Feminismo de clase
Siete tesis sobre la reproducción social y la pandemia
Esta crisis puede, y debe, ser un momento para que la izquierda proponga una agenda concreta que se oriente hacia cómo defender la vida por encima del beneficio, de tal modo que podamos dejar atrás el capitalismo
The Marxist Feminist Collective 6/05/2020
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Tesis 1: El capitalismo prioriza la generación de beneficios frente a la generación de vidas. Queremos darle la vuelta a este principio.
Esta pandemia, y la respuesta que está dando la clase gobernante, ilustra clara y trágicamente la idea central de la teoría de la reproducción social: que la generación de vidas está supeditada a las necesidades de la generación de beneficios.
La capacidad del capitalismo para producir su propia esencia vital (beneficios) depende completamente de la ‘producción’ diaria de los trabajadores. Eso significa que depende de los procesos para generar vida que no puede controlar o dominar de forma total o inmediata. Al mismo tiempo, la lógica de la acumulación necesita que los sueldos y los impuestos que respaldan la generación y conservación de la vida permanezcan tan bajos como sea posible. Esta es la principal contradicción en el seno del capitalismo, que degrada e infravalora precisamente a aquellos que producen una riqueza social de verdad: enfermeras y otros trabajadores de hospital y atención sanitaria, peones agrícolas, obreras en fábricas alimentarias, empleadas de supermercado, repartidores, basureros, profesoras y cuidadoras de niños y personas mayores. Estos son los trabajadores racializados y feminizados que el capitalismo humilla y estigmatiza con bajos salarios y, en ocasiones, con peligrosas condiciones de trabajo. Aun así, la actual pandemia deja muy claro que nuestra sociedad sencillamente no puede sobrevivir sin ellos. La sociedad tampoco puede sobrevivir si las empresas farmacéuticas siguen compitiendo por obtener beneficios y explotando nuestro derecho a seguir vivos. Asimismo, resulta evidente que la “mano invisible del mercado” no podrá implantar y gestionar una infraestructura sanitaria de ámbito planetario como la que necesita la humanidad, tal y como está demostrando la actual pandemia.
Resulta evidente que la “mano invisible del mercado” no podrá implantar y gestionar una infraestructura sanitaria de ámbito planetario como la que necesita la humanidad
Por consiguiente, la emergencia sanitaria está obligando al capital a centrarse en los trabajos vitales y generadores de vida, como, por ejemplo, la asistencia sanitaria, la asistencia social y la producción y distribución alimentaria. Exigimos que esas prioridades se mantengan cuando haya pasado la pandemia y que la educación y otras actividades que propician vida sigan un proceso de desmercantilización y sean accesibles para todo el mundo.
Tesis 2: Los trabajadores en el ámbito de la reproducción social son trabajadores esenciales. Exigimos que se les reconozca como tal para siempre.
Como la mayoría de las empresas fabricantes de productos básicos y faltas de trabajadores ha visto cómo sus ganancias y el valor de sus acciones se precipitaban vertiginosamente, estas se han dado cuenta de que dependen de las organizaciones de personas, de las comunidades, de los hogares y de los individuos. Pero como el capitalismo tiene que dar prioridad a la generación de ganancias antes que a la generación de vidas, esas organizaciones, comunidades, hogares e individuos están escasamente preparados para hacer frente al desafío. No es solo que la Covid-19 haya hecho estragos en los trabajadores sanitarios, del transporte público o de las tiendas de alimentación, en diversos voluntarios comunitarios y en otros, sino que años y años de desmantelamiento de los servicios sociales esenciales, en nombre de la austeridad, han supuesto que las fuerzas de trabajo en el ámbito de la reproducción social sean mucho más pequeñas de lo que solían ser, y también que haya menos organizaciones comunitarias y tengan menos recursos.
