignarle entre una y cinco estrellas.
Al día siguiente me llega un correo de Cabify. Preguntan si recomendaría el servicio a un amigo, en una escala de uno a diez.
Dos días después me llega otro. Informan de que, si perteneces al programa de puntos de Iberia, British Airways o Vueling, puedes obtener descuentos en vuelos con tus viajes en Cabify.
Y eso.
Sábado 26 de enero, 9 de la noche. Ya van seis días de huelga de taxistas. Cabify es la sexta aplicación más popular en la PlayStore, la plataforma de descargas para teléfonos Android. Uber ocupa el puesto número trece.
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Elena de Sus
Es periodista, de Huesca, y forma parte de la redacción de CTXT.
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