Esenciales. Paola Torres / Limpiadora
“En un hospital somos invisibles, salvo cuando hay que correr”
Mar Calpena 13/04/2020
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Paola Torres lleva 24 años limpiando hospitales. Actualmente desempeña su trabajo en el de San Lorenzo, en Viladecans (Barcelona), a través de la empresa Ndavant, una multiservicio que atiende también colegios, instalaciones deportivas y otros equipamientos. Cada día se viste y se desviste infinidad de veces, aplaca con lejía el rastro de la pandemia, y está ahí ofreciendo un cuidado tan invisible como esencial y peligroso.
¿Son ustedes suficientes?
Nuestra empresa ha contratado gente, pero al principio muchos solo venían un día y no se quedaban. Ahora parece que poco a poco tienen menos miedo. Las tres primeras semanas hemos estado trabajando de lunes a domingo sin descanso, en tres turnos. Somos normalmente una plantilla de treinta personas y ahora rozamos los cincuenta, todos dedicados a limpiar por la Covid: por donde pasa una persona al entrar, cuando lo suben a urgencias… en el box de urgencias había que esperar una hora y cuarto a que saliera, aunque luego cambió el procedimiento. Era imposible llegar a hacerlo todo. Si subían seis personas a planta del hospital, había que hacer todo el circuito seis veces. Cuando se les subía ya iban con ellos las auxiliares limpiando el ascensor con toallitas, pero luego pasábamos nosotros con un desinfectante. Este desinfectante es un líquido muy fuerte que tuvimos que rebajar algo más a los pocos días, porque nos ahogábamos. Con la mascarilla y el líquido estar limpiando una hora entera en una habitación, y eso es lo que se tarda, es complicadísimo. Se limpia absolutamente todo. Lo que no se tira, se limpia… techos, paredes. Y casi todo se tira.
¿Cómo ha sido la contratación?
En un ambulatorio el salario no llega a mil euros. En un hospital, sí, por el plus hospitalario de unos ciento ochenta euros. Si no, 800 y pico, 900
En mi hospital hemos tenido la suerte de que ninguna compañera de limpieza ha dado positivo, pero lo hemos pasado muy mal porque no había material de protección. Ahora les acaban de dar el buzo blanco, pero hasta ahora entraban en las habitaciones con dos batas. Ahora llevan el buzo y las dos batas encima. No había mascarillas, no había nada. ¡Si el hospital no tenía material para los propios sanitario! Cuando íbamos las de la limpieza nos decían “¿dónde vas?”. Cuando vas a hacer cualquier cosa a la habitación de un paciente con Covid-19 te dan un pack: el delantal, la bata, el gorro, la mascarilla… y cuando sales de la habitación todo eso se va a la basura. En un día por paciente se pueden gastar tranquilamente cincuenta packs, entre enfermeras, celadores, médicos, limpieza... Y todo se tira. La gente no se da cuenta de la cantidad de material que se necesita.
¿Cómo es el ambiente que se vive?
La gente está muy nerviosa. Asumes que es tu trabajo, que tendrás miedo cuando llegues a casa por tu familia, y como temes estar enfermo sin síntomas guardas distancia con ellos. No doy besos, no acaricio a mi hija, no le doy una caricia a mi marido… Estas primeras semanas incluso salíamos llorando de limpiar en las habitaciones… había compañeras que llegaban a casa llorando, porque te encuentras a una persona sola a la que no puedes tocar. A veces intentan hablarte, pero muchos están tan agotados que no pueden ni hablar. Y muchos no tienen contacto con su familia…
¿Qué sueldo tiene una persona que trabaje en la limpieza de un hospital?
En un ambulatorio no llega a mil euros. En un hospital, sí, por el plus hospitalario de unos ciento ochenta euros. Si no, 800 y pico, 900.
¿Les han ofrecido algún extra estos días?
No. Nada. Ni el mínimo detalle. Si no puede ser económicamente, espero que la empresa, al menos el día de mañana, nos lo compense con algunos festivos más. Mis compañeros se han dejado la piel. El alma. Se lo han dejado todo. Gente que venía el domingo a trabajar diciendo “venga, que tenemos que sacar esto adelante como sea”, cuando aún no habían aumentado la plantilla. Toda la plantilla concentrada donde estaban los pacientes de Covid. ¡Y la ansiedad! Vístete, desvístete, corriendo… Cierto es que cuando pedimos que se contratara a gente lo hicieron, pero mucha gente no volvía más. El marido las presionaba, por miedo. A una chica le dijeron que si volvía no la dejarían ver a sus hijas.
¿Se han sentido valorados?
Espero que nuestra empresa nos lo reconozca, aunque no sea económicamente, y aquí hablo como persona del comité de empresa. El jefe de servicio sí nos lo ha reconocido. Nos ha dado las gracias, y nos ha dicho que tiene miedo de lo que pase en el futuro, si la gente empieza a caer, sea por depresión, por agotamiento o por lo que sea. No pedimos ni dinero.
¿Qué piensa cuando se viste para ir a trabajar?
Que espero llegar bien a mi casa y no haber contraído el virus. Piensas en tu familia. Mi marido tiene problemas de pulmón y sé que sería matarlo. Por eso no le dejo ni que me coja la mano. No tienes miedo por ti, sino por lo que te rodea. Tus hijos, tus padres… Conseguir el material ha sido lo peor. Tener que decir “oye, que necesito una mascarilla para trabajar, no para irme de fiesta”. Y el hospital respondernos que nos la tenía que dar nuestra empresa. Pero esto no es así: es material de protección biológica. Mi empresa me facilita lo que puede, pero en la aduana le retuvieron 30.000 mascarillas que habían comprado. Nos las compraron a sabiendas de que no les tocaba a ellos dárnoslas, pero se quedó en la aduana. ¿Si el hospital no nos lo facilita, quién lo va a hacer? En caso de tener que limpiar una tuberculosis, o un VIH, sería el hospital el que nos daría el material de protección. La empresa me ha dado unas gafas de protección, unos zapatos de protección, mi chubasquero, guantes… pero las mascarillas me las tiene que dar el hospital. Y todo se quema cada vez, así que se necesitan cada día.
Conseguir el material ha sido lo peor. Tener que decir “oye, que necesito una mascarilla para trabajar, no para irme de fiesta”. Y el hospital responder que nos la tenía que dar nuestra empresa
Por otra parte, han llegado regalos de parte de tiendas y restaurantes, como pizzas, fruta… Poca gente se acuerda de la gente de limpieza, de decirles “ven, mira, coge un bombón”. No tienen el detalle. Tampoco se acuerdan de las administrativas, de los celadores, del de seguridad o de los de mantenimiento, y todos ellos están corriendo riesgos. Todo el mundo se acuerda de los médicos y enfermeros, pero detrás hay un gran equipo para que ellos puedan trabajar. Los de la lavandería, que es un servicio externo, tampoco paran, porque cada día se tiene que lavar todo. Ya sé que es una chorrada en este contexto, pero me duele que nadie les diga a mis compañeros “entra y coge un trocito de pizza”.
¿Son ustedes invisibles?
Sí. En ese sentido, sí. No lo somos cuando hay que correr. Sí que hay auxiliares, o gente con la que llevas muchos años trabajando, que sí se preocupan de nosotros, pero otros nos ven limpiando las habitaciones de los fallecidos y las altas y son incapaces de decirnos ni “hola”.
¿Qué ha sido lo mejor?
El compañerismo. Tenemos un grupo de whatsapp, y allí nos hemos dado ánimos, también con algunos fallecimientos de familiares. Nos vamos mandando muestras de cariño, nos vamos diciendo que tenemos que salir adelante. En otros hospitales están igual.
¿Y lo peor?
Ver a la gente sola en las habitaciones. Alguna auxiliar nos dice “tú a lo tuyo”. Pero ¿cómo no le vas a acercar el teléfono, o marcárselo, o dejarle hacer una videollamada con el tuyo a alguien que está solo y tan enfermo? Es muy jodido. La gente no es consciente de lo que hay dentro de los hospitales.
¿Se siente representada en los aplausos de las ocho de la noche?
Sí. En mi pueblo, sí. Y además mi hija siempre grita muy alto “¡que va por mi madre!”.
Paola Torres lleva 24 años limpiando hospitales. Actualmente desempeña su trabajo en el de San Lorenzo, en Viladecans (Barcelona), a través de la empresa Ndavant, una multiservicio que atiende también colegios, instalaciones deportivas y otros equipamientos. Cada día se viste y se desviste infinidad de veces,...
Autor >
Mar Calpena
Mar Calpena (Barcelona, 1973) es periodista, pero ha sido también traductora, escritora fantasma, editora de tebeos, quiromasajista y profesora de coctelería, lo cual se explica por la dispersión de sus intereses y por la precariedad del mercado laboral. CTXT.es y CTXT.cat son su campamento base, aunque es posible encontrarla en radios, teles y prensa hablando de gastronomía y/o política, aunque raramente al mismo tiempo.
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí