Yamir Moreno / Director del Instituto BIFI
“Tarde o temprano tendrán que confinar las ciudades para contener la expansión del virus”
Gorka Castillo Madrid , 13/03/2020
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El físico Yamir Moreno (La Habana, 1970) dirige el Instituto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos de la Universidad de Zaragoza (BIFI), el organismo que en estos momentos estudia contrarreloj cómo va a evolucionar el Covid-19 en España para que el sistema sanitario pueda adelantarse a la enfermedad y no colapse. Y lo hace aplicando modelos matemáticos y probabilidades que tratan de anticipar cómo y a qué lugares se dirige el coronavirus. Con un ligero acento cubano tras 24 años residiendo en España, Moreno responde vía telefónica que el tiempo es la clave de toda esta emergencia. “Las cuarentenas y el confinamiento retrasan la aparición del pico de la enfermedad, lo que es muy importante porque nos permitirá adaptar el sistema sanitario a un flujo contagioso dos veces más rápido que la gripe y diez veces más letal”, dice. Las medidas de contención que está implantando el Ministerio de Sanidad dependen ahora de esas proyecciones.
Su función en esta batalla está centrada en predecir la evolución de la pandemia para evitar que el sistema sanitario colapse. ¿Cómo lo hacen?
Utilizamos modelos matemáticos que esencialmente lo que asumen es que el número de nuevos casos varía con el tiempo de una manera proporcional a la población susceptible, al número de infectados que tiene esa población y a un parámetro que caracteriza el virus y a la manera que tenemos de interactuar. El resultado es lo que llamamos el “número básico reproductivo”, es decir, cuántos nuevos infectados de media produce un portador. A este modelo matemático básico también acoplamos datos reales de movilidad, que es lo que te indica cuál es el flujo y cuáles las posibles vías de transmisión.
¿Le sorprende el salto cuantitativo que ha experimentado la enfermedad?
Las medidas de confinamiento, el cierre de colegios, universidades y trabajos no son vacaciones sino que se aplican para que la gente limite al máximo su exposición
La verdad es que no hay nada anormal que no tuviéramos previsto en función de ese modelo del que le hablaba. Estos patrones nos permiten calcular la incidencia del virus en función de su conexión inicial –el número de infectados en un determinado tiempo– y de los parámetros epidemiológicos que tiene. Y lo que nos está diciendo es que, al principio, el Covid-19 siempre muestra un crecimiento muy lento pero de repente entra en una fase, que nosotros llamamos exponencial o explosiva, donde el número de casos crece de manera exponencial. Es decir, dos casos se convierten en cuatro, cuatro en ocho y así sucesivamente. Al principio parecerá poco pero si llega a cien, cien por cien son 10.000 y eso ya es muchísimo. Eso es lo que está pasando aquí. Por eso la intervención es tan importante. De ello, dependerá la evolución del proceso.
El último estudio que han elaborado concluye que reducir la movilidad no servirá para contener el coronavirus porque su avance a nuevas zonas es inevitable. ¿Qué factores pueden determinar, entonces, la evolución de esta pandemia?
Lo que hicimos fue simplemente implementar las medidas aplicadas en otros lugares como China a los datos de movilidad que tenemos. Y a partir de ahí calculamos la incidencia de la enfermedad simulando una reducción de un 90% de los desplazamientos que habitualmente se producen en España, o disminuyendo la transmisibilidad al máximo, es decir, haciendo que la gente se quede en casa o restringiendo el contacto social. Incluso incrementando la detección temprana de casos, que en lugar de cuatro días de espera fuera sólo uno. Y lo que vimos es que la reducción del tráfico y del movimiento no influye en el volumen total de infectados, excepto que retrasa la aparición del pico de la enfermedad, lo que es muy importante porque te permite ganar tiempo para adoptar otro tipo de medidas. Restringir la movilidad sólo tiene efectividad si está acompañada de decisiones complementarias como el aislamiento, etc, porque te permite distribuir en el tiempo la aparición de casos, e incluso bajar su incidencia, y así puedes manejar los recursos del sistema de salud de una manera más eficaz.
Por lo tanto, ¿considera que las cuarentenas y el confinamiento de ciudades enteras como Madrid son las medidas más efectivas para contener el avance del virus?
Sin duda. Aunque entiendo que aplicar este tipo de recomendaciones debe tener en cuenta sus diferentes variables sociales, económicas y políticas, lo que incrementa su complejidad. Yo me limito a analizar la situación en bruto, sin tener en cuenta esos factores, y el resultado confirma que este tipo de medidas reducirán la incidencia del coronavirus y distribuirá los casos en el tiempo.
En su opinión, ¿cuándo deberían adoptar las medidas más drásticas?
Bueno, depende de esos factores políticos, sociales y económicos a los que me refería. No lo sé pero cuanto más se tarde en tomar la decisión de confinar ciudades como Madrid será peor. Repito que las cuarentenas y el confinamiento retrasan la aparición del pico de la enfermedad, lo que es muy importante, porque nos permite adaptar el sistema sanitario a un flujo contagioso dos veces más rápido que la gripe y diez veces más letal. Tarde o temprano tendrán que hacerlo pero como una respuesta continuada.
¿Qué significa “respuesta continuada”?
