Se han producido las primeras manifestaciones. En coche. En coche de lujo. Lo que indica que ese tipo de coches son una manifestación de algo. Algo que siempre se manifiesta. Si esto es así, estas no son las primeras manifestaciones. Posiblemente, son las más antiguas. Se iniciaron en el Neolítico, cuando se produjo la desigualdad social, y nacer dejó de ser la única garantía para acceder a todo. Con la desigualdad, nacieron formas de manifestarla. Anillos, collares, casas, esclavos, carruajes y, al final, coches. Objetos que manifiestan desigualdad. Esos objetos convirtieron un paseo, un traslado, ir de un sitio a otro, en protagonizar o sufrir una manifestación. Supusieron no poder dar un paso sin cruzarte con esas manifestaciones ruidosas, ensordecedoras. En un día normal podemos ver decenas, cientos, miles de esas manifestaciones. Las vemos tanto que, como le sucede al sol o al aire, ya no las vemos. Ahora, se han producido las primeras manifestaciones. En coche. En coche de lujo. Sin nosotros. De manera que hemos podido ver objetos que se manifiestan, y que hacía miles de años que dejamos de observar cuando los mirábamos. Por primera vez en miles de años, por tanto, hemos visto objetos que, literalmente, manifiestan el mundo. Hasta que nos volvamos a acostumbrar a no verlos, salir a la calle y ver todos esos objetos que manifiestan una guerra perdida nos romperá los tímpanos. Cuando nos acostumbremos a ellos otra vez, volveremos a ser felices. Y a pensar que no tener objetos que manifiesten algo de nosotros es culpa nuestra, de manera que no tenemos nada a manifestar.