PROCESANDO EL PROCESO AL PROCÉS (XXV)
Tras Trapero, la oscuridad
El documento ‘Enfocats’ nace en un momento de mal rollete, en el que el procesismo no tiene ninguna idea sobre qué hacer, ni ninguna sobre lo que decir a su afición; es un intento de decir antes que de hacer
Guillem Martínez Madrid , 2/04/2019
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EN FORMA. Este finde, D'Ors me dijo: “Son las 7 de la tarde. A las 7 de la tarde, en Madrid, o haces una conferencia, o te la hacen”. Fueron sus últimas palabras. Se volatilizó y desapareció. Por un error en los servicios mínimos de fantasmas, D'Ors no ha sido relevado por nadie, por lo que ocuparé este espacio inicial de cada crónica, dedicado a explicarles el fantasma de la semana y cómo está de majara, en hablarles de otros espectros que rodean el juicio. Cuando uno explica un espectro, en realidad, si se han fijado, acaba explicando algo sólido. En las últimas horas han pasado tres cosas importantes que, como ya supondrán, se denominan a), b) y c). Es importante que hayan sucedido fuera del juicio, pues demuestran que los conceptos dentro y fuera, en su día explicados y acotados por Epi y por Blas, no tienen una validez estricta en este juicio de una causa abierta, a la que le crecen los enanos.
A) La cosa a) es que El Periódico ha publicado el documento Enfocats, por fin accesible a pequeños y a mayores. Como recordarán, se trata de un PowerPoint encontrado por la GC durante un registro en el pack Economía. El documento es importante para la Fiscalía y para varios testigos de la GC, en tanto supone un plan infalible para la consecución de un Estado. Vamos, que había plan, que era infalible, que esto era una rebelión y que suerte del periodismo perspicaz que lo denunció, de los políticos que, en su sabiduría preclara, mandaron parar, y de las policías que siempre están al quite, como Spiderman, que si no, este año la República Catalana podría haber ganado Eurovisión con un tema de Lluís Llach, poniendo con ello en peligro la frágil capa de ozono. Bueno. Aquí tienen el documento Enfocats. Se lo sitúo en el tiempo/espacio, y les explico su posible sentido original, que es lo que hacen los filólogos –y lo que debería hacer la parte que presenta un documento en un juicio –. Por lo que veo, el docu es posterior a 2015 –momento en el que el procesismo se presenta a elecciones proponiendo la indepe en 18 meses; ni 17, ni 19; unos genios–, y anterior a la primavera de 2016 –cuando se empieza a fijar la idea de que de indepe en 18 meses si eso ya tal, que mejor volvemos a hacer un referéndum, que no nos lo dejen hacer, y que volvamos, yupi, a convocar elecciones–. Vamos, que el documento nace en un momento de mal rollete, en el que el procesismo no tiene ninguna idea sobre qué hacer –lo que no es una novedad–, ni ninguna –y esto sí que es novedoso; sólo puede coincidir con las fechas señaladas– sobre lo que decir a su afición. Entiendo, en ese sentido, que el documento es un intento de decir antes que de hacer. De hecho, si lo observan, está centrado en la comunicación. Es un documento sobre comunicar, sobre levantar la moral. Él mismo es eso. Los trozos –pocos– centrados en política, o en política internacional, forman parte de un decir, o de una manera de decir. No son política. Son un tono a escuchar por el receptor. El receptor, a su vez, no es un receptor cualificado –el procecismo carece de eso, incluso en sus élites; están en este juicio, además de por haber sido invitados por el Estado, por confundir política, realidad y poesía–, que verá el documento en un salón privado de la Guarida del Lobo, sino un grupo de personas que se tragarán un PowerPoint, ese género a medio camino entre el estudio de mercado cutre, y el mensaje optimista de un timador piramidal. El documento, sí, contiene fechas y planes. Si bien ninguno se llevó a cabo. Si esto es una prueba, es que la Fiscalía ya lo ha probado todo, diría.
B) y C). La cosa B). Es que la Fiscalía, aceptando la propuesta del Sindicato Profesional de Policía, ha pedido el empure de diez manifestantes/votantes del 1-O. Hace unos días ya se pronunció en ese sentido la Abogacía del Estado. Vamos, que se está buscando la violencia –la rebelión, la sedición, sus grados de tentativa–, en otras salas, y transformando altercados en calidades mayores. Es decir, salpicando al derecho de manifestación. La cosa C) también es divertida. Habla de la violencia del día 1-O. Vía defensas, se ha pedido al TSJC que explique si mandó parar la violencia policial el día 1-O. Y el TSJC ha contestado que no. Es decir, que alguien mandó sobre la cosa judicial ese día. Ese alguien, por cierto, decidió que GC y PN, visto lo visto, dejaran de darle para el pelo a la parroquia, e hicieran lo que hacían los Mossos, acción por la que algunos acusados en este juicio, y en el de la AN, pueden pringarla.
EL TEMA DEL DÍA. Ese es, precisamente, el tema del día. Hoy viene, entre otros, José Manuel Quintela, jefe de la Brigada Provincial de Información de Catalunya. Básicamente, Quintela se pela lo que en su día señaló Trapero –el testimonio más importante hasta hoy, diría; básicamente, que los Mossos no iban a desobedecer la Consti, y que no lo hicieron en ningún momento–. Ha dicho así que los Mossos no eran fiables, que pasaban, y que incluso espiaron a la PN –hicieron más de 270 comunicaciones informando sobre la ubicación de la poli en BCN para el día 1-O; la poli sabe eso, por otra, parte, porque lo leyó en el Financial Times, o porque, a su vez, espió a los Mossos; importante: en ninguna de esas comunicaciones mosso-mosso se intentó favorecer el referéndum, dice Quintela–. El tono del poli es duro. Y sus dibujos. Melero, no obstante, oscurece el relato de Quintela en su interrogatorio. Oscurecer no es hacer desaparecer, pero es un grado de sombra importante, que puede contrastar con la luminosidad del testimonio de Trapero. Puede ser que con oscurecer haya suficiente, en este ambiente tan oscuro. “La oscuridad es la parte más iluminada de la Justicia y, en general, del mundo”. Me giro a ver quién ha dicho eso. Resulta que es el fantasma de Joan García Oliver, ministro de Justicia del Gobierno de la República en el ínterin 1936-37. Y, en otro orden de cosas, un tipo que decía la palabra ‘mundo’ en cada frase. ¿Qué, sigue el juicio? “De aquella manera. Podríamos haber sido el alma del mundo, pero a estos les dio por decir que queríamos ser Estado. Esto también es la oscuridad esa del mundo que le decía”.
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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