RECAPITULANDO (VII)
Sentido común y castigo
La nueva norma es que la democracia esp es ejemplar, niquelada, la pera, un hito internacional, si bien los extranjeros, glups, no la entienden. Borrell, básicamente, ha hecho eso mismo ante un periodista alemán
Guillem Martínez 30/03/2019
Proceso de retirada de las pancartas con lazos amarillos de la fachada del Palau de la Generalitat.
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EL SENTIDO COMÚN. Un juicio penal no transcurre en el sentido común, por otra parte, un sentido muy poco común, en el que transcurre la ideología más básica y cutre –cuando un político, por ejemplo, alude al sentido común, está vendiéndonos una moto; de su escudería; esta semana, verbigracia y por sentido común, un político ha equiparado el aborto a la decapitación de fetos mayores de 9 meses y menores de 105 años; wala–. Si por sentido común entendemos aquellas reglas cotidianas de la lógica más o menos razonable –yo qué sé, las que afectan a la compra del pan, a la amistad, al amor, al sindicalismo, a la política–, es preciso señalar que mueren, o quedan suspendidas cuando, zas, se inicia un proceso penal, que se debe a sí mismo y a su lógica. Es decir, a lo que dijeron en su día los romanos y Napoleón. Se trata de una lógica aplastante –dentro de sí misma, claro–, pero que puede ser paranormal: Los Miserables empieza con una condena penal lógica, pero salvaje y absurda y desmesurada, a un acusado. Vamos, que con un juicio penal Víctor Hugo ya tiene la mitad de la ficción hecha. Las líneas que siguen, como cada semana, intentarán traducir las últimas tendencias del juicio del procés, en lo que tiene de lógica y de absurdo. Mucho, si pensamos que este juicio nunca debería haberse producido.
FISCALÍA. Fiscalía parece que está acotando la cosa malversación. Pero eso le da como mal rollo, y sigue apostando por la violencia. Es decir, por algo, por ahora, menor que rebelión y sedición. Es decir, parece que apuesta un tanto a la desesperada, reiterando testigos con discursos repetitivos, con poco trayecto y de distinto grosor –exemplum: esta semana ha traído, como testigo, a una mossa, acusada, pero no, de haber transmitido info en abierto sobre la dirección de diversos hoteles con GC–, lo que puede ser un propósito débil, que es el primo hermano del despropósito. Ha sido parada por Marchena en varias ocasiones. Una, en el trance de que una fiscal se pusiera en modo Borrell ante un testigo alemán, al que le recriminó interesarse más por Cat que por Baviera. Ponerse Borrell no mola, y menos en horas de trabajo. Fiscalía, por otra parte, ha recibido una dura –durísima, tal vez determinante– colleja. Desde la prensa, que mola más. Público ha facilitado documentación sobre Baena: el oficial de la GC que inició todos los atestados del pack procés –todos, muy subiditos en la descripción de delitos– posiblemente mintió, al negar, bajo juramento, que fuera suya la cuenta de tuiter Tácito, un nacionalista esp adhoc. Vamos, que todo su testimonio queda salpicado. Queda más salpicado por este otro hecho, que las defensas no pudieron verbalizar del todo, al estar su interrogatorio sometido a la lógica penal, supongo. El fiscal Zaragoza, siendo fiscal de la AN, ordenó a las polis planetarias de Cat, con fecha 5 de noviembre de 2015 –es decir, antes de la declaración del 9N, una resolución parlamentaria, es decir, nada, con la que se dio solemne inicio al procés 2.0–, investigar ya los delitos de rebelión y sedición. No, no es el fin del mundo, sino una investigación prospectiva. Algo legal, pero feo e inusual. Lo normal, salvo en Hungría, Polonia y Corea del Norte, es iniciar las investigaciones cuando se produce el delito, no antes. Este hecho ilustra, glups, un sentido común local. La cosa queda, por ahora, así en el tema violencia: rebelión y sedición no sólo tienen poca densidad probatoria, sino poca credibilidad. Quedan las opciones de grado de tentativa. Esto, en fin, es penal, no lógico, por lo que no se pueden descartar. Tanta lucha, no obstante, por aislar una violencia que no es nada del otro jueves, explicita un sentido común de la fiscalía sumamente inquietante.
