El último brigadista americano (esta vez sí)
Raphael Buch Brage fue el último soldado superviviente en morir de los miles de voluntarios que salieron de Estados Unidos para luchar por la República
Sebastiaan Faber 20/02/2019
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En marzo de 2016, John McCain —ex aviador naval, ex preso político de la Guerra de Vietnam y senador republicano por Arizona— rindió homenaje a un comunista. Y, para colmo, lo hizo en el New York Times.
El protagonista de su artículo, “Salute to a Communist,” era Delmer Berg, un sindicalista que acababa de morir, en California, a los 100 años. Ocho décadas antes, Berg había sido uno de los casi 2.800 voluntarios que salieron de Estados Unidos para luchar en la Guerra Civil Española. “No todos los americanos que luchaban en la Brigada Lincoln eran comunistas”, escribió McCain, cuya fascinación con la guerra española se remontaba a su lectura, a los 12 años, de Por quién doblan las campanas; la novela de Hemingway siempre sería su preferida. “Pero muchos sí lo eran, Delmer Berg incluido. […] Incluso los comunistas como el Sr. Berg creían que [en España] luchaban, en primer lugar, por la libertad, sacrificando sus vidas en un país del que sabían poco, por un pueblo que no conocían. […] Siempre he sentido admiración por su valentía”.
La muerte de Delmer Berg en febrero de 2016 fue una noticia global. (En esta revista, Diego Barrios le había dedicado un retrato un año antes.) Al fin y al cabo, era el último brigadista americano en fallecer. Marcaba el fin de una era.
O al menos, así lo creímos hasta hace un par de meses. Fue entonces cuando Dean Burrier, un joven maestro de Español en Illinois, hizo un descubrimiento inesperado: cuando Berg falleció, seguía vivo otro brigadista de trayectoria alucinante, con una vida novelesca que al senador McCain —y al mismo Hemingway— les habría encantado.
El 13 de octubre del año pasado, expiraba en Biarritz, Francia, a los 103 años, un ciudadano estadounidense que, como Berg, había luchado en las Brigadas Internacionales.
Raphael Buch Brage nació el 26 de julio de 1915 en Nueva York. Sus padres, Manuel Buch Sáinz (o Sáez, 1884-1969) y Fe Brage Vázquez, eran inmigrantes gallegos de La Coruña; habían llegado a Estados Unidos en 1911 y 1912, respectivamente, y se habían casado el 2 de noviembre de 1914 en Nueva York. En la primavera de 1916, la familia volvió a Galicia porque Manolo, que trabajaba como fotógrafo, había enfermado y pensaba que se iba a morir. El pequeño Raphael tenía diez meses.
Una vez en Galicia, Manuel se repone y prosigue su exitosa carrera profesional como fotógrafo. Se especializa en retratos “artísticos”, retocados en óleo, como los aquí incluidos de Fe y de Raphael, en una imagen de 1920, como pequeño querubino rubio. En 1923, Manuel es nombrado fotógrafo de la Casa Real. La familia se muda a Madrid, donde Manuel establece su negocio en Gran Vía. Raphael, mientras tanto, cursa el bachillerato en el famoso Instituto Cardenal Cisneros en Madrid, donde coincide con Julián Marías (el futuro filósofo y padre de Javier).
En los años 20, Manuel Buch se convierte en fotógrafo de moda. Sus imágenes salen en medios madrileños como Blanco y Negro y Estampa, donde retrata, entre muchos otros, a Ramón Menéndez Pidal, también coruñés, sacando lo que aún hoy es la foto más conocida del filólogo. En 1931, el año que se proclama la República, sin embargo, Manuel emigra a Bolivia; será el inicio de un periplo latinoamericano de casi 20 años. (Se cuenta que llega a colaborar como cámara en el rodaje de La vorágine de Rómulo Gallegos, pero no hay constancia de que se rodara una versión por aquellos años; eso sí, en 1929 La Voz de Galicia ya informa que Buch se dedica al cine.) Abandona en Madrid a su mujer, Fe, quien tres años después consigue por los tribunales la anulación del matrimonio. No hay forma de ubicar a Manuel ni para transmitirle el juicio; al cabo de un tiempo, se le da por muerto. En abril de 1936, Fe se casa con Luis Cornide Quiroga, Secretario de Gobierno del Tribunal Supremo, quien en febrero había sido elegido por segunda vez como Diputado de las Cortes por La Coruña. Después de la guerra, Cornide será juzgado por rebelión, condenado a doce años de prisión y depurado; su casona recién construida en la Avenida de la Habana número 3, en La Coruña, con vista a la playa de Riazor, será expropiada por la Falange.
A pesar de los lazos familiares con la monarquía, Raphael, un activista precoz, se involucra en las luchas políticas contra la dictadura de Primo de Rivera. En 1928 (tiene 13 años), se afilia a la Federación Universitaria Escolar (FUE), fundada dos años antes. Su participación en manifestaciones, huelgas y protestas estudiantiles le vale seis detenciones y una estancia en la Cárcel Modelo de la capital.
Mientras tanto, el 5 de septiembre de 1931, pocos meses después de terminar el bachillerato y de cumplir 16 años, Raphael había sacado su pasaporte estadounidense. Diez días más tarde, se embarca en Vigo, junto con su primo José Seijo, rumbo a su ciudad natal. En Nueva York, se hospeda primero en East Harlem, barrio hispanohablante por excelencia, y después en la Calle East 22. Gravita hacia círculos radicales. Se afilia al Club Julio A. Mella, un espacio social nombrado por el fundador del Partido Comunista de Cuba que frecuentaban, entre otros, exiliados políticos cubanos. También se da de alta en la Sociedad Mutualista Obrera Mexicana que, como el Club Mella, se encuentra en East Harlem, e inicia una carrera de Derecho. En su tiempo libre, se dedica al deporte, al fútbol en particular.
En 1934, regresa a España, donde ingresa a trabajar al Banco Hispano Americano de Alzira (Valencia) y se afilia al Sindicato del Crédito y las Finanzas (UGT). En el verano de 1936 —pocos meses después del matrimonio de su madre con el Diputado coruñés Luis Cornide— Raphael es seleccionado para representar Estados Unidos, en Atletismo y Rugby, en la Olimpiada popular en Barcelona. Allí le sorprende la rebelión militar de julio de 1936. Participa en las luchas callejeras contra los rebeldes; una semana después, en el día de su 21 cumpleaños, parte hacia el Frente de Aragón como miembro de la columna de la UGT. En octubre, se afilia al PSUC; en diciembre, al Socorro Rojo.
A pesar de su juventud, no tarda se distinguirse en su actuación militar. Una ficha mecanografiada que se preserva en el archivo de la Internacional Comunista en Moscú dice, bajo “servicios prestados”: “El 25 Agosto 1936 pasó de bombardero de Aviación al Prat de Llobregat y más tarde a Sariñena, a fines de Septiembre del 1936 marchó de guerrillero y dinamitero en lo Alto Pirineo”. En noviembre del 36, ya en el frente de Madrid, es ascendido a teniente en la 31 Brigada Mixta, como confirma una ficha en el Centro Documental de Memoria Histórica en Salamanca. En noviembre de 1937 pasa a la XV Brigada Internacional como instructor del 59 Batallón; en abril de 1938 entra en el Estado Mayor de la misma, con el grado de capitán y nombrado jefe del Servicio de Información Militar (SIM). Cuando termine la guerra, habrá pasado por los frentes de Madrid, Jarama, Las Rozas, Guadalajara, La Granja, Brunete, Teruel, Segovia y la Batalla del Ebro. Es herido seis veces, tres veces grave.
