DESINVISTIÉNDOSE ENCIMA (II)
Es un proceso constituyente, me temo
Sería deseable que en la campaña electoral, que empezó hace cuatro meses, los partidos hablen sobre qué coalición apoyarán. Diría que no hay otro tema. Al hablar de ello, hablarían de todo
Guillem Martínez Madrid , 25/09/2019
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1- Como recuerda Jordi Amat –el único mamífero, junto a Gerardo Tecé, que se ha leído el libro de Pedro Sánchez, por lo que todos les debemos una copa– en un artículo en The Objective, la hipótesis de un gobierno PSOE-C’s nació en 2015. En aquel año se intentó tímidamente mientras, tímidamente, se tiraba la caña a Podemos. En esta edición, la cosa no ha sido tímida. Hasta el punto de que jamás hubo una negociación con UP en serio. Es más que posible que el último ofrecimiento de pacto a UP por parte de PSOE, en julio, hubiera muerto si UP lo hubiera aceptado. La próxima edición de un pacto con C’s será mucho menos tímida. Es decir, hará mucho ruido.
2- El objeto del deseo de Sánchez es, vamos, una Gran Coalición. No fue posible en 2015 ni en el primer intento de este 2019. No es posible con el PP, que sería lo normal. No lo es con C’s, que sería aún más sencillo. No lo es, en ambos casos, porque falla el máximo común múltiplo. No hay de eso entre los partidos esp. Es decir, una cultura común, que les permita hablar de lo que tienen en común, que es mucho, que es prácticamente todo. Salvo el máximo común múltiplo ese. La cultura política esp reposa en fósiles lejanos, inconfesables e incomprensibles en otras culturas. Es una cultura, por lo mismo, hasta cierto punto balcánica. En el mundo, nadie diferencia un bosnio de un serbio o de un croata. Nosotros sí. Nos basta un vistazo. Usted mismo, ahora mismo, sabe si soy bosnio, serbio o croata. Quizás por ello finalice aquí su lectura. O la prosiga. Spoiler: soy esquimal, me temo.
3- Una Gran Coalición es un intento de solucionar eso. Es establecer, rapidito, sin complicarse mucho la vida, sin que eso impida dormir a un presi de gobi, una cultura en común entre quienes no la tienen y les va la vida –política– en ello. Es un intento de establecer un pacto explícito sobre lo que es el Régimen del 78, tal y como ha quedado desde 2011. Ha quedado, en fin, pajarito. Tanto que, verbigracia, no ha sido posible una Gran Coalición en los últimos dos intentos. Tanto que la Gran Coalición es la única manera de recomponer el asunto.
4- Un gobierno de progreso se enfrentaría –sí o sí, por imperativos del guión– al hecho de subvertir –efectivamente o en modo procés; con leyes firmes, o con ceremonias absurdas, teatrales, inocuas– lo que ha hecho el sistema del 78 para seguir con vida desde 2011. Por el contrario, un gobierno de Gran Coalición culminaría ese proceso constituyente, que no precisa necesariamente de una gran reforma constitucional. No se pierdan, en ese sentido, el punto 13. Es un punto tan triste que llueve.
5- Desde 2011 se ha vivido una deslegitimización y una gran erosión del sistema del 78. El bienestar, imposible por reforma constitucional exprés, ha caído notoriamente –nunca desaparecerá formalmente, diría; siempre habrá, por ejemplo, pensiones, diría; pero diría también que serán ridículas, prescindibles, como el resto del pack de universales, tal y como está el patio–. Ese tipo de cambios no se pueden realizar sin violencia. El Estado ha incumplido su pacto del 78 –sinopsis divertida: sus damos bienestar, y nos quedamos con el resto y, más aún, el rosario de mi madre–. En ese sentido, el Estado han dado un giro autoritario. Para ello ha emitido cambios legislativos, como la Ley Mordaza, como la contra-reforma laboral, como la Ley de Emergencia Nacional –una incógnita por desprecintar–. Se han cambiado roles y percepción en instituciones, como la monarquía –intervencionista, pero sólo en una dirección–, y la justicia –ha asumido las contra-reformas; no ha molestado, en ese trance, al Gobierno, como ha sucedido en USA o UK; ha intensificado una cosmovisión extraña a partir de figuras extrañas e inquietantes, que se han ido colando en el Código Penal, como el delito de odio, destinado a ser un llenapistas cotidiano, me temo–. Conceptos como democracia, rebelión, sedición o terrorismo, que deberían ser nítidos para ser funcionales, se han vuelto muy elásticos. El hecho de que esta semana se haya detenido a un grupo de personas en Cat y se les haya acusado de terrorismo, pero también de rebelión, creo que es un hito, que explica el carácter elástico de uno de los conceptos invocados. O, ya veremos, tal vez de los dos. Es un indicio de que algún día podrás ser acusado de aparcar en doble fila y de rebelión. Es un indicio, vamos, de que la realidad se está estrechando.
6- Esto está sucediendo, en su más o en su menos, en todo el mundo, por otra parte. Lo que no es tranquilizador. Ece Temelkuran en su Cómo perder un país –Anagrama, sale en breve; igual ha salido mientras escribo la letra “a” de la palabra “ya”; cita mucho a Turquía, USA y UK, pero en el trade mark caben Italia, Austria, Polonia y Hungría, y empieza a ser difícil describir a Cat y Esp sin utilizar esos razonamientos, me temo–, explica cómo sin salirse un ápice del Estado de Derecho, se está accediendo a algo que ya no es democracia. Se hace a través de cambios culturales, de percepción –que transcurren en la propaganda– y de cambios legales y judiciales, no tan trascendentales a primera vista. Cat, por ejemplo, está muy avanzada en cambios de percepción, mientras que Esp está muy avanzada en los legales y judiciales. Cat-Eso: cada una es muy buena en lo suyo, diría. Socorro.
7- Una Gran Coalición, una construcción elaborada para jubilar de una vez por todas los cambios de percepción iniciados en 2011 y sus posibilidades es, pues, un ejercicio autoritario. Consiste en que serbios y croatas busquen bosnios, para cerrarles la puerta en las narices. Consiste en cerrar puertas a lo posible, en asumir que aquí no cabemos todos, que algunos somos tan raros que mejor no, y en establecer normalidad en cosas y modos que no son democráticamente normales.
8- A modo de aperitivo, en estos últimos cuatro meses de gobierno provisional y búsqueda de la Gran Coalición por otros medios, lo posible se ha estrechado. Les explico cuatro cambios que hemos vivido. Sutiles. Determinantes. Orientativos hacia lo que se plantea cuando se plantea una Gran Coalición.
9- La propuesta de un candidato a presi de gobi, por parte del rey, es uno de los escasos momentos no refrendados de los que, en principio, dispone el rey. Es, vamos, el rey a palo seco. El rey a palo seco, como demostraba Martín Pallín en un artículo reciente en esta su pantalla amiga, se parece un tanto al rey de bastos, ese palo. No ha apurado el trayecto para proponer un candidato a presi. Y, al no apurarlo, ha dado opciones a la Gran Coalición. El rey, vamos, se ha decantado frente a unas opciones políticas y contra otras. Ha gobernado. Ha asentado un precedente. Es decir, una tradición. Algo preocupante si observamos que no es la primera vez. En 2017 –en un discurso refrendado pero no corregido ni en una coma por parte del Ejecutivo, que en aquel momento estaba a por otras–, el rey limitó las posibilidades de solución a la cosa Cat a ninguna. Ahora, sin refrendo alguno, ha limitado las posibilidades de gobierno a una, no presente en el Congreso. Ha vertebrado ideología. Ha estrechado la realidad. Ha seleccionado sólo una realidad posible.
10- En estos cuatro meses de legislatura, en los que el Congreso ha estado inoperativo dos meses, se han vivido también cambios estructurales en ese biotopo. Se han creado, por ejemplo, las comisiones. Algo que, en este caso, no me atrevería a llamarlo estructural, pero sí sintomático. Es decir, una cámara cuyo grupo parlamentario más numeroso sabía que no habría gobierno ha formalizado un mecanismo, para una parte de sus numerarios, de aumento llamativo de su sueldo durante este periodo entre elecciones, en el que, básicamente, se estaba pelando la pava. Las comisiones, en una no legislatura, son más inútiles que el rabo de una boina, salvo que el rabo de la etc. sea de platino. El cambio estructural –este sí, con todas las letras– ha sido la renuncia a la batalla por la autonomía parlamentaria frente al judicial, durante el juicio al procés. Algo importante en una época en la que el judicial participa en el estrechamiento de la política y de la realidad, vía Fiscalía, y vía sentencias judiciales, que en ocasiones aceptan los planteamientos –lo dicho, elásticos– de la Fiscalía. En esta micro-legislatura ha habido cinco diputados afectados en sus derechos parlamentarios por esa renuncia a la autonomía. Todos de ERC y JxC. Para la próxima ya hay tres, de UP, imputados en delitos elásticos por participar en una protesta obrera. Que se dice rápido. Sin autonomía parlamentaria, el resto del edificio es una broma. La presi del Congreso ha participado activamente en esa broma.
