El mentidero
No votes al jefe infiltrado
A Ciudadanos le gusta llamarse a sí mismo “el partido de los autónomos y los emprendedores”, suponemos que para esconder su verdadera identidad, “el partido de la patronal y del IBEX 35”
@Cervantes FAQs 24/05/2019
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Con barba postiza y peluquín, el jefe de una empresa finge otra identidad para adentrarse en las bases de su negocio y observar el trabajo y comportamiento de sus empleados. Esta es la premisa del famoso reality de La Sexta en el que siempre hay un final idéntico: a la hora de revelar la verdad a los trabajadores, el jefe ‘premia’ a los sacrificados y obedientes con regalos como viajes al Caribe o cheques regalo para sus hijos. Con los díscolos... pues hace lo mismo, tras la oportuna reprimenda, eso sí, que uno es jefe pero también tiene su corazoncito. Que no se vuelva a repetir, te obsequio con este curso de formación para que aprendas, pidas perdón, des las gracias y se te caigan las correspondientes lagrimitas que en su casa el espectador derrama al mismo tiempo.
No llamaron al programa El Jefe Magnánimo porque era demasiado canteo, y porque nunca lo protagonizó Amancio Ortega. El magnate de Inditex lleva años haciendo cuantiosas “donaciones” (la última de más de 300 millones de euros) en maquinaria médica contra el cáncer a hospitales públicos del país. Al inicio de la semana, Isa Serra, de Unidas Podemos, criticó la actuación del empresario pues, tal y como declaró primero en la cadena Ser y después en Twitter, “la sanidad pública se debe financiar con impuestos”. A ella se sumaron otros sectores, pero no faltaron las voces del amo que glorificaron a Ortega, como esta irritada diputada de Ciudadanos, María Muñoz:
En su tuit, Muñoz añade al viejo “un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo”, un complejo de Dios castigador, llamando desagradecida a la izquierda por compartir la opinión de la Plataforma en Defensa de la Sanidad Pública: “El sistema sanitario público no debe depender para su funcionamiento de donaciones más o menos altruistas, sino que los recursos deben salir de los impuestos (...) No puede ser que alguien ajeno al sistema decida cuánto y dónde se invierte”, explicaba su portavoz, Marciano Sánchez Baile. Y es que resulta que sí, que el señor Amancio Ortega se cree en disposición de decidir cuánto y dónde invierte, guiándose no por el altruismo (la RAE define el término como “diligencia en procurar el bien ajeno aun a costa del propio”) sino por otro criterio: su puro y duro beneficio.
En Diciembre de 2016, el grupo de Los Verdes/Alianza Libre Europea presentó en el Parlamento Europeo su informe Tax Shopping: Exploring Zara’s Tax Avoidance Business, que literalmente explora el negocio de la elusión de impuestos del dueño de Inditex. Insistimos en la palabra elusión, y no evasión, porque la diferencia es que la primera está dentro de la legalidad pero no deja de ser una triquiñuela conocida como ingeniería fiscal, que tiene como objetivo tributar en otros países en lugar de en España. Como hemos dicho, Ortega no busca el bien ajeno a costa del propio, sino su propio beneficio. Según el informe, en 2014 el grupo Inditex contaba con 363 empresas. De ellas, 261 se dedican a la venta al por menor, y su margen de beneficio no suele ser superior al 5% de media. Las 102 restantes están dedicadas a materia financiera o de gestión de marca, y sus márgenes de beneficio están entre el 20% y el 70% ¿Cómo lo consigue?
Con Suiza en el corazón y España en la muñeca
Este margen de beneficios es tan alto porque Inditex produce en países pobres y vende en ricos. El economista Yago Álvarez Barba lo demuestra muy bien cuando desgrana una por una las empresas pertenecientes a Inditex que se encargan de la gestión de los derechos de las marcas del grupo (ITX MERKEN, con sede en Holanda, e ITX MERKEN (SWISS BRANCH), con sede en Suiza), de las ventas de las tiendas online en algunos grandes países (ITX FASHION LTD, con sede en Irlanda) y de la compra de ropa a los proveedores (ITX TRADE, con sede en Suiza).
Con esta última, Amancio se ahorró solo en 2014 unos 149 millones de euros, al pagar un 7,8% de impuesto de sociedades, cuando ese año en España habría tenido que pagar un 30%. Nuestro país ha rebajado dicho impuesto al 25%, pero al empresario gallego le sigue saliendo más a cuenta tributarlo en un paraíso fiscal, no solo por el ahorro, sino porque Suiza también cuenta con una opacidad que impide conocer los márgenes de beneficio que ITX TRADE gana. Dicha empresa compra la ropa a precios muy bajos a los proveedores en Bangladesh, Turquía o Marruecos, y luego vende esa ropa a precios más altos a filiales de Inditex de otros países.