En julio de 1938, llena, como todos los voluntarios de la Brigada Internacional, una “biografía de militantes”, un formulario de 4 caras y 65 preguntas, diseñado por la Comisión Central de Cuadros (Sección Extranjeros) del Partido Comunista. El original manuscrito de este formulario también se preserva en Moscú. Es allí donde cuenta Raphael que le empezó a interesar el movimiento proletario “en 1933 en Nueva York, influenciado por algunos familiares anarquistas”; y que ha leído El Capital, El Manifiesto Comunista y El Estado y la revolución.
En el otoño de 1938, Buch Brage, que para entonces tiene 23 años, es desmovilizado junto con los demás voluntarios extranjeros. Desde Le Havre, en Francia, regresa a Estados Unidos en diciembre de 1938, en el buque Ausonia. Viaja con él un grupo de más de 300 compañeros norteamericanos de la Brigada Lincoln. Para entonces, unos 800 voluntarios estadounidenses han pagado su compromiso con la República Española con su vida. Raphael vuelve a su casa en la Calle 22 de Nueva York, donde le pilla el censo de 1940, en el cual se identifica como Ralph Brage.
Sobre las peripecias de Raphael Buch después de la Guerra Civil hay pocos datos sólidos, más allá de las anécdotas que él mismo compartió con sus amigos. De éstas, se deduce que los 80 años que le quedarían de vida se llenaron con deportes, periodismo, cine, palomas y espionaje.
En una nota a un amigo en los noventa, Buch Brage escribe que, en los años inmediatamente después de su regreso a Estados Unidos, trabajó de “profesor de español y periodista deportivo en LA PRENSA de Nueva York”. En 1940, agrega, fue “voluntario una vez más en la guerra contra Hitler, en el British Intelligence Service hasta finales de 1941”, trasladándose en 1942 —ya después del ataque de Pearl Harbor— “al Ejército Americano, en el cual sirvo en diversas actividades hasta finales de 1948 en diversos países de América, especialmente en el Caribe”. De 1948 a 1954, afirma, vive en Cuba, “representando a la revista América LA HACIENDA y A FAZENDA, especializada en temas agrícolas de gran envergadura”. (La revista, fundada en 1905, se editaba en Buffalo, Nueva York.)
Cuando Buch escribe “British Intelligence Service” sin duda se refiere al Secret Intelligence Service, es decir la legendaria MI6. ¿Qué labores realizó para los ingleses? ¿Cuál fue la naturaleza de su trabajo posterior para las fuerzas armadas estadounidenses, que se extendieron hasta tres años después del final de la Segunda Guerra Mundial? No queda claro, pero caben hipótesis. Así, la trayectoria que describe Buch resuena con una iniciativa de William Donovan, director de la Office of Strategic Services (OSS, la predecesora directa de la CIA). Antes de la entrada de EE.UU. a la guerra, Donovan fue un enlace importante entre los gobiernos de Franklin Roosevelt y Winston Churchill. El contacto sirvió no solo para montar en Estados Unidos un servicio de espionaje y contraespionaje inspirado en la MI6, sino también para que Estados Unidos diera apoyo a Reino Unido en su lucha contra el fascismo.
Entre otras cosas, Donovan reclutó a un grupo de veteranos estadounidenses de la Guerra Civil Española —comunistas, sí, pero antifascistas y con experiencia bélica— para echar una mano al servicio secreto británico después de que Reino Unido declarara la guerra a Alemania. Una vez que Estados Unidos entró a la guerra, en diciembre de 1941, este proyecto se convirtió en una operación netamente norteamericana, con acciones de espionaje y guerrilla en Europa. Entre los reclutas sabemos que se encontraban ex miembros de la Brigada Lincoln como Milton Wolff, Al Tanz, Bill Aalto y Irving Goff. No parece descabellado suponer que Buch Brage —al que sus compañeros reconocían como un militar extraordinario y que hablaba seis idiomas— fuera reclutado para este programa o un proyecto parecido. También es posible que su trabajo hasta 1948 fuera para no tanto para el Ejército, como mantiene Buch en la nota a su amigo, sino la OSS (que en 1947 se convirtió en CIA).