11- En su discurso de investidura, Pedro Sánchez moduló dos zonas temáticas. Una, la refundación de Esp a través de educación y raspberries como para una boda. Algo que, según me explican mis amigos extremeños, es una constante extremeña de cuando Monago, ese hombre que, en sus discurso, fundaba Extremadura. En el centro de Extremadura. Es decir, un elemento propagandístico. El otro tema, programático, estructural, fue la petición –a PP en primera instancia, y a C’s en segunda; no hay más interesados– de una reforma constitucional para garantizar la gobernabilidad. Es decir, un gobierno con el 20% o 30% de los votos en un parlamento multipartidista. Es decir, prolongar por ley lo que las elecciones hace tiempo que no prolongan: el bipartidismo. Carmen Calvo ha prolongado, a su vez, el chiste durante estos meses, trayendo a colación esa reforma. Con ese ir diciendo se cambia y penaliza la perspectiva cultural de un pacto –de izquierdas; los otros no están penalizados–. Se presenta a los nuevos partidos como hechos determinantes, per se, que imposibilitan la creación de gobiernos, y se presentan los gobiernos como algo natural y democráticamente relacionado con la cerrazón’78, que no con otra postura política del Político-Sutra.
12- Estos meses ha ido a tutiplén la cosa España Global. Algo importante, si pensamos que es una institución propagandística, que parece trabajar en el eje de unir el concepto Esp a la cosa 78, a través de una idea de pueblo enfrentado, como siempre, a sus enemigos interiores y exteriores. Es decir, presentar todo lo que no encaje con este estrechamiento del 78 como marginal, no democrático, y alejado de las formas naturales del pueblo y la nación. Sí, las organizaciones cat propagandísticas trabajan más fino y con mayor éxito. Pero, siendo Estado, no son el Estado. Que el Estado, más allá de cuando gobierna PP, apueste por estas instituciones y esta forma de propaganda siglo-XXI-y-años-30-del-siglo-XX es un cambio cualitativo. Y determinante y cargado de futuro, me temo.
13- Es, me temo, importante empezar a ver esos cambios culturales y legales que nos están llevando de narices a una Gran Coalición. Salvo el último de los presentados, no requieren reforma constitucional para plantear otra constitución, pero suponen una suerte de proceso constituyente, en el que estamos enfrascados, a trompicones, con mayor o menor ímpetu, desde 2011. De hecho, este proceso constituyente no pretende una nueva constitución sino, básicamente, dotar de una interpretación rigurosa e inamovible a lo que queda de la Consti del 78. De hecho, ya tenemos otra constitución, otra interpretación. El título territorial no existe, los tramos de bienestar son ya un pitote, y las funciones del rey, del Parlamento y del judicial están cambiando por la vía de los hechos y de, todo lo contrario, la propaganda.
14- Sería deseable que en la próxima campaña electoral, que empezó hace cuatro meses, los partidos hablen sobre qué coalición apoyarán. Diría que no hay otro tema. Al hablar de ello, hablarían de todo esto. Del proceso constituyente mangui y nebuloso e imparable que estamos viviendo. De revertirlo. De fortalecerlo. Me temo que no será así. Ya disponemos de una política estructurada en marcos, algo básico en este tipo de procesos para no ver ni aludir a la realidad.
15- Me temo es, me temo, la alocución más repetida en este articulete. Lo que indica temor.
16- En el próximo articulete les hablo de las dos izquierdas pos15-M que estarán a la greña en las elecciones. No paro de ir a cenar con los protagonistas de la cosa, algo muy costoso cuando ninguno de ellos quiere, snif, cenar contigo/un esquimal.
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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