DESIGUALDAD LABORAL
La brecha de género, un agujero donde se pierden salarios por valor del 4% del PIB
En 2017, siete de cada diez personas que cobraban el salario mínimo eran mujeres. La administración pública no se libra de la discriminación: la diferencia entre los salarios masculinos y femeninos es del 14%
ctxt 19/02/2020
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No importa si la comparación es sobre sueldos brutos, sobre el número de horas trabajadas o sobre los distintos tipos de contratos laborales. En España –al igual que en el resto de Europa–, las mujeres sufren una discriminación salarial que está teniendo un enorme impacto en su nivel de ingresos y su economía particular, hasta el punto de que cada año dejan de percibir salarios por un valor similar al 4% del PIB nacional (1,2 billones).
Así se desprende del cálculo que ha realizado UGT en un estudio sobre desigualdad laboral en nuestro país, donde se cifra en cerca de 43.500 millones de euros la brecha salarial del 23% que existe entre los sueldos que cobra la fuerza laboral masculina y los que percibe el conjunto de las trabajadoras, que se ven empujadas al escalón retributivo más bajo: en 2017, último año con cifras actualizadas, siete de cada diez personas que cobraba el salario mínimo era mujer.
Estos altísimos niveles de inequidad se explican, según el documento del sindicato, en la doble penalización que sufren las mujeres en el mercado de trabajo: son ellas las que asumen, con mucha mayor frecuencia, la precarización laboral que provoca la temporalidad y las jornadas parciales –una de cada cuatro mujeres trabaja en horario reducido, por el 7,5% de los hombres–. Al mismo tiempo, se enfrentan a una discriminación de origen que mantiene la inequidad salarial independientemente del tipo de contratación y de la extensión de las jornadas laborales.
De esta forma, si se atiende al salario medio por hora trabajada se comprueba que las mujeres ganaron cerca de un 15% menos que los hombres, una brecha que el sindicato traduce en 55 días de trabajo ‘gratuito’ al año.
Lo mismo ocurre si se analizan las diferencias salariales por tipo de contrato: las mujeres con trabajos a jornada completa ganan en nuestro país un 11,5% menos que los hombres que tienen la misma situación contractual. En el caso de las personas con jornadas a tiempo parcial, la diferencia llegaba al 7,7%.
La dinámica se repite en el resto de ocupaciones, incluso en las que están más feminizadas. En el sector sanitario y de servicios sociales, ellas trabajan apenas 2,5 horas menos a la semana que los hombres, pero de media ganan cerca de 10.000 euros anuales menos, lo que supone una brecha salarial de casi el 30%. En la educación, otro sector con una alta representación femenina, la diferencia en los salarios es del 9,20%, mientras que la de las horas trabajadas apenas se queda en el 5,37%.
Según el documento de UGT, ni siquiera el nivel formativo y las tasas de cualificación consiguen corregir los desequilibrios de género. Más bien al contrario: el mercado de trabajo se muestra más exigente con ellas –en 2017 la mitad de las mujeres empleadas en España poseía un título universitario, por el 37,8% de los hombres–, pero son muchas menos las que llegan a puestos gerentes –el 1,8%, frente al 3,2% de los hombres–.
Durante los últimos días, el sindicato, desde su Federación de servicios públicos, ha sacado a la luz otro informe en el que se analiza la brecha de género dentro de las administraciones de nuestro país. Un ámbito que, pese a su función pública y los modelos igualitarios de acceso, no escapa de los roles y estereotipos de género. Según los datos recopilados, la diferencia entre el sueldo de los hombres y mujeres que trabajan para organismos públicos se sitúa en el 14%.
Según UGT, esta brecha encuentra explicación tanto en la desigualdad jerárquica como en el reparto de retribuciones variables: guardias, horas extras o complementos asociados a puestos de responsabilidad que van a parar, principalmente, a los hombres, pese a que las mujeres representan la mayor parte de la fuerza laboral pública (56,2%).
Al igual que ocurre en el conjunto del mercado de trabajo, aquí también son las mujeres las que asumen las peores condiciones de contratación: mientras que entre el personal funcionario existe un equilibrio de género en el número de personas empleadas, las mujeres son mayoritarias entre el personal interino y sufren con mayor asiduidad el empleo temporal.