En el ínterin, Buch se había casado (en octubre de 1940, con Soledad “Sally” Artíguez, que había nacido en España en 1912 y emigrado a EE.UU. en 1919) y tenido tres hijos (Fernando, Luisa y Avelina). Durante sus seis años en Cuba continuó criando palomas, una afición que, como explicaba al mismo amigo, era ancestral: habían tenido palomas su bisabuelo, abuelo y padre. A un amigo le contó que había construido un palomar en Estados Unidos, a mediados de los cuarenta, y que, en Cuba, ganó premios con sus críos. (Al parecer, su excelencia en este campo no se limitaba a la avicultura: el Diario de la Marina reporta que, en noviembre de 1950, un “señor Rafael B. Brage volvió a ganar por cuarta vez consecutiva el premio de mejor raza de bulldog”.)
En Cuba también se volvió a encontrar con Hemingway, a quien había conocido durante la guerra en el Hotel Florida de Madrid. (Curiosamente, en la isla se reunía con el novelista en un bar llamado El Floridita.) En un artículo posterior sobre palomas cubanas se ufana de que sus historias “le sirvieron para sus grandes obras sobre la Guerra Civil Española”. Según Dean Burrier, no es imposible que el personaje de Robert Jordan, protagonista de Por quién doblan, estuviera basado en parte en Buch Brage, que, como Jordan, realizó labores de guerrilla.
A mediados de los 50 Raphael y su familia vuelven a España; lo más probable es que su regreso se produjera en 1954. De todos modos, hay constancia de que su mujer e hijos vuelan de Nueva York a París en marzo de 1953; Raphael toma el avión de Nueva York a Escocia en julio de 1954. Su padre, el fotógrafo, dado por muerto, había vuelto a aparecer después de la Segunda Guerra Mundial. Raphael se había reencontrado con él en Cuba; y Manuel Buch había regresado en barco a España, embarcándose en Nueva York, en marzo de 1953 (tenía 68 años).
Junto con su mujer, hijos y padre, Raphael se establece en Madrid, concretamente en un chalet de Chamartín (Fernández Cancela, 1, Colonia Los Pinares) donde, según sus propios apuntes, se gana la vida trabajando “en cinematografía americana o inglesa”. Colabora en los rodajes de películas como La Caída del Imperio Romano, El Cid, Lawrence de Arabia y Dr. Zhivago, y traba amistad con actores y directores de Hollywood. En el rodaje de El Cid, vuelve a cruzarse con Menéndez Pidal, a quien su padre le había sacado un retrato más de treinta años antes: el filólogo sirve como asesor histórico de los guionistas. (La película se rueda en Peñíscola, Castellón, donde Buch después comprará casa.) En España sigue practicando la cría de palomas. Su fama de experto llega a ser mundial; acumula una biblioteca de más de 3.000 volúmenes sobre el tema y “un fichero de unos 12.000 títulos de libros sobre colombofilia que existen, pero que no poseo”. En los años 80 y 90, Rafael Buch dona fotografías de su padre a instituciones gallegas; el archivo fotográfico se encuentra actualmente en el Museo de Pontevedra. También recupera y vende la casona incautada a su padrastro, el diputado Cornide, en La Coruña.
Raphael Buch Brage, y no Delmer Berg, fue el último brigadista norteamericano en morir. Que este hecho escapara a la atención de los medios en su momento —y de las y los historiadores de la Brigada Lincoln— es menos sorprendente de lo que parece. La leyenda de la Brigada ha sido contada muchas veces; incluso ha inspirado a David Simon a realizar una serie televisiva. Pero casi todas sus versiones se suelen olvidar de los muchos voluntarios norteamericanos cuya ida a España era, en cierto sentido, una vuelta, porque se trataba de inmigrantes españoles y sus descendientes.