Pues que si se decide confinar a la población de Madrid no tiene mucho sentido si el resto del país o la gente que vive en el interior de la ciudad quede a su libre albedrío. Debe ser una respuesta a nivel nacional e incluso europea.
¿Qué le parecen las medidas que ha adoptado el Gobierno hasta ahora?
Creo que está haciendo lo correcto. La única duda que tengo es que en algunos casos quizá se está demorando mucho. Cuanto más se tarde en aplicar las medidas, más se alargará en el tiempo. Los cálculos dicen que la situación de emergencia podría extenderse entre cinco y seis meses. De ahí que cuanto más rápido se haga, mucho mejor.
La gripe estacional tiene una mortalidad del 0,1%, entre 400.000 y 650.000 muertos al año en todo el mundo, pero a usted le molesta que se compare con el Covid-19, ¿por qué?
No existe ningún sistema sanitario que esté preparado para esta pandemia. Nadie deja una planta de hospital libre y equipada en previsión de emergencias de esta magnitud. Se opera, no diría al límite, pero sí con un margen de acción reducido
Bueno, no es que me moleste pero es una irrealidad. Cada cual es libre de expresar lo que quiera pero si lo hace en un contexto en el que mucha gente le escucha puede dar pie a confusiones. Aquí hay dos aspectos a destacar. Por un lado, los parámetros epidemiológicos y, por el otro, lo que implica tener la enfermedad. El Covid-19 no es igual que una gripe porque se propaga dos veces más rápido, es decir, produce el doble de casos en el mismo periodo de tiempo, y su tasa de mortalidad estimada es 10 veces mayor. Esto significa que el coronavirus es mucho más peligroso. Respecto a la patología de esta enfermedad es que entre un 5% y un 10% de los afectados requiere hospitalización. La gripe estacional no llega a esos niveles. Y ese es el problema al que nos enfrentamos. Es una sobrecarga para el sistema sanitario. Nadie tiene una planta preparada para recibir de golpe a 100 personas necesitadas de respiración asistida.
¿Cree que la sociedad es consciente del alcance de esta situación?
Creo que no se debe caer en la histeria pero se debe actuar con responsabilidad. Es una enfermedad que tiene cierto peligro pero es curable y su tasa de mortalidad no es tan alta como otros virus similares. El problema que presenta, repito, es que se propaga muy rápido y es relativamente nueva para el desarrollo de retrovirales ni vacuna, que llegarán. Por eso digo que las medidas de confinamiento, el cierre de colegios, universidades y trabajos no son vacaciones sino que se aplican para que la gente limite al máximo su exposición, sobre todo pensando en las personas mayores que son el grupo más vulnerable.
Es una situación inaudita para la sociedad.
Sí, claro. Ten en cuenta que la última pandemia declarada por la OMS se remonta a 2009, la gripe porcina H1N1 gripe A y eso parece que ya nos queda muy lejos. Hubo cierta alarma inicial pero se controló aunque la OMS tardó casi un año en declarar su fin. Una parte positiva de todo esto es que la gente va a concienciarse un poco más sobre el peligro de este tipo de cosas y asume hábitos más higiénicos en su comportamiento. España no es China y, por lo tanto, tenemos que apelar a la responsabilidad individual de seguir estrictamente las recomendaciones que se están dictando.
Usted que analiza el desarrollo de esta enfermedad para preparar al sistema sanitario español, ¿hasta qué punto esta experiencia puede servir para valorar el impacto de los recortes y la importancia de tener un servicio de salud público fuerte?
No puedo hablar mucho de esto porque desconozco la situación de la sanidad pública en las diferentes comunidades autónomas. Pero sí es cierto que se ha recortado personal y esto es algo importante. También se ha reducido el apoyo a la ciencia y la investigación. Creo que después de esta crisis quedará más claro qué papel desempeña la ciencia dentro de una sociedad. También me gustaría decir que no existe ningún sistema sanitario, por muy avanzado que sea, que esté preparado para esta pandemia. Nadie deja una planta de hospital libre y equipada en previsión de emergencias de esta magnitud. Se opera, no diría al límite, pero sí con un margen de acción reducido. Y ese es el problema excepcional que ahora tratamos de paliar. Llega mucha gente a los hospitales en un periodo de tiempo muy corto. En China construyeron varios hospitales nuevos sólo para tratar el coronavirus y, probablemente, ahora los desmontarán. Con esto quiero decir que sin los recortes estaríamos en una situación un poco mejor pero tampoco sería suficiente para aguantar una emergencia de este tipo.
¿España está preparada para lo que está por venir?
No, pero tampoco lo está ningún otro país. Italia tiene un sistema de salud muy parecido a España y lo está sufriendo. Cuando se detectan 1.500 casos de infectados al día y hablamos de que el 10% necesita hospitalización, son 150 personas al día y, además, en la UCI. Es una progresión imposible de sostener. Por eso estamos trabajando para distribuir esa afluencia en el tiempo y que el sistema no colapse. No es lo mismo ingresar 150 enfermos al día que 150 a la semana.
El físico Yamir Moreno (La Habana, 1970) dirige el Instituto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos de la Universidad de Zaragoza (BIFI), el organismo que en estos momentos estudia contrarreloj cómo va a evolucionar el Covid-19 en España para que el sistema sanitario pueda adelantarse a la enfermedad y...
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Gorka Castillo
Es reportero todoterreno.
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