Por supuesto, el emporio no tardó en contestar al informe de los europarlamentarios con su propia versión. Reproducimos dos detalles de su respuesta aquí:
Es curioso que hablen de transparencia cuando, como hemos señalado, Suiza es un paraíso fiscal con secreto bancario, rebajas a multinacionales, y una opacidad que, hasta donde sabemos, es el antónimo de transparencia. Así que, hecha la ley, hecha la trampa. Es curioso además que contradiga al informe en el tema de los derechos de marca y royalties. El impuesto español que se aplica a esta gestión en España es de un 25%, mientras que en Holanda es de un 15%, y ahí es donde nuestro protagonista tributa dicho impuesto, ya que recordemos que es su empresa ITX MERKEN la encargada de ello. En la respuesta que publicó, al gigante gallego se le olvida mencionar los dos citados países y un tercero, Irlanda, sede de su gestora de las ventas online en países como Estados Unidos, México, Canadá, China, Japón o Corea, ITX FASHION LTD. Los irlandeses fijaron su impuesto de sociedades en un 12,5%, menos de la mitad que el español. En el mismo lugar tributan otras empresas del grupo, como la financiera ZARA FINANCIEN o la compañía de seguros ITX RE.
Ciudadanos de un lugar llamado mundo neoliberal
A un par de días de las elecciones europeas, autonómicas y municipales, a Ciudadanos le gusta llamarse a sí mismo “el partido de los autónomos y los emprendedores”, suponemos que para, al igual que el jefe infiltrado, esconder su verdadera identidad, “el partido de la patronal y del IBEX 35”. Los naranjas halagan al generoso donante privado que busca imponerse en la sanidad pública que todas y todos pagamos con nuestros impuestos, un monto que ascendería a muchísimo más con los millones que él elude. Quizá sea porque los de Rivera proponen medidas como la supresión del impuesto de sucesiones o la bajada de un punto del tipo máximo en el IRPF, dos medidas que ya están aplicando en Andalucía y que ya se ha comprobado que únicamente favorecen a las grandes fortunas.
Una bajada de impuestos, sobre todo a los más ricos, significa una reducción del gasto público, y por tanto una menor presencia del Estado en la sociedad, que es lo que buscan políticos y economistas liberales, además de una equiparación a la baja en los derechos laborales de todos los contratos. Es lo que quieren conseguir con su propuesta del contrato único, un truco de magia cuya realidad es que facilitaría el despido procedente, dejando que una empresa te despida cuando quiera y con menos días de indemnización. Ellos dicen que acabaría con la temporalidad, pero lo cierto es que hay países con un mercado laboral similar a España que no tienen ese contrato y en los que no hay tanta temporalidad como aquí. También proclaman que terminarían las trampas al contratar, pero lo cierto es que la trampa aparecería en el salario, que se volvería aún más precario para que la empresa pudiera pagar los días de despido.
Otra medida estrella (y precaria) de Ciudadanos es el complemento salarial, que al no acompañarse de subida del SMI, deriva en una mera subvención a los empresarios que paguen bajos salarios. O la mochila austríaca, una especie de fondo de inversión propiedad del trabajador pero avalado por el Estado y gestionado por una entidad privada (faltaría más) en el que cada mes se introduce una pequeña parte del salario del empleado. En Austria esto se descuenta de la futura pensión y además sustituye a la indemnización por despido, por lo que al empresario nuevamente le saldrían los despidos gratis. ¿Qué dice, señor Rivera? ¿Que para eso proponen ustedes el bonus malus, un incentivo para las empresas que despidan menos? Parece bastante desmontable: si premias al jefe por no despedir a la gente dejándolo que pague menos impuestos, la pescadilla vuelve a morderse la cola y son nuestros fondos públicos los que pierden.
Amancio está contento. ¿Qué tendrá Amancio? Pues un partido creado por los poderosos destinado a favorecer a los poderosos. Para que esto no manche su imagen, las trampas se disfrazan no con peluquín ni barba postiza, sino con una caridad que busca apelar a los sentimientos en un tema tan hegemónico como la lucha contra el cáncer. Los defensores de Amancio solo ven buena voluntad en el desprendido donativo, y no reparan en que la donación debería ser anónima, ni en que por ejemplo podría estar obligada por ley, como sucedió durante muchos años en Francia, con un impuesto de solidaridad para las grandes fortunas. Es que ni siquiera abren los ojos ante la picaresca fiscal de un empresario que presume de ser español, español, español, pero que, para engordar su cuenta bancaria, prefiere ser suizo, holandés o irlandés. “Si le va bien al jefe le va bien al empleado” es la falacia que nos venden los mismos de siempre con sus nuevas caras. Si le va bien al jefe es porque nuestros derechos y nuestras arcas del Estado se recortan. Pero parece que no importa porque de vez en cuando nos dan como limosna, previa publicidad en los palmeros medios de comunicación, unas espléndidas máquinas (que podrían ser muchísimas más si el rico no se llevara sus impuestos a los citados paraísos), como si de un viaje al Caribe o un cheque regalo se tratara. No votes caridad, no votes al jefe infiltrado.
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