Gracias a la labor del Profesor James D. Fernández de la New York University y el periodista Luis Argeo, autores del libro Inmigrantes invisibles y varios documentales sobre el tema, hoy sabemos mucho más de la masiva inmigración española a Norteamérica entre finales del siglo XIX y los años 1920. De hecho, fue en parte gracias a la labor de Fernández y Argeo que Dean Burrier, el maestro de Español que nos ha llevado a Buch Brage, pudo reconectar con su propia ascendencia española: fue en la universidad, en 2009, que descubrió que su abuelo, el valenciano Vicente Sanchis Amades, no solo había emigrado a Estados Unidos en 1923, sino que, 15 años más tarde, había regresado a su país natal para luchar contra el fascismo en la XV Brigada.
Esta participación hispana en la Brigada Lincoln sigue siendo menos conocida de lo que merece. Como afirma el Profesor Fernández, de New York University, un diez por ciento de los voluntarios que partieron desde Estados Unidos tenían apellidos hispanos; había entre ellos cubanos, puertorriqueños, dominicanos… y españoles. En el enorme archivo de la Brigada Lincoln en Nueva York, sin embargo, apenas están representados: son una laguna.
Lagunas, desde luego, también las hay, y grandes, en el relato de Buch Brage. ¿Qué tipo de trabajo realizó durante casi una década para los servicios secretos británicos y estadounidenses? ¿Cómo pudo regresar sin más a la España de Franco un ciudadano estadounidense que había luchado con las fuerzas republicanas, llegando a ser jefe del SIM en la XV Brigada, y cuyo padrastro había sido depurado por el régimen? ¿Le valió su pasaporte americano o, en cambio, las buenas relaciones familiares con la monarquía? (En una carta a una revista colombófila de mediados de los 90, Buch menciona de pasada que ya hizo un viaje a España ¡en 1947! para conseguir ciertas palomas y traérselas a América.) Eso sí, según el Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, tuvo repetidos problemas con Hacienda por morosidad fiscal. En 1960 le fue embargado, para sacar a subasta pública, una lámpara de porcelana; en 1964, un televisor y una nevera. En 1968, se publicó que debía 5.050 pesetas en impuestos.
En 1970, Buch Brage se mudó a Biarritz, aunque no dejó de pasar largas estancias en una urbanización de Peñíscola, donde tenía un chalet. Sally, su mujer, falleció en 1989; su hijo Fernando, en 2003; su hija María Luisa, en 2012. Según relata Dean Burrier, se volvió a casar. Después de la muerte de su segunda esposa, en 2013, ingresó a una residencia en Biarritz. Para entonces —curiosamente, dadas sus posesiones inmobiliarias— parece haberse quedado sin fondos hasta tal punto que el Estado francés se hizo cargo de él. En los cinco años que vivió en la residencia, no recibió ni una visita.
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Créditos
Esta investigación parte del descubrimiento de Dean Burrier Sanchis, cuyo artículo sobre Buch Brage sale en el número de marzo de 2019 de The Volunteer, revista trimestral publicada por los Archivos de la Brigada Abraham Lincoln (ALBA). Además, se han consultado los archivos siguientes: ALBA Collection, The Tamiment Library & Robert F. Wagner Labor Archives, New York University; el archivo de la Internacional Comunista en Moscú (RGASPI); Ancestry.com; la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España; la hemeroteca de La Voz de Galicia.
Imágenes: Harry Randall: Fifteenth International Brigade Photographs ALBA.PHOTO.011, no. 11-0957, marzo de 1938; y no. 11-0189, mayo de 1938. Las imágenes de Manuel Buch provienen de “Fotógrafos coruñeses de principios de siglo XX”, por Julio Franco del Amo. El retrato de Menéndez Pidal sale publicado con crédito de “Foto Buch” en Estampa, 13 de marzo de 1928, p. 16. La foto de los Hermanos Pliego es de Inmigrantes invisibles.
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Sebastiaan Faber
Profesor de Estudios Hispánicos en Oberlin College. Es autor de numerosos libros, el último de ellos 'Exhuming Franco: Spain's second transition'
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