Fenómenos meteorológicos cada vez más extremos, como la gota fría, o tragedias como los fuertes incendios de Canarias o el reciente derrumbe del vertedero de Zaldibar son solo algunos de los ejemplos más recientes de lo que expertos y organismos llevan tiempo avisando: España, como el resto del mundo, está viviendo una crisis climática y medioambiental cada vez más acuciante. Sin embargo, evidencias y avisos de todo tipo no han parecido bastar para que los gobernantes se tomen en serio esta emergencia y destinen recursos económicos en la lucha para paliar sus efectos. Más bien al contrario: según los datos que ha actualizado durante los últimos días Eurostat, España se encuentra entre los pocos países de la Unión Europea que han reducido su gasto público en protección medioambiental durante los últimos diez años.

Entre 2008 y 2018 la inversión estatal dirigida a partidas como la gestión de residuos o la reducción de la contaminación ha caído más de 320 millones de euros en nuestro país

En concreto, las cifras del portal estadístico comunitario indican que entre 2008 y 2018 la inversión estatal dirigida a partidas como la gestión de residuos o la reducción de la contaminación ha caído más de 320 millones de euros en nuestro país. Esto es, aproximadamente, un 3% menos. Si se compara con las cifras de 2010 y 2011, el descenso es todavía mayor: en esos años, el gasto público en esta materia medioambiental superó los 11.500 millones de euros, mientras que ahora apenas se sitúa por encima de los 10.600 millones. 

Como ha ocurrido con la mayoría de los indicadores de gasto público en España, las cifras de Eurostat constatan que fue durante los peores años de la recesión cuando se impuso la desinversión en las partidas de protección al medio ambiente, con un valle especialmente pronunciado entre los años 2011 y 2013. Sin embargo, y como también es habitual en nuestro país, el último lustro de crecimiento económico no ha servido para recuperar los niveles de gasto que se experimentaba antes de la crisis. 

Así, mientras que en el conjunto de la UE la inversión pública en este ámbito creció en 20.000 millones de euros, España ha tomado el camino contrario y se ha situado en el grupo de nueve países que en la actualidad dedica menos gasto público a la protección climática y del medioambiente que hace una década. Otros países del entorno, por el contrario, han aumentado considerablemente sus partidas, como es el caso de Portugal (+145 millones), Francia (+6.600 millones) o Italia (+2.000 millones). 

Solo la buena situación de partida permite rebajar algo el mal desempeño de nuestro país en este campo, ya que pese al descenso del gasto, España sigue siendo de los países de la Unión Europea que más porcentaje del PIB destinan a la protección medioambiental. Un ratio, eso sí, que es una medición relativa y que además ha permanecido congelado desde 2008. 

La información que ha publicado el portal estadístico europeo también permite explorar, de forma desagregada, las partidas concretas a las que destina España su gasto en protección medioambiental. Una destaca por encima de todas: la gestión de residuos, cuya inversión respecto del gasto público total se sitúa muy por encima de la media de la Unión Europea. 

En el otro extremo, la comparativa regional confirma que España se queda muy atrás en el esfuerzo económico que se destina tanto a la protección de la biodiversidad como, especialmente, a la lucha contra la contaminación. 

Durante los últimos años, la administración pública no ha sido el único sector donde se ha frenado de forma considerable la inversión en materia medioambiental. Según cifras del INE, la industria española redujo un 19,5% –unos 615 millones de euros– su gasto en protección medioambiental entre los años 2008 y 2017, último con datos actualizados. Sobre sus gastos totales, el porcentaje que este sector dedica a la conservación del medio ambiente apenas llega al 0,4%.