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Si hay partido de liga entre semana y es a las 19.30, ahí estará el Atleti jugando de local. Sucedió hace apenas unas semanas y se repitió ayer. Estupenda hora para que acudan a un estadio en las afueras los aficionados de un equipo cuya masa social es mayoritariamente clase trabajadora. Habrá que  agradecérselo a ese señor gordo con voce di castrato que preside la Liga, afín a la ultraderecha más recalcitrante  y madridista sin complejos. Lo mejor de cada casa. Por cierto, su equipo jugó entonces y jugará hoy a domicilio en ambos casos, a las 21.30h. O’clock.

Entonces tarde invernal de lluvia, frío y visita del Valencia en racha. Además si palmamos el Barça gana la liga sin jugar. Eso al de la voz de pito le interesará menos.

Y en estas condiciones ¿quién va al Metropolitano?. Pues nosotros. Y por ejemplo Koke, Oblak, y el Mono Burgos y los franceses. Y 40.000 más. Miguelito “el Carnes” y Dani “el Pesca” no pueden llegar, están trabajando. Naturalmente.

Atronó el himno del Aleti, seguramente el eco de muchos asientos vacíos ayudara al estruendo. Los primeros quince minutos descubren a un Lemar vibrante, culebrero, un waterpolista que no habíamos conocido. Y también que Oblak puede despejar la bola picuda un par de veces seguidas. Y el sexto gol de Morata en liga, asiste Juanfran, alarga la pata derecha el 22 y celebra el banquillo.

Después del 20 minutos amanece el Valencia, Parejo el más despierto, Santi Mina el más peleón. Rodri sigue dando pases bien, lleva unos 3.000 en este rato. En el 34’ apaga un fuego con mala pinta ante Guedes pero en la jugada siguiente puro Atleti, marca Gameiro tras jugadón de Mina, sombrero a Godín, Savic ni la huele y la maldición italiana se cumple, esa de marcar a tu exequipo. En el Manzanares a Gameiro le llamaban el “paquete de Marlboro”, por su cuerpo cuadrado, por los colores de la camiseta ajustada y por algo más, sospecho.

Descanso con una cerveza en la mano, porque al final tampoco yo he podido llegar al estadio. Lemar sigue a lo suyo, sale del fondo de la piscina, transición rápida, sirve a Griezmann que remata de cabeza como si fuera Joe Jordan, aquel escocés desdentado que dicen metía mas goles con la testa que con las piernas. 2-1.

Savic rasca tobillos y en el 60, tras robo en la zona de creación Soler tiene la suerte de conocer a Oblak, ¡hola buenas tardes!. Paradón. Correa se prepara en la banda, llegan los primeros cambios. Sale por un Filipe Luis repeinado y serio. En el 69, Lemar se pone el albornoz después de su mejor partido y entra Thomas. No Thomas, no Partey dice la parroquia.

Al poco, penal en contra que pita el arbitro con nombre de personaje de Tintín, marca Parejo y hace el bobo en la celebración, señalándose el nombre a la espalda. Pa-re-jo. Muy bien, lo hemos aprendido, te silbaremos más la próxima celebración recordando tu pasado.

Enseguida roza el palo de cabeza Antoine, se encabrona el personal y aumenta el griterío. Barullo en la medular, roba Thomas y Correa dice aquí estoy yo, otro latigazo del argentino al Valencia, como el año pasado. Tremendo golazo. 3-2.

En el 83, cambio tipo Cholo, Morata ovacionado fuera y entra Arias. Simeone quiere que esto se acabe, y nosotros también.

Pero una falta en contra al borde del área que lanzá Gayá acojona al empapado personal, y Sobrino también, ya en el descuento. Simeone anima a grito pelado, agita sus brazos para levantar el ánimo y podría con esos gestos llevar varios aviones a los fingers en el aeropuerto de Heathrow al mismo tiempo. ¡Vamos!

Pues eso mismo, vamos Atleti.

Pí, pí, pí.

Koke y Godín regalan a los muchachos del fondo sus camisetas, la del central con mocos incluidos. Una reliquia.

Lo dicho, no fuimos al estadio. Nos perdimos también los 12 km de Koke, el 83% de pases acertados de Rodri y otra victoria colchonera. Y me he bebido tres cervezas. Menos mal que el Atleti no es de marcadores amplios. El Barça no canta el alirón y el sábado, garbanzo arriba, garbanzo abajo, volveremos al Metropolitano, volveremos otra vez al córner de las flores.