1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.340 Conseguido 91% Faltan 16.270€

Tribuna

Pandemia securitaria

Es posible que nuestra relación con la crisis sanitaria tenga menos que ver con la solidaridad que con los mandatos de una moral de excepción basada en el miedo, la sumisión a la autoridad y la construcción del otro como amenaza

Pablo Pérez Navarro 4/05/2020

<p>La Guardia Nacional de Maryland (EE.UU.) dirige un vehículo hacia un control de Covid-19.</p>

La Guardia Nacional de Maryland (EE.UU.) dirige un vehículo hacia un control de Covid-19.

Sgt. 1st Class Michael Davis

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Como en las grandes revoluciones, la pandemia impone su propio calendario. De ahí que parezcan tan lejanas las protestas que, desde Hong Kong hasta Chile, pasando por Irán, Italia, Francia, Ecuador, Líbano o Haití, entre otros lugares, atravesaron el globo en 2019, exigiendo democracia, justicia distributiva o ambas cosas a la vez. El contraste entre las multitudes y las calles vacías se extiende como un velo vintage sobre el recuerdo de los levantamientos populares y, también, sobre los estados de excepción declarados para hacerles frente. Torciendo la balanza del lado de los segundos, los estados de emergencia, alarma, calamidad, catástrofe, de sitio y de excepción propiamente dichos han acallado las calles con unos niveles de apoyo social que resultaban impensables, por motivos obvios, hace tan solo unos meses.

La inflación securitaria de la respuesta sanitaria parece estar lejos de haber sido improvisada

Al mismo tiempo, la ubicua presencia de las fuerzas de seguridad nos resulta demasiado familiar, como si no mediaran apenas distancias entre el presente escenario y el de la represión del desorden público. Pensando en esta disonancia, y tomando en serio la tradición de la teoría crítica que, desde Walter Benjamin hasta Jasbir Puar, nos advierte de la vocación de todo estado de excepción por convertirse en norma, cabe preguntar, ¿en qué estado se encuentra la normalización de esta ola global de estados de excepción?  Que la crisis sanitaria ha producido un cambio en la percepción social de la labor de las fuerzas de seguridad en los más variados extremos del espectro político parece evidente, pero ¿queda algún espacio de legitimidad para la pregunta por las relaciones entre la represión de la protesta urbana y la securitización de la salud pública? ¿Son los virus, acaso, contrarrevolucionarios?

Securitización global de la salud

Como primera aproximación, cabe señalar que la inflación securitaria de la respuesta sanitaria parece estar lejos de haber sido improvisada. Así lo sugiere el hecho de que en septiembre de septiembre de 2019 se divulgaran a bombo y platillo las directrices de la Junta de Vigilancia Mundial de la Preparación ante el riesgo de que la liberación por causas naturales, accidentales o deliberadas de un virus respiratorio letal con alta transmisibilidad pudiese segar millones de vidas y frenar la economía mundial hasta en un 5%. Dos meses después, los diferentes gobiernos iniciaban una suerte de competición a la hora de implementar todo tipo de toques de queda, confinamientos obligatorios, y otras respuestas autoritarias a la crisis de la Covid-19. Vaya por delante, en este punto, que hago mía la reflexión de Eve Kosofsky Sedgwick sobre las epistemologías conspiranoicas cuando señalaba la irrelevancia del origen del sida para la crítica de una política institucional que resultaba, por sí misma, inequívocamente genocida. Aunque en este caso, más que la desidia, llame la atención la amplitud de un enfoque punitivista, ampliamente militarizado y refrendado por los mismos gobiernos para los que (dicho sea de paso) la muerte de cerca de un millón de personas al año por el VIH continúa siendo poco menos que irrelevante.

Por supuesto, es posible que la influencia del citado organismo sea secundaria y que se limite a reflejar algo así como un estado general de la respuesta a las crisis sanitarias. Lo que parece innegable es que sus preocupaciones se corresponden bastante bien con un escenario en el que, mientras el ejército estadounidense despliega sus tropas por toda Europa en coordinación con la OMS, la movilidad de pacientes entre países vecinos enfrenta serias limitaciones por falta tanto de recursos materiales como de acuerdos, según los casos. Los diferentes gobiernos, por su parte, parecen haber tenido pocas dificultades en sumarse a un paradigma securitario en el que encuentran una estrategia de compensación, tanto material como simbólica, a las deficiencias de la respuesta sanitaria propiamente dicha. Lo tardío de las medidas implementadas, en particular, parece uno de los principales motores del grado de autoritarismo dirigido contra la población, que contrasta además vivamente con la timidez demostrada a la hora de poner al sector privado al servicio de la salud pública.

Sobre esas premisas, el estado de excepción ha demostrado su capacidad para extender su inhóspita lógica a la relación social, traduciendo las divisiones sociales en diferentes grados de aislamiento, de exposición al riesgo del contagio u otras violencias implícitas en la dimensión territorial de las cuarentenas. No es un problema limitado a regímenes de trayectoria autoritaria como Hungría o Turquía, donde la extensión del estado de alarma se usa ya como arma para limitar a libertad de expresión y perseguir la disidencia política. Tampoco de aquellos que han decidido traspasar los límites de acción de las fuerzas de seguridad, como Filipinas o El Salvador, donde masificar las prisiones o autorizar a las fuerzas de seguridad a disparar a matar forma parte del menú para proteger a la población de los efectos de la pandemia. Por el contrario, las mutaciones del estado de excepción se amoldan con facilidad al paisaje global de las democracias, resituando a los cuerpos en las intersecciones de diferentes regímenes de excepcionalidad racial, de clase, genérica y sexual. Los días alternos en que hombres y mujeres pueden pisar las calles en Perú o Panamá proporcionan un ejemplo gráfico, entre otras cosas, por su manera de poner en riesgo a una parte de la población trans. Resulta igualmente ilustrativa, en este sentido, la situación de los pueblos indígenas y afrodescendientes de América Latina, que hacen frente a la Covid-19 en condiciones de vulnerabilidad que se ven seriamente agravadas por el despliegue de las fuerzas armadas en sus territorios, como han denunciado ya más de cien organizaciones de Ecuador, Colombia, Brasil, Argentina, Chile, Venezuela, México, Uruguay, Guatemala, Paraguay, Haití y Bolivia.

En el caso de España, convertida en uno de los centros de la tormenta sanitaria y, también, de la securitaria, la cuarentena con gastos pagados de las turistas del hotel en Tenerife y el hostigamiento policial y las amenazas de desproporcionadas multas a las familias gitanas en la Rioja marcó el tempode una cuarentena en la que las variables raciales y de clase se adaptan con facilidad a las nuevas coordenadas biopolíticas. Pensemos si no en el contraste entre los vuelos de repatriaciones y las deportaciones tras el cierre de fronteras, así como en las denuncias del incremento de la presión policial en barrios migrantes y periféricos. 

Todo ello a la par que el imperio de la ley mordaza ha encontrado una renovación inesperada de su papel en el ordenamiento del espacio público cuyos efectos, como bien sabemos por años de lucha en las calles, distan de distribuirse homogéneamente en el conjunto de la población. Así, en un contexto de restricciones a la circulación sin parangón en el contexto de las cuarentenas europeas –por cuantía de las sanciones y porque hasta los confinamientos más duros contemplaron siempre alguna posibilidad de desplazamiento en las inmediaciones del domicilio– el Ministerio del Interior ha llegado al límite de recomendar la gradación de las sanciones en función de la actitud más o menos resignada de quien recibe la multas, en una insólita celebración del punitivismo moral de la ley mordaza. Sin olvidar, por último, las inéditas fracturas abiertas durante la escalada entre quienes teletrabajan y quienes lo hicieron fuera de casa y también, en la desescalada, según la posición que ocupen en unos cálculos de distribución de riesgos no exentos de grandes dosis de paternalismo estatal.

Los días alternos en que hombres y mujeres pueden pisar las calles en Perú o Panamá proporcionan un ejemplo gráfico, entre otras cosas, por su manera de poner en riesgo a una parte de la población trans

La lógica belicista ha venido a dotar de un aura de civismo a la estigmatización de diversos colectivos que sufrió en primer lugar la población de origen asiático y de la que el panóptico vecinal para el escrutinio de desplazamientos y actitudes constituye ahora su expresión más sofisticada. A nadie escandaliza ya, como consecuencia, que la policía pueda irrumpir en un domicilio privado donde un grupo de personas se habría reunido para tener sexo mientras que se considera perfectamente legal abandonar el domicilio para congregarse en misa. La ausencia de medidas para mitigar los efectos del arresto domiciliario de la infancia parece igualmente difícil de entender, por su parte, sin tener en cuenta su generalizada percepción como amenaza de transmisión asintomática. Incluso la preocupación por la protección de la tercera edad se ha visto algo más que empañada por la desidia letal de las residencias privadas o las piedras lanzadas contra un autobús que transportaba ancianos a una residencia en La Línea. Poco sorprende, en ese contexto, que se redacten protocolos señalando el valor social de la persona enferma  como criterio de admisión en las unidades de cuidados intensivos, invitando al equipo médico a sumarse a la moral de excepción propia de los estados totalitarios. Si algo define al estado de excepción es, precisamente, la quiebra del principio democrático según el cual todas tenemos el mismo valor social o el derecho, al menos, a ser tratadas como si lo tuviéramos.

El espacio de la protesta

Sería un error ignorar las formas en que el espíritu de cooperación se abre paso, contra viento y marea, en el contexto de crisis. Su rastro resulta evidente en la disposición del personal sanitario a trabajar en condiciones penosas y de riesgo por la falta de recursos, en la producción en red de material sanitario o en la organización vecinal para suplir a unos servicios sociales diezmados por los recortes, por citar solo algunos ejemplos. No obstante, es posible que nuestra relación general con la pandemia tenga mucho menos que ver con la solidaridad que con los mandatos de una moral de excepción basada ante todo en el miedo, la sumisión a la autoridad y la construcción del otro como amenaza. Pensemos si no, para ilustrar este extremo, que la cifra de migrantes muertos en el Mediterráneo desde 2014 supera a la de muertes combinadas por Covid-19 entre España e Italia a finales del mes de marzo, sin que ello pareciera quitarnos demasiado el sueño. El contraste entre nuestra tolerancia ante una respuesta institucional que, en un caso, criminaliza los rescates y, en el otro, extrema las precauciones, no habla demasiado bien de nuestra empatía con la población más vulnerable. Lo hace bien alto, más bien, del imperio de una moral de excepción llamada racismo.

Este último contraste guarda relación, en mi opinión, con una dimensión metafórica de la enfermedad y la muerte que, como explica Susan Sontag al respecto del sida, sobrepasa con creces el campo de lo estrictamente sanitario. En el caso de la Covid-19, la amenaza pandémica se presenta como una guerra contra un mal absoluto, divorciada de cualquier punto de referencia por comparación con otras enfermedades, otras pandemias, otros factores de riesgo y otras tragedias humanitarias. La pedagogía epidemiológica brilla por su ausencia en el discurso mediático, contribuyendo a crear una pura y simple sensación de pánico poco dada al pensamiento crítico y muy favorable al refugio autoritario. Como resultado, lo ominoso de la pandemia cercena nuestra capacidad de pensar que las alternativas sean siquiera posibles, compensando así con creces la pérdida de confianza en las instituciones señalada en las directrices de la referida Junta como obstáculo a superar en periodos de alerta sanitaria.

Sin lugar a dudas la desconfianza existe, hunde sus raíces en el ciclo iniciado por la Primavera Árabe y se extiende hasta levantamientos mucho más recientes. Y parece estar, además, de sobra justificada teniendo en cuenta que la violencia estatal desplegada como respuesta a dichas protestas ha venido a respaldar la multitud de procesos de ajustes, recortes y privatizaciones que conducen al estrecho margen de maniobra con que enfrentamos la presente crisis. En ese sentido, el avance de la agenda neoliberal es el telón de fondo que explica la prolongación de la primacía de lo securitario desde los escenarios de protesta hasta los de pandemia. Dicho de otro modo, el autoritarismo desplegado en la defensa del orden público y la securitización de la salud global forman parte de uno y el mismo estado de excepción, que además se extenderá, previsiblemente, durante un austericidio pos-Covid-19 en el que perderemos, literalmente, la cuenta de las bajas. Mientras dure, discutiremos sobre los medios y las estrategias, sobre la mejor forma de protegernos a nosotras mismas y a las más vulnerables de entre nosotras, sobre cómo articular la condena de la violencia con la urgencia de responder ante ella. La batalla decisiva será, sin embargo, la que libremos para recuperar el espacio de la protesta. 

---------------------------

Pablo Pérez Navarro es filósofo, investigador del Centro de Estudios Sociales (CES) de la Universidad de Coímbra (Portugal) y profesor visitante de Estudios Queer/LGTBI - Género y Sexualidades en la Universidad Federal de Minas Gerais.

Como en las grandes revoluciones, la pandemia impone su propio calendario. De ahí que parezcan tan lejanas las protestas que, desde Hong Kong hasta Chile, pasando por Irán, Italia, Francia, Ecuador, Líbano o Haití, entre otros lugares, atravesaron el globo en 2019, exigiendo democracia, justicia distributiva o...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Pablo Pérez Navarro

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí