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Financiar los servicios públicos o hacer sostenible el sistema de pensiones. Son solo algunos de los argumentos que, diariamente, se escuchan desde el ámbito político o institucional en torno a la creación de empleo. Para ello, organismos como la Unión Europea han llegado a fijar distintos objetivos de ocupación laboral para sus países miembro. En 2020, España debería alcanzar un nivel de empleabilidad del 74% para alcanzar las metas comunitarias. Sin embargo, a cierre de 2018 el país se encuentra todavía a casi siete puntos de los niveles de ocupación recomendados desde Bruselas, con apenas el 67% de la población trabajando, lo que nos sitúa como el cuarto país de la región con una peor tasa en este indicador laboral.
Las cifras suponen, además, que España todavía no ha conseguido recuperar los niveles de empleabilidad que experimentó antes de la crisis. En 2007 y 2008, las tasas de ocupación en el país se situaron en el 69,7% y el 68,5%, respectivamente. Tras un descenso continuada hasta 2013, cuando se tocó fondo con un porcentaje de ocupación del 58,6%, los indicadores comenzaron a mejorar, aunque de forma más lenta que en su caída. Entre 2017 y 2018, la proporción de población empleada ha crecido cerca de 1,5 puntos.
Los datos del portal estadístico comunitario también revelan la tremenda brecha de género que persiste en estos indicadores del mercado laboral. Mientras que seis de cada diez mujeres están trabajando en el país, el ratio de los hombres se eleva por encima del 73%. Esto son, cerca de 12 puntos de diferencia. La desigualdad aumenta todavía más si solo se tienen en cuenta los trabajadores de entre 50 y 64 años. En esas edades, las diferencias entre hombres y mujeres alcanzan los 15 puntos.
Una tendencia que además es común en el conjunto de la Unión Europea: mientras que ellos tienen una tasa de ocupación media del 79% en el conjunto de los veintiocho, solo un 67,4% de las mujeres de la región están ocupadas.
Junto con España, los países de la UE que cuentan con una menor proporción de su población trabajando son Croacia (65,2%), Italia (63%) y Grecia (59,5%). Por el lado contrario, aquellos que consiguen sumar población a su fuerza laboral son Suecia (82,6%), Alemania y República Checa (ambos con el 79,9%).
Según Eurostat, 13 países de la Unión Europea ya han conseguido superar las metas de empleabilidad fijadas desde las instituciones para 2020. El objetivo conjunto de la UE, establecido en el 75%, se encuentra a apenas 1,8 puntos del ratio de empleabilidad actual.
En España, por su parte, no solo las tasas de ocupación no se han conseguido recuperar desde el estallido de la crisis. El empleo que se ha comenzado a crear con la recuperación, a partir de 2013, también se ha caracterizado por estar cada vez más fragmentado. Esto es, por un desdoblamiento de los puestos de trabajo. Según datos del INE, en 2018 España alcanzó su récord histórico de contratos a tiempo parcial, con 2,89 millones de personas trabajando en esta modalidad. La mitad de ellos, además, lo hacen de forma obligada por no encontrar puestos de jornada completa.