ABOGACÍA. Abogacía del Estado sigue buscando su personaje. Ya hay tres personajes en este juicio que no se encuentran a sí mismos. Abogacía, los Avoxgados y Francesc Homs, político que ejerce por primera vez de penalista en su vida, con funciones, logrosZzzz y aportacionesZzzz no muy diferenciadas del pack Vox. En su búsqueda de la cosa sedición, Abogacía ha propuesto una originalidad. Investigar a los votantes del 1O –es decir, a los heridos, los únicos fáciles de identificar, pues durante un tiempo llevaron vendas, tiritas, o les faltaba un ojo–. Ilustrando, con ello, una doble anomalía de la causa. Anomalía a), no es una causa cerrada, por lo que mientras dure el juicio podrá haber ocurrencias como estas, que pueden romper la continuidad de la causa. Esto puede llamar la atención, claro, del TEDH. Anomalía b), Abogacía, con esta propuesta, está hablando de su sentido común. Es decir, está acusando de violencia a los votantes. Es decir, está acusando a los votantes, los únicos que, pase lo que pase en este juicio, no cometieron delito alguno según la lógica penal. Socorro.
MARCHENING. Marchena prosigue –ya no hay vuelta atrás– con lo de los videos. Insisto que con ello no mangonea ningún derecho, pero obstaculiza la percepción de lo ocurrido y la fiabilidad de los testigos. Y da pie, con ello, a la existencia de discursos propagandísticos en el nacionalismo esp y cat. Importante: si bien lo ha dicho en otras ocasiones, esta semana ha sido taxativo con la cosa no-se-tendrán-en-cuenta-los-atestados, sino sólo los testimonios de la sala –que por ahora, salvo en un testigo, son los del sumario, me dicen–. Vete a saber lo que significa eso, pero me atrevo suponer cierta desconfianza ante los atestados que, snif, sólo se podrá verificar con la sentencia: los atestados huelen mal, por lo que se ponen en cuarentena. Tal vez, con esta decisión, se libera al TEDH se oler los atestados, esas joyas. Este juicio que nunca debería haberse celebrado, parte de testimonios del Estado que mienten, y de testimonios de la Gene que mienten. Es decir, parten de un Estado con facilidad para la mentira. Un Estado poco fiable y poco previsible, por tanto. Esa es la parte más flamenca de su sentido común. Un juicio que se adentra en la política de un Estado con esa descripción es sumamente inquietante. Este juicio, de hecho, sólo servirá, en ese sentido, para poder observar nítidamente, y con la sentencia, el sentido común del TS. Y, con la sentencia, los periodistas que hemos seguido este juicio tendremos que mojarnos ante ese sentido común. Mientras tanto, diría, el Tribunal mantiene su neutralidad. Esta semana Marchena ha impedido a la testigo Helena Catt que informara sobre DD. HH. Las defensas han montado el pollo. Pero es preciso señalar que, con esa medida, Marchena evitaba las periciales de inteligencia. Vamos, que un testigo perite sobre temas judiciales no reclamados y que superan el sentido de la causa. ¿Esto es un juicio sobre derechos humanos? Yo diría que no –lean, más abajo, sobre defensas–. En contrapartida, Marchena ha hecho lo mismo, o algo parecido, cuando la fiscal se puso en modo Borrell, y mandó parar a fiscalía cuando intentó tratar como acusada a una testigo. El Tribunal, por otra parte, se ha expuesto a mayores, por no hacer, hace meses, una acción menor: peritar la identidad de la cuenta de tuiter de Tácito. Estas cosas pueden erosionar la fiabilidad del Tribunal. Sin duda, estas cosas, si crecen por gota malaya, despertarán, en su día, la atención de TEDH. Por lo demás, el juicio sigue con los problemas usuales/TEDH cuando no es una causa única. Como la indefensión de los acusados en otra instancia, como es el caso de la intendente Laplana, acusada en la AN, que no se pudo defender esta semana en el TS de las acusaciones de pasar de todo el 20S.
DEFENSA. Me dicen que el abogado Boye se presentó –tras verse que el abogado Cuevillas, no penalista, era un suicidio– en las cárceles, para promocionarse como abogado defensor. Al ser rechazado por los acusados, se rechazó una defensa netamente política. Entendiendo la defensa política como algo más bien mediático, más que sustancial/Mandela. De hecho, la defensa de Puigde, que lleva Boye, es así. No sirvió de mucho en Alemania. Es decir, el tribunal alemán pasó tanto de los argumentos de Llarena –esto es un golpe de Estado que lo flipas–, como de los de la defensa de Puigde –esto es Irlanda que lo flipas–. La inexistencia de Boye en la causa es un indicio severo de que las actuales defensas, si bien aprovechan –no tanta para las defensas de sus clientes, pero sí para la percepción en la sociedad cat del asunto– la cosa defensa política, apuestan por una defensa técnica. Más al turrón en el caso de Melero, tal vez la defensa más efectiva. Por ahora ha conseguido establecer que su cliente –y por extensión, todos–, no aspiraba a nada de lo anunciado a su sociedad, por lo que no hizo nada al respecto, lo que acota los delitos producidos y asumidos a uno, sin pena de cárcel: desobediencia. En el trance de todo ello, se ha evidenciado que los mandos GC/PN no transmitieron las órdenes del TSJC para el 1O, sino sólo la parte hazañas-bélicas, y que los mossos no se plantearon nunca avanzar por otra senda, y ellos los primeros, que no fuera la consti. Todo ello resulta poco épico y edificante, pero reduce la figura de la violencia por un tubo. Sí, queda probada una cosa: el sentido común de los políticos cat/la mentira, pero también el sentido común del Estado/mentir, meter en chirona y llevar a juicio a unos mentirosos/como ellos.
En los 90's y 2000, Euskadi estaba lleno de lacitos constitucionalistas. Y la Junta, mutis
EL SENTIDO COMÚN ESE. Esta semana, 41 senadores franceses se han pronunciado contra el juicio a los políticos cat. Es decir, contra la penalización de la política, esa cosa tan de sentido común por aquí abajo, pero tan aberrante en culturas democráticas con cierta mili. Lesmes, el Presi del CGPJ, ha contestado a los firmantes en modo furia-española-contra-Malta, si bien no tiene potestad para hacerlo, en tanto es un asunto externo. Ha evidenciado, en todo caso, su sentido común: la democracia esp es ejemplar, niquelada, la pera, un hito internacional, si bien los extranjeros, glups, no la entienden. Borrell, básicamente, ha hecho lo mismo ante un periodista televisivo alemán: exhibir un sentido común que no existe en Europa, al menos en su Occidente. Cuando se exhibe ese sentido común, aumenta el carácter reaccionario del sentido común esp, pero muere un gatito en Europa.
LACITOS. Más cosas. La Junta Electoral ha mandado a Torra a fiscalía por lo de los lacitos. Se debe señalar que puede, si bien tiene otros mecanismos, desde la multa a enviar un sereno a retirarlos. Ha optado por la penalización. ¿Torra opta, por comparativa, por la libertad de expresión y los derechos humanos que bla bla bla? Me temo que no. No es la primera vez que, en campaña electoral, hay lacitos en instituciones. En los 90's y 2000, Euskadi estaba lleno de lacitos constitucionalistas. Y la Junta, mutis. Gracias a la parábola vasca sabemos, por tanto, que la Junta Electoral no es ecuánime. Y que lo de Torra y el procesismo se relaciona más con métodos de comunicación del aznarato, y toda aquella basura constitucionalista, democrática, bla-bla-bla, que con la defensa de una democracia que, con esas chorradas, se aplaza a favor de un Gobierno. El sentido común lacito-procesista es, en fin, primo de la derecha esp. Y pretende lo mismo. Comunicar 24 sur 24. Recuerden que el aznarismo fue, en ese sentido, asfixiante.
POR LOS PRESOS Y CONTRA LOS LACITOS. Esta semana he firmado mi autoinculpación a favor de Sánchez y Cuixart en los juzgados de plaza de Castilla. El manifiesto anexo parte de antiguos insumisos, personas que en 12 años, y sufriendo condenas de 2 a 4 años, se pelaron una ley injusta. Han firmado personas que admiro, entre ellas algún Premio Nacional, que siempre mola. Cada uno habrá firmado por lo que habrá querido. Les explico, brevemente, mi meditación. He firmado por los miembros de las dos asociaciones porque creo que, si bien eran organizaciones progubernamentales, se puede acotar con ellas la libertad de asociación, manifestación y protesta. Me he autoinculpado para demostrar que si alguien cree que la preventiva es injusta, puede hacer cosas para visualizarlo, sin recurrir a símbolos gubernamentales, como el lacito de los XXXXXXX. Encuentro injusto este juicio –esa percepción me obliga a observarlo con microscopio, no con telescopio–, en el que unos políticos que mintieron a su sociedad –algo que no es delito, sino un hispanismo– se enfrentan a penas desmesuradas por otros cargos. Y creo que lo que hay detrás sólo se soluciona si la sociedad cat habla entre ella, y envía a paseo el sentido común del Estado y del procesismo, sumamente parecidos en su capacidad de amargarte la vida y esquivar el siglo XXI, y únicamente diferenciados por su capacidad de ejercer la represión. Un referéndum –costará; años; desconfíen de los políticos rápidos en esto y lentos en todo lo demás– obligaría a la sociedad cat a hablar sobre ella misma, y al Estado a modificar su sentido común. Por lo demás, seguiré informado de este juicio y del procesismo y del bloody sentido común.
¡Hola! El proceso al Procès arranca en el Supremo y CTXT tira la casa through the window. El relator Guillem Martínez se desplaza tres meses a vivir a Madrid. ¿Nos ayudas a sufragar sus largas y merecidas noches de...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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