A este ritmo, será imposible que las grandes empresas españolas cumplan con los compromisos adquiridos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el año 2030. Es más, el progreso en este ámbito esta prácticamente estacando, tal y como asegura un informe publicado recientemente por ESADE y la Fundación ‘la Caixa’, que señala que apenas la mitas de las compañías que cotizan en la Bolsa de nuestro país cuentan, 4 años después de la firma de las metas internacionales, con informes de sostenibilidad y de responsabilidad social corporativa. Es decir, que incorporan información no financiera en sus cuentas y memorias societarias.

Esto significa, según los autores, que las estrategias de estas compañías no están avanzando con la suficiente velocidad para lograr imponer una estructura sostenible en sus entramados para la fecha límite prevista por la ONU.

Pero, ¿cuáles son estos objetivos de desarrollo fijados por la organización internacional? Entre otros, los relacionados con el trabajo decente, la innovación, la igualdad, el consumo responsable o la pobreza. También con el cambio climático, precisamente uno de los aspectos sobre los que ha insistido de manera contundente la organización en los últimos meses: según los últimos informes de la ONU sobre este asunto, apenas existe una década de margen para que el calentamiento global no se convierta en un fenómeno irreversible.

Tal y como asegura el documento de ESADE y la Fundación ‘la Caixa’, solo un 37% de las empresas cotizadas españolas cita expresamente alguno de estos ODS en sus informes, lo que apenas representa un aumento del 8% respecto de las cifras del informe del año pasado.

En total, apenas el 55% de las compañías cuenta con documentos concretos centrados en estos asuntos de desarrollo y sostenibilidad, y apenas el 14% –24 de las 129 empresas estudiadas– ofrece suficiente información y transparencia para considerar que han adoptado modelos de gobernanza –ese término tan de los años noventa– sostenibles.

Pese a los decepcionantes datos, la investigación también advierte de ciertas mejoras en la incorporación de determinados ODS por parte de las empresas que cotizan en la Bolsa de nuestro país. Es el caso de las metas sobre cambio climático, cuya presencia en los informes estratégicos no financieros ha crecido 11,6 puntos respecto de la anterior publicación de ESADE y la Caixa. También suben considerablemente las menciones a asuntos relacionados con el crecimiento económico y el trabajo decente, que aumentan algo más de 10 puntos. Mientras, solo la erradicación de la hambruna cuenta con retroceso neto en su presencia en los informes de las compañías.   

En términos de igualdad, los resultados del estudio demuestran la enorme brecha de género que todavía existen en los órganos de gobierno de las grandes empresas españolas. Solo seis de las compañías cotizadas –el 4,5%– tiene al menos un 40% de mujeres en sus consejos de administración. Por su parte, en seis de cada diez empresas la representación femenina no llega al 20%.

Por sectores, las empresas del ámbito tecnológico, del energético y de la construcción son las que tienen un mayor nivel de información no financiera en sus memorias: entre el 70% y el 80% incorporan informes de sostenibilidad o responsabilidad social. En el extremo contrario, apenas cuatro de cada diez compañías de servicios inmobiliarios o de consumo hacen lo propio con sus cuentas y memorias.