Para compensar décadas de desatención, durante esta emergencia muchos Estados y multinacionales capitalistas están alterando sus prioridades, aunque solo de manera parcial y temporal. Están enviando cheques a los hogares, ampliando el seguro de desempleo a los trabajadores precarios, ordenando a los fabricantes de coches que produzcan respiradores. En España, el Estado ha tomado el control de los hospitales privados de forma temporal; en Estados Unidos, las compañías de seguros están renunciando al copago en los test de la Covid-19. Entre otras cosas, esto demuestra lo inmediatamente disponibles y abundantes que son los recursos para satisfacer realmente las necesidades de las personas cuando existe voluntad política.
Exigimos que a los trabajadores de los sectores de reproducción social (enfermeras, limpiadoras de hospital, profesoras, basureros, productores de alimentos y empleadas de supermercado) se les reconozca de forma permanente el servicio esencial que llevan a cabo, y que sus salarios, las prestaciones que reciben y su posición social mejoren para reflejar su importancia en el sustento de la sociedad en su conjunto.
Tesis 3: Rescatemos a las personas, no a los bancos.
Nuestros gobernantes están destinando muchísimos recursos a rescatar a las empresas, con la esperanza de evitar un derrumbe total del valor capitalista. Esos mismos beneficios, recordemos, son los que ha producido la fuerza de trabajo que suministra el trabajo social reproductivo. Los directores ejecutivos de las cadenas de hoteles y restaurantes, de las empresas tecnológicas, de las aerolíneas y de otros sectores están aligerando su plantilla de trabajadores mientras conservan sus, a menudo, exagerados sueldos y bonificaciones. Esto sucede porque el sistema capitalista necesita que la contradicción entre vida y salario siempre se resuelva a favor del capital en lugar de a favor de la vida de las personas.
Exigimos que todos los recursos financieros y paquetes de estímulos se inviertan en los trabajos que propician vida y no en hacer que las empresas capitalistas sigan funcionando.
Tesis 4: Abramos las fronteras y cerremos las cárceles.
Esta pandemia está golpeando duramente a los inmigrantes y a los presos: algunos están atrapados en cárceles o en centros de detención con condiciones higiénicas indecentes y sin recurso sanitario alguno; algunos están indocumentados y sufren en silencio por miedo a buscar ayuda y ser deportados; algunos trabajan en ocupaciones que generan vida (asistencia sanitaria y social, agricultura, etc.) y tienen mayor riesgo de infectarse porque no tienen otra opción que seguir yendo a trabajar (y carecen de los equipos de protección adecuados, o ni siquiera cuentan con ellos); algunos están de camino hacia otros países en búsqueda de sus familias y algunos no pueden abandonar sus países por restricciones de viaje o por sanciones.
Se han multiplicado las informaciones sobre violencia contra mujeres y personas LGBTQ, ya que las víctimas se ven obligadas a permanecer encerradas con parejas o familiares violentos
Pandemia o no, Trump mantendrá las sanciones contra Irán (donde el índice de contagios y fallecimientos está subiendo por las nubes). Ni Trump ni la Unión Europea presionarán tampoco a Israel para que levante las sanciones que arrebatan a los dos millones de personas encerradas en Gaza los suministros médicos que tanto necesitan. Esta diferencia en la respuesta a la pandemia hace uso y refuerza la opresión racista y colonialista que constituye los bajos fondos del capitalismo.
Exigimos que las necesidades de asistencia médica prevalezcan sobre cualquier legislación migratoria, que se libere inmediatamente a los que están encarcelados por la mayoría de delitos y que se propongan sanciones alternativas compasivas para los que están enfermos, y también que se cierren los centros de detención y otras instituciones carcelarias cuyo objetivo es disciplinar en lugar de alimentar la vida.
Tesis 5: La solidaridad es nuestra arma: usémosla contra el capital.
La pandemia ha puesto de manifiesto ante el mundo entero cómo la gente trabajadora siempre sale adelante en situaciones de crisis gracias a toda una amplia y creativa serie de estrategias de supervivencia. Para la mayoría, eso ha significado apoyarse en la familia y en los amigos más inmediatos. Otros, sin embargo, están arreglándoselas gracias a las iniciativas de ayuda mutua. Para las personas sin hogar y para aquellos que la sociedad capitalista ha repudiado como si fueran una carga, la ayuda ha venido de heroicas iniciativas de voluntarios en el ámbito de la reproducción social que están brindándole a los demás nada menos que el derecho a vivir. Numerosos barrios del Reino Unido han creado grupos de Whatsapp para mantenerse en contacto con las personas más vulnerables y ayudarles a conseguir comida y medicinas. Los colegios están enviando cupones de comida a las familias pobres con hijos que reúnen las condiciones para recibir comida gratis. Los bancos de comida y las organizaciones caritativas están viendo cómo los voluntarios aumentan. Los espacios comunes de reproducción social están surgiendo como una necesidad urgente, aunque también hemos aprendido las lecciones del pasado: no permitiremos que los gobiernos capitalistas los utilicen como excusa para eludir sus responsabilidades.
Como feministas socialistas, tenemos que seguir presionando, tenemos que seguir trabajando juntas para reclamar un suministro público de todo lo necesario para que la vida de los seres humanos pueda prosperar. Eso significa desarrollar la solidaridad entre las comunidades que se han visto afectadas de forma distinta y que cuentan con recursos de forma desigual. Eso significa ayudar a los más marginados y defender que los que cuenten con recursos sociales (sindicatos, ONG y organizaciones comunitarias) compartan y ayuden a los que carecen de ellos. Eso significa exigir que el Estado reconozca el trabajo de reproducción social como piedra angular de la existencia social.
Exigimos que los gobiernos aprendan de la gente y reproduzcan con medidas políticas lo que la gente de a pie está haciendo para ayudarse y atenderse los unos a los otros.
Tesis 6: Solidaridad feminista contra la violencia doméstica.
Las medidas de confinamiento que han adoptado la mayoría de los países para contener la propagación de la Covid-19, aunque completamente necesarias, han tenido graves consecuencias para los millones de personas que viven con personas violentas. Durante la pandemia, se han multiplicado las informaciones sobre violencia contra mujeres y personas LGBTQ, ya que las víctimas se ven obligadas a permanecer encerradas con parejas o familiares violentos. Las campañas de quédate en casa no tienen en cuenta la difícil situación del maltrato doméstico, especialmente preocupante en un contexto en el que años de un neoliberalismo galopante han significado que los fondos para refugios y servicios contra la violencia han desaparecido.
Exigimos que los gobiernos den marcha atrás a años de desfinanciación de los servicios contra la violencia y que proporcionen los recursos que necesitan las agencias para operar y para publicitar sus líneas de asistencia.
Tesis 7: Los trabajadores en el ámbito de la reproducción social tenemos poder social. Podemos usarlo para reorganizar la sociedad.
Esta pandemia puede, y debe, ser un momento para que la izquierda proponga una agenda concreta que se oriente hacia cómo defender la vida por encima del beneficio, de tal modo que podamos dejar atrás el capitalismo. Esta pandemia ya nos ha demostrado lo mucho que el capitalismo necesita a los trabajadores del ámbito de la reproducción social, con o sin remuneración, en hospitales, en trabajos de infraestructura, en los hogares y en las comunidades. Que no se nos olvide eso y el poder social que ostentan esos trabajadores. Este el momento de que nosotros, los trabajadores en el ámbito de la de reproducción social, nos concienciemos del poder social que tenemos en nuestros contextos nacionales, en las fronteras que nos separan y en todo el mundo.
Si nosotras paramos, el mundo se para. Esa nueva percepción puede sentar las bases de unas políticas que respeten nuestro trabajo, y también puede sentar las bases de una acción política que desarrolle la infraestructura de una renovada agenda anticapitalista en la que el motor de nuestra sociedad sea generar vidas y no generar beneficios.
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The Marxist Feminist Collective está compuesto por Tithi Bhattacharya, Svenja Bromberg, Angela Dimitrakaki, Sara Farris y Susan Ferguson. Este artículo se publicó originalmente en Spectre.
Traducción de Álvaro San José.
Tesis 1: El capitalismo prioriza la generación de beneficios frente a la generación de vidas. Queremos darle la vuelta a este principio.
Esta pandemia, y la respuesta que está dando la clase gobernante, ilustra clara y trágicamente la idea central de la teoría de la reproducción